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1146 Words
En seguida de que el autobús comenzó a moverse recibí un mensaje de texto de Franco. Franco: Hola, nueva amiga. Soy yo, Franco. Este es mi número de contacto. Agrégame. Sonrei al ver su mensaje. En verdad nadie más, aparte de mis padres o León me escribian. Guarde mi celular y continúe mi camino de vuelta a casa. Cuando llegue no había nadie. Mis padres volvían por la tarde, así que me quedaba sola durante el día. Algo que me gustaba realmente. Durante ese triempo podía hacer lo que ya quisiera. Dibujar, escuchar música a un volumen alto, hablar conmigo misma, preparar algo delicioso para comer. Cuando llegó la tarde, mis padres volvieron, así que salí de mi habitación y fui a recibirlos —Hola— corrí a dónde ellos se encontraban y les di un abrazo. —Hola, querida hija— mi papá Thomas me abrazo también. —¿Que tal la escuela?— pregunto mi papá Agus. —Supongo que bien— me solté de ellos y camine hacia la cocina, en dónde me senté en una de las sillas, me recargue, incline la cabeza hacia arriba y suspire. —¿Sucedió algo?— mi papá Thomas se posicionó en frente para que lo mirara. —Nada en realidad— me acomode en la silla —Es solo que un chico me pidió mi número de contacto. Al decir eso mi papá Agus dejo de cocinar y se acercó a la mesa, luego se sentó al igual que mi papá Thomas —¿Cómo es él?— pregunto mi papá Agus. —¿De qué? —¿Es guapo? —Ah— los mire extrañamente —Lo es, pero no es de mis gustos— rode la mirada —Yo creo que tengo un amigo. —¿De verdad?— ambos me miraron con felicidad. Si bien no era buena socializando, así que jamás tuve un amigo, simplemente me confirmaba con mi hermano León, el era el único amigo que tenía y el cual sabía todos y cada uno de mis secretos. —Creo... Que si— Susurré. —Eso es genial— mi papá Agus tomo mi mejilla y sonrió —Me alegra que al fin tengas un amigo. Después cenamos y cuando terminamos los tres subimos a nuestras habitaciones y yo me aliste para dormir. Al día siguiente me apure y fui a la universidad. Mi nuevo amigo me esperaba ya y había apartado un lugar para mi cerca de él. —Hola, Laura— sonrió. —Hola, Franco— Saludé yo y espere a que el profesor llegara a impartirnos nuestras clases. Las clases comenzaron con normalidad y terminaron con normalidad. Al finalizar las clases puse de vuelta mis cosas en mi mochila y me puse de pie. Franco camino al lado mío y salimos del aula —No has contestado el mensaje que te envié— me miró y yo a él. —Bueno, no se que responder— mire de nuevo al frente —Jamas había tenido un amigo, no se cómo actuar ante una situación como esa. —Ya veo— Susurró. —Mejoraremos eso entonces. Yo te enseñaré a hacer amigos— me mostro una sonrisa. —Si— Susurré y mostré una sonrisa. —Entonces, ¿Tienes planes para esta tarde? —¿Planes? No realmente. —En ese caso, hagamos algo divertido. —Esta bien. ¿Que planeas?— lo mire —Si quieres puedes venir a mi casa. —¿En serio? —Si, mis padres vuelven tarde del trabajo, así que no hay problema. —Esta bien, avisaré a mis hermanos que iré a tu casa, para qué ellos me recojan por la tarde. —Vamos, entonces— seguimos nuestro camino. Mientras caminamos el se encargo de textear a sus hermanos. Subimos al autobús y nos dirigimos de vuelta a casa. —¿Qué oficio tiene tus padres?— pregunto Yo lo mire —Mi papá Agus es médico y mi papá Thomas es abogado. ¿Tus padres? El miró por la ventanilla —Ellos murieron hace tiempo— susurró. —Yo lo siento. —No hay problema. —A decir verdad mis padres biológicos eran diferentes— me recargue en el asiento y miré hacia arriba —Mi madre era prostituta y murió cuando era niña, mi padre biológico era un delincuente y fue arrestado por la policía. El me miró —Ya veo. Creí que tus padres los habían tenido mediante un vientre alquilado. —No fue así. Mi hermano y yo tuvimos una dura infancia, pero por suerte conocimos a mi papá Agus. Nos salvó y nos crio como hijos suyos. —Que suerte. —Si— sonreí. —Es aquí— me puse de pie y pedí la parada al chófer. Franco y yo bajamos del autobús y caminamos hasta la casa. Abrí la puerta y ambos entramos —Tu casa es muy grande— la examinó. —Eso mismo pienso, pero mis padres no piensan mudarse de su nido de amor— camine hacia el sofá y puse mi mochila sobre el —He vivido aquí desde que mis padres nos adoptaron y aun no me acostumbro. El fue a mirar las fotografías que estaban sobre los muebles, también —Hay muchas fotografías— tomo una de ellas —¿Eres tu? ¿quienes son el resto? Yo me acerque a mirar —El niño que llora es mi hermano León. El hombre que me abraza es el tío Dan, el que está a su costado es el tío Mike. Mis padres, la mujer es la tía Sara y la niña que abraza es su hija Lisa, el hombre a su costado es su esposo y el bebé en sus brazos es su hijo. —Tu familia es muy grande. —No realmente. No llevo buena amistad con la tía Sara ni con su hija. —¿Por qué? —Lisa es diferente a mi. La tía Sara le da el favor a su hija, incluso si ella está equivocada. —Algun día tendrá que madurar— devolvió la fotografía a su sitio y se giró, camino al sofá y se sentó. —Traere agua— camine a la cocina y luego de un rato regrese. —Y bien ¿Que haremos? —No tengo idea ¿Tu tienes alguna? —No, pero— se puso de pie —¿Puedes mostrarme tu habitación? —¿Mi habitación?— lo mire. —Si, solo si quieres claro. —Bueno— me levanté y tome mi mochila, luego caminé hacia las escaleras y ambos comenzamos a subir. Caminamos por el pasillo y entramos a mi habitación. Está no era tan linda como la de mi hermano. Realmente León era un experto decorador, en cambio yo solo tenía mi habitación sin ninguna decoración interesante, solo era una habitación y ya.

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