Capitulo 3: La chica del ascensor

3079 Words
—Chloe, ¿quién es Chloe? —Le pregunto a Ava, algo intrigado, pues creí que mi abuela haría este viaje para que Ava se liberara del estrés que le causa tener enfermeras y gente cerca cuidándola. —Es una especie de niñera que contrató mi abuela para que esté las 24 horas del día pegada a mí. —Me responde Ava muy enojada. Para ser sincero, estaba un poco extrañado, pero no era algo que me molestara, si mi abuela había contratado a alguien, era porque Ava lo necesitaba, y que estuviera acompañada de alguien más, además de mi abuela me hacía sentir más tranquilo. —No te preocupes cariño, solo es un fin de semana, para cuando regreses la tal Chloe solo será un recuerdo de cuando visitaste Londres. Le digo intentando calmarla. —Es que ese precisamente es el problema Damián, que mi abuela la contra... —Damián, aún te estamos esperando. —Grita mi padre desde el otro lado de la habitación, haciendo que me distraiga de mi conversación con Ava y de lo que ella tenía que decirme. —Lo siento hermana, debo volver, pero no te preocupes, la tal Chloe es una enfermera más, cuando regreses a casa te libraras de ella. Saludes a la abuela, te amo. Y por favro descansa, allá seguramente es de madrugada. —Le digo y cuelgo de inmediato sin darle tiempo a que me responda, pues mi padre no deja de hacerme señas para que regrese con él y con el gobernador Jones. Sin embargo, mientras hablaba con Ava se me ocurrió una forma de escapar de esta treta en la que quieren involucrarme. —Padre, señor Gobernador, lamento la tardanza, es que era un asunto de suma importancia. —Pues ilústranos Damián, ¿qué era tan importante que tuviste que dejarnos solos en nuestra charla? —Dice mi padre, intentando retarme. —Pues, tal vez no es tan importante, quizás son solamente rumores, pero según el concejal Swang, parece que la Junta de Reserva Federal realizara varias interventorías en el país, y parece que New York, es uno de los lugares elegidos, pero no me crean, quizás nada más es un chisme del viejo concejal Swang, ya saben como es. ¿En qué estábamos? —Pregunto, intentando restarle importancia a lo que acababa de decir. El gobernador parece algo preocupado, tanto que pide permiso para retirarse y se va como alma que lleva el diablo. —Ojalá y esto no sea un invento Damián, porque lo pagaras. —Me amenaza mi padre, pero la verdad es que no es ningún invento, desde hace varias semanas se vienen haciendo interventorías en todo el país, solo que yo no le dije nada a él, porque quería que la mayoría de políticos corruptos que lo están apoyando en su candidatura presidencial se hundieran. —Yo nada más dije la información que recibí, ¿acaso te parece mal que quiera ponerte sobre aviso? —Le pregunto seriamente, pero a su vez con un deje sarcástico. No me responde nada, así que decido marcharme de ahí lo más rápido posible. —Bueno, tal parece que la cena se canceló, entonces me voy papá. —Le digo, y llamo a Crystal que estaba sentada viendo su teléfono. Mientras salía, podía sentir como la mirada de mi padre se posaba sobre mí, atravesándome con un escalofrío. Una vez afuera, debo admitir que recuperé el aliento, pues tener un encuentro con mi padre siempre era tensionante, sobre todo porque cada vez que lo veía acariciaba las cicatrices de mi mano en señal de que recordaba el día en que me las hizo. —Y ahora, ¿a dónde vamos? —Pregunta Crystal. —Tú a tu casa, yo ya estoy en la mía. —Le dije haciendo referencia a que en este mismo edificio quedaba mi Penthouse. —O sea, ¿acaso no me piensas llevar? —¡Claro que no!, estoy muy cansado, toma un taxi o llévate mi auto. —Le contesto mientras pido el ascensor. —Ah no, ni creas que me vas a dejar tirada después de hacerme venir. —Dice y las puertas del ascensor se abren para que entremos. Presiono el número de piso para bajar y Crystal sigue hablando furiosa. —¿Acaso crees que soy tu títere? —¡Ay ya!, no te quejes, más bien aprovecha el tiempo para conseguir a la chica que deberé convertir en sumisa o perderás la apuesta, recuerda que tienes hasta mañana. —¿Qué?, pero que mierda, tú me juraste que si te acompañaba a la cena con tu padre y el gobernador me darías una semana más. —¡Exacto!, "Si me acompañas a la cena", pero como tú misma te diste cuenta no hubo tal cena, así que tienes hasta mañana. —Se abren las puertas del ascensor, y me topo de frente con mi vecina Chantal, quien me sonríe, a su vez Crystal, me grita enojada al salir del ascensor. —Eres un imbécil, me juraste que me darías una semana, eres un maldito desgraciado, pero no me daré por vencida tan fácilmente Damián Roberts. —¡Muy bien!, si quieres tu puta semana demás, está bien, al final yo ganaré. —Le digo y me dirijo hacia Chantal. —¿Qué haces en este piso?, ¿acaso me buscabas? —Es tu piso, ¿no?, a quien más buscaría sino a ti. —Me dice Chantal en tono seductor. —¿Y quién es esta?, ¿y qué hace aquí? —Pregunta Crystal en tono despectivo, mientras señala a Chantal con el dedo índice de arriba a abajo. —Esta, tiene nombre, niñita. Chantal, ese es mi nombre, y vine a pasar la noche con Damián, pues estaba solita y hace mucho que no estamos juntos. —Le dice Chantal, mientras me acaricia el hombro intentando retarla, lo que fue una gran equivocación, ya que Crystal odiaba a cada mujer que se me acercaba, desde hace un tiempo no soportaba que yo fuera un Dom que interactuara con varias sumisas y no tuviera exclusividad con ella, así que cada que se daba cuenta de que me acostaba o que coqueteaba con alguien la alejaba de mí. Ni siquiera entendía como pudo sugerir nuestra apuesta. Sin darme cuenta, Crystal ya había tomado por el pelo a Chantal. —Mira estúpida, quien te crees para hablarme así, acaso no sabes quién soy, Damián es mío, así que largo. —Dice Crystal bastante agresiva, mientras zarandea de un lado a otro a Chantal, sin soltar su cabello. —AHHHHHH, AYUDAME DAMIÁN, QUITAME A ESTA LOCA. —Gritaba desesperadamente Chantal. La escena era bastante graciosa, asumí que Crystal evidentemente no dejaría que yo tuviera una noche de sexo desenfrenado con Chantal, así que las deje solas. —Que descansen. —Dije dejándolas ahí. Una vez en mi casa, voy por una copa, reviso mi teléfono y veo que tengo varios mensajes de Ava. * Ya no quiero estar aquí en Londres. *No soporto a la tal Chloe, ahora resulta que quiere ser mi amiga y hasta finge interesarse en mis dibujos. *Hermano, habla con mi abuela, por favor, no quiero a Chloe, se entromete en mis cosas. No lo soporto. —¿Pero qué ocurre con esta niña?, apenas es un fin de semana, ni que la chica fuera a vivir con ella por siempre, Ava está siendo realmente dramática. —Intento llamar a mi abuela para hablar acerca de la situación, pero no me contesta. Veo la hora y es demasiado tarde, son las 11:30 pm aquí, o sea que en Londres deben ser las 4:30 am, seguramente deben estar dormidas, así que lo dejo estar, seguramente para cuando regresen podremos hablar. Por otra parte, estoy algo frustrado, Maldita Crystal, tenía que llegar y dañarme la noche con Chantal, seguramente venía a someterse a mí, justo lo que necesitaba en este momento para olvidar los malos ratos que me hace pasar mi padre, pero no, todo se fue al carajo por su estúpida pelea. Escucho que tocan la puerta, es Crystal, la ignoro completamente. Escucho sus gritos a través de la puerta. —Muy bien Damián, ¿no quieres abrir?, entonces subiré hasta donde tu padre y le contaré tu plan de venganza. —Luego de decir esto, reina el silencio, pues por más que me amenace ella sabe que no le abriré. Después de un rato, continúa hablando, un poco más calmada. —Por favor Damián, sé que me escuchas, te conozco, sé que tu padre te frustro la noche y necesitas desestresarte. En mi bolso tengo un par de lubricantes. Te prometo ser obediente y no exigir más de lo que puedo tener. Por favor. Es inútil negarlo, Crystal me conocía demasiado bien, sabe perfectamente que una sesión de sexo es justo lo que tengo después de cada encuentro desagradable con mi padre, pues necesito liberar tensión, y en el sexo lo he encontrado. Me hace sentir de alguna manera que tengo el control. Abro la puerta, está con su cabeza baja, parece que esperaba a que la puerta fuera abierta. —Entra. —Le digo en tono serio y ella levanta su rostro y me arroja una sonrisa porque sabe que tendrá lo que pidió, o por lo menos eso cree ella. La llevo hacia una habitación de juegos que yo mismo organice en casa, y la cual Crystal conoce perfectamente bien. —¿Otra vez aquí?, pensé que esta vez podríamos, no sé, ir a tu habitación, algo más tranquilo. —Sabes perfectamente que no uso mi habitación para el sexo Crystal, habías dicho que no exigirías más de lo que puedes obtener. —Suspiro frustrado. —Si, lo siento, como tú digas Damián. —Amo. —La corrijo, pues ya es hora de comenzar. Me arroja una sonrisa, pícara y asiente. —Como diga Amo. —Muy bien. —Me siento en un sillón n***o que hay en el cuarto para observar como sigue mis órdenes. —Desvístete. —Le ordeno —Si, mi amo. —Sin dudarlo hace lo que le digo, es por eso que me encanta el sexo con Crystal, ella sabe perfectamente que debe decir y que no, pero eso no quiere decir que olvidara que la muy tonta se enamoró de mí, y que se atrevio a amenazarme, además de que está castigada y le dije que no sería más mi sumisa. Una vez se desviste, le ordeno que se siente en una silla de madera que hay en el centro de la habitación. Me levanto y tomo sus manos, para juntarlas y atarlas a una soga que cuelga del techo, me agacho rápidamente y separo sus piernas, una a cada lado de la silla, acto seguido busco en un cajón una Mordaza Ballgag con una pelota de plástico y la amarro a su boca. Me quito la camisa y dejo mi torso desnudo, puedo ver el deseo en los ojos de Crystal, y también puedo darme cuenta de lo deseosa que está, pues miro su v****a y veo que está muy mojada. —Tranquila, pronto empezaremos. —Le digo mientras introduzco un par de dedos en su sexo que la hacen saltar y luego los saco para relamerlos, lo que hace que ella suelte un gemido a través de su boca amordazada. Me alejo, esta vez para tomar un látigo largo de cuero de los que cuelgan en la pared y empiezo a arrastrarlo por su cuerpo desnudo, siento como cada roce hace que se excite más y más, sus pezones se ponen duros, y no puedo evitar morder uno de ellos, lo que hace que Crystal chille, pero con su mirada y su cara sonrojada me pide más. —¿Estás lista? —Le pregunto y ella asiente deseosa. —Cuando necesites parar solo tienes que decirlo. —Le digo y continuo usando el látigo. Esta vez la pongo de pie y jalo las cuerdas para que su cuerpo quede completamente a mi merced, la giro de espaldas y acaricio su precioso culo con sensualidad. Puedo ver como se estremece, y como se inclina un poco hacia atrás, como pidiéndome más, tomo el látigo y empiezo a recorrer su trasero lentamente con él, bajando por sus piernas y luego subiendo por sus muslos, a medida que subo por sus piernas nuevamente me doy cuenta como se tensan sus músculos, ella gime y toco su sexo con el látigo, para luego azotarle el culo un par de veces, veo como sus nalgas toman un color rojizo, lo que hace que se forme una erección que restriego en su culo por un momento, para después seguir azotándola, azote tras azote gime y se retuerce. Reviso su v****a con mi mano, y puedo ver que no para de mojarse. Toco su clítoris, y lo masajeo son desdén, su cuerpo se retuerce cada vez más, y sus gemidos a través de la mordaza se intensifican. Me regreso al cajón por un vibrador, aflojo las cuerdas que sostienen sus manos levantadas y la siento nuevamente en la silla, esta vez me siento en el suelo dejando mi cara a la altura de su sexo, tomo sus piernas y las subo encima de mis hombros, quedando a pocos centímetros de su v****a, admito que al verla mojada me dieron ganas de relamerla, así que sin dudarlo hale de sus piernas para acercar su v****a a mi cara y lamerla una y otra vez, chupe tanto su clítoris que se inflamó de inmediato, y ella no paraba de gemir, pero decidí parar porque tenía algo mejor para Crystal, encendí el vibrador a toda velocidad y sin pensarlo dos veces aun con mi rostro frente a su cara, lo introduje mientras masajeaba con mi dedo pulgar la entrada a su culo, Crystal está al borde del colapso, sus piernas tiemblan a medida que saco y meto el vibrador de su interior, su coño está tan mojado y su culo empieza cada vez a contraerse más que puedo notar que está a punto de venirse, así que me detengo. La escucho suspirar frustrada, me mira intentando preguntarme con su expresión porque me detuve. —¿Acaso creíste que me olvidaría de que te dije que no serias más mi sumisa?, por lo menos no hasta que uno de los dos ganara la apuesta. —Puedo ver como sus ojos se oscurecen de la ira. —No correrte el día de hoy, será tu castigo por querer más de lo que puedes tener. Te lo dije, pero sigues insistiendo. —Me levanto y le quito la mordaza de la boca, e inmediatamente me escupe la cara. Me limpio con la mano y suelto el amarre de sus manos, pues sé que más humillada se siente ella que yo por escupirme la cara. —Eres un maldito Damián Roberts, te juro que me las vas a pagar. —¡Como sea!, vístete y lárgate de mi casa. —Le digo mientras salgo de la habitación. A medida que me alejo aún puedo escuchar sus gritos. —Te juro que lo pagaras, cuando gane la apuesta tú serás mi sumiso y harás todo lo que yo te digaaaa. Un rato después, pude escuchar desde la cocina el sonido de la puerta al cerrarse fuertemente. Después de comer algo, simplemente me dediqué a descansar, pues en verdad había sido un día largo. *** El fin de semana, transcurre sin contratiempos, Ava y mi abuela regresaron esta mañana, pero no he tenido tiempo de hablar bien con ellas, luego del trabajo supongo que iré a visitarlas, solo espero no encontrarme con papá. Llegada la noche me dirijo a casa, estoy realmente cansado, mis guardaespaldas me abren la puerta y eso me hace caer en cuenta de que ya habíamos llegado, mientras me bajo del auto aflojo un poco mi corbata y antes de entrar me percato de la presencia de una mujer que me mira muy asombrada, sus ojos eran color miel, pude descifrarlo porque la luz de la luna realzaba su color, era realmente hermosa, con un aire de misterio, no pude evitar relamerme los labios al ver los suyos, y tener esa sensación de que debía besarlos, intento no darle tanta importancia, pero por más que lo intento no puedo dejar de mirarla a medida que avanzo, es como si un tipo de magnetismo ejerciera poder sobre mí, esa chica me gustaba, pero a un tipo como yo, todas le gustan, entre al edificio y me dirigí al ascensor. Cuando las puertas se van a cerrar, escucho que alguien grita —Esperen, por favor, no dejen que las puertas se cierren. —Como por instinto sujeto la puerta del ascensor para que la chica que ha gritado entre. Y ¡oh sorpresa!, cuando me doy cuenta de que es la chica de los ojos color miel que acababa de ver en la entrada del edificio. —Gracias, iba a… —Dice y de repente guara silencio al verme. Entra y se cierran las puertas dejándonos a los dos solos, es evidente que hay tensión en el ambiente, no puedo dejar de verla y ella simplemente se limita a mirar al suelo. Luego de un rato, de esperar que el ascensor subiera al piso 53 en donde se encontraba mi Penthouse, oprimo el botón para abrir las puertas y ella hace lo mismo, lo que causa que nuestros dedos se rocen sin querer, y juro por Dios que una corriente recorrió mi cuerpo, algo así como una descarga eléctrica, algo magnético, algo demasiado irreal, pero que no podía dejar pasar así no más, me causaba curiosidad. —Disculpa. —Le digo, para entablar algún tipo de conversación. —No, n- no pasa nada. —Tartamudea algo nerviosa, parece que la intimido un poco. En ese momento se abren las puertas y salgo del ascensor, pero no puedo evitar girar para verla una vez más mientras esbozo una mordaz sonrisa, de repente escucho a Chantal saludarme. —Hola Damián, te estaba esperando. —Pero mi mirada sigue puesta en la chica del ascensor, y sin poder detener mi curiosidad antes de que las puertas del ascensor terminen de cerrarse, le pregunto. —¿Cómo te llamas? —Eh... —Es lo único que le oigo decir, pues pregunte demasiado tarde, las puertas del ascensor se cierran y me quedo con la duda de como se llamara la chica del ascensor.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD