Capítulo 4.
Recibiendo órdenes.
El hombre suelta a Selene al suelo, quien se golpea la mejilla al caer; está tratando de levantarse mientras escucha al hombre discutir en otro idioma por el celular. Está enojado y de repente se calma y se escuchan risas; el hombre niega entre burlas y se levanta para encender un abanico con una gran sonrisa. Ella no entiende qué dice, parece ruso; está más tranquilo y se levanta para acercarse a ella, a quien le pasa el celular.
—Tómalo, niña tonta, es para ti, tienes mucha suerte, mucha suerte.
El hombre camina a su lugar negando, mientras que Selene aprieta el celular con preocupación, llevándoselo al oído.
—¿Hola? —dice algo nerviosa.
—Te doy el día libre, ¿Y te vas a jugar con unos matones?
Selene se queda helada ante la voz al celular; su
