—¿Quién es ella? —Pregunta Chantal.
—No es nadie. —Le digo intentando restarle importancia a la situación. —¿Vamos? —Le pregunto mientras tiendo mi mano para guiarla adentro del apartamento.
—¿Y la loca de anoche?, ¿hoy no va a venir a interrumpirnos? —Veo que me pregunta por Crystal.
—Jajaja, una loca con la cual no pudiste, fuiste muy débil delante de ella. —Mi comentario la hace enojar.
—Eso es porque yo si soy una dama, no me ando por ahí peleando con la gente.
—¿Dama?, lo dudo, de lo contrario no estarías aquí.
—Eres un idiota Damián. —Dice frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. Cosa que realmente no me importa, me quito la corbata y me acerco a ella, me coloco detrás de su espalda y le vendo los ojos.
—Si, tal vez soy un idiota, pero uno que te ofrece el mejor sexo de tu vida, así que déjate de niñerías y a lo que viniste. —Le digo mientras termino de vendarle los ojos con mi corbata. Le quito el vestido n***o de strapple y me doy cuenta de que venía preparada, pues su lencería era erótica, color rojo. Mi cabeza inmediatamente empieza a maquinar muchas maneras de someterla, pero de repente el sonido de mi teléfono me libera de mis retorcidos pensamientos. Es Ava, y recuerdo que había quedado en ir a verlas apenas llegara de trabajar, lo que había olvidado por completo. Contesto de inmediato, me voy hacia el balcón y dejo a Chantal semidesnuda y con los ojos vendados.
—Hermanita, ya iba para allá. —Digo inmediatamente antes de escuchar sus reproches.
—Hola hermano, precisamente te llamaba para decirte que no estamos en la casa. Estamos en el aeropuerto.
—¿En el aeropuerto?, ¿qué hacen allá, y a esta hora?
—La abuela se va de viaje, yo vine a despedirla, te estuvimos esperando para hablar contigo, pero como jamás llegaste.
—Ava no entiendo, ¿la abuela se va a donde?
—En la casa te explico, ¿si?, La abuela además te dejo un documento donde te explica algunas cosas que más tarde te entregaré.
—Ok, entiendo, ¿pero tú estás bien?, ¿te sientes bien?, tu corazón... —No he terminado de preguntar cuando Ava me responde muy molesta.
—Damián, es cierto que mi corazón es débil, pero eso no me hace una incapacitada ok, además regresaré a casa con Fabio, nuestro chofer, y un par de guardaespaldas.
—Está bien, por lo menos te llevaste a alguna de las enfermeras.
—No, ya que todas fueron despedidas. —Quedo sorprendido por lo que me ha dicho Ava, y cuando intento preguntarle a qué se refiere, escucho gritos desde la sala.
—Damián, eres un estúpido, como te atreves a dejarme así. —Es Chantal, de quien me había olvidado. Me acerco hacia ella, y me arroja la corbata con la que habia vendado sus ojos a la cara.
—¿Podrías cerrar la boca?, estoy al teléfono con mi hermana Chantal. —Le digo mientras tapo la bocina del teléfono con mi mano.
—¿Me dejaste sola por contestarle a tu hermana?, ¡ja!, esto es increíble. ¿Sabes que?, me largo.
—Y, ¿qué te detiene?, cierra por favor al salir. —Le digo y retomo la conversación con Ava.
—Ava ahora si, ¿cómo es eso de que ya no tienes enfermeras? —Le pregunto a mi hermana mientras camino nuevamente al balcón puedo escuchar como suena la puerta fuertemente al ser cerrada.
—Pues, ¿recuerdas que te hable de Chloe?
—¿Chloe? —Pregunto intentando recordar. —Ah, si, la chica que mi abuela contrato en Londres para que te cuidara y que odiaste desde el primer día.
—Así es, pues resulta que no es tan mala después de todo y el otro motivo de mi llamada es ese, se supone que ella llegaría hace más o menos un par de horas, y no contesta su teléfono, así que la abuela te manda a decir que por favor subas a nuestra casa y veas si ella ya llegó, si no, pues que intentes localizarla, pues averiguamos aquí en el aeropuerto y su vuelo llego hace más de dos horas,
—Mmmm, ok, aunque no me agrada la idea de ir como niñero cuidando a desconocidas, no te preocupes, yo me haré cargo, con tal de que estén tranquilas, sin embargo, tienes muchas cosas que explicarme cuando llegues jovencita y dile a la abuela que todo este misterio no me gusta, así que con ella también tengo una conversación pendiente. Por cierto, sabes si Michael está en casa, porque la verdad no quisiera encontrarme con él.
—No, ya regresó a Washington, ya sabes que desde que está en su campaña presidencial pasa más allá que acá. ¡Gracias a Dios! —Ava tampoco se la lleva muy bien con mi padre, es más ni siquiera se la lleva, ella viene a ser como una planta más para él.
—Muy bien, subiré entonces a revisar si esa tal Chloe ya llego.
—Me avisas cualquier cosa, nos vemos cuando regrese. Te quiero hermano.
—Yo te quiero más.
A regañadientes salgo de mi apartamento para ir a buscar a la mujer esta, miro mi reloj y son las 8:00 pm, tampoco es tan tarde. Al entrar a la casa inicialmente yo no veo a nadie. Me adentro a la sala de estar, y escucho ruidos, provenientes de la cocina.
—¿Quién canta? —Me pregunto a mi mismo en voz alta
—Oh, sí, vamos, baila sin parar oooooh... —Escucho la canción claramente a medida que me acerco. Y efectivamente, al llegar a la cocina, hay una chica de espaldas envuelta en una toalla, con su cabello a un mojado, parece que recién salió de la ducha, tiene puestos unos audífonos, cantando y bailando de forma muy sexi.
No puedo evitar mirarla, algo confundido, pero a su vez me causa un poco de gracia la escena. No la interrumpí, porque para ser sincero hace mucho algo no me causaba de verdad gracia. De repente la chica se gira y al verme grita.
—AHHHHH —No puedo evitar disimular la Gracia que me causa todo esto y la miro con el ceño fruncido, la miro detenidamente y me doy cuenta de que es la chica del ascensor.
—Así que volvemos a vernos, ¿eh? —Le pregunto y por un momento ella no vocaliza palabra alguna, hasta que por fin de sus labios sale...
—¡Tú!, ¿Qué estás haciendo aquí?
—Yo podría preguntarte lo mismo a ti
—¿Qué quieres?, Te advierto que sé karate.
—¿karate?, ¿en serio? —Digo en tono sarcástico, manteniendo aun mi rostro serio.
—¡Si!. —Dice y coge una paloma de porcelana que estaba en la mesa más cercana a ella, con la cual me amenaza —¿Qué estás haciendo en mi apartamento? —Pregunta.
—Esa paloma vale más dinero del que has visto en tu vida, así que te recomiendo que lo vuelvas a poner en su lugar. —Me limito a decirle, intentando sonar despectivo. Ella mira a la porcelana en su mano y luego me vuelve a mirar a mí, como si no pidiera creer lo que acabo de decirle.
—¿Quién eres? —Me pregunta, y yo guardo silencio un momento porque estoy demasiado centrado mirando su cuerpo de forma lasciva, pues debo admitir que es muy hermosa, y realmente me gusta, por primera vez siento que quisiera devorar los labios de alguien, y son los de esa mujer que tengo frente a mí.
—Así que tú eres la nueva enfermera que cuidara a Ava.
—No soy enfermera, soy pedagoga infantil, con cursos en primeros auxilios y experiencia en el manejo de niños con la condición de Ava, y si soy la nueva persona que la cuidará, y...
—¿Y te crees lo suficientemente capacitada para cuidar de Ava tu sola?
—Ava tiene una enfermedad cardiaca, pero no está inválida, ni es una discapacitada. —No puedo evitar una media sonrisa, habla igual a Ava, con razón ya no le cae tan mal a mi hermanita.
—Eres Chloe, ¿Verdad?
—Sí, soy Chloe Bardot, ¿y tú eres?
—Damián Roberts. Soy el hermano mayor de Ava, y tu vecino. —Me mira bastante sorprendida.
—Y, ¿por qué no me lo ha dicho antes?
—Problemas de comunicación, y además, casi me matas con una paloma de porcelana. —Se sonroja, inmediatamente digo esto, y deja de tutearme —Por otra parte, ahora que estamos frente a frente, señorita Bardot voy a ser muy sincero, no quiero dejar sola a Ava con una desconocida.
—Eso es comprensible; sin embargo, puede confiar en mí, aunque sé que mis palabras no son suficientes, tal vez deberíamos conocernos mejor, así se asegura de que no está dejando a su hermana menor con una psicópata.
—Desde luego, tendría que conocerte. —Le digo como si fuera algo obvio. —Quiero que sepas que soy muy protector con Ava y con mi abuela.
—Eso le honra. Yo también soy muy protectora con mi madre. Es lo que hace el amor.
—¿Amor? —No puedo evitar mofarme un poco de lo que dijo. —No lo creo, ya te darás cuenta de que alguien como yo es incapaz de sentir amor.
—Como puede decir eso, si ama a su hermana.
—Eso es distinto, es mi deber. —Me aclaro un poco la garganta, para cambiar de tema, pues hasta yo siento que estoy diciendo algo contradictorio. —Has mencionado a tu madre, ¿y tu padre?, ¿tienes hermanos? —Noto que al preguntar eso se tensa un poco, pero intenta disimularlo.
—Estamos solas las dos.
—Mmmm, ya veo. Por otra parte, quisiera que por favor me entregaras tu hoja de vida, quisiera revisar algunas cosas, como tu bien entenderás. —Se queda callada y me mira fijamente a los ojos.
—Con todo respeto, pero yo no trabajo para usted, así que si quiere mi hoja de vida deberá hablar con su abuela, que es mi jefe directa. —Debo admitir que la chica tiene carácter, por primera vez me hace mostrar una sonrisa completa.
—Vaya, el señor Alfa, sonríe... —Dice e inmediatamente, lleva sus manos a la boca, arrepintiéndose de lo que había dicho.
—¿Señor Alfa?