Capítulo 7

1223 Words
-Adelante, hazlo de una vez- Gabriel respiro con dificultad, pero tenía una sonrisa en el rostro y una mirada desafiante, parecía no temerle a la muerte y eso la aterraba un poco más-Mátame, traiciónalo como tu padre lo hizo, no porque tengas sangre de ángel significa que seamos iguales, pero me impresiona que seas la única que puede quitarle la espada a un Arcángel-seguía con la mirada sobre Verónica, Alexander se incorporó y miro la escena con un poco más de preocupación -Miguel no lo traicionó-Alexander habló mientras lo miraba y esperaba que ella no hiciera algo malo mientras mantenía el filo de su espada sobre el cuello de Gabriel-No te das cuenta de lo que hizo ¿verdad?, cumplió la profecía y con ello protegió a su hija para que los ángeles ganaran la batalla que se aproxima, te dio lo que más amaba para que ganaran y tú lo sigues llamando traidor-la mandíbula de Gabriel se tensó ante aquella acusación -Él no los escuchara jamás-dijo cuando Verónica dejo de apretar el filo de la espada contra su cuello y él pudo ponerse de pie, Verónica se dio cuenta de que era más alto ahora que lo tenía enfrente, los ojos color n***o destellaban aun en la noche y aquellas alas abierta de par en par brillaban con intensidad   -Debes poder decirle algo que lo haga cambiar de opinión, te hemos llamado para cerrar el pacto antes de que los demonios tomen ventaja-Gabriel miró a Verónica y después a la espada que reposaba en su brazo -Ellos te hicieron eso y no es cuestión de tiempo para que lo terminen y te usen en nuestra contra-Verónica miro su brazo y después al ángel frente a ella -Por esa razón hemos venido, me interesa la salvación de mis hermanos pensé que Tristán te lo había dicho-Alexander camino hasta él Verónica le regreso su espada, estaba asustada le había quitado la espada sin necesidad de pelear con él, pero todo eso tenía una explicación y él ya se la había dado, Gabriel tomo la empuñadura de la espada y ni siquiera le dedico una mirada cuando ella se alejó y volvió a su lugar -Acaba de hacer lo que nadie jamás ha hecho y por eso debes aceptar lo que te voy a proponer-Gabriel no dijo nada, pero asintió-El trato es que nos uniremos a la batalla contra las legiones sí lo convences de que deje libre a Miguel y que ella viva-la señalo -Aun así, Él no lo dejaría libre y mucho menos la dejaría vivir, lo que me pides es algo imposible y lo sabes bien-Gabriel la miró-Jamás pondría en riesgo la vida de mi hermano y mucho menos de lo que más ama-Verónica lo miró era cierto que decían que los Arcángeles eran de verdad hermanos -Eres su hermano y sé que el amor que sentiste por él aún sigue ahí, por favor ayúdalo y a ella también-Gabriel lo miró y después a Verónica-Yo te prometo tomar su lugar-dijo y Gabriel lo miro-Es un trato que no va a poder negar jamás-Alexander se acercó un poco más a Gabriel para que Verónica no escuchara lo que le tenía que decir. -Te prometo que nos entregaremos al final de la guerra, todos-dijo y Gabriel miro a la chica y después al ángel frente a él -Tendrás que hacerlo oficial en este mismo momento-dijo y Alexander respiro hondo y después levanto el antebrazo ante él sin dejar de mirarlo, Gabriel levanto su espada y realizo un corte limpio, la sangre comenzó a brotar de la herida y cayó en la espada de Gabriel hasta la de Alexander y se volvió dorada-Tratare de que así sea, pero hasta entonces debes de protegerla no dejes que terminen el trabajo si eso pasa, estamos perdidos-extendió sus enormes alas y se elevó en el aire hasta el punto donde terminaba el haz de luz que había vuelto a aparecer detrás de él. Verónica no entendía por qué se había ido, pero cuando vio que los primeros rayos de sol salían supo que era hora que el ángel regresara al cielo, aunque la posibilidad de que los ángeles solo pudieran aparecer de noche le resultaba extraño. -Debemos ir a casa-Alexander la tomo del brazo y ambos comenzaran a caminar - ¿Crees que logre convencerlo? -sintió el cansancio llegar a todo su cuerpo no había dormido más de tres horas. -Tengo fe en él, es la única alternativa que nos queda- Alexander miro su brazo y suspiro los demonios habían encontrado la forma de acercarse a ella, eso significaba que tal vez tenían ayuda o sus esfuerzos por protegerla habían sido en vano. -Te ofreciste a tomar su lugar-dijo ella recordando las palabras de Alexander, él solo la miro y siguió caminado sin darle explicaciones Cuando regresaron los puestos cerca estaba siendo abiertos, sabía que no tenía que hablar con Alexander que, aunque caminaba al lado de ella era invisible para las demás personas excepto para su madre y no quería parecer una loca ante los vecinos aunque sabía que debía parecerlo ya al no tener un suéter en la mañana o el hecho de que estaba fuera de su casa y que parecía que hubiera peleado con un gato, abrió la puerta y se encontró con su madre sentada en una de las sillas frente a la mesa del comedor, parecía angustiada, ella también estaba empezando a sentirse de la misma manera y ahora entendía la razón por la cual su madre insistía tanto en una mudanza - ¿Lo han logrado? -se levantó de su asiento y miro a Alexander con esperanza en la voz -Invoque a Gabriel, pero dijo que trataría de convencerlo, sino lo logra tendremos que irnos lo más lejos que podamos de la batalla-Alexander miró a Verónica-No podemos quedarnos aquí cuando eso suceda, sería demasiado peligroso - ¿Por qué? -dijo ella, quería estar enterada de lo que sucedería con ellos -Porque aun si no obtienen tu ayuda, la buscaran de cualquier forma, no solo será una batalla entra ángeles y demonios, sino que será una contra nosotros-en ese momento ella sintió más miedo que nunca, siempre se repetía a sí misma que tenía que ser valiente, al llegar a una nueva ciudad o cuando presentaba un examen difícil, “sé valiente”, pero esa frase no servía de mucho cuando ella y su madre estaban en peligro, un peligro que jamás imagino Se sentía cansada mientras trataba de mantenerse de pie al lado de Alexander, pero parecía no funcionar y sabia el mal aspecto que tenía, pero pensar siquiera en cerrar los ojos y descansar por algunas horas se le hacía muy egoísta de su parte. -Cariño deberías dormir un poco, tenemos un poco de tiempo de calma antes de que todo esto empeore-ella asintió lentamente, la forma en la que su madre había hablado de lo que estaba a punto de pasar no le daba nada de tranquilidad a ella, decidió que, si tenía que luchar por su vida y la de su madre ese día iba a hacerlo con las fuerzas suficientes, no subió a su habitación se acomodó en el sillón, cerro los ojos lentamente y al final se quedó dormida esperando no tener ninguna pesadilla o algún sueño que fuera extraño y le impidiera descansar bien.
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