En la vida de Lucian Salerno habían entrado demasiadas mujeres, pero ninguna de ellas con la capacidad de poder sentarse en la misma mesa de su familia, para él era importante dejar claro eso, no permitía que ninguna de las zorras de sus hermanos compartiera mesa con Ludmila, era irrespetuoso para su hermana tener que ver cómo las mujeres salían y entraban en la vida de sus tres hermanos.
—Podemos hacer que Ludmila vaya a dormir cuando caiga la noche—murmuró Leonard cerca del oído de su hermano mayor mientras miraba a su pequeña hermana husmear entre la ropa de marca—. No soy la clase de hombre que disfrute mirar como una mujer pasa y pasa la jodida tarjeta en la terminal.
—No haremos eso, ya hemos tenido suficiente fiesta anoche. Es suficiente, tienes que aprender a mantener tu m*****
