La escena estaba llena de tensión y anticipación. Atlas se enfrentaba a su padre, un hombre que parecía tener un poder y una autoridad sobrenaturales. Los Alfas, Kristen y Cristian, se mantuvieron a un lado, listos para intervenir si era necesario.
El padre de Atlas sonrió, y su mirada pareció perforar el alma de su hija. —Eres mi hija ¿No lo recuerdas?— repitió, su voz llena de convicción y se acercó, mientras Atlas dio un paso al frente y su cabeza la giro a un lado, cerró sus ojos y cuando los abrió sonrió
Atlas gruñó, su cuerpo tensándose en preparación para la batalla. —No necesito recordar nada— dijo, su voz baja y amenazante. —Sé quién soy y qué quiero—
El padre de Atlas se rió, y su risa pareció resonar en la mente de Atlas. –No sabes nada— dijo observando a los Alfas —No sabes qué eres capaz de hacer, yo puedo ayudarte—
—¿Ayudarme?— se burló Atlas mientras detenía a sus Alfas
Con esas palabras, el padre de Atlas levantó su mano, y una ola de energía oscura se dirigió hacia Atlas. Ella saltó hacia atrás, evitando el ataque por poco. Luego, se lanzó hacia adelante, sus puños cerrados y listos para golpear. Mientras otros lobos atacaron a los Alfas
La batalla había comenzado.
Atlas y su padre se enfrentaron en una lucha épica, con golpes y patadas que resonaban en la escena.
—¿Que paso padre?— dijo Atlas mientras le clavaba las uñas a su padre —¿En donde están tus otras hijas? ¿Ho quieres que las mate también?— El padre se detuvo y sus ojos cambiaron de color y Atlas supo que el lobo estaba presente pero el Federek era más fuerte. Los Alfas observaban, listos para intervenir si era necesario, pero Atlas parecía estar manejando la situación.
Sin embargo, el padre de Atlas no era un oponente fácil de vencer. Tenía un poder y una habilidad que parecían ser sobrenaturales, y Atlas comenzó a sentirse abrumada y mareada
Justo cuando parecía que el padre de Atlas iba a ganar, los Alfas aparecieron y Kristen se enfrento a su padre Mientras Cristian cuidaba de Atlas, Atlas sonrio enviando ondas eléctricas a Cristian
—Mi Alfa— susurró Atlas
—También eres mi Alfa y mi luna— susurró Cristian y Atlas recordó las palabras de su abuela. —Recuerda quién eres– había dicho. –Recuerda qué eres capaz de hacer—
Atlas se detuvo, y se levantó mientras sentía que sus lágrimas la quemaban, su pecho subía y bajaba empezó a correr y se detuvo en frente de su padre —Sé quién soy— dijo, su voz llena de rencor, el padre se tenso
—Soy la hija de la luna, hija de Atanea y cachorra del lobo que llevas adentro— Atlas se le quebró la voz al recordar como ese gran lobo la protegió de todos —Lo siento— Atlas le hablo a su padre. Su padre lobo
—Has lo que tengas que hacer, siempre seras mi cachorra y te amaré en todos los universos— dijo el lobo mientras Federek gruño
Con esas palabras, Atlas se transformó en una criatura poderosa, con ojos que brillaban como la luna y una fuerza que parecía ser sobrenatural. Su padre se detuvo, sorprendido por la transformación de su hija.
Atlas se lanzó hacia adelante, y su padre no pudo evitar el ataque. La batalla había terminado, y Atlas había emergido victoriosa, cuando cayó al suelo elevo su rostro y una sonrisa apareció admirando todo el lugar, con cada paso que daba las personas se inclinaban elevó un aullidos y varios lobos la recibieron, Atlas parpadeó varias veces y se detuvo en frente de la anciana
—Gracias por cuidarme siempre, pero necesito que te levantes y seas la pinché vieja que me cuido— Atlas empezó a llorar de dolor mientras su cabeza estaba apoyada en el pecho de la anciana —Te necesito, no me dejes Abuela.. Abuelaa necesito que veas a tus nietos, necesito...
—Ya no me necesitas, hace tiempo tenia que partir pero no lo hice por ti, porque aún no te podías defender y mírate— dijo la anciana mientras Atlas sonrió triste
—Ya eso no me afecta porque se quien soy y también se que no es tu hora pinché vieja— Atlas se corto la palma de la mano observo la luna y todos la admiraron
—¿Estás viendo la luna?— hablo Kristen con la voz temblorosa
—Mi.. mi Atlas mi oscuridad ¿acaso puedes ver?— susurró Cristen arrodillado en frente de Atlas
—Desde que empezó la batalla puedo ver, solo quería admirarlos un poco más, y déjenme decirles que amo que me fueran sido tan fiel en todo momento— Atlas observo su mano que goteaba sangre —Son demasiado fuertes y grandes
—Y hermosos piojosa— dijo la anciana
—¿No estabas muerta?— dijo Kristen
—Casi me iba pero Atlas me detuvo—
—No necesito ver para saber quién es quien y saber en donde estoy— dijo Atlas mientras abrazaba a la anciana y sus parejas se acercaron y la rodearon con sus brazos fuertes
—Así quiero que me abracen siempre, por favor no dejen que sea como mi padre— dijo Atlas con la voz quebrada
—Eres mejor que el o peor, solo se que seas como seas te amaremos y apoyaremos siempre mi Alfa— dijo Kristen serio y su voz era suave
—Mi adorable oscuridad no me importa que no veas, más bien ya sabes que es lo que te esperas— susurró Cristian —Ya no debes decir ¿Ya esta todo adentro?— susurró más bajo en el oído de Atlas y Atlas sonrió y los beso
—Alfas— grito Isaías
—¿No viste que estaban amándose?— gruño la anciana en el piso
—Si vi no soy Atlas—
—¿Que?— gruñeron los Alfas y Isaías se rió
—Lo siento son genes de mi padre— dijo Isaías mientras sonríe de lado
—¿Ocurre algo?— dijo Atlas
—Hay 3 mujeres en la frontera de la manada y un anciano dijo que necesitaban hablar con usted y los Alfas—
—¿Mujeres?— dijo Atlas seria mientras la madrugada se desvanecía
—Es mejor enfrentar todo esto de una vez— gruño Kristen
—Ellas no son nada— grito Cristian y varios lobos y niebla apareció en el campo de batalla la nieve se puso más espesa de lo normal y todos se levantaron
—Soy el Alfa Cristopher y vengo porque necesitan nuestra ayuda— Hablo un hombre grande acompañado de varios chicos unos de ellos tenía colmillos afilados y piel de porcelana mientras que otros estaban parados sin ninguna expresión y los otros transformados en lobos, Cristopher solo recordaba a su gordita pero con un dolor de tristeza y desesperación
—¡Alfa! es un gusto tenerlo aquí— dijeron los gemelos Kristen y Cristian
—¿Hay Vampiros y zombie?— dijo Atlas seria
—Son de confianza no lastimaran a nadie— dijo Cristopher
—No se preocupe por ellos— sonrió Kristen
—Preocúpese de que ella no los vea como una amenaza— dijo Cristian
—No lo somos pero me gustaría ver que tan poderosa eres—
—Brandon si fuera usted no hablaría mucho, ya que su pareja está lejos y usted está débil– se burló Atlas
—¿Eres bruja?— dijo el lobo
—No. Pero ando con ella— se rió Atlas y empezó a caminar firme
—Es mia— dijo Kristen —Y mia— murmuró Cristian
—Y mia—
—¿Quieres morir Isaias?— gruño Cristian
—No, solo quería dar más drama, por cierto donde ven a esa que va caminando ella es ciega—
—¿Que?— dijeron todos