Trigésimo quinto

1830 Words
- ¿Viste esa estrella? - Asiento con la cabeza - Bueno, esa estrella es la más brillante que hay cerca de la luna - Me dice Ema, acariciando mi brazo. - Si, lo sé, para mí en esa estrella es donde está mi abuelo - Le digo y él solo me abraza y me da un beso en la cabeza. Yo solo respiro hondo y la admiro, sé muy bien que el abuelo no está en una estrella, pero creer que ahí está me hace sentir cuidada y guiada por mi abuelo, él siempre fue mi guía y mi cuidador especial. - Te cuesta aún, ¿verdad? - Me dice y solo soy capaz de asentir porque las lágrimas ya comenzaron a bajar - Sabes que me tienes a mí y que podés decirme cualquier cosa, ¿verdad? - Me acaricia y me hace mirarlo, en sus ojos veo preocupación y una pizca de dolor. - Lo sé, me hubiera encantado que se conocieran, seguramente se llevarían muy bien ambos - Le respondí con la mirada gacha y con una voz cortada por los mocos y las lágrimas. Él solo me hace levantar el mentón, me observa y me abraza, me mira y con su mirada me demuestra que todo va a estar bien. - Me hubiera encantado conocerlo, sé que nos hubiéramos llevado bien y que incluso me contaría cosas sobre ti o me enseñaría como tratar con su nieta - Es lo que dice y me hace sonreír y a la vez querer traer otra vez al abuelo para que lo conozca. - Sé muy bien cariño que si él estuviera en este momento vivo, tú no estarías aquí, porque por algo pasan las cosas, las casualidades no existen, pero si existen las causalidades - Me mira y sonríe, pero se nota triste y sé que es por lo que dije, pero es cierto, si él está aquí es porque el Señor así lo quiso. Me regaló a alguien especial y a alguien que formará parte el resto de mi vida a cambio de llevarse a alguien que me cuidó y me amó tanto como yo a él, quizás el abuelo no demostraba amor, pero si me lo demostraba cuando lo abrazaba y eso para mí era un acto que nadie más que el abuelo sabía darme. Sus abrazos eran cortos y a veces quizás no me los respondía bien porque andaba ocupado, pero siempre me demostró que era su nieta favorita a pesar de ser frío, él cuidaba de mí y le molestaba que me retasen tanto y se metía en donde fuera con tal de que a mí no me fueran a poner una mano encima. Recordar esto me hace sentir el cálido amor que el abuelo tenía por mí, un amor genuino que no se comparaba con el amor de mi madre o de mi padre, era un amor único, que hoy lo veo en Ema, ya lo he dicho, pero hay muchas cosas que Ema hace que son igual a las que el abuelo hacía antes y no creo en la reencarnación, pero si creo que lo que el Señor me sacó lo perfeccionó en alguien más y me lo entregó en bandeja de oro, depende de mí si lo cuido o no y la verdad es que no quiero perderlo. Con Ema nos quedamos así un buen rato, en silencio, mirando el cielo sentados en el suelo, con una botellita de jugo y unas galletitas, sí, así son nuestras salidas y agradezco poder salir con él porque disfruto mucho más de las salidas, porque cuando voy a danzas y vuelvo a casa no se siente igual. El salir y aprovechar la noche tan linda que hay, es un privilegio. Han pasado unas semanas de mi cumpleaños y con Ema hemos ensayado para el safari, la canción es asombrosa y los pasos que tenemos son geniales, así que seguramente ganemos en el baile. Con las demás compañeras ya hablamos y ya está todo listo, solo falta que llegue el día y poder ir a disfrutar y divertirnos. Veo la hora y ya vi que son pasadas las 11, entonces le aviso a mi precioso y hermoso bebé. - Cariño, son pasadas las 11, ¿vamos yendo? - Le digo mirando hacia arriba y girando un poquito mi cabeza hacia atrás, él agacha un poco su cabeza y me mira con una sonrisa. - Vamos si, antes de que se ponga loca mi suegra - Me dice alzando las cejas en señal de picardía. Al momento que me voy a parar siento un pequeño ardor y picor en mi nalga derecha y cuando veo hacia atrás la mano de Emanuel vuelve a impactar en mi nalga y vuelve la sensación de picor y ardor. - Auch - Respondo sobando ni nalga y viendo a un Emanuel todo sonriente y satisfecho por lo que hizo. - Lo siento, preciosa, pero no me resistí ante tal tentación - Termina diciendo eso con una chispa en sus ojos y acorralándome en la pared. - Oye, tranquilo tigre, hay gente y nos pueden ver - Le digo y poco parece importarle porque comienza a besar mi cuello y sin querer un pequeño gemido se escapa de mi boca provocando que apriete mis piernas y una risa de Emanuel que me deja en completa vergüenza. - Lo sé, solo me gusta provocarte, ver qué te quedes así me fascina y sobre todo, amo dejarte con las ganas - Me guiña un ojo soltando mis manos que estaban ambas atoradas en su agarre y comienza a caminar, dejándome atónita y sin palabras - ¿Vas a venir? - Me dice dándose la vuelta y caigo en cuenta que se acaba de aprovechar de mi nobleza y esto así no se va a quedar. - Claro que voy a ir, pero a patearte el trasero - Es lo que le digo antes de salir a buscarlo y él comienza a correr como alma que lleva el diablo y me es difícil alcanzarlo, pero no es nada... Ya va a volver y ahí lo voy a atrapar. - ¡¿Qué paso nena?!, ¡¿No puedes atraparme?! - Es lo que me grita desde la otra cuadra y eso hace que mi enojo se encienda más y cuando voy a correr a buscarlo se va. - ¡Eso, huye niña, huye! - Es lo que digo para que él solo siga corriendo y doble perdiéndolo de vista y haciendo que camine un poquito más rápido, pero sé que debe de estar ahí escondido así que mejor me apuro, antes de que se haga más tarde. A medida que avanzo y voy llegando a la esquina en donde Ema dobló y no lo veo, entonces solo me río - Cobarde - Es lo que me sale y sigo caminando. - ¿A quién le dices cobarde, cobarde?. - ¡AHHHHHHH! - Grito del susto que acaban de darme y giro dándome cuenta de que es Ema y que dio la vuelta entera a la cuadra para asustarme y lo miro molesta, mientras él se ríe como un tonto - ¿QUIERES MATARME DEL SUSTO?, PORQUE CASI LO LOGRAS - Le digo y trato de calmar a mi agitado corazón mientras él se ríe como nunca antes lo había visto. - No seas exagerada mujer, vamos que ya es tarde - Es lo que dice tomando mi mano y comenzando a caminar. Mientras él va riéndose de todo el tema yo voy hablando como una loca y preguntándole que porque hizo eso, quería matarme del susto y muchas cosas más, pero él ni siquiera me escucha, está en otro mundo. Hasta que se detiene y se para frente mío haciendo notar la poquita diferencia de altura que tenemos, me abraza atrayéndome hacía su cuerpo y me da un beso, mientras mueve sus manos por todo mi cuerpo, provocando un sin fin de cosas, ese beso que me dio, fue un beso largo y apasionado que me dejó echando chispas cuando nos separamos. Abro mis ojos para verlo y un destello pasó por sus ojos y brillan, con demasiada intensidad y lo noto cuando está cerca de mí. - Ya no se enoje mi vida, fue un juego - Me dice tratando de endulzarme y lo único que hago es cruzarme de brazos frente a él. - Yi ni su iniji mi vidi, te parece gracioso asustarme así hombre, casi me matas del susto - Termino de decir para rodarle los ojos y continuar caminando hacia casa. Él solo me agarra la mano y me tira hacia atrás haciendo que choque contra su pecho. - Abrazame - Y me dice de manera tan tierna que hace que no pueda estar más enojada con él. Lo abrazo y nos quedamos unos minutos así, aprecio estos momentos muchísimo, porque son únicos y no se vuelven a repetir, son momentos en donde no hay cámara para fotos, ni videos, ni gente chusma, ni nada, solo nosotros dos unidos en un abrazo y en dónde solo yo puedo escuchar su corazón latir, pero como que ya está apretando demasiado y me está costando respirar... - Ya... Suéltame... YA EMA, NO ESTOY MÁS ENOJADA, PERO SUÉLTAME - Mientras le decía eso le daba paladas en los brazos porque me estaba asfixiando, no era broma, era en serio. Ya cuando me soltó pude respirar mejor, hasta un viento frío cruzo por mi rostro. - Lo siento, es que te ves tan tierna que no controlé mi fuerza - Me responde rascándose el cabello en señal de nerviosismo. - Ya, no importa, vamos amor, antes de que mamá se ponga insoportable - Le digo y ambos nos reímos y comenzamos a caminar tomados de la mano hacia casa. Caminamos el pequeño tramo que quedaba de dónde estábamos hasta casa y nos quedamos hablando sobre cosas triviales, que no tenían mucha importancia. - Bueno, pequeña, me tengo que ir y tú tienes que entrar a tu casa - Me dice tocando con su dedo la punta de mi nariz, la cual arrugo por su tacto frío. - Pero, es que no quiero entrar - Le digo haciendo pucheros y ojitos tristes. - Lo sé cariño, pero ya mañana nos veremos otra vez, ahora ve y entra ahí - Se ve tan lindo acariciando mi rostro y viéndome con esos ojitos tan lindos. - Está bien - Le digo derrotada - Nos vemos mañana cariño - Le sonrío y me acerco a darle un beso el cual me es correspondido. - Nos vemos mañana princesa - Me da un beso en la frente y se va, me quedo en el portón hasta que desaparece de mi vista y entro a casa. Cuando entro a casa me doy un baño y me voy a la cama, no tenía mucha hambre por eso no comí y me acosté a leer uno de mis libros favoritos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD