Capitulo 3

2193 Words
Sabrina. —¿Dulce o amargo?. —Mmm. —me mira sonriendo cosa que me pone nerviosa—. ¿Tú cómo los tomas?. —me mira mientras me acomodo al lado de él. —Maso. —alzo los hombros riendo y no tengo idea de porque pero me río—. Ni dulce y ni amargo en realidad. —Entonces así tomémoslos, me da lo mismo mientras me des. —desarma mi bici bastante rápido y le voy cebando mates, pero es incómodo donde no décimos nada. —Están quedando re buenas las reparaciones que le estas haciendo a tu mamá, me encanta porque necesitaba muchas cosas nuevas. —Es vieja la casa. —con una herramienta desprende la rueda de la cubierta—. Quiero que al menos tenga buen aspecto, parece abandonada o que vive gente deprimida. —alza los hombros dejando la rueda a un lado—. Cómo no estoy haciendo nada aprovecho de ir arreglando un poco. —¿Haces construcción? Ósea... —carraspeo buscando las palabras correctas porque no sé como se llama cada cosa—. ¿Haces diferentes cosas?. —Si, sé hacer de todo. —me mira sonriendo de lado—. ¿Necesitas que te haga algo?. —Bueno... —ufff, de todo, pero a mi, no a mi casa, pero bueno, jamás lo diría—. Tengo mi terreno acá a dos cuadras, estoy haciendo mi casita de a poco y necesito hacer la división de ambiente. —me devuelve el mate atento a lo que digo—. Tengo que terminar el baño y pegar pisos... ¿Sabes todas esas cosas?. —Obvio que si, un hombre que se respeta saber hacer de todo. —me da mucha risa porque hace gesto de músculo—. Después vamos y miro así te digo que debes comprar. —Dale... Y me pasas presupuesto, puedo darte la mitad cuando empieces. —No hace falta que me pagues. —me devuelve el mate mientras se para. —¿Cómo no me vas a cobrar? Si es trabajo... Me acabas de decir que estas sin nada, les va a venir bien. —Estamos bien no te preocupes. —me da la espalda yendo a un fuentón—. Cuidas a mi mamá, te encargas de ella sin pedir nada. —vuelve a mi lado y no puedo dejar de verle los brazotes tatuados que tiene, aun no calculo su edad la verdad—. Limpias, lavas, cocinas, ¿y pretendes que te cobre? No nena, jamás podría. —Es muchísimo lo que hay que hacer Enrique, al menos no sé... Los azulejos del baño te lo dejo pasar pero lo otro te pago. —Estoy libre ya te dije. —arma la bici y la infla—. Hermosa tu bici Sabri... Me gusta porque es bien femenina. —En realidad era la más barata. —es una bici vintage celeste y la mas económica que encontré—. Me costó mucho pagarla aunque era la mas económica. —¿De qué trabajas?. —Limpio casas y estudio literatura... Me quedan unos finales y ya. —Que bueno... Me alegra de verdad, mi mamá era empleada doméstica y la verdad que no se lo deseo a nadie ese trabajo, espero los saques pronto y sin presión. —Gracias, me pone nerviosa. —me mira en cuclillas analizándome. —¿Y tu novio?. —¿De qué trabaja?. —Si. —Es policía. —asiente y ajusta la rueda con fuerza. —¿Hace mucho sales con él?. —Dos años y un poco mas. —Buenaaaasss. —le sonrío a Katy cuando llega—. Uuyyy, ¿se te pinchó otra vez?. —Si... Tengo que cambiar la camara y eso. —Tirala a la miercales nena, ¿Qué estas esperando?. —Ojala pudiera tirarla, pero es imposible con mi economía, que aguante un poco más. —Bueno. —se limpia las manos con un trapo sentado arriba de mi bici como comprobando que halla quedado bien—. Vamos a tu casa así miro eso y anotamos. —Dale buenísimo —¿A dónde van?. —Katy nos mira sonriendo. —Vamos a ir a mi casa así me hace presupuesto de las cosas que debo arreglar. —Ah bien, bueno, te espero para comer Quique. —Si, vengo en un rato y vamos a comprar. —voy con la bici a la par en silencio—. Vivimos cerca y ni enterado de que existías hasta que te vi en la casa de mi mamá. —Yo menos, bueno, obvio que a tu mamá y a Katy si. —de rejas tengo unos palitos que puse con alambre así los perros no entran, pero quiero primero terminar mi cocina y mi baño y ahí hago las rejas porque paredones tengo—. Bueno... Está es mi casita por ahora. —abro la puerta entrando la bici, me da miedo que me la roben—. Mi meta es graduarme, conseguir un buen trabajo y poder hacer el resto de la casa. —Se avanza de a poco así se valoran mejor las cosas, y con esfuerzo aun más. —Es verdad. —abro la puerta y recuerdo que no limpié, me invade la vergüenza de los pies a la cabeza al ver platos en la mesa—. Disculpa el deshorden es que ayer vino mi novio y deja el despiole cada vez que viene. —No te hagas drama. —me hato el pelo y voy al baño. —Mira. —con la mano señalo que se acerque—. Me falta revestir todo y los pisos, esos ya los tengo al igual que el pegamento. Me pide que le explique lo que tengo pensado para después darme consejos para que quede mejor, no es nada económico pero me dice que si hago algo que lo haga bien, el día de mañana voy a agrandar mi casa y donde es mi habitación va a ser el comedor, donde está la cocina es comedor también, y de a poco voy a ir agrandando para mi futuro, por eso mi meta es hacer algo bueno y que dure porque no quiero en unos años tener que renovar todo de nuevo porque es un gasto que no me puedo permitir ya que lo invertiría en otra cosa. —¿Unos mates?. —Si que eres matera, laaaaa. —Si, ¿te digo un secreto?. —lo digo en susurro y sonriendo, desde que lo conozco no puedo parar de sonreír. —Uuuffff dime. —se soba las manos con diversión. —Mi debilidad son los mates. —Nos podemos dar la mano entonces. —nos sentamos en la mesa y él empieza a anotar los materiales que debo comprar y pone a un costado para que los voy a necesitar—. Bien... Te voy a poner separado ¿si?, Primero vamos por lo del baño. —Dale... Y voy comprando por partes. —pongo pan con dulce así le convido—. ¿Pero qué cosa compro primero?. —Lo del baño... Es lo más necesario de una casa creo yo, podemos comenzar por eso y ahí el resto. —Muy necesario diría yo... Lo puedo usar pero quiero la ducha mas que nada, porque me debo bañar en el fuentón donde no está terminado. —Bien, entonces vamos por eso, la ducha primero. —golpean la puerta haciendo que me mire y yo cierro los ojos sabiendo quien es—. ¿Pasa algo? ¿Es alguien que no quieres ver?. —Es mi novio. —entra con su llave sin que le diga y queda en la puerta al verlo a Enrique—. Pedro... ¿Conoces a Enrique? El hijo de la hermana Laura. —me mira muy serio y yo temblando me paro—. Es albañil y va a terminar lo que falta... Está haciendo la lista de materiales. —va como si no pasara nada y le da la mano. —Pedro. —Si. —le sonríe dándole la mano—. Nos vimos en la iglesia. —No te recuerdo, disculpa. —está con el uniforme donde recién sale de trabajar. —Emmm. —deja la mochila en la cama—. Ya te preparo algo para comer. —Tomo mates no te preocupes. —pongo mas pan y el dulce que le gusta está en la mesa cosa que lo hace casi deformar la cara, le preparo apurada pan y Enrique sigue escribiendo en el cuaderno. —Listo. —miro sus manos tatuadas a medida que me explica cada cosa—. Acá hice por separado todo para que lo entiendan y para cuando vayas a comprarlo no te confundas. —Bien, mejor, sino no sabría como explicarlo. —Cuando tengas lo del baño me avisas y ya arranco. —Dale gracias. —miro a Pedro apuntando hacia afuera—. Lo acompaño a la vereda. —voy apretando mis manos porque no sé con que va a salir—. Gracias por hacer la lista, mañana mismo miro precios y veo que compro así adelanto un poco. —Dale, me voy sin darte un beso porque está en la puerta mirando. —alza la mano y se va, entro sonriéndole pero su cara es de piedra. —¿Pasa algo?. —¿Tiene que pasar algo?. —Mmm no... Pero no te mueves de la puerta. —mis manos comienzan a temblar porque sé lo que va a pasar y no puedo evitarlo—. ¿Tomamos mates?. —Hazme un cafe. —Si. —se hace a un lado haciéndome pasar, me aprieto toda cuando siento el golpe de atrás. .............................. Cuando llegué a mi trabajo mi patrona no me dijo nada solo negó en silencio por los moretones en mi cara y cuello, me miró de arriba abajo y se fue sin más nada que eso, una simple mirada, pero no sé qué hacer, siento que no tengo salida con esto y me está consumiendo mentalmente porque estoy en un estado de alerta constante donde siento que en cualquier momento y donde sea me agarran de atrás dándome una paliza. Pasan unos días en donde no voy donde Katy ni a la iglesia porque mi ojo está super morado y no hay forma de que se me deshinche, y aunque me maquillo se nota de igual manera. Mi mamá siempre me echó la culpa a mi diciendo que yo provoco a Pedro y que debo ser prudente en mis palabras, que no tengo que provocarlo ni con palabras ni con mis actos, menos con la ropa, que debo hacer lo que dice así llevo una vida mejor, una mujer de grandes consejos la verdad. —¿Si?. —estoy lavando los platos de mi casa cuando golpean la puerta, es raro porque los vecinos golpean las manos en la vereda—. Ya va... —miro la hora viendo que Pedro sale en cinco horas así que él no es, abro confiada creyendo que es mi hermano pero quedo de piedra al ver a Enrique—. Qué... —Vine a verte ya que no has ido a la casa o es que vas cuando no estoy. —pasa sin pedirme permiso y cierra la puerta—. Que mal que tienes eso Sabri, deberías ir al medico. —No deberias estar acá. —¿Si lo sabe te va a dejar toda la cara deformada?. —me siento mirándolo, se agacha frente a mi agarrando mis manos—. ¿Porqué estas con él? Eres hermosa Sabri. —miro mis manos que las aprieta, cómo me gustaría ser libre para poder aceptar sus halagos—. Una mujer maravillosa mereces algo mejor... ¿Si ya te golpea siendo novios que piensas que te va a pasar estando casados?. —¿Y qué hago? No tengo donde ir, no puedo negarme a está altura. —Vente conmigo... —alzo la vista porque siento que me toma el pelo dónde a penas y nos conocemos—. Vámonos lejos, yo jamás te trataría así Sabri. —eso si que me sorprende—. Tengo un par de años más que tú, soy un hombre ya hecho y puedo darte todo, y hablo desde comodidad porque no dejaría que trabajes sino que disfrutes sin preocupaciones, y solo van a ser caricias nada de golpes, vas a vivir sin miedo conmigo, una vida de verdad vas a tener, nada va a faltarte lo juro. —mis lágrimas caen porque es lo que siempre soñé que me digan, pero no es el momento—. No sigas con él, va a matarte... Si le tienes miedo yo te protejo. —No puedo. —me muerdo los labios sin dejar de llorar, y miro el suelo cuando se para—. No puedo Enrique. —Me voy. —va a la puerta sin abrir—. Sabes lo que puedo ofrecerte, si eres inteligente y te amas aunque sea un poco me vas a buscar. . .
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD