Sexto

2232 Words
Como les decía, es mi lugar en el mundo, es algo que yo amo, el solo hecho de estar aquí, parada delante de la mismísima presencia de Dios no es algo sencillo, es mucho peso, es mucha carga, pero que voy a saber yo, una chica de 14 casi 15 años, lo único que sabía decir era "Gracias, Señor" y llorar más de lo que río en mi vida diaria. Es el mejor lugar de mi vida, porque nadie me dice "Ya deja de llorar, pareces una nena chica", solo me abrazan o me dan besos y siguen en la suya, nadie sabe por qué lloro, ni siquiera yo sé, ni siquiera entiendo por qué lloro, porque me aferro a la silla de adelante, ni siquiera entiendo por qué estoy aquí, pero sé que es mi lugar seguro y mi refugio para todo dolor y toda vergüenza. La palabra no era algo que me agradaba mucho, el pastor hablaba y hablaba, además con 14 años me distraía fácilmente y no aprovechaba lo que el Señor me daba en ese entonces solo iba por lo emocional, para sentirme mejor después de tantos años malos y tantos días malos. [...] Salimos del culto y yo amaba a mi pastor y a mi pastora, siempre fui de demostrarles cariño y qué mejor manera de demostrar ese cariño que con abrazos y besos. - Bella, tan dulce y tierna siempre - Dijo mi pastora Romina separándose de mi abrazo y mirándome alegre. - Gracias pastora, te quiero muchísimo - Le dije con una sonrisa de oreja a oreja y mis ojos hinchados. - Ella, ¿Cómo estás, hermosa? - Dijo mi pastor Óscar viniendo hacia mí con sus cortos brazos abiertos en señal de abrazo y su enorme barriga. - Pastor, me encuentro bien - Intente decirle lo más creíble posible, mientras lo abrazaba con fuerza. - ¿Segura pequeña? - Se despegó de mí y me miró con ojos de duda. - Si pastor, solo los mismos problemas con mamá y eso - Le dije, en parte era cierto, pero en parte no, estaba ahí porque amaba llorar y desahogarme sin que nadie me preguntara por qué lloraba. - Óscar: Es un asunto tu madre - Dijo con una sonrisa y cierto enojo para alegrarme y hacerme sentir bien. - Es una mujer dura de conquistar - agregué y ambos nos largamos a reír. Poco a poco la gente comenzó a irse y yo me moví hacía la librería después de hablar con mis pastores. En la librería de la iglesia estaba mi tía, Lía, ella era la que siempre me ayudaba en todo, la que me escuchaba y ella fue la primera en meterme a la iglesia, ella fue la que me sacó de la profunda depresión que me esperaba más adelante si yo no hubiera aceptado a Cristo en mi corazón. Me quedé con ella hablando y a pesar de que la diferencia de edad era grande, siempre tratamos de tener charlas, ¡y son increíbles! - ¿Y Ella?, ¿Cómo van esos estudios?, ¿tu mamá? - Dijo mirándome con esa cara de ángel que siempre tenía y que sabía bien era única y especial. - Acá tía, todo va bien, por ahora... Con mamá todo sigue igual, no parece haber cambio alguno y sigue negada con que venga a la iglesia - Dije restándole importancia a lo último, total, yo sabía que no iba a poder hacer nada, solo orar por ellos y esperar a que Dios quiera traerlos a sus pies. - Bueno Ella, vamos a estar orando por ella y si bien falta bastante para tus 18, sé que vas a poder vencer esta batalla y venir independientemente sin que te digan algo - Dijo mi tía con total seguridad, que hasta creí que así sería. Luego de hablar con mi tía sobre los libros que había ahí y las maravillosas historias y Biblias que se encontraban en esa biblioteca (como le decía yo), decidimos irnos y ella con mi tío nos llevaron a la abuela y a mí hacia nuestra casa. Al llegar estaba todo oscuro, señal de que mis padres ya estaban durmiendo, señal de que no me iban a decir nada por haber ido a la iglesia y señal de que era muy tarde. Llegué a mi habitación y luego de pensar un rato en todo lo que había realizado en el día, me dormí. [...] Lunes 19 de junio, vuelta a empezar la semana, vuelta a empezar la rutina, vuelta a empezar la carrera, ya era una costumbre tener todas las semanas lo mismo, solo había una cosas que no se había vuelto costumbre aún y eran las "salidas" con Emanuel, esas sí que nunca podrían volverse costumbre o rutina. Luego de ir a clases y llegar a casa y sentarme a hacer deberes de materias que no entiendo por qué carajos están, decidí hablar con Emanuel un rato por Messenger. Messenger - Ella: ¡Hey! ¿Cómo vas?, ¿Qué tal tu día?, el mío bastante aburrido, ya no tengo ni ganas de seguir con mis deberes - Emanuel: Hola!!, bien de bien a pesar de que es lunes jajajaja, uy qué bajón eso de los deberes, yo nunca los hago, no me gusta hacerlos - Ella: Me alegro de que todo vaya bien, bueno, pero yo si tengo que hacerlos, son obligatorios, además después si me preguntan no sé nada. - Emanuel: Tonterías, a mí ni siquiera me preguntaban algo - Ella: ¿Hacías la tarea?, porque cuando no la haces el maestro directamente no te pregunta y pasa con otro estudiante. - Emanuel: Ehhh, creo que no jajaja, pero bueno, pero eso ya no importa, ahora no tengo deberes más que aprenderme los huesos del cuerpo humano y empezar a avanzar en mis coreografías de ballet. - Ella: Wow yo quiero aprender tus coreos, como sea jajajajaja es increíble verte bailar y aprendería del mejor - No quería sonar desesperada, pero quería bailar con él y todo lo que estuviera relacionado con él. - Emanuel: Tranquila pequeña, vamos de a poco, yo te enseño y luego bailamos juntos. Con eso último que dijo, dejó latiendo a mi corazón a un ritmo muy acelerado, a mil por hora, siempre me gustó bailar con Emanuel, tenía la delicadeza de agarrar a una mujer como se tenía que agarrar, ya había bailado algunos pasos con él y era delicadeza que emanaba de sus manos a la hora de bailar con una chica. No quería que bailara con alguien más, solo conmigo y así poder disfrutar cada movimiento. Ya llegaba la hora de ir a ballet, apronté mi bolso con desodorante, perfume, mis zapatillas y mis shorts negros, siempre usaba una calza que parecían medias negras, era muy finita entonces encima de esa calza usaba el short, para que no se me viera nada. Terminé de aprontar mi bolso y me senté a tomar un café con galletitas que mamá me había dejado en una repisa, luego de unos 15 minutos lave las cosas que ensucié, ordené lo que había desordenado y avisé a mis padres y me fui. Ya hacía mucho tiempo que me iba caminando sola, pero nunca les comenté el porqué y nunca les dije cómo me sentí cuando me dijeron que me fuera sola caminando. Alex siempre acostumbraba a llevarme y traerme, pero a veces tenía la costumbre de enojarse, porque estaba ocupado y no podía llevarme y tenía que llevarme igual, entonces se enojaba e iba todo el camino de casa hacia ballet enojado, apurado y encima cuando bajaba del vehículo no me daba tiempo a despedirme porque aceleraba y desaparecía de mi vista, y eso me hacía enojar mucho, porque si tenían tiempo para su hijo que jugaba al fútbol y lo podían llevar y traer, ¿Por qué a mí no?, entonces ya cansada de esa actitud, hablé con mamá y le dije muchas cosas... - Mamá no puede ser que se enoje porque me tenga que llevar a ballet, ¿Qué le cuesta?, ¿Tan difícil es? - Le dije, ya cansada y agotada de que siempre fuera igual - Isabella, - Okey... mamá nunca me decía así, tenía entendido que no le gustaba el nombre Isabella y por eso me puso Ella - es complicado para él, porque está haciendo trabajos en el taller y tiene que dejar de hacer esos trabajos para poder llevarte a ti cariño - Dijo con expresión de comprensión y cariño. - Mamá nunca me dijiste Isabella, porque nunca te gustó ese nombre, ¿Por qué decirlo ahora? - Si bien estaba enojada con Alex y quería arreglar eso, tenía la duda de porque me dijo así. - Es tu nombre completo hija y a veces colmas mi paciencia y es la manera que encuentro para no querer agarrarte a palos hija mía. - Dijo muy tranquila la señora y como yo ya estoy acostumbrada a este tipo de cosas solo lo deje pasar. - Mamá, ¿puedes hablar con él?, ya me tiene cansada con esas actitudes, me voy a terminar yendo sola a ballet y volviendo sola de ballet, es estúpido que haga eso, ni que le quitara 1 hora de vida - Dije eso y cuando vi la expresión de mamá, supe que algo no andaba bien. Me giré y lo vi - Bueno, ¡Si tanto te molesta mi cara y mi enojo, podés empezar a irte caminando desde ahora!. No pienso volver a llevarte y tampoco pienso ir a buscarte así que anda tomando tus cositas y anda yendo a tu clase de ballet tranquila. - Dijo él, enojado y casi gritándome en la cara. Yo solo los observé a ambos y tomé mi bolso, las llaves de la casa y me fui, lloraba en el camino porque no podía ser que se enojara por cualquier estupidez y si bien me salí con la mía y tenía más libertad y podía hacer lo que se me diera la gana, no era la forma en la que la quería, lloré todo el camino hacia el instituto de ballet. Le mandé mensajes a mamá diciendo que eso había sido muy rudo de parte de Alex y que no esperaba que fuera a reaccionar así, y ella me dijo que solo estaba pasando por una crisis, así que solo lo dejé pasar y seguí, me dijo que tuviera cuidado y que en caso de que lloviera iban a ir a buscarme, pero yo no quería, no quería saber nada más con ese sujeto que solo sabía gritar, hablar mal y mirar mal. Desde ese momento fue que yo comencé a "tomarle el gustito a la calle", como le decía mi mamá, amaba andar sola por todas partes, salir a la calle era mi mayor deseo y poder andar como si tuviera 18 años era lo mejor, me dolió sí, que mi padre fuera tan duro y cruel conmigo a veces, pero podía soportarlo después de todo ¿no?. Recuerdo que ese día llegué a danzas, limpiando mis lágrimas y recordándome mentalmente que ya no debía llorar por eso, que era libre y que si mi padre no quería volver a llevarme a ningún lado pues bien, caminaría. [...] Entré con una sonrisa radiante al vestíbulo, no había nadie así que me apronté y entré al salón donde estaba el grupo anterior al mío. Ellas bailaban y yo les ponía la música que necesitaban para hacer su baile, mi profe y yo hablábamos sobre las cosas que haríamos para fin de año y le consulté sobre algo que hacía tiempo ya quería hablar, pero no me animaba. - Profe, ¿habrá posibilidad alguna, de que haga algún dúo con alguien? - Trate de sonar lo más inocente posible, para no ser descubierta, pero fue en vano. - Si estás queriendo decirme que querés un dúo con Emanuel, entonces sí, si hay posibilidades, en otro caso no habría posibilidad alguna - Me miró y me sonrió guiñándome el ojo. Ella sabía perfectamente bien que Emanuel me atraía, así que solo fue cuestión de charla para que me dijera que sí podría bailar con él en la fiesta de fin de curso. - ¡Gracias!, ahora solo debo consultarle, porque no sé si esté dispuesto a hacer un dúo conmigo, pero eso lo veremos más adelante, aún falta bastante para la fiesta de fin de año - Aseguré, siempre nos preparábamos con bailes y coreografías para representar la Academia de Danzas, y veníamos entradas a nuestros amigos y familiares para poder alivianar los costos. Íngrid me miró fascinada, obviamente a ella le gustaría que fuéramos pareja con Emanuel y que él dejara a esa loca de miércoles, seguimos con las chicas ayudándoles a hacer poses finales de sus bailes, nos reíamos porque las pequeñas hacían poses súper graciosas y ninguna quedaba bien, entonces buscamos algunas para que pudieran guiarse y listo, quedó hermoso. Llegó la hora en que ellas tenían que marcharse y seguía mi equipo, que por cierto, era el más insoportable de todos, siempre había 3 que le complicaban la existencia a todo el mundo. Estás pequeñas se despidieron y puedo decir que eran súper cariñosas, porque antes de irse se despedían, no solo de mí, sino de mi profesora con un beso y un abrazo, sinceramente eran adorables.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD