Capítulo 4

3235 Words
Sentado en su despacho, Noah tenía los codos recargados en el mesón de su escritorio con sus manos unidas, sus dedos entrelazados y encima de estos, descansaba suavemente su mentón. Tenía que admitirlo, estaba gratamente sorprendido de haber visto a Isaac King bajar del automóvil con los demás, y lo estuvo aún más tras descubrir que se estaría quedando ahí el mismo tiempo que las dos personas que le iban a ayudar permanecerían. No había pensado que tendría otra oportunidad para admirar al joven alfa desde lejos, más de las pocas veces que lo había podido hacer estando en la manada King, por lo que el tenerlo en ese momento en su propia manada era algo sorprendente. Por los gruñidos y la forma de ignorarle siempre que podía, Noah sabía que no era exactamente del agrado del chico, pero… Sentía a su lobo extrañamente feliz de tenerlo ahora ahí con él, a pesar de que nadie había llegado precisamente en el mejor momento. La noche anterior a que sus invitados llegaran, Petra, la mujer que era una espina en su costado, y los cuatro viejos que le seguían, habían intentado infundir temor en los miembros de su manada, asegurando que ninguno de sus invitados se presentaría exactamente con buenas intenciones y que solo deseaban empeorar el problema en sus tierras, en su gente, en vez de ayudarles. Teniendo que dar una reunión a último minuto, Noah había estado hasta la última hora de la noche y al comienzo del nuevo día asegurándole a sus miembros que sus invitados eran buenas personas desinteresadas y que solo deseaban ayudar, jurando que las cosas en el exterior y entre las manadas habían cambiado hace tiempo, pero… Fue difícil de hacerles cambiar de opinión a la gran mayoría. Todos habían tenido un momento difícil bajo el mando de su padre, quien muy parecido al pensamiento de Ángelo King, había encontrado un lugar lo bastante alejado de los humanos y lo había vuelto completamente suyo para comenzar con su manada. Lastimosamente, Darren Lancaster no había resultado ser el mejor líder, padre o pareja. Interesado en sí mismo, a Darren no le importaba otra cosa más que conseguir lo que deseaba bajo cualquier costo y tener siempre la última palabra. Los humanos habían estado estrictamente prohibidos, y cualquier m*****o que hacía contacto con estos eran inmediatamente expulsados de la manada Lancaster luego de por supuesto, recibir un castigo de su propia mano por desobedecer su palabra. Porque su palabra era ley y siempre tenía que ser obedecida. Concentrado en tener simplemente la manada más fuerte, su padre se había puesto especial atención en juntar y aceptar solamente alfas en su mayoría y betas, formando un pequeño grupo con el deseo de conquistar más tierras y manadas. Siendo un alma salvaje, Darren había tenido más de una aventura fuera de la manada, habiéndose establecido o no ya con su pareja, su omega Petra Stone. Por supuesto que nadie le dijo nada al respecto, ni sus miembros ni su propia pareja, hasta que el momento de locura y desenfreno se detuvo y el alfa líder se estableció en Nareta Higg, un pequeño pueblo escondido en las profundidades de un denso y peligroso bosque que quitaría la vida de cualquier humano que entrara sin pensar. Decidiendo entonces que en vez de conseguir más terrenos y poder, prefería tener una manada más grande, finalmente prestó atención a su pareja y obtuvo dos hijos, la pareja de mellizos pequeños y prematuros, quienes no resultaron ser exactamente lo que un hombre como Darren esperaba. Fue entonces que él había entrado en juego, ganándose un lugar y la confianza de Darren por más que molestara a la omega del líder alfa, quien obviamente deseaba que solo sus hijos tuvieran tal poder al lado de su padre, pero siendo ambos omegas, Darren no le había prestado ni la más mínima atención sin siquiera darles la oportunidad. Pero por ser una persona tan fría y despiadada, que no pensaba antes de actuar, que había terminado de aquella forma, muriendo en sus propias manos al no querer rendirse. No, alguien como Darren nunca se habría rendido en una pelea para después tener que aceptar tal humillación. Soltando un suspiro, Noah inclinó su cabeza y apoyó su frente sobre sus manos. Con la muerte del alfa líder, su padre, y los intentos de Petra por hacerlo ver como un mal líder frente a los miembros, ya tenía sus manos llenas como para además tener que lidiar con su extraño… No deseo, pero si curiosidad, no muy sana si reconocía para sí mismo, que significaba para él Isaac King. Oh, él se había percatado del joven alfa la primera vez que había viajado a la manada King, pero con una meta en su mente no había podido prestar mucha atención en el joven que, misteriosamente carecía del fuerte aroma almizclado que caracterizaba a los alfas. Isaac poseía un aroma sin duda, ya que era un cambiaformas alfa, pero le resultaba un poco curioso que fuera más suave que el de los demás, algo parecido a la… Menta y otra cosa que no sabría diferenciar que le daba un toque amargoso. Amargoso. Noah resopló una risa. El día anterior había sido el que más tiempo había logrado pasar junto a Isaac, a pesar de que este pasó la mayoría este ignorándole o soltando comentarios no muy agradables y un poco mordaces que le consiguieron un regaño de su tío Miles. De solo recordar al gruñón chico una sonrisa suave tiraba de los labios de Noah. Si Owen hubiese estado ahí con ellos mientras les mostraba los alrededores y les explicaba las reglas, definitivamente se habría enojado en su nombre ante los comentarios del chico, después de todo el alfa era un amigo muy protector. Lo que era gracioso porque a él no le molestaba mucho ese tipo de comentarios directos y mordaces, no cuando había vivido desde los diez años teniendo que escuchar unos peores y realmente malignos gracias a la pareja del alfa líder, uno de los cuales la mayoría había preferido susurrar a sus espaldas que enfrentarle a la cara. Por lo que, tratar con alguien como Isaac realmente no era nada para él, y se encontraba esperando ansiosamente en realidad el poder hacerlo. Algo en el joven alfa llamaba su atención. Ya fuera por sus ojos esmeralda, sus cejas gruesas y pobladas, el pequeño lunar con una forma similar a un corazón en su mejilla izquierda, sus labios finos, pequeños y firmes, su cuerpo delgado y duro, no lo sabía, pero de una forma extraña se sentía atraído por el chico. Una distracción que ciertamente no necesitaba en ese momento. Echándose hacia atrás, recargó su espalda en el respaldar de su silla de cuero y se apretó el puente de su nariz. Casi podía escuchar las palabras de su mejor amigo en su mente tras enterarse de su interés por el joven alfa, le diría exactamente lo que ya sabía. Innecesario. Molesto. Imposible. Imposible porque ambos eran alfas y a pesar de que el pensamiento de la manada había logrado cambiarlo un poco, era muy difícil sacarlos de las viejas costumbres, por algo todavía no lograba que aceptaran a los humanos. Molesto ya que tenía otras cosas en las cuales pensar y ocuparse. Innecesario, porque al ser ya algo imposible, no había sentido para seguir con ello, aún más cuando, aunque hubiera una oportunidad, Isaac no podría ser considerado como su pareja perfecta, no era un omega, ni su pareja destinada, y no podía darle hijos. Observando la figura de un ave tallada descansando sobre la pequeña mesa de centro, Noah sintió el deseo de tallar algo nuevamente para quitarse un poco el estrés de manejar una manada. Él en realidad no había deseado tomar el liderazgo, pero desde que su padre había estado arruinando completamente la manada y sus hermanastros siendo imposible de tomar el lugar por ser omegas, no le había quedado de otra más que asumir la responsabilidad por el bien de los demás, lo vieran estos o no. Tres golpes en su puerta fue exactamente lo que le detuvo de seguir su deseo de buscar un tronco junto a sus herramientas. —Adelante —accedió y contempló como una de las dobles puertas de madera tallada se abría para revelar a su mejor amigo—. ¿Qué sucede ahora? —preguntó al contemplar la seriedad en el rostro de Owen. —En este momento, nada —anunció cruzando la habitación para detenerse frente a él y tomar asiento en una de las sillas delante del escritorio—. Y ese es exactamente el problema. —¿Por qué es un problema que las aguas estén tranquilas? —preguntó con tranquilidad. —Porque nunca lo están —respondió obvio—. Petra y su grupo siempre están agitando a los demás, creando disturbios y disputas ya sea contra de ti o entre los miembros —explicó—. ¿Y lo que sucedió ayer? —bufó—. Realmente extraño. —Ayer no sucedió nada con ella o sus amigos. —Por eso digo que es extraño, después de todos los problemas que te causó un día antes de que tus invitados llegaran, ¿no te parece inusual que no hiciera nada el día en que aparecieron? —expresó. —Lo sé —asintió—. Estuvo ahí cuando llegaron, realmente pensé que dirían algo, pero solo se fueron —recordó. —No me gusta. —Mucho menos a mí —suspiró comprendiendo el mal presentimiento de su amigo. —¿Crees que esté planeando algo contra tus invitados? Isaac vino inmediatamente a la mente de Noah, por su actitud, el chico sería perfecto con el cual Petra querría meterse. Además, si estaba al tanto de que era el hermano menor del alfa líder de otra manada, obviamente querría fastidiarlo para arruinar su comunicación con otros líderes, algo con lo cual había luchado por conseguir. Lastimosamente para ella, no creía que alguien como Isaac cayera tan fácilmente en su juego. —¿De qué sonríes como idiota? —cuestionó Owen algo frustrado—. Esto es importante, concéntrate —chasqueó su lengua. —Lo sé —asintió—. Creo que será mejor que pongas algunos guardias alrededor de nuestros invitados, sabemos que tanto Shane como Jeria vinieron para comprobar las aguas y proteger a los otros invitados, pero siempre es mejor tener a más —explicó—. En especial cuando se trata de alguien como Petra. —Cierto —asintió y le observó con intensidad—. ¿Cuándo te quitarás la espina de tu costado? —cuestionó con seriedad. Noah apoyó su cabeza en el respaldar de la silla mientras cruzaba sus manos sobre su abdomen. —Sabes que no puedo hacer nada contra Petra —anunció tranquilamente—. Puede ser una víbora conmigo, pero su posición como omega del alfa líder es real —le recordó. —Ex alfa líder, ella ya no tiene marido —corrigió—. Y ella solo tiene ese poder de nombre porque tú todavía se lo sigues permitiendo —aclaró. —¿Acaso quieres que encuentre una pareja simplemente para quitarle ese nombre? —alzó una ceja. —No dije exactamente eso, pero es una posibilidad que deberías de considerar —se encogió de hombros. —No saldré con otra persona por el simple hecho de quitarle el nombre a Petra, no sería justo para esa persona ni para mí cuando nuestros compañeros desinados aparecieran —explicó. —¿Cómo sabes que encontraras a tu pareja destinada? Hace años que eso ya no ocurre aquí —le recordó. —Porque solo éramos nosotros, pero ahora que la comunicación se ha abierto con otras manadas, tengo mis expectativas en alto. La manada King era así también y ha crecido desde que se permite que los integrantes de otras manadas viajen a su pueblo para conocerse —expresó. —Está bien, puedo ver por qué mantendrías esperanza, pero aún falta mucho para que los miembros de la manada acepten a los humanos, y con Petra llenando su mente de mierda respecto a cada una de tus decisiones, es un poco difícil que eso suceda —indicó levantándose—. Iré a arreglar ahora el otro asunto, no me gusta dejar mucho tiempo solos a esos idiotas —expresó saliendo de la oficina de Noah. Observando los papeles de la venta de cierta parte de su terreno que su padre había hecho precisamente a los humanos a pesar toda la mierda que habló de ellos, Noah soltó un suspiro rendido y finalmente tomó su teléfono y marcó el número de Roman. El líder de la manada Miller también era una opción para llamar, pero desde que la manada King era tan similar a la suya y habían pasado por situaciones similares, sentía un poco más de empatía con el líder Roman que Hayes. —Aquí Roman. —anunció aquella voz grave y baja. —Roman, soy Noah —informó. Escuchó perfectamente como Roman dejaba de escribir algo y se recargaba en su asiento para brindarle toda su atención. —Es bueno que llamaras, tenía la intención de hacerlo en unos minutos más —expresó. —¿Jude llegó bien? —preguntó sin saber por qué otra cosa querría hablarle. —Sí, y me contó que percibió que estabas teniendo problemas nuevamente con los integrantes de tu manada —indicó. —No es nada nuevo, solo Petra que llenó la cabeza de mierda a los miembros infundiéndole temor hacia las intenciones de nuestros invitados, tuve que hablar con la gran mayoría de ellos y asegurarle que no era así —explicó. —Le das mucho poder —reprochó y Noah casi se sintió que estuviera siendo regañado por alguien mucho mayor cuando en realidad ambos estaban bastante cerca en edad. La diferencia era, que Roman realmente tenía madera para ser alfa líder además de su innegable experiencia en todo a diferencia de él. —No es que se lo dé, es que le quedó por el título de ser la pareja del ex alfa líder —se defendió. —Tú eres el alfa líder ahora, tú eres el que ve cuánto poder le da a un m*****o de la manada —observó fríamente. —Está bien, tienes razón —suspiró—. Cambiando de tema ligeramente, había una razón por la cual te llame. —¿Qué hizo Isaac? —¿Isaac? —preguntó—. Oh, no, él no ha hecho nada —aseguró. —¿Entonces? —Encontré los documentos de la venta que hizo mi padre de nuestro terreno y aunque lo leo no puedo entender nada más que fue comprado por los humanos —explicó—. Necesito ver si todo esto es legal, qué parte vendió exactamente y cómo recuperarlo. Aunque no hemos tenido problemas de momento, no quiero que humanos cazadores comiencen a internarse en el bosque o peor aún, que lo destruyan con sus construcciones. —Por ahora envíame fotografías de cada hoja relacionada con la venta, cuando los guardianes que Miller dejó en tu manada se vayan, me envías con ellos el documento para que los pasen a dejar en su camino devuelta —ordenó. —Está bien, puedo hacer eso —asintió a pesar de que no lo pudiera ver—. Gracias. —Envía las fotos ahora —respondió simplemente antes de cortar la llamada. Ordenando cada documento que había encontrado al respecto, tomó fotografías de cada una, asegurándose de que salieran bien y no borrosas para un mejor entendimiento antes de enviárselas todas a Roman. Con eso resuelto, volvió a guardar los documentos en la carpeta y los guardó en el interior de uno de los cajones del escritorio, justo en el cual tenía llave. —Toc. Toc. Toc. ¿Hay alguien? —preguntó una voz que instintivamente le sacó una sonrisa a Noah. —Estoy dentro, pasa —anunció y rodeó su escritorio para dirigirse a los sofás frente a este. Tomando asiento, contemplo como Della Lancaster entraba en su oficina con su largo cabello n***o ondulando tras su espalda. Sus ojos azules se posaron en él y una sonrisa tiro de aquellos bonitos labios rosados. Como era posible que pudiera tener tantos rasgos de su madre como su padre y ser totalmente diferente a ambos era algo de lo cual Noah se seguía preguntando. Y lo mismo pasaba con Henry, el mellizo de Della. —Hey, pensé que ya habrías salido a dar una vuelta como acostumbras —expresó cerrando la puerta detrás de ella antes de dirigirse al sofá amarillo a cuadros frente a Noah. —Estaba arreglando un asunto —contestó—. ¿Y tú? Los labios del alfa temblaron en una risa cuando la omega rodó sus ojos dramáticamente y luego fingió derretirse en el sofá. —Henry me tiene harta con su curiosidad por tus invitados, no sé por qué no va a hablar con ellos si tanto quiere saber —refunfuñó. —Porque tu madre le metió en la cabeza, al igual que a muchos más, que no son tan buenas personas —le recordó. Della resopló—. Henry es más inteligente, debería de saber que mi madre a veces solo habla mierda de ti porque no tiene nada mejor que hacer. —Cuida tu boca o un día Petra se dará cuenta como hablas a sus espaldas —aconsejó, girando su cabeza hacia la ventana cuando algo percibió por su rabillo del ojo. —No es como si hablara mal de ella con todo el mundo, solo lo hago contigo porque sé que me entenderías —expresó con un encogimiento de hombros—. Además, ella sabe que no la apoyo en sus malas acciones, pero está bien mientras tampoco haga nada en contra de ella —explicó—. ¿Qué? ¿Qué ocurre? —preguntó cuando Noah se levantó repentinamente. —Lo siento Della, pero tendremos que seguir hablando después u otro día —anunció saliendo apresuradamente de su despacho. Saliendo apresuradamente de su casa, Noah tenía el ceño fruncido mientras pensaba en lo que había visto. Haber apreciado al grupo que seguía a Petra caminando en dirección donde estaba la casa que le había dejado a sus invitados no auguraba nada bueno, mucho menos al no haber visto a Petra con ellos. ¿A caso se iban a encontrar con la omega? ¿Petra estaba molestando a sus invitados? ¿Por qué Owen no le había dicho nada de ser así? Cualquiera que fuera el caso, debía de apresurarse en caso de que esos jodidos zorros lograran su propósito el cual obviamente no era muy bueno, sabía muy bien que los demás integrantes no harían nada por cualquiera de sus invitados a pesar de que no estaban apoyando las injusticias, y solo por el hecho de que eran todos unos extraños para ellos. —Hey, ¿qué sucede? —cuestionó su amigo alcanzándolo enseguida tras verlo. —Qué esos idiotas finalmente hicieron un movimiento —espetó con enojo—. ¿Qué está sucediendo aquí? —exclamó tal vez con un gruñido a juzgar los rostros sorprendidos de los cuatro viejos cambiarformas lobos. Y tenía que admitir, que, al encontrarse a Isaac entre ellos, él también había sido sorprendido y no de forma muy precisamente buena.
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