Capítulo 3

3378 Words
Isaac supo el momento exacto en que llegaron al comienzo de los terrenos de los Lancaster. Tal cual le habían indicado, tomaron una salida de la carretera principal, una que no tenía señalización alguna que indicara el nombre de un pueblo o ciudad próxima y que estaba bastante solitaria. Pero a medida que avanzaban, el camino pavimentado se cortaba en trozos hasta solo haber uno marcado por la tierra. Y mientras más se internaban con el sol cayendo a sus espaldas, más comenzaban a visualizar un frondoso bosque hasta que llegaron a la entrada de este. Enderezándose cuando el auto finalmente se detuvo, Isaac apagó su tablet y la guardó en su mochila antes de concentrarse en el exterior. —¿De quién es ese auto frente a nosotros? —preguntó con curiosidad. —Debe de ser las personas de la manada Miller —anunció su hermano quitándose el cinturón de seguridad al igual que su acompañante. —¿No debería de haber alguien aquí para guiarnos al interior de la manada? —preguntó mientras observaba a Jude caminar frente al auto y encontrarse con otro tipo de cabello rubio arena acompañado de otro de cabello castaño. —Mira bien el bosque, hijo —indicó simplemente su tío. Obedeciendo, Isaac observó nuevamente a su alrededor, ignorando el camino de tierra y concentrándose en los altos y pequeños arboles que los rodeaban. Sus ojos captaron movimiento y se encontró no con uno, sino que varios animales, y no cualquiera, sino que lobos observándolos escondidos. —¿Están aquí para atacarnos o cuidarnos mientras nos internamos? —bufó. —Si nos hubiesen querido atacar ya lo habrían hecho —respondió Miles. Observando a su hermano, lo siguió con los ojos mientras este terminaba de hablar finalmente y volvía con ellos al interior del auto. —Hay que seguir el camino de tierra, en un momento este desaparecerá y el camino se volverá más pesado porque no está especialmente diseñado para vehículos, pero esos lobos nos guiaran para llegar de manera segura hasta la manada —anunció tras cerrar la puerta. —¿Y dónde está la manada exactamente? —preguntó Isaac mientras su tío echaba a andar el auto nuevamente, comenzando a seguir el que estaba delante de ellos. —En el centro del bosque —respondió—. Ahí es donde nos está esperando Noah Lancaster. Volviendo a recargar su espalda en el asiento, Isaac se concentró mirando a través de la ventana, ignorando los lobos que los estaban escoltando a cada lado mientras avanzaban internándose más en las entrañas del bosque. Y justo como les habían advertido, el viaje se volvió algo agitado cuando de pronto el camino de tierra desapareció y algunos lobos encabezaron el camino, guiándolos por el denso bosque en el que cualquiera se perdería tras pasar la entrada. En un punto, Isaac alzó ambas cejas con sorpresa cuando logró contemplar a lo lejos entre las montañas y árboles una casa en la cual la chimenea expulsaba humo, anunciando que había personas en el interior y que no estaba abandonada como aparentaba estar. Había cierto aire similar al de su pueblo, pero a la vez era muy diferente. Mientras ellos estaban tras pasar el bosque, los Lancaster estaban en medio de este, rodeados de árboles por todos lados al igual que montes y montañas. —Vamos ligeramente en bajada y el suelo está algo húmedo, afírmense, chicos —advirtió Miles mientras al auto se sacudía a su paso. Cuando lo más difícil pasó, el camino se abrió un poco más para su comodidad y finalmente las casas se comenzaron a distinguir más. —No se ven muchas casas —comentó Isaac. —De por sí no es una manada muy grande —le recordó Jude observando atentamente a su alrededor, al igual que los habitantes de la manada. Se detuvieron finalmente en un gran espacio plano que se podría considerar como el centro del pueblo, un casi circulo formado por otras casas construidas por alrededor. Y en medio de este círculo de tierra, se encontraba Noah Lancaster esperándoles con su segundo al mando, Owen Higgins a su costado izquierdo. —Siento que la tensión se puede tocar y cortar con unas simples tijeras —murmuró Isaac. —Será mejor que te comportes —advirtió su hermano mayor antes de abrir la puerta y bajarse junto a los demás. Bufando, Isaac tomó su mochila y lo cruzó sobre su pecho antes de seguirles con toda la tranquilidad del mundo. Supo en el momento exacto en el que Noah Lancaster se percató de su presencia, aquella mirada intensa y a la vez suave se posó sobre él, pero Isaac lo ignoró mientras se acercaba a su tío que estaba hablando con quien suponía eran los miembros de la manada Miller. —Isaac, él es Nolan y será el otro médico que estará ayudando en la investigación —presentó. —Isaac, no soy médico como ustedes, pero seguro de que puedo ayudarles y conseguirles todo lo que necesitan —se presentó estirando su mano y tomando la del hombre contrario. —No te des menos créditos, Miles ya me dijo que eres bueno reconociendo todo tipo de plantas y para qué sirven —expresó con una sonrisa—. Creo que es lo que más vamos a valorar estando aquí —indicó y su mirada recorrió a su alrededor. Siguiéndolo, Isaac pudo decir por qué. En realidad, estaban al medio de un maldito bosque. —El que está hablando con tu hermano y Noah Lancaster es Jeria Nacher y el que se encuentra a su lado es su compañero Shane Klein, ellos nos estarán acompañando por los siguientes días mientras nos acomodamos —explicó. —Sí, creo que no recibiremos precisamente una dulce bienvenida con fiesta incluida —comentó observando las miradas desconfiadas de los cambiaformas que se habían detenido a mirar a los nuevos. —Sí, mi alfa líder me advirtió de esta posible bienvenida —pronunció Nolan torciendo ligeramente sus labios. —Mientras no se metan con nosotros todo está bien —dijo Miles antes de comenzar a caminar para acercarse al grupito que rodeaba a Noah. Reprimiendo cualquier mueca y fingiendo una expresión en blanco y desinteresada que no revelaba nada, Isaac se acercó siguiendo a su tío al igual que el beta llamado Nolan. Y por más que Isaac había estado evitando mirarlo, no pudo hacer otra cosa cuando finalmente estuvo frente de él, siendo lo primero en la que cayó su mirada fue en sus brazos. El alfa vestía una simple camiseta gris manga corta, en los cuales sus malditos bíceps amenazaban con romper la tela al flexionar los brazos. A conjunto estaban unos jeans oscuros y un par de botas de montañas con caña alta a sus pies. Alzando su mirada, Isaac se encontró con unos ojos celeste cristal mirando en su dirección mientras hablaba de algo con los demás a lo cual él no le estaba prestando ni la más mínima atención. Por más que lo odiara, podía sentir como su lobo en su interior se agitaba alegremente ante la vista del alfa, mucho más por estar consiguiendo una mirada de este. Y a la vez, no podía dejar de apreciar el cansancio pintado en cada rasgo de su rostro, con unas notorias ojeras bajo sus ojos. —Sean bienvenidos y aprecio toda su ayuda —alcanzó a escuchar Isaac cuando finalmente le prestó atención a lo que estaban hablando a su alrededor. —¿Podríamos comenzar desempacando nuestras cosas? —pidió su tío Miles—. Mi chico aquí tiene algo de prisa por volver con su pareja antes del anochecer —explicó golpeando el hombro de Jude. —Por supuesto —asintió el alfa líder y observó ambos automóviles grandes—. ¿Solo han traído ropa? —preguntó. —Y todo lo que podríamos necesitar para una investigación —respondió Miles. —Una especie de pequeño laboratorio —apoyó Nolan—. Son máquinas de un poco de cuidado. —El camino desde ahora no está preparado para cualquier clase de automóvil por lo que tendremos que ir caminando hasta la casa en la que se quedarán, ¿pueden transportar todo su equipaje y materiales o necesitan más ayuda? —cuestionó y su mirada viajo nuevamente a Isaac levemente, concentrándose en el bolso que cruzaba el pecho de este. “¿Significa eso que también se va a quedar?” se preguntó Noah con curiosidad, pero por supuesto que no lo expresó. —Con nosotros estaremos bien —anunció Miles luego de observar ambas camionetas—. Solo se trata de nuestro equipaje y la maquinaria. —Entonces, guíanos por favor —pidió Jude y volvió a su auto. Dando media vuelta, Isaac siguió a los demás y bajó su propio equipaje al igual que los demás. —Ves que puedo comportarme cuando quiero —murmuró a su hermano mayor. —No lo observaste directamente ni lo saludaste como se debe al igual que los demás, no te comportaste exactamente —indicó bajando las otras cosas. —¿Qué? ¿Quieres que le hable en verdad? —le observó alzando una ceja, una sonrisa ladina y burlona bailando en sus labios. —No, mantente en silencio si solo vas a lanzar mierda —suspiró cerrando el auto. —A la orden mi capitán —le sonrió divertido antes de comenzar a caminar junto a los demás siendo guiados por el alfa líder, quien también prestó su ayuda cargando algo del equipamiento. Caminando a través del pueblo, Isaac se sintió tan observado mientras avanzaban. Miradas curiosas y resentidas, desconfiadas y llenas de esperanzas estaba recibiendo desde todos lados. Mirando a su alrededor, solo se encontraba con algunos valientes que le seguían sosteniendo la mirada aun después de haber sido descubiertos, sin importarles que sus ojos reflejaran sus sentimientos no precisamente de ser bienvenidos. Otros miembros, esquivaban sus ojos y disimulaban seguir con su trabajo como si nada hubiese pasado. Pero a pesar de ello, la tensión de la cual se había percatado en el auto tras llegar seguía muy presente en todo el lugar. A sus ojos, tampoco pasaba desapercibido como los músculos de la espada de Noah Lancaster se tensaban cuando ciertos miembros de su manada pasaban cerca de ellos. Pasando unas pocas casas hechas con diferentes materiales, pero con el característico toque rural o campestre, se alejaron un poco del centro hasta que se detuvieron en una solitaria casa rodeada de pinos. Esta era de dos pisos, techo rojo, un pequeño porche delantero y una chimenea. —Esa será su casa por el tiempo en el que se queden aquí —anunció Noah subiendo los dos escalones del porche delantero y abriendo la puerta. —Tiene cierto aire de casa embrujada —comentó Isaac observándola—. ¿O son los árboles? —Pensé que era el único que lo sentía así —comentó un hombre castaño y de ojos verdes parado a su lado, admirando la casa—. ¿Si revisamos la chimenea no encontraremos una bruja? —preguntó con burla. Los labios de Isaac se estiraron en una sonrisa burlona. —¿Qué? ¿Me estás diciendo que el interior de la casa está hecha de dulces? —Yo dejé mi rastro para encontrar mi camino de vuelta, no sé tú. —Déjate de ser un idiota, Shane —le gruñó un hombre rubio, un omega indudablemente ante su aroma dulzón. —Y tú de seguirle el juego —advirtió su tío Miles antes de adelantarse. —Pero si solo conversábamos —expresó con inocencia mientras seguía a su tío, dejando sola a la pareja atrás. —Si Shane conversaba contigo algo me dice que tu personalidad no es del todo buena —comentó Nolan. —Pero si yo soy todo un pan de amor, ¿cierto tío? —preguntó entrando en la casa. En respuesta, su tío solo se carcajeó mientras negaba con su cabeza. —Esa es su forma de decir que sí —le explicó a Nolan, quien le sonrió entrando seguido de su tío. Encogiéndose de hombros, Isaac entró y observó el interior con curiosidad. Una pequeña sala de estar a su izquierda con chimenea incluida, una cocina a la derecha y una escalera justo enfrente de la puerta. —Yo escojo cama primero —anunció subiendo antes que nadie, ignorando a los demás que se concentraban en dejar las cosas en la sala de estar. Recorriendo el segundo piso, Isaac se encontró con tres habitaciones bastante similares en decoración y tamaño, junto a un baño. Escogiendo la que creía que era más grande y tenía mejor vista a su parecer, dejó su maleta en la cama junto a su bolso y volvió a bajar. —La última habitación y lejos del baño es mía —proclamó una vez llegó abajo. —Estábamos pensando en transformar la sala de estar en nuestro pequeño laboratorio, ¿qué piensas? —preguntó su tío, logrando que la atención de todos, absolutamente todos, recayera en él. —No vinimos a tontear ni a descansar, una sala de estar es innecesaria —descartó con un encogimiento de hombros. —Esto es lo último que había en la camioneta, tío —informó Jude volviendo a entrar en la casa junto con el segundo al mando del líder Noah—. Ya es hora de irnos —anunció. —Owen, ayúdalos a mover las cosas en esta casa hasta que quede a su gusto —anunció Noah antes de seguir a su hermano fuera de la casa junto a su tío. Acercándose a la entrada, Isaac se recargó en el marco de esta y contempló a su tío despedirse de su hermano mayor. Cuando sus ojos se cruzaron, ambos compartieron un asentimiento de cabeza antes de que Jude se diera vuelta y comenzara a alejarse junto al alfa que lo había acompañado y el alfa líder, Noah. —¿Cuánto tiempo se estarán quedando ustedes? —preguntó Owen logrando que la atención de Isaac volviera al interior de la casa. —Depende del tiempo que nos tengan permitido quedarnos aquí —respondió el omega, Jeria, con un encogimiento de hombros. —Tener más forasteros de lo necesario pone nerviosos a nuestros miembros —expresó. —No es por molestar, pero lo que ocurrió allá afuera era mucho más que nervios porque estemos aquí —indicó Shane. —El alfa líder tiene problemas para controlar a los miembros de su manada, ¿qué esperabas? —indicó acercándose. —¿Y tú eres? —gruñó Owen para nada feliz por su comentario. —Isaac King, el menor de los hermanos King —se presentó con una sonrisa encantadora de la cual Shane resopló ocultando su sonrisa. —Creí que los de la manada King solo iban a enviar a su médico —espetó frunciendo el ceño. —Isaac es el ayudante de Miles, también se queda el mismo periodo de tiempo que nosotros —anunció Nolan—. Bien, hay que sacar los sofás y en cambio necesito dos mesas y tres si es que se puede —planeó impidiendo que Owen contestara cualquier cosa ante la noticia. —El alfa líder no tenía conocimiento de esto —gruñó de igual forma, comenzando a mover las manos como los demás. —Oh, pero estaba seguro de que mi hermano Roman anunció que mi tío venía con su ayudante —canturreó Isaac tomando un extremo del sofá mientras Jeria tomaba el otro. —Eres la clase de persona que se mete con todos, ¿no? —preguntó el omega mientras salían al porche delantero. —Es mi pasatiempo favorito, así como ignorar a la mayoría de las personas que no son de mi interés —contestó—. ¿Lo dejamos aquí? —preguntó bajando el sofá. —Los dos grandes pueden quedar aquí al frente, pero aun sobra uno —anunció Shane. —Veamos si en la parte trasera hay un porche también y lo colocamos ahí —indicó Nolan. —Yo iré a buscar las mesas —resopló Owen dándole una mirada a Isaac antes de retirarse. —¿Por qué siento que no le caigo bien? —expresó divertido. —Creo que el que hablaras así de su alfa líder tocó una fibra sensible en él —comentó Jeria antes de entrar en la casa. Observando como el alfa se retiraba a través del bosque, la diversión abandonó el rostro de Isaac mientras contemplaba que en cambio, su tío y el alfa líder Noah aparecían. —Isaac, el alfa líder nos quiere mostrar a los alrededores, ¿dónde están los demás? —preguntó. —Adentro acomodando lo que será el laboratorio —señaló sobre su espalda—. ¿Ya se fue Jude? —Sí, dijo que estaríamos en contacto —asintió e Isaac contempló la duda en los ojos de su tío de dejarle a solas con el alfa líder. —Voy por los demás —anunció entrando en la casa, desapareciendo con la intensa mirada de Noah en su espalda. —No pensé que uno de los hermanos King se quedaría para vigilar las cosas —comentó Noah como si nada. —Oh, no, él no se queda por algo así. Isaac es bueno distinguiendo todo tipo de plantas y sus usos —explicó—. Pensé que sería bueno tener a alguien como él en este lugar. —No se veía uy contento de estar aquí —cruzó los brazos sobre su pecho. —Es Isaac, nunca muestra realmente mucho entusiasmo por nada —sonrió—. Solo se queja y refunfuña por todo. Noah asintió, aunque en su mente recordaba claramente haberle visto sonreír alegremente y divertirse mientras hablaba con cierto pelirrojo de cabello largo en la ceremonia de Roman. —¿No trajo a su pareja? —preguntó—. Con Nolan hubo un poco de problemas al respecto, ya que se trata de un humano, pero si es otro cambiaformas… Miles le observó y le sonrió, pero algo en su mirada le dijo otra cosa. —¿Qué te hace pensar que Isaac tiene pareja? —respondió y sin dejarle preguntar al respecto, observó hacia el frente donde los demás aparecían. —¿Dónde está Owen? —preguntó al no encontrar a su segundo al mando. —Dijo algo de buscar las cosas que Nolan pidió antes de retirarse —respondió Jeria con un encogimiento de hombros. —No se veía muy feliz con nuestra llegada —comentó Shane—. Incluso nos preguntó cuánto tiempo estaríamos nosotros aquí como guardianes. —Shane —advirtió la pareja de este. —¿Qué? —se encogió de hombros—. Es la verdad. —Lamento su comportamiento —interrumpió Noah—. Ayer tuvimos un leve inconveniente con un pequeño grupo que le ha dejado de mal humor —explicó. —Eres el alfa líder, ¿por qué siquiera nos estás explicando el comportamiento de uno de tus hombres? —cuestionó Isaac con cierta burla en su tono que Noah ignoró completamente. —Isaac —reprochó Miles. —No, está bien —pronunció Noah alzando su mano pacíficamente—. Lo dije porque ustedes se merecen una explicación y porque es mi deber disculparme en su nombre como su alfa líder —explicó y le observó fijamente—. ¿Está bien? —Obviamente no —resopló y evitó seguir hablando del tema acercándose a la otra pareja para hablar con ellos. —Entonces —interrumpió Noah—. En lo que Owen arregla la casa según lo que necesiten, le mostraré los alrededores y les explicaré las reglas —anunció—. Solo eviten hablar con los miembros de mi manada hasta que ellos se sientan lo suficientemente cómodos como para iniciar la conversación por ellos mismos, de otra forma, ellos se lo pueden tomar para mal cualquiera de sus palabras —explicó—. Están un pocos tensos y nerviosos, es la primera vez que forasteros vienen a quedarse con el propósito de ayudar solamente, están esperando que el otro zapato caiga en cualquier momento. ¿Entendido? Cuando todos asintieron, Noah se dio vuelta y comenzó a liderar el camino.
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