La nieve crujía bajo los pies de Atlas mientras se dirigía hacia la frontera. Sus lobos la rodeaban, protegiéndola con un aire tenso. Los vampiros iban adelante, sus ojos brillando en la oscuridad.
—¿Cómo puede caminar tan perfectamente si es ciega? —murmuró uno de los lobos.
—Es un misterio —respondió Isaias
Atlas no se molestó en responder. Estaba demasiado ocupada en llegar a la mujer que había llamado a sus Alfas.
Cristian y Kristen caminaban a su lado, sonriendo y calmándola con su presencia.
—Mi amor, la mujer que nos espera anda con una niña pequeña —dijo Cristian—. Es alta, cabello rubio y ojos grises. ¿La conoces?
Atlas gruñó y dijo un nombre:
—Violeta.
La mujer que esperaba en la frontera sonrió al ver a Atlas.
—Mucho gusto, hermanita —dijo.
—No soy tu hermana —gruñó Atlas.
Violeta sonrió y llamó a sus guardias. Ellos se acercaron con una figura detrás de ellos. Atlas sintió una conexión extraña, como si hubiera conocido a esa persona antes.
— ¿Quién es? —preguntó Atlas a sus Alfas a través del enlace.
Sus Alfas gritaron de emoción, sorprendidos de que Atlas se comunicara con ellos de esa manera.
—Es... es una niña —respondió Cristian, emocionado.
Atlas se acercó a la niña sintiendo una sensación de familiaridad. Tocó el brazo de la persona y sintió una descarga eléctrica.
— ¿Quién eres? —preguntó Atlas, con una voz llena de emoción —¿Puedes hablar?— preguntó Atlas y la niña no respondió
Violeta intentó tocar a Atlas, pero esta reaccionó rápidamente, sujetando la mano de Violeta con fuerza. Violeta gritó de dolor y cayó de rodillas, intentando liberarse.
—Esta mujer siempre anda en alerta —comentó Lucius, impresionado por la rapidez y la fuerza de Atlas.
—Después te cuento cuando la iban a marcar— murmuró Jax
Kristen sonrió y comenzó a hablar, pero Atlas lo interrumpió con una mirada severa.
—No —dijo Atlas, con una voz baja y autoritaria—. No es el momento.
Kristen se calló, sonriendo aún, y Lucius asintió con la cabeza, entendiendo la situación.
—A ella si le hacen caso, pero fuera sido yo y ya estuviera tres metros bajo tierra— murmuró Isaias
Violeta, aún de rodillas, miró a Atlas con una mezcla de dolor y sorpresa.
—¿Por qué...? —comenzó a preguntar, pero Atlas la interrumpió de nuevo.
—No te atreves a tocarme sin permiso —dijo Atlas, con una voz fría y distante.
—Ella me recuerda a mi luna— comento Cristopher
Cristian se acercó a Atlas y la calmó, poniendo una mano en su hombro. Atlas se tranquilizó un poco y soltó a Violeta con una expresión seria.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Atlas—. ¿Y quién es esa niña?
Violeta se rió y dijo:
—Traje a esta... ciega que no sirve para nada.
Atlas suspiró y apreto a Violeta, pero Violeta se movió rápido y tomo a la niña por los brazos. La niña gritó de dolor y Atlas se tambaleó, viendo borroso. Cayó de rodillas, sintiendo algo en su interior que no podía explicar.
—¿Ya no eres tan fuerte?— grito Violeta
—¡LIBERA A LA NIÑA!— gruño Brandon
Los lobos aullaron y Cristian se apresuró a proteger a Atlas. Kristen se unió a la manada de Cristopher y comenzó a pelear.
Atlas se tapó los ojos y empezó a gritar, llamando a su nana.
—¡Nana! ¡Abuela! nonono No quiero esto. Yo puedo con ellos, por favor— suplico Atlas al viento
De repente, abrió sus ojos y vio una luz en los árboles. La luz se acercó y Atlas vio a su nana sonriendo.
Atlas empezó a llorar, aliviada de ver a su nana después de tanto tiempo. Su nana se acercó y la abrazó, calmando su dolor y su confusión.
—Es hora de que sigas viendo a estos hermosos Alfas y tu conozca a tu hermana, cuídala como yo cuide de ti—
—Nana— murmuró Atlas con lágrimas saladas —No puedo, no se sacar piojos— lloro y la nana le dio un pequeño golpe en la cabeza
—Mi pequeña pulga— dijo la anciana —Es hora—
Atlas se trago su dolor abrió sus ojos y en seguida vio unos ojos rojos y hinchados que solo demostraban dolor por ella —Cristian— murmuró Atlas y Cristian cerro sus ojos elevó sus labios para besar la frente de Atlas
—Siempre estaremos contigo, eres una mujer increíble, Te amo Atlas— dijo en medio del dolor de su Luna
—Eres hermoso— dijo ella y Cristian abrió más sus ojos y sonrió
—Mi vida— tartamudeo el y observo a su hermano que dejo de pelear
Kristen vio todo lo que estaba sucediendo con una mezcla de sorpresa y tristeza al sentir a su Luna mal. Cristian se acercó a Atlas y la tomó en sus brazos, montándola en su hombro. Pero Atlas cambió su mirada, y el cielo se puso gris. La nieve dejó de caer y la neblina se dispersó.
—bájala— dijo Kristen serio
Cristian soltó a Atlas con cuidado, y ella caminó lentamente hacia donde estaba Violeta. Los lobos de la manada Oscuridad se inclinaron ante Atlas, mostrando su respeto y lealtad.
—¿Que hacen?— gruño Violeta
Violeta gritó de rabia, sintiendo que su plan se estaba desmoronando. Miró a Atlas con odio y miedo, sabiendo que no podía enfrentarla sola.
—¿Qué eres? —preguntó Violeta, temblando de ira y miedo. —¿Puedes ver?— grito
Atlas no respondió, simplemente siguió caminando hacia Violeta con una mirada intensa y misteriosa.
Atlas tomó a Violeta por la cara, su mirada intensa y misteriosa. La voz de Atlas sonó baja y autoritaria.
—Soy la hija de la luna, diosa de la oscuridad, luna de los mellizos Alfas y tu Alfa —dijo Atlas—. Así que te ordeno que te mates, a menos que quieras que yo lo haga.
Violeta se estremeció, sintiendo el peso de la autoridad de Atlas. Miró a su alrededor, viendo a los lobos de la manada Oscuridad inclinados ante Atlas, y supo que no tenía escapatoria.
—¿Quieres humillarte?— dijo Atlas seria derramando una lágrima —Tienes suerte de que no soy como tu madre
—¿No?— tartamudeo Violeta
—Soy peor, mi dolor es mi fuerza. Me criaron para matar y destruir, pero me salvo una anciana, sabes algo. Yo le tenía miedo porque ella me hablaba fuerte pero después descubrí que yo era su todo— empecé a llorar —y ella se convirtió en mi mundo, le enseñó la magia negra como la buena, aprendí a respetar a los que me respetaban. Nunca me humilló— Me río mientras observo el árbol —Al menos no en serio— observo a Violeta la cual tiene la cara roja ya que la estaba asfixiando —Mate al único que me salvo en medio de la oscuridad, mi lobo mi padre lobo— veo al cielo —Pero el no era feliz. Soy mala Violeta, no soy la misma que esa anciana creo ya que esa anciana ya no esta, se fue. Se fue por tu culpa. Mi poder la mato— grito y los truenos retumban y los lobos le gruñen a todos incluyendo a mis parejas —SOY MALA, NO MEREZCO VIVIR— observo a Violeta ya que tiene la cara morada y la suelto —Es mejor que te mates, porque yo no tendré piedad de ti— Violeta me tomo mis muñecas y empezó a toser sangre
—Tus lobos tu manada va a matar a todos— murmuró Violeta sonriendo —Logre mi objetivo, eres de la oscuridad y eso nada ni nadie te lo va a quitar. El poder y la maldad reina en ti—
Atlas se giró y observo como sus Alfas le cubrían la espalda mientras los otros lobos acorrala a la otra manada de Cristopher
—No te voy a juzgar, solo haz lo que creas conveniente— dijo Kristen —Solo recuerda que te amaré por siempre, solo vive—
—¿Amor?— tartamudeo Atlas
—Somos tus amores, y tu eres nuestra Atlas– dijo Cristian y Atlas los abrazo pero sus manos se convirtieron en garras —Lo siento— dijo ella