Kristen:El jardín estaba tranquilo, el tipo de tranquilidad que sólo llega después del caos. Mis niños, ahora de un año y medio, revoloteaban entre las flores como pequeñas tempestades alegres. Uno se sentaba sobre sus propias piernas, mirando el suelo como si buscara un tesoro, y el otro mordisqueaba una hoja con curiosidad salvaje. Me apoyé contra Cristian, sintiendo su brazo en mi hombro —¿Lo ves?— susurré, con la voz bañada de ternura —Hace un año pensábamos que el mundo se iba a romper. Y mira… ahora el mundo gatea y ríe con patas pequeñas. Cristian se rió bajo, —Nunca imaginé que el dolor nos traería esto. A veces todavía lo pienso. Carly… lo que pasó… parece una sombra que aparece cuando el sol baja. —Pero no nos detuvo— dije, sin dejar de mirar a los pequeños —Atlas no lo pe

