Capitulo 4

3256 Words
Enrique. —Mami. —¿Qué?. —me siento frente a ella en la mesa. —¿Porqué Sabrina está con ese pibe?. —me mira sorprendida, no se esperaba la pregunta—. La golpea y nadie hace nada, como que todos son ciegos con lo qué pasa. —Sabrina tiene un hermano menor que está preso... Le dieron casi veinte años pero la condena se le redujo cuando el testigo principal dijo que él disparó en forma de defensa propia, no con intención. —¿Y?. —¿Quién crees que era el testigo principal?. —la miro pensando porque no entiendo hasta que lo recuerdo con el uniforme de policía. —¿Pedro?. —Así es. —agarra mi mano mientras niega—. Sabrina está con él porque sabe que él va a cambiar la declaración y su hermano va a salir de la cárcel cuando tenga cuarenta años, y sus papás lo saben todo pero no hacen nada... Ella está con él porque sus papás la obligaron nada más, y no hay poder que haga que lo deje Enrique... Ya lo intentamos con Katy millones de veces y no quiere. —miro la mesa sin decir nada, por eso me decía sin parar que no podía—. Te he visto hijo... ¿Ella te gusta verdad?. —Si... Me gusta mucho. —Lo siento tanto Enrique. —da una palmaditas en mi mano—. Siempre tuviste mala suerte en el amor. —Enamorado siempre de la equivocada. —voy a mi habitación tirándome en la cama y pensando en Sabrina y en como sentí que se me congelaba la sangre al verle la cara toda lastimada. —¿Se puede?. —Si. —miro a Katy alzando las cejas—. ¿Qué pasa?. —¿Qué pasa entre Sabrina y tú?. —se sienta en la cama mirándome fijo. —Mmm nada, ¿Por?. —Dime la verdad Enrique. —Te estoy diciendo la verdad Katy, no sé que quieres que diga. —¿Y porqué me pidió tu número?. —me siento en la cama super ansioso. —Aaa, ¿jodeme?. —No... Me lo pidió. —¿Cuándo?. —Ahora mismo. —alza el celular moviéndolo—. Está esperando a que se lo dé. —Y dáselo qué esperas, vamos... —escribe y va a la puerta pero no sale. —Lo único que te voy a decir Enrique es que no te enganches. —me siento sin decir nada—. Sabri nunca va a dejar a Pedro por mas que te diga millones de cosas, por mas que te diga que si, que lo quiere dejar, nunca va a dejarlo. —Voy a lograr que entre en razón. —Yo te lo advertí, espero no sufras. Doy vueltas por la habitación pensando en lo que me dijo mi mamá y mi hermana, sé que las mujeres que sufren abuso domestico están en una situación muy difícil y hay factores que las detienen a salir de ese entorno de abuso, en este caso es la condena de su hermano que detiene cualquier escapada que quiera hacer, pero sé que puedo convencerla, es posible lograrlo, puedo lograr que deje eso, puedo lograr que ese infeliz no se le acerque mas y ella este tranquila. Cuando me suena el celular me tiro a la cama como un adolescente asustadizo. Sabrina—. Hola soy Sabri, le pedi tú número a Katy, ¿Te molesta?. Enrique—. Hola, nono... No es para nada molestia. Sabrina—. Estuve pensando lo que me dijiste en la tarde. —es audio lo que me manda así que se traba al hablar porque está muy nerviosa y puedo decir que hasta llora—. ¿Viste que hay un parque a dos manzanas? ¿Nos vemos ahí ahora en la noche?. Enrique—. Si, me parece el re plan... ¿Llevo mate?. Sabrina—. Dale... Así charlamos y nos vamos conociendo mejor. Enrique—. Me parece perfecto, y gracias por pensarlo. Desesperado voy al baño a darme una ducha y después preparo las cosas para llevar, meto lo que encuentro pero quiero ser atento con ella, llevo dos mantas, una para sentarnos y otra para taparnos, llevo algo de comer y unos caramelos que le compré a mi mamá que le encantan, pero mañana le vuelvo a comprar. Cuando llego a la plaza busco el lugar donde me dijo que la espere o si ella llegaba antes me esperaba, no está así que acomodo todo en donde es mas oscuro por las dudas y espero sintiendo que es eterno hasta que la veo aparecer. —Hola. —Siéntate. —se sienta a mi lado sacando de la bolsa que trae un taper. —Traje bizcochuelo que hice. —¿Casero?. —No, no sé hacer cosas dulces caseras, es comprado, solo hice la preparación y lo cociné. —me río asintiendo. —Bueno, yo tampoco sé hacer, solo el de la caja con los huevos, la leche y ya, todo la ciencia que puedo lograr. —se acomoda frente a mi y de inmediato le doy un mate—. Y bueno Sabrina... —aunque estamos en lo oscuro la puedo ver—. ¿Cuántos años tienes?. —¿De verdad no le preguntaste a Katy o a tu mamá?. —No, no me guío por chismes, si quiero saber algo de alguien se lo pregunto a esa persona no a los demás. —Bueno, tengo veinticinco, ¿Tú?. —¿De verdad no le preguntaste a Katy o a mi mamá?. —se ríe a carcajadas cosa que es un sonido hermoso. —No, no se lo pregunté, no me gustan los chismes. —Buena respuesta. —me devuelve el mate sonriendo. —¿Y? No me respondiste. —Tengo treinta, da la casualidad que el fin de semana cumplo treinta y uno. —¿Vas a festejarlo?. —saca bizcochuelo mirándome—. No lo digo para que me invistes, solamente de chismosa. —Si, voy a hacer un asado, va a venir mi hermana, mi sobrina y mis amigos con sus mujeres. —Que lindo. —¿Y tu cuándo cumples?. —Ya pasó hace dos meses. —¿Hiciste algo?. —Un asadito y fui al cine con mi novio. —asiento mirando hacia la manta. —¿Los golpes cuándo comenzaron?. —No quiero hablar de eso. —me saca el termo y el azucarero—. Y yo los hago, son muy fuertes tus mates, típico de hombre. —Que comentario mas machista. —se rie asintiendo cosa que me da mas risa—. Creí que al menos ibas a decir que nada que ver. —Es un comentario machista, pero me recuerda a como lo toman en los talleres mecánicos, y no es que vaya mucho a un taller, pero mi hermano mayor tiene uno y todos los trabajadores lo toman así. —¿Tu único hermano?. —No, somos tres, soy la única mujer. —¿Y viven lejos tus papás?. —Un poco, cuando se armó esta toma porque no se si vivías aca cuando se formó. —No, ya no estaba pero Katy me contó. —Bueno, averigüé y me vendieron el terreno. —¿Tienes los papeles?. —Si, hice todos los tramites en fiscalía así que es legal, y ahí comencé, hace ya cinco años y es nada lo que avancé. —¿Cómo nada? Es un montón, mas tú sola y trabajando de limpieza. —Si lo dices así si, tienes razón. —pruebo lo que trajo asintiendo donde es de chocolate y me gustan las cosas dulces—. ¿Hace mucho no venias a ver a tu mamá?. —Me fuí a los veinticinco y no volví a vivir con ella, pero venia a cada tres meses, la ultima vez que vine que fue hace ocho meses y con Katy hablamos, —recuerdo siempre lo desesperada que estaba mientras me reclamaba—. Me dijo que la dejamos sola cargando con la muerte de mi papá y mi mamá enferma, que mi hermana Marcia vivía cerca y sin embargo no ayudaba en nada, ni siquiera un mensaje preguntando y que no daba mas así que decidí dejar todo y venirme. —No quiero opinar en familias ajenas, pero Katy necesitaba ayuda, cuando comencé a ayudarlas fue cuando tu mamá le hizo un escandalo a Katy en la iglesia porque no le ponía bien la campera. —la miro en silencio porque mi mamá desde que enfermó se puso insoportable y con toda la razón, nadie querría estar en sillas de ruedas—. Me acerque a ayudar y la vi a Katy llorando y con una cara de desespero y cansancio que me partió al medio, —miro a otro lado porque tengo deseos de llorar por la carga que le di a mi hermana y yo haciendo mi vida—. Al otro día me presenté en su casa y aunque no querían las comencé a visitar mas seguido. —La verdad que estoy muy agradecido contigo porque le aligeraste mucho la carga a mi hermana, por eso no voy a cobrarte nada de los arreglos de tu casa, en forma de agradecimiento. —mira el celular sin que le suene. —Uuhh ya es tarde, me voy porque mañana trabajo todo el día. —Vamos, te acompaño. —Si. —junto todo y vamos en silencio y con calma—. Gracias por aceptar salir, necesitaba despejarme un poco. —Llámame cuando desees. —llegamos a su casa y la miro en silencio—. Entra, nos vemos mañana. —Si, que descanses. Cuando llego donde mi mamá Katy esta con unos papeles en la mesa, creo que haciendo cuentas del café porque Katy no me dijo nada pero Yasserley me dijo que la hizo socia con el cuarenta y nueve porciento de la sociedad, ósea, es mitad socia y trabaja duro porque Yas no esta al pendiente por la empresa, pero siempre me dije que eso lo hizo por y para Katy solo que sabe como es mi hermana de orgullosa y renegada. Sin decir nada me voy a la cama, mañana debo llevar a mi mamá a sus clases de rehabilitación, luego al café así ve a Kiara y después tenemos que volver por su siesta, un baño y a la iglesia. ................. —¿Seguro que Ki nos espera?, no quiero que la molestemos en el trabajo. —Si mami, ayer me llamó que hoy nos espera. —estaciono fuera del café en la reserva para la familia y veo a toda la gente sentada en la vereda comiendo y hablando—. Ya te bajo. —Al fin vienen. —sale corriendo abriendo la puerta metiendo medio cuerpo dentro del auto así saluda a mi mamá—. Al fin abue. —armo la silla de rueda y ahí la baja, mi mamá puede dar unos pasos y ya, eso es todo lo que puede hacer gracias a la rehabilitación que no quería hacer—. ¿Estas comoda?. —Si, gracias. —Ki me da un abrazo apoyando su cara en mi pecho. —¿Cómo estas amor?. —Bien, esperándolos. —beso su frente y ahí entramos, vamos al fondo porque a mi mamá la avergüenza que la gente la mire—. Ya les traigo las especialidades, quiero que prueben de todo. —Bueno, trae de todo, vengo de rehabilitación y tengo mucha hambre. —Ya vengo. —voy atrás de ella viendo a Mara en su carro, la alzo besándola con cuidado, tiene un mes recién y es Ki de bebé—. Chicos, él es mi tio no sé si se acuerda, es hermano de Katy. —Hola, un gusto conocerlo. —Hola a todos. —miro dentro de la cocina viendo como están todos a las corridas trabajando donde esta lleno—. Los dejo trabajar con calma. —Tio, revísale el pañal por fis que no eh podido. —Si. —la llevo en brazos y con el otro empujo el carro hacia donde estamos, mi mamá se lleva las manos a la boca cuando me ve. —¡Oh mi vida!. —acomodo el carro y ahí me gano frente a ella—. Quiero verte así. —Espero que pronto mami, no dejes de orar así se me da. —Nunca hijo, quiero verte con tu descendencia. —se la paso con cuidado donde duerme. —Pero eres una belleza Mara. —me mira riendo—. Esta mas pesada. —Si, tambien la encontré mas pesada, pero mírala, es una bolita rosada. —Permis permis, aca traigo lo primero. —me da un golpe en la mano cuando quiero sacar de lo que pone en la mesa—. Espera un poco tio. —Tenemos hambre mami. —Espera un poco que traigo todo así comemos juntos, y te dije que le revises el pañal a tu ahijada. —Ya va pesada. —mi mamá riendo me la da. —Es pesada pero te tiene como quiere hijo, siempre los manejó como quiso. —sin decir nada pongo a Mara en el carro así le miro el pañal sino Kiara me arma la podrida, si, siempre nos tuvo como quiso junto a Katy. —¿Se hizo?. —Un poco, igual la cambio. —me muevo así con la chica que la ayuda dejan las cosas en la mesa, le bajo la ropita hasta los tobillos y ahí la cambio, en realidad solo pis se hizo pero igual la cambio—. Le voy a sacar un poco de ropa, esta demasiado abrigada Kiara. —Le va a dar frio tio. —¿Me lo dices a mi?. —la miro alzando las cejas. —Esta bien, sácale algo pero no mucho. —le saco el conjunto que tiene arriba y ahí veo como que se relaja un poco, se estira toda gimiendo. —Saliste buena para dormir como tu mami. —Mira abue, prueba este que hicieron los chicos que están experimentando. —le bajo el paraguas al carro así sigue durmiendo y nosotros comemos, la verdad que el café les esta dando de maravilla, es super grande, al menos unas cien personas entran y siempre esta lleno, tienen unos veinte empleados por turno ya que necesita cocineros, vacheros, limpieza, meseros, y por supuesto, no vamos a dejarlas sin alguien cuidando que se quedan como si tomaran café como cualquiera, y sin decir que venden muchas cosas ricas. —Mmmm que rico Kiara. —Si, —pone varias mini tortitas en un platito para ponerlo delante mío—. Los chicos de la cocina se pasan. —¿Tu mamá ha venido?. —Sim. —se tapa la boca donde esta comiendo—. Viene cada mañana antes de ir al gimnasio, de paso me cuida a Mara para que podamos abrir y organizar el local. —Bien, me alegra que te dé una mano. —¿Y Katy?. —miro a todos lados porque desde que llegamos que no la veo. —Fue a hacer unos tramites con la AFIP. —Ah, con razón anoche estaba haciendo cuentas en casa. —Si, yo las hice pero las tenia que repasar. —tomo del café que me trajo, es una onda café con chocolate, muy rico, eso también me gusta, tienen cosas de calidad y es muy accesible venir porque hay combos, entonces una familia pueden venir tranquilos de que no van a pagar una fortuna—. ¿Te gustó el café tio?. —Si amor, es una delicia, voy a querer más. —Lo sabia por eso les dije que tengan listo así tomamos mas, es un nuevo ingreso, pero hablaba con mi papá de que solo para sus juntas se va a consumir porque es bastante caro. —Pero ponlo en la carta y vean si funciona, tambien pueden hacer aunque es perdida, que cuando vengan les den en esos vasitos pequeños que vienen una muestra y así van sabiendo de que va, porque si ven solo el precio y no a que sabe nadie se va a arriesgar. —Tienes razón, le voy a decir a la tia que lo hagamos. —trajo de todo, dulce y salado y me como todo—. Ahí llegó la tia. —me giro alzando la mano, viene sonriendo. —Buenas, —me da un beso y ahí a mi mamá—. Hola mami, no los vi en la mañana. —Te fuiste temprano. —Si, tenia que hacer fila por eso me fui temprano. —se sienta sacando unos bizcochos salados y rellenos—. Tengo terrible hambre. —Deberías cuidarte Katy, estas muy pasada de peso hija. —los tres la miramos a mi mamá y yo no con buena cara. —Te pareces a papá cuando hablas así. —deja el bizcocho en la mesa y se para—. Todo lo que hacia le molestaba. —No es así es que... —Katy se va sin decir nada y yo me tiro hacia atrás suspirando y Kiara no sabe qué hacer. —Voy con la tia. —se va y mi mamá me mira. —No digas nada. —Si lo digo, después de lo que la obligaste a hacer ella sigue cuidándote y lo único que recibe de ti es desprecio igual que como hacia papá, y es verdad, parece que todo lo que tiene que ver con ella te molesta. —Quiero que encuentre un hombre nada mas. —¿Ósea que teniendo unos kilos de mas no lo va a conseguir porque si o si hay que ser delgado? Menuda mierda sueltas eh. Pasan unos día en donde Katy se va a la mañana temprano y vuelve muy tarde si es que no vuelve, no hemos ido a la iglesia porque la ofendida de mi mamá dice que la atacamos entonces anda renegada, Sabri no ha venido y temo que el novio le dio otra paliza, por eso espero a que mi mamá se duerma y voy a verla porque no me atrevo a enviarle mensaje por si justo esta con el novio y lo tome para cualquier lado aunque le hable de trabajo. —Vaaa. —miro hacia todos lados desesperado así abre la puerta—. Hola. —Hola. —hablo en susurro—. ¿Él esta?. —No, pasa. —entro sonriendo, no la veo golpeada ni nada por el estilo. —Vine a verte donde hacen días que no vas a la casa de mi mamá. —No, es que Katy me dijo que las cosas estaban tensas, y cuando pasa eso me avisa así no voy. —Ah bien, si, están tensas las cosas. —Siéntate. —¿Estabas por acostarte?. —Si, bueno, primero dejando la casa en orden, pero tomamos unos mates no te preocupes. —saco del bolsillo de la campera un alfajor. —Toma, te traje esto. —Oh gracias, me encanta. —me da un beso en la mejilla y lo deja en la heladera—. Mañana lo como gracias. . . Nota: Quiero agradecer a todas las lectoras que me apoyan con comentarios y publicaciones, no quiero nombrar a ninguna por miedo a olvidarme pero saben que las aprecio mucho.
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