CAPITULO 2 (PARTE 2)

1227 Words
—Su excelencia—Mi relación con Axel Dorset no era nada buena, años atrás habíamos tenido roses que nos habían costado una amistad, sin embargo, la relación estrictamente laboral con su padre no había sido afectados, un duque siempre debía tener contacto con los administradores de los condados en su dominio y para mi padre mi desacuerdo no fue importante. Solía decir: Que las relaciones personales no afecten los negocios, de ser así estarías siendo inmaduro. —Lord Dorset—Para todos fue imperceptible el tono cortante de mis palabras, además dada la manera en la que sus ojos miraban a Lady Campbell lo convertía en mi rival, nadie podría interponerse en mis planes, tenía que ser lo más radical posible para lograr vengarme de esa mujer a como diera lugar. Cuando el hombre de para nada grata presencia de marcho hice acopio de mi oportunidad, intente sonreír de la manera más cordial posible a la “Señorita Campbell”. —Mi lord le presento a mi hija, Ellenor—La chica me dedico una reverencia tomando ambos lados de su pomposo y costoso vestido, tenia muy buen gusto para la ropa y como menciono Timotti en algún momento era alguien que se vería preciosa de la mano de cualquier Lord. Durante toda mi vida había sido un hombre muy neutral, sentía resentimiento era cierto, pero no por ello iba a negar y a hacerme el ciego sobre lo que miraba, eso era justamente lo que estaba pasando ahora, Ellenor poseía una belleza innegable, algo similar pasaba con algunos animales, por fuera eran de colores vivos y bellos, pero al tocarlos eran tan tóxicos que causaban la muerte. —Un placer su excelencia—Ese tono de voz…era peculiar, ni muy chillón como era usual en las mujeres de sociedad, pero tampoco demasiado ronco, era el equilibrio perfecto. Intentaba encontrar errores en ella, errores que evadiendo mis circunstancias me llevaran a encontrar algo malo, mas allá de lo que ya sabía, pero eso fue imposible, parecía ser la perfección hecha mujer por mucho que intentara buscar a simple vista algo que la desacreditara. —El placer es mío, no había conocido a una dama tan hermosa en todo Londres—Ella bajo la mirada avergonzada ante mi cumplido, pero rápidamente la levanto mientras intentaba ahogar una sonrisa llena de lo que parecía ser inocencia. —Permítame decirle excelencia que en una mujer no es solamente necesaria la belleza—Cuando levanto la mirada esos ojos azules me observaron, parecía ser una mujer que decía lo que pensaba sin importar nada— “No hay ningún encanto que iguale la ternura del corazón.” Creo que Jane Austen tenía una excelente razón para pensar eso ¿No lo cree mi lord? No pude evitar sonreír con sinceridad, su comentario me había hecho reír a pesar de las circunstancias, pues aquella mujer poseía una inteligencia sin igual y una perspicacia que me sorprendió. —Al parecer es amante de la literatura inglesa y una fiel amante de las novelas románticas de la señorita Austen—Asintió con la cabeza. —Leer es mi pasatiempo favorito. Por el breve segundo en el cual alejé mis ojos de ella pude darme cuenta de la infinidad de ojos que estaban clavados en nosotros, la mayoría de manera mal educada sin ser discretos. Amante de la lectura, un buen atributo para una mujer, pues la lectura enriquecía la mente y para un hombre como Arthur la inteligencia pesaba mucho a la hora de juzgar a una mujer. —Si me permite señorita Campbell quisiera que me concediera una pieza—Ella me miro por unos segundos para después pronunciar un “Si” lleno de seguridad, sin perder tiempo la lleve al centro del salón donde varias parejas bailaban de manera pausada mientras de manera discreta susurraban diversas palabras que para muchos podían ser interpretadas como declaraciones de amor o palabras de cortejo. Su cintura era estrecha, pensé que cuando coloque mi mano en esa parte sensible de su cuerpo podría causarle incomodidad pero fue todo lo contrario parecía segura de su bailar y su comportamiento y porte al caminar era lo más refinado que había visto en una mujer londinense. —Ahora te entiendo hermano—Pensé, ahora comprendía él porque del amor pasional y profundo de Arthur hacia ella. Tal vez si las cosas hubiesen sido diferentes y me la hubiera topado en alguno de mis viajes a Londres la historia que estaba por comenzar sería otra. La primera parte de mi plan era ganarme su confianza para después pensar bien mi segundo paso. —Excelencia—Su melodiosa voz me saco de mis pensamientos—Después de este baile me iré a casa. Su comentario me causo desconcierto pues hacia unos cuantos minutos que habíamos comenzado la danza. Parecía cómoda por lo que me pareció imposible haberla intimidado de la alguna manera. —Mi madre posiblemente piense que sus intenciones son otras si sigo conversando con usted, no quiero que piense que ella es otra de esas mujeres que buscan casar a sus hijas usando métodos hostiles, así que será mejor que la llevemos a casa antes de que me imagine siendo la próxima Duquesa y ponga a mi padre en una muy mala situación—Dijo con tono divertido provocando que su sonrisa fuese contagiosa, debía admitir que era una mujer sincera, no sería raro si su madre se comenzara a comportar extraño de un momento a otro, desde que asumí el titulo esas situaciones se habían tornado regulares. — ¿Qué pasaría si no fueran solo suposiciones de su madre? —Hora de jugar mis cartas, ella entrecerró sus ojos mientras negaba con la cabeza—Usted me parece muy bella y sagaz. —No tengo la intención de casarme con un duque— ¡¿Qué?! Mi cara anonadada no fue de esperarse, acababa de rechazarme sin siquiera haberlo propuesto—No me mire de esa manera, nunca me ha gustado ser el centro de atención, ese gusto lo tiene mi hermana gemela pero no es mi caso. — ¿Qué quiere decir? —Cuestione de inmediato intentando seguir bailando para no llamar la atención de nadie, ella tardo unos segundos en responder. —Siendo sincera excelencia los hombres y mujeres que asisten a este baile lo hacen con el objetivo de encontrar una pareja pronto, si me solicito un baile es porque de cierta manera considera que puedo ser una buena esposa para usted…—Nunca en mi vida había conocido a una mujer que hablara de esa manera, parecía ir al meollo de manera precisa sin importarle que sus palabras pudieran escandalizarme—Pero no estoy interesada en convertirme en la próxima duquesa de Edimburgo. Cuando termino de susurrar aquellas últimas palabras me dedico una reverencia característica de la finalización del baile, para posteriormente perderse entre el mar de gente, dejándome con la cabeza hecha un lio. La sorpresa no cabía en mi después de que pronunciara esas palabras que sin duda espantarían a cualquier caballero, fue totalmente diferente a cualquier cosa que hubiese esperado, pensaba que se lanzaría en contra de mi al igual que la mayoría de las mujeres, pero eso no ocurrió, más bien fue la que mejor se comportó y la que fue más tajante.
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