Verónica
Me muevo de un lado a otro mientras mis empleados me rodean con las telas que escogí para el vestido que pidieron la semana pasada, era para dentro de unos días, sin embargo hoy tenía un viaje, por lo que debía terminar rápido con todo para tomar un vuelo a Francia, los últimos días habían sido tan ocupados que no había podido ver a Nicolás después de aquella noche en la que deje a Tamara sin extensiones.
Fue tan divertido ver su cara de terror que podría hacer eso mil veces si era necesario, porque, si te metías con mi familia, te metías conmigo. Y nadie quería meterse conmigo.
Tamara la ahora calva era la prueba de que nadie debía herir a quienes amaba, menos a mi hermanito quien para mi era la mejor persona del mundo, aunque los reporteros dijeran lo contrario.
—Agujas—pid
