—Treinta y cuatro son tres décadas.
—Calla ya, Ludmila por amor a Dios, no tienes que recordarme a cada segundo que en unos cuantos años comenzaran a salirme canas en el puto cabello—exclamó Lucian con un tono de agobio haciendo que su hermana sonriera.
—Será un “Sugar Daddy” pronto.
—¿Azúcar? ¿Pero que mierda…
Luca contuvo una risa pero la eliminó de inmediato en cuanto la punzada de la resaca lo golpeó. Su cuerpo estaba al borde, estaba agotado y necesitaba dormir un poco, sin embargo, la apretada agenda de su familia se lo impedía así que se había limitado a llenar una bolsa de hielo y a colocarla sobre su cabeza mientras seguía bebiendo un brebaje de menta que una de las criadas le había hecho.
—Cierra la boca, Maurizio, no estoy hablando contigo, hablo con Lucian. Pronto tend
