Capitulo 2

2074 Words
Ramiro. Sentado en las gradas comiendo una carne y tomando una cerveza miro las competencias, no sabia nada de esto, si, sabia que se hacían pero no sabia de qué trataba o las reglas, aun no las sé del todo, soy un tipo de ciudad que decidió salir de ahi para comenzar algo nuevo y esta costando, muchísimo esta costando, no conozco a nadie mas que mi primo que trabajaba para unos tipos y se vino a trabajar para mi y conmigo, porque no vine a quedarme tirado en el sillón, y aunque lo tengo a él sigue siendo difícil, solo conozco a algunos hacendados que se presentaron cuando llegué pero ya, nada mas, y es difícil porque todos me miran sabiendo que no soy como todos los presentes, soy un bicho raro ante sus ojos. —Rami... Traje mas carne... —Esta tremenda de rica... —se sienta a mi lado poniendo la bandeja en la mesita que hay, es cómodo todo el asunto. —Me gusta venir principalmente por la comida que venden... —tomo cerveza viendo que preparan todo para otra salida—. Mmmm, va a salir la señorita. —¿Quién?. —La hija del hombre con el que trabajaba. —¿No le tiraste los perros?. —Amigo, no tienes idea de quién es su papá, cuando lo sepas vas a saber que el tipo que la encare tiene que tener los huevos enormes, y yo no los tengo... —Que cobarde... —riendo como carne, escucho la bocina y la veo, quedo duro viéndola como controla al semejante animal que monta—. Esa chica... —Si, es la hija de mi anterior jefe, una preciosura imposible. —Si, preciosa... —Cuando terminemos te presento a su papá y le decimos si podemos hacer negocios. —cuando ya termina todo salimos de las gradas, caminamos por los puestos viendo que venden pero yo pienso en la chica no mas—. Mira, allá esta, ven... —lo sigo hacia el tipo que tiene un bebé en brazos, una chica agarrando su brazo doblando y un montón de chicos entre ellos la chica con la que hablé—. Lautaro, ¿Cómo estás?. —Buenas, no te vi... —se dan un pequeño abrazo. —Estábamos en las gradas viendo las competencias, Lane, lo hiciste genial. —¡Gracias Juan!. —Duhan, sin palabras. —Me debes esa carrera. —Te la voy a seguir debiendo porque sé que voy a recontra re mil perder... —todos se rien y yo la miro a la chica que esta incomoda—. Los presento, Lautaro, él es mi primo Ramiro, es el que compró las tierras de al lado de Likan y las quiere producir... —Buenas Ramiro... —se me acerca mucho cosa que me pone en un estado de alerta—. Saca tus ojos de donde miras. —¿Disculpe?. —No te hagas el idiota... No vuelvas a mirarla... —le suelto la mano viéndolo a los ojos, vuelve hacia atrás—. Mi esposa Keren. —Hola, un gusto Ramiro, espero el pueblo te este gustando. —Un gusto igual, llegué hace dos semanas, no conozco nada y a nadie donde me eh estado acomodando. —Que bueno, espero podamos quedar, vamos a la iglesia, te invito a que vayas si siente necesidad. —Voy a ir, gracias. —lo miro al tipo que señala a la chica hermosa. —Mi hija Duhan, Ñawi, Alen, Waira, Lane, Ilawe y me falta la mayor que esta en la ciudad, —me mira serio y su mujer sonríe como que no esta ni enterada de lo que pasó—. Mis hijos. —Un gusto conocerlo, mi primo me habla muy bien de usted y su producción, me gustaría saber si un día me permite tener una reunión con usted. —Ve mañana a mi casa, te espero a las nueve de la mañana. —Muchas gracias. —Vamos, pásenla bien. —los hijos caminan adelante y él con su mujer atrás. —Mi Dios, ¿Qué mierda hacías viéndola?. —¿Qué tiene de malo?, tan cuida va a ser con su hija. —No es cuida, es su hija. —Si, su hija no su mujer para que se ponga asi... —comienzo a caminar negando porque fue horrible la situación. —No tienes idea de nada Ramiro, no sabes quienes son y no puedes andar atropellando a toda esta gente. —Si tu les tienes miedo es tu problema. —No es miedo, es respeto... —comienzo a reir porque es un cobarde—. Y te lo digo de verdad Ramiro, Lautaro con su familia mandan en el pueblo y si te quiere hundir para que no tengas ventas lo van a lograr. —¿A esa porquería de persona le tienes respeto?. —No, porque esta todo bien, te ayudan a remontar y te dan una mano enorme, siempre y cuando no mires a ninguna de sus mujeres, a ninguna. —Como si me importara la mujeres de su familia. —Bueno, entonces no lo hagas a propósito. —No hago nada... —camino a buscar mi auto que en esta venida aca me terminé de convencer que debo cambiarlo por una camioneta—. La miraba a la chica porque es hermosa, pero no quiero nada, curado de espanto estoy, no necesito mas mierda en mi vida. —Bueno, entonces todo arreglado. Llego a mi casa directo a acomodar un poco mas de ropa, mis hijos vienen en una semana y tengo que terminar de acomodar la casa, al menos la habitación porque vamos a dormir todos en la misma habitación, tengo que conseguir una cucheta para que estén cómodos, y la cocina, no sé cocinar nada mas que carne pero puedo buscar bien porque se quedan conmigo un mes, hasta ahora arreglamos asi con su mamá, un mes y un mes, espero que lo cumpla aunque la voy a llevar a la justicia asi queda legalmente asentado de que el trato se cumpla, porque yo le dije, yo no voy a hacer nada para sacártelos, pero quiero que no hagas nada para sacármelos a mi, porque yo tomé la decisión de alejarme de ti, no de mis hijos. ....................... Voy a la hacienda de los Melillan asi hablamos de negocios, yo sinceramente no sé mucho de esto, fui hasta hace un mes que decidí cambiar mi vida, toda mi vida chacarero, pero lejos esta el cosechar fruta y cuidar plantas a cuidar animales, no tengo la menor idea de como cuidar animales. Llego a las tierras de Lautaro, lo conocía de nombre porque cuando compré mis tierras y dije que no tenia idea de nada, me dijeron que hable con Lautaro Melillan que sabe muchísimo sobre animales y sobre negocios, no se la verdad qué esperar, espero podamos negociar algo y que me enseñe como cuidar de los animales y como son los pagos de los empleados, dejo de pensar cuando un hombre en caballo se pone delante del auto y otro viene a mi lado. —¿Esta perdido señor?. —a penas bajo el vidrio me habla. —Vengo a ver a Lautaro, ayer hablé con él en la ramada. —alzo las cejas cuando veo que el de adelante esta con una escopeta apoyada en la silla de montar pero amputándome y el que me habla tiene un arma corta en la mano que no veía—. Quedamos en que venia a las nueve a hablar con él. —Déjeme revisarle el auto. —Eeemm si, ¿pasa algo?. —No pasa nada, abre las puertas y fíjate. —me asusto cuando abren la puerta del acompañante—. Saque la traba señor. —Disculpen. —Hola, disculpe que revise. —No hay drama... —revisa todo el auto asintiendo. —Todo bien. —Siga al muchacho, vamos atrás. —lo sigo al de adelante que va lento, cuando llegamos a la casa veo una tremenda casa de una sola planta, cercada pero un buen espacio cercado, un galpón enorme y un corral alejado de la casa—. Espere aca un momento. —Si, ¿me puedo bajar?. —Si baje, —bajo medio incómodo donde hay tres que rodean mi auto por miedo a alguna cosa. —Pregunta... ¿Qué es todo esto?. —¿Los cuidados dice?. —Si, —con el mentón señalo el arma en su pierna—. No crei que me iba a encontrar con tanto control. —Cuidamos de la casa, la señora y los hijos de Lautaro. —¿Es peligrosa la zona?, me acabo de mudar y ahora me da miedo. —Pueblo chico infierno grande. —Mierda, crei que era confiable y quería esto para mis hijos. —Es como en todos lados, cuidar los hijos y lo material, no andan robando casas sino que andan muchos cuatreros, entonces cuidado con las casas por las dudas. —Bien, eso aunque no mucho me calma. —BUENAS... —Lautaro viene con un niño en brazos y otro de la mano, lo suelta para darme la mano—. ¿Cómo estas Ramiro?. —Muy bien gracias, ¿ustedes como están?. —Hola señor... —¿Cómo va muchacho?. —Bien, ya vamos a trabajar. —Eso es bueno, ¿puedo trabajar con ustedes asi sé del tema?. —Ven Ramiro, vamos a charlar un poco, gracias muchachos... —lo baja al nene que tiene en brazos—. Ve a la casa con mamá asi tomas la leche. —Si papá... —se agacha asi el nene le da un beso y lo vemos correr a la casa. —Waira nos acompaña, es mi sombra. —Mis hijos vienen en una semana y espero les guste. —¿Cuántos tienes?. —Dos, una nena de doce y un nene de ocho. —¿Qué edad tienes?. —Treinta, ¿usted?, ¿y cuántos hijos tiene?. —Tengo cuarenta y seis y tengo siete hijos, cinco nenas y dos varones, la más grande es Kalèn y tiene veintitrés años. —Soy el mas grande y cuido de mis hermanas. —Y si, hay que cuidar a las chicas. —Si, Kalèn esta de novia y me molesta, porque Benaias es un tonto. —Bueno hijo. —Me molesta siempre, le dije, te voy a mandar con los toros alzados y vas a ver como te va. —Lautaro se rie a carcajadas. —Bueno, vamos a hablar lo que querías, cuéntame, ¿Qué dudas tienes?. —Bueno, todo, no tengo idea de nada, era chacarero y no es lo mismo un árbol a una vaca. —Nooo, para nada lo mismo, ¿Cómo surgió el interés de venir al campo y dejar eso?. —En realidad no lo dejé, solo que lo dejé encargado, pero comenzó a ir todo mal con mi ex, la mamá de mis hijos, decidí venir para buscar el cambio que tanto necesitaba y supe de esto... —abro los brazo señalándome—. No soy un tipo de estudios, no sé mas que trabajar con mis manos y mi fuerza, no soy de sentarme a esperar, y quiero aprender esto, si me cobra por enseñarme le pago, pero quiero aprender este trabajo y salir adelante. —Bien, —mira a la nada pensando—. Esto se aprende desde la niñez, desde que tenia seis meses mi papá me llevaba con él y yo igual con mis hijos, te va a costar pero se me ocurre que vengas a trabajar conmigo asi aprendes, si tienes animales vienes medio dia y vas con los tuyos. —No tengo nada aun, tengo que conseguir vacas y un toro. —Bien, yo te vendo pero debes aprender antes. —Bien, muchas gracias. —Ven mañana, a las seis debes estar aca, dejo informado a mis hombres que vienes y vas a estar conmigo asi te enseño yo. —Gracias Lautaro. —Es con una condición. —Dígame. —No te quiero volver a ver que miras a una de mis hijas. —No sé preocupe, soy un tipo grande y sus hijas son nenas. —Bien, nos vemos mañana... —le agarra la mano al nene y sonríe—. Me caes bien, no quiero matar a alguien que me cae bien. . .
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