Capítulo 2

3187 Words
Tan irritante y molesto como usualmente era, Isaac parecía estar superando su récord mientras se quejaba que tenía hambre y exigía a su hermano Jude que detuvieran el auto para comer algo en la carretera, en un intento casi desesperado por retrasar lo inevitable, su encuentro con Noah Lancaster. Lo cual, por supuesto que molestaba a Jude desde que su pareja Nathan se había quedado en la manada, ya que lo único que deseaba era realizar un viaje exprés. Su hermano realmente tenía problemas para mantenerse lejos del humano, al igual que Alex con Elliot, quien no estaba tranquilo durante todo el día a menos de que comprobara, aunque sea una o dos veces que el omega y su hija se encontraran bien. E Isaac no podía evitar encontrarlos… Molestos. No había otra forma de describir el pegajoso comportamiento casi penoso de ambos alfas. “Uno que muy pronto podrías obtener tú también” se burló una pequeña parte de su cerebro e Isaac gruñó sin importarle que los demás lo pudieran escuchar. No, eso no iba a suceder nunca en su vida. Había viajado con un plan en su mente, uno que pensaba seguir por el bien propio y de los demás, porque sin importar de que se encontrara en una manada desconocida, no iba a permitir que lo pasaran a llevar o reprimirse a sí mismo por el simple hecho de ser un forastero. Y sí, definitivamente ya se había imaginado una situación donde podría descargar su frustración con Noah discutiendo con los miembros de su manada. ¿Infantil? Tal vez, pero no le importaba mucho. —Tengo hambre —se quejó quien sabe por cuántas veces desde que su viaje había comenzado. —Solo aguanta unas horas más, j***r, cuando llegues a la manada de los Lancaster te podrás alimentar hasta que tu estómago reviente —le gruñó Jude mirándolo rápidamente por el espejo retrovisor antes de concentrarse en la carretera. —Pero hace horas que ya pasó la hora del almuerzo y ni siquiera me dejaron tomar desayuno —espetó—. ¿Escuchas eso? —preguntó colocando sus manos en su abdomen—. Ese es mi estómago exigiendo alimentación —exclamó. —No sé cómo es posible que tu estómago pueda aguantar tanta comida, siempre estás comiendo —regañó Jude. —Mira quién habla —bufó—. La única diferencia es que la comida no es lo único que te comes. —Ven aquí, te voy a dar una acaricia en el cuello para que te calles —gruñó Jude torciendo su cuerpo para intentar llegar a él en los asientos traseros. —Niños, quédense quietos —regañó Miles que se encontraba conduciendo. —Ya me tiene arto —dijo con irritación Jude, volviendo a sentarse bien. —Lo mismo puedo decir yo —exclamó y le sacó la lengua. Uh, parecía que el infantilismo de Elliot se le había pegado. —Tomaremos un descanso en la próxima salida —anunció finalmente su tío. —No, no lo haremos —replicó su hermano inmediatamente. —Todos tenemos hambre Jude, necesitamos estirar las piernas también —indicó tranquilamente, sin mirarle. —Siempre tienes que cumplir sus caprichos —se quejó permitiendo que su tío, quien estaba detrás del volante, tomara una salida de la carretera. —Eso es porque me quiere más a mí —le sonrió con burla. —Sigue hablando y lo primero que haré tras bajar del auto será colocar una patada bien puesta en tu asqueroso culo quejón —amenazó mirándole por el espejo retrovisor. —No es mi culpa que Nathan hubiera decidido quedarse en casa antes que acompañarte —se encogió de hombros y cambió su atención a la ventana a su costado. —Una palabra más y habrá castigo para ambos —amenazó esta vez su tío Miles, cansado de las quejas de Isaac y los regaños de Jude. El silencio se instaló por unos largos minutos en el auto, siendo interrumpido cuando Isaac se percató del cartel que prometía un lugar para descansar y comida. Aun con las quejas de Jude, su tío Miles tomó la salida para satisfacción de Isaac, quien estaba obviamente muy feliz por haber logrado su propósito además de conseguir comida. —Aprovecharemos para llenar el estanque, así no tienes que hacer otra parada más adelante —informó Miles como un intento de aligerar el mal humor de su hermano mayor. Jude resopló en respuesta, mirándole duramente por el espejo retrovisor a lo cual Isaac respondió con una brillante sonrisa inocente, lo cual obviamente solo lo molestó más. Doblando a la derecha, su tío finalmente entró en el área de descanso donde los viajeros pudieron tomar un respiro luego de un viaje particularmente largo y aliviar algunas de sus necesidades primordiales como lo eran el comer, dormir y utilizar el baño. Cuando el auto se detuvo en la estación de servicio detrás de otro automóvil que estaba llenando el estanque, esperando su turno, Isaac no dudó ni un segundo en abrir la puerta y bajarse de este, consiguiendo un reclamo inmediato de su hermano. —Relájate —pronunció calmadamente, inclinando su cuerpo y apoyando sus brazos en la ventana abierta del conductor para observar a su tío y hermano mayor—. Solo iré al baño en lo que ustedes llenan el estanque —señaló sobre su hombro donde estaba el cartel que indicaba baños—. Nos encontramos al frente del hotel ese —anunció con una sonrisa mientras se enderezaba. Metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta, Isaac se dirigió a los baños al costado de la bencinera y su nariz se arrugó con desagrado cuando comprobó el interior del baño de los varones. Joder, casi prefería ir al aire libre por sus necesidades que el utilizar el de ahí, y no se trataba porque estuviera sucio o algo parecido, era más bien porque toda la habitación apestaba a productos químicos de limpieza que lograba que sus ojos y nariz ardieran, quemando todo su camino hasta llegar a sus pulmones. Negándose a permitir que tal cosa le afectara, Isaac ingresó igualmente y se dirigió al lavamanos ignorando al otro tipo que utilizaba el urinario. Fingiendo lavarse las manos, el alfa observó su reflejo en el espejo y se detuvo un momento al contemplar las leves marcas de ojeras bajo sus ojos por una agitada noche de sueño. Bueno, si realmente le podía decir dormir el girar de un lado a otro en su cama cada cinco minutos con sus ojos cerrados. Sí, definitivamente no había tenido exactamente una noche de sueño. Y si miraba fijamente, concentrándose, aquellos que lo conocían perfectamente podrían hasta notar que en sus rasgos estaba la clara señal de que no se encontraba bien con su actual situación. Sí, Roman le había dado la oportunidad para retractarse y quedarse en la seguridad de su manada, pero no podía dejar al tío Miles solo en otro lugar desconocido donde no se estaba seguro de las intenciones de los demás, dónde el mismo alfa líder no parecía tener mucho control sobre sus miembros y mucho menos cuando ni siquiera sabía cuánto tiempo estaría su tío en la manada Lancaster. Lo necesitaba a su lado para que le diera su medicamento, era el único que podía hacerlo. Reuniendo agua en sus manos, inclinó su cuerpo hacia adelante y roció su rostro con ella, repitiendo el mismo proceso un par de veces más antes de que estuviera seguro de que había logrado que las expresiones en su cara dejasen de revelar cualquier cosa. Había sido una suerte en realidad que tanto su tío como su hermano hubiesen agarrado los asientos delanteros, o sino cualquiera de los dos que se hubiera ido atrás con él se habría percatado de su verdadera inquietud oculta bajo su malhumor y comentarios irritantes. Haber mantenido a Jude distraído con sus comentarios también había sido una buena idea en realidad. Enderezándose, salió del baño encontrándose de frente con su tío Miles que le esperaba con su espalda apegada a la pared. —¿Qué sucede? —preguntó Isaac. —Eso mismo me pregunto yo —contestó su tío. Isaac se encogió de hombros y abrió su boca para responder con un comentario tonto, pero guardó silencio cuando Miles alzó su mano abierta. —Te conozco mejor que nadie, Isaac, y no caeré en tus comentarios absurdos e irritantes para finalmente alejarme —advirtió. Isaac frunció el ceño y observó en dirección contraria al otro alfa, notando que su auto yacía estacionado frente al hotel. —No tengo nada que decir —anunció. —No, en realidad tienes mucho que decir y será mejor que lo hagas ahora antes de entrar en los terrenos de la manada Lancaster porque en ese lugar no tendrás el respaldo de tus hermanos mayores, la reputación y ciertamente nadie está acostumbrado a tus comentarios molestos —indicó. —No necesito del respaldo de mis hermanos y puedo portarme bien si tengo que hacerlo —resopló. —No, no puedes —negó con un suspiro—. Dime qué es lo que sucede con Noah Lancaster —pidió. —No tú también —se quejó y se quedó unos minutos congelados observando a su tío—. ¿Cómo sabes que se trata precisamente de él? Ni siquiera se lo conté a Elliot —expresó. —Te lo dije, te conozco mejor que nadie —sonrió—. Tienes esta manera de expresar tu interés que los demás aún no han aprendido reconocer, y por más odio que demuestres por el alfa, sé que es todo lo contrario —anunció—. Te gusta. En respuesta, Isaac simplemente soltó una estruendosa carcajada en la que incluso su cuerpo se llegó a inclinar mientras colocaba una mano sobre su estómago. —Buen chiste tío —expresó limpiándose unas lagrimitas de sus ojos que habían escapado—. No sabía que podías ser tan divertido. Pero en vez de seguirle el juego, Miles simplemente le observó fijamente, sin ningún rastro de diversión en su rostro. El silencio que se instaló entre ellos por unos segundos se vio interrumpido por un humano saliendo de los baños, lo cual le dio la perfecta oportunidad a Isaac para imitarlo. —Tengo hambre —anunció alejándose. —Tengo todo este tiempo del descanso para presionarte por una respuesta —expresó su tío siguiéndole de cerca. —¿No lo puedes simplemente dejar? —refunfuñó cruzando las puertas de la especie de hotel que les iba a proporcionar su comida. —Puedes simplemente volver a la manada con tus hermanos —indicó. —No, no lo haré —anunció decidido—. Necesito estar contigo para cuidarte y porque ya sabes —observó a su alrededor—. Eres el único que puede darme mi medicamento —expresó como si no fuera la gran cosa. —Ya te dije que no te daría más de esa cosa, si lo sigues consumiendo habrá un punto de no retorno para el cual te arrepentirás para toda tu vida —reprochó con dureza. —Yo nunca me arrepiento de mis decisiones —espetó. Miles alzó una ceja—. ¿Seguro de que no desearías en este mismo instante estar en nuestra manada? —Auch, golpe demasiado bajo, tío —pronunció observando a su alrededor hasta que finalmente se encontró con su hermano en una mesa para dos, compartiendo con el alfa que le había acompañado en vez de Nathan. —Por aquí —anunció su tío tomando una bandeja. Imitándolo, Isaac tomó una y lo siguió hasta una joven mujer con camiseta roja, gorra y brillante sonrisa aburrida detrás de un mesón. Observando el cartel detrás de ella con toda la comida que proporcionaba, pidió dos hamburguesas con patatas fritas, una gaseosa y un burrito. Ni siquiera sabía lo que era un burrito, pero la imagen que mostraba incluía carne entre otras cosas, lo cual por supuesto que se veía algo delicioso. Observando a su tío pagar por su comida, ambos esperaron unos minutos antes de que su orden estuviera lista. Tomando sus bandejas se dirigieron a una mesa desocupada al lado de un ventanal. —¿Qué tan lento crees que me la pueda comer hasta irritar a Jude? —preguntó divertido, dándole un saludo de manos a su hermano que le observaba desde el otro extremo de la sala concurrida. —Lo suficiente como para decirme lo que está ocurriendo —respondió su tío con tranquilidad. Ignorándolo, Isaac tomó su hamburguesa entre sus manos luego de haber vertido en este unas salsas que le habían proporcionado. —¿Es acaso un potencial a pareja? —cuestionó su tío Miles dando justo en el blanco—. ¿Es por eso por lo que estás tan reacio a compartir con él? —¿Qué te hace pensar que es un potencial a pareja? —preguntó luego de tragar su primer mordisco—. Deberías de comer, está delicioso. —No veo otra razón por la queseas tan mezquino cada vez que se habla de algo entornado con él —respondió tomando un trozo de su pizza. —Podría simplemente no gustarme —indicó. —No —negó con su cabeza—. Te conozco, he visto cómo actúas cuando sientes atracción por otra persona. Cuando eras niño eso significaba tratarlo mal y ser cruel porque no sabías tratar con ello, y aunque ciertamente no te has enamorado o salido con alguien en este tiempo, no creo que tu forma de ser haya cambiado por completo. —Eso sigue sin decir algo al respecto de que Noah pueda ser un potencial —resopló y tomó su refresco. —Si fuera simplemente un gusto podrías haberlo pasado por alto e ignorarlo, pero sientes más allá de una atracción saludable por él que no puedes solo ignorar, y de ahí tu negatividad a ir a ayudar a la manada Lancaster porque eso significaría que estarías pasando más tiempo con él, lo cual solo avivaría más tu deseo —explicó con una sonrisa—. Es por esto, que me lleva a pensar que Noah Lancaster es tu potencial a pareja, es la única conexión que no podrías ignorar por más que lo quisieras. —Si fueras nuestro padre podría explicar de dónde Roman sacó tanta inteligencia y razonamiento —comentó. —Como me estás cambiando de tema tan sutilmente, me imagino que tengo razón —asintió satisfecho. Isaac finalmente frunció el ceño. —¿Quieres dejar de hablar como si fueras un detective o un investigador? —refunfuñó—. Ya hasta estás sonando como ese tal Sherlock Holmes. —Gracias, eso es un verdadero halago —le sonrió tomando su gaseosa—. ¿Entonces? —¿Entonces qué? —respondió comenzando su segunda hamburguesa. —¿Qué es lo que vas a hacer con Noah Lancaster? —Nada. —¿Nada? Suspirando, Isaac le observó mientras tomaba una servilleta y se limpiaba la salsa de tomate en sus labios. —¿Qué se supone que voy a hacer con él? Solo vamos a su manada porque lo ayudaremos con su problema de fertilidad en los miembros de su manada —se encogió de hombros. —Pero sientes una verdadera atracción demasiado fuerte como para ignorar si estuviste tan irritante y negativo a la idea de venir —indicó—. Deberías de darle una oportunidad e intentar explorar lo que podría haber entre ustedes dos, quien sabe, hasta podría ser tu pareja destinada —comentó muy feliz con la idea. —Primer problema, ambos somos alfas. Segundo problema, su manada no está en condiciones de aceptar cualquier pareja que no sea la común, por algo no tiene ni humanos en esta y sin contar que nadie parece respetarlo mucho en esta —resopló—. Y tercer problema, le escuché claramente durante la ceremonia de mi hermano como se burlaba de mí con sus compañeros y el aparente interés que podría tener en él —anunció y volvió a tomar su hamburguesa. —Oh, hijo… —pronunció observándole con simpatía—. ¿Y no podría ser el caso de que dijo esas cosas porque estaban presentes miembros de su manada y como tú dijiste, no deseaba dificultar más las cosas para él al intentar algo con otro supuesto alfa? —expresó. —Se supone que llevaron a la ceremonia a las dos personas en las que más confiaban, ¿por qué tendría entonces que decir algo así simplemente para mantener su posición en su manada? —arqueó una ceja—. Gracias, pero no gracias. No deseo darle la oportunidad a alguien que es gallina sobre sus sentimientos y que no está dispuesto a luchar. Puedes saber con tan solo ver la situación en su manada que es alguien débil y sin resolución, sin audacia —expresó. —Por favor, no vayas a decir algo así en la manada o frente de él —pidió su tío. —Descuida, si llego a expresar mis pensamientos me aseguraré de hacerlo a sus espaldas tal cual lo hizo él —le sonrió sin hacerlo realmente. —Dios, se supone que vamos a ayudar, Isaac, no a crearle más problemas a ese hombre —reprochó—. Se nota que es un buen líder a pesar de lo que pienses de él por el simple hecho de ser tu potencial a pareja. —No es mi potencial a pareja —refunfuñó tomando su burrito. —Como quieras decirle, hijo —suspiró comiendo sus papas fritas—. ¿Pero cómo lo harás si la atracción entre ustedes comienza a surgir? —No te preocupes, no sucederá —anunció con seguridad—. Tengo un plan el cual seguiré tal cual. —¿Oh? ¿Y cuál es tu plan, hijo? —preguntó interesado. —Ayudarte a solucionar su problema, mantenerme alejado de él, ignorarlo y discutir con los miembros de su manada cuando ya sienta que estoy a punto de reventar —explicó. —Será un desastre. Nunca has sido muy seguidor ni siquiera de tus propias reglas —indicó. —Déjalo tío, de todas formas, él tampoco está dispuesto a explorar lo que sea que podría haber entre nosotros y así como apareció uno, ya habrá otros potenciales a parejas —expresó con aparente desinterés. —¿Ya están listos para irse? —preguntó Jude apareciendo a su lado en la mesa. Su rostro tenía escrito que se irían de todas formas hubieran terminado su comida o no. —Sí, estamos listos —asintió Isaac levantándose—. Pero ¿podemos quedarnos en la habitación por unas horas para descansar nuestras piernas? —preguntó con una sonrisa burlona. Gruñendo, Jude lo tomó del antebrazo y comenzó a jalar de él para sacarlo del hotel. —No habrá más paradas hasta que lleguemos a la manada Lancaster —advirtió e Isaac sonrió a pesar de que, en su interior, su estómago se apretó ante la idea. Solo unas horas más, y estaría en la manada Lancaster con Noah.
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