Ymika y Jerek empezaron a bajar de la montaña tomados de la mano, iban conversando tan absortos el uno en el otro que no notaron la mirada que les dedicó un lycan mucho mayor a ellos cuando pasaron a su lado.
Jerek vio a un anciano lycan salir de entre los árboles, era el lugar en donde se conocieron y lo vio alzar una ceja asombrado, Jerek se encogió de hombros y siguió caminando, Ymika le interrogó con la mirada y el joven le contó que el viejo lycan también se estaba escondiendo.
— ¡Guau!...
dijo Ymika con completo asombro en su voz.
— ... pensé que era la única, vaya, aquel lycan sí que es un experto en conservar su libertad.
Los dos bajaron por el sendero riendo, ellos eran unos novatos en esconderse y ya que era el primer festival de Jerek se puede decir que él fracaso completamente, al menos Ymika pudo esconderse tres años seguidos.
En la entrada de la aldea los padres de Ymika y Jerek estaban parados juntos conversando mientras veían a los lobos regresar juntos o solos, podían ver la cara de alivio de algunos, de despecho de otros y de desesperación de algunos lycans mayores.
Kamila vio a su hija y la vio sonreírle a alguien a su lado, los lobos que caminaban al frente de su hija se movieron y vio a un muchacho sujetando la mano de Ymika mientras ella sonreía feliz.
Miha sintió el apretón en su brazo y vio el rostro lloroso de Kamila, siguió su mirada y ahogó una exclamación de asombro, su hijo estaba sonriendo mientras sujetaba la mano de una muchacha.
— ¡Es mi hijo!
— ¡Es mi hija!
Jerek e Ymika voltearon el rostro al escuchar a sus respectivas madres, las vieron con la boca abierta y la cara de asombro de sus padres detrás de ellas y empezaron a reírse, no esperaban que sus padres se conocieran, eso solo hacia todo más perfecto.
Esa noche Ymika y Jerek fueron bombardeados con preguntas ¿Cómo se encontraron? ¿Dónde estaban cuando se encontraron? ¿Cuál de los dos vio primero al otro? ¿Qué sintieron? ¿Cómo fue?
Las preguntas eran tantas que apenas y respondieron de manera vaga a una que otra, ninguno de ellos quería decir que se encontraron mientras intentaban no encontrar a nadie.
Después de todo sus padres creían en el festival y si supieran que ellos habían intentado esquivar sus obligaciones dentro del festival de seguro se sentirían decepcionados con ellos y no querían que esa decepción de sus padres dañará el ambiente ni el futuro.
Un mes, dentro de un mes se unirían oficialmente y ya no importaría cómo se conocieron, era un secreto entre ellos, la mayoría de las parejas del festival guardaba lo ocurrido en su encuentro destinado como un secreto.
A diferencia de lo que creían quienes no encontraron a su destinado en el festival, la mayoría de los encuentros no tenían nada de mágico ni romántico.
Muchas parejas ya se habían formado en secreto afuera del festival y usaban el festival como una excusa para unirse y alcanzar las bendiciones que supuestamente traía el festival de unión.
Otros se encontraban sin haberse conocido antes, pero no era un encuentro romántico o destinado como muchos decían, la mayoría fueron simples casualidades y en muchos casos la forma en la que se encontraron era un poco bochornosa.
Jerek se encontró con el lycan viejo que le había dado el consejo de perderse en la montaña, el cachorro sentía que le debía una explicación al anciano, después de todo él fue muy amable con su consejo.
El anciano se rio bastante al escuchar lo ocurrido y le contó que había conocido peores casos, al parecer hace trescientos años durante un festival el lycan se había sentado en lo alto de un árbol y se había quedado allí por tres días.
Al cuarto día escuchó a una loba que se acercaba a su posición mientras lloraba, al parecer un macho la encontró y el lycan al verla fingió no verla, se había frotado los ojos y había dicho que creyó ver a una loba, pero que al parecer era un espejismo y se había marchado dejándola parada a poca distancia.
La loba estaba tan ofendida que había decidido abandonar el festival e ir directo con el Alfa y quejarse de su mala fortuna y de lo injusto del festival.
Él estaba de acuerdo con ella con lo injusto y estaba bastante asombrado por la actuación del lycan, nunca pensó que alguien fuera capaz de hacer eso, después de todo la loba no estaba nada mal, al menos desde esa altura se veía bastante simpática.
Del otro lado de los árboles vio a un lycan que caminaba de espaldas y un poco más allá vio a un puerco espín de aceite, son bestias muy molestas, sus espinas producen un aceite bastante hediondo y son muy agresivos.
El lycan estaba muy concentrado alejándose del puerco espín de aceite y no vio a la loba que entre llantos caminaba a grandes zancadas.
El lycan se sintió seguro y se dio la vuelta para correr lejos del animal cuando ¡Pum! chocó con la loba y se le fue encima, los dos rodaron en dirección al puerco espín de aceite que al verlos chilló y los baño en aceite.
La pareja empezó a reír ya que no podían ponerse en pie, resbalaban y resbalaban hasta que al final se dieron entre ellos un cabezazo tan fuerte que quedaron medio soñados.
El lycan espero una cuantas horas y se marchó del lugar, fue divertido, pero no estaba interesado en saber lo que iba a ocurrir después con esos dos lobos, al final regresaron a la aldea y debido a su aspecto tuvieron que contar una historia heroica en donde él la salvo de un hato de puerco espín.
Jerek se rio bastante con las historias del lycan y esa noche cuando visitó a Ymika le contó lo que aquel lycan anciano le dijo, ambos rieron tanto que decidieron que definitivamente no contarían como se conocieron ni a sus hijos, no querían ser parte de las estadísticas bochornosas del festival.
En ese momento Ymika empezó a dudar sobre la historia que solía contar su madre de como se conoció con su padre, la loba solía decir que fue durante una tormenta, el agua formó un riachuelo y ella quedó atrapada, su padre la encontró en medio de la tormenta y la salvo.
— De seguro se mojaron durante un aguacero y se encontraron de manera incómoda y bochornosa.
dijo Ymika mientras se preparaba para dormir, esperaba con ansias la próxima luna llena cuando se uniría con Jerek finalmente.
......
Manada Domhain.
Sector norte de la aldea.
Un lycan caminaba de regreso a su casa, su ceño estaba tan fruncido que apenas se le veían los ojos, uno de los vecinos salió a la puerta de su casa y dijo con sorna:
— ¡Oh, vaya! pero si es Kangal, ¿Acaso el festival ya terminó?
El lycan era un viejo rival de Kangal, en su segundo festival habían competido por la misma loba y él había encontrado a la loba antes que Kangal, nunca lo dejó olvidarlo, cincuenta años después aún lo atormentaba cuando regresaba después de cada festival.
La compañera del lycan no intervino nunca, la primera vez lo hizo y Kangal se comportó como un completo patán, desde ese día nunca más ha intervenido y siempre ha dejado que su compañero se burle de Kangal todo lo que quiera.
Kangal decidió seguir de largo, no estaba de humor para escuchar las tonterías de aquel lycan, no cuando se sentía traicionado y estafado.
El beta le prometió a su hija y que es lo que descubre, que la muchacha baja de la montaña de la mano de otro lycan, un cachorro sin experiencia.
¿Acaso el beta cambio de opinión solo porque el muchacho es hijo del beta Jerkam? Kangal no será un beta importante en la manada, pero es uno de los gamma más fuertes de toda la región.
Incluso los betas lo piensan dos veces antes de enfrentarse a él, no hay ningún otro gamma en toda la manada Domhain que pueda derrotar a un kumarg tan rápido como él, ¿Acaso no es el mejor partido para la loba?
Kangal estaba furioso, él ya había dado parte de la dote a Ymkrein y a cambio le dieron la ubicación en la que la loba pensaba esconderse, empezó a pensar que de seguro Ymkrein había sacado bastante oro a costa de su hija otra vez.
Todos en la manada sabían que Ymkrein y su compañera Kamila buscaban a un macho poderoso como compañero de su única hija, la loba con el cabello ondulado.
Muchos machos estaban dispuestos a pagar un buen precio por la loba, pero no podían tomarla incluso con el permiso de sus padres, para eso estaba el festival, para evitar que los padres vendieran a sus hijos e hijas al mejor postor, claro que únicamente era para evitar una venta pública.
Muchos padres enviaban a sus hijas a una ubicación específica y luego daban la ubicación al macho con el que tenían el mejor arreglo, la loba no podía oponerse a su destino y ellos conseguían lo que deseaban.
Kangal había pagado a Ymkrein por la ubicación de la loba y le habían engañado, buscó por cuarto días en donde le dijeron y ella no estaba, luego aparece de la mano de otro macho.