♡Capítulo 3: Contrato♡

3479 Words
El atuendo que se había puesto Noah no era tan extravagante ni sensual, pero se ajustaba bien a su figura. Era obvio que a Noah no le interesaba, y que todo lo que había sucedido era producto del alcohol que se encontraba en sus venas, pero tenía que aceptar que el hombre era atractivo, así que no podía presentarse delante de él, luciendo de una manera muy poco pulcra. Decidió colocarse unos jeans oscuros, un suéter gris manga larga y unas vans blancas. El chico se encontraba nervioso, no sabía que quería proponerle aquella persona, o porque era tan importante encontrarse con él. —¿Estás seguro que no deseas que te acompañe? —Neithan se encontraba recostado al marco de la puerta del baño, observando con cuidado como Noah arreglaba su cabello. —No es necesario, si algo sucede te llamaré para que acudas a mí. No sabemos que pretende este hombre, así que no debemos preocuparnos, lo único que tienes que hacer es mantenerte pegado al celular como una garrapata y eso. —Hizo una pausa y le miró sonriendo. —No es que te cueste demasiado. —Se burló. —Ja, ja, ja. Que gracioso. —Pretendió estar molesto, pero la sonrisa que tenía dibujada en sus labios le hacía saber a Noah que no era cierto. Su amistad era limpia, ambos siempre estarían allí, el uno para el otro. Noah suspiró al recordar la primera vez que habían discutido, su molestia había durado sólo un mes y en todos esos días había sido una tragedia. —Te quiero bebé, sólo no quiero que te suceda nada. —No me sucederá nada, Nei. Hablas como si me fuese a encontrar con un asesino o algo así. —Sonrió. —Deja de actuar como una madre paranoica y mejor dime como me veo. —No soy tu madre, pero te quiero y me preocupo por ti como si fuese tu hermano mayor. —Noah se acercó a él y besó su mejilla. —Te quiero, pero eres muy paranoico. —Suspiró, quizás se encontraba siendo paranoico, pero nadie le quitaría el sentimiento de preocupación que sentía hacia Noah. —Te vez bien, siempre lo haces, no sé para qué me preguntas lo obvio. —Noah se sonrojó haciendo que Neithan riese. Su amigo era realmente adorable cuando sus mejillas se teñían de un color rosa al estar avergonzado o nervioso. —Y por eso eres mi bebé. —Señaló las rosadas mejillas. Noah apartó su mano molesto. —Imbécil. —Carraspeó y se fijó en su reloj de muñeca. Había pasado más de una hora desde la hora acordada, y se extrañó que nadie llegase por él. —Ya es tarde. —¿Estarán aquí? —Noah se encogió de hombros y revisó su celular. —Espera. —Se acercó a la ventana para poder ver la carretera. El chico vio una camioneta Q7 estacionada frente al edificio. —Hay una camioneta estacionada frente al edificio. —Informó. —Siendo sincero, no creo que alguno de tus vecinos sea capaz de pagar algo como eso. —Noah corrió hacia donde se encontraba el rubio y lo quitó para poder mirar por la ventana. —Vamos. Rápidamente tomaron sus cosas y se dirigieron al primer piso del edificio. Todo el camino Neithan se la pasó advirtiéndole a Noah que le llamase de inmediato, tan pronto supiese de que se trataba todo este alboroto. Sinceramente Neithan no quería dejarlo solo, conocía perfectamente la gravedad de todo este asunto y Noah era demasiado inocente para saber cómo sobrellevar las cosas. Sí, conocía el carácter de su amigo y sabía que cuando se molestaba podría llegar a ser una fiera, pero también sabía que sus miedos e inseguridades le ganaban por mucho a aquel carácter. Se despidieron y ambos tomaron caminos diferentes, Neithan se dirigió hacia los estacionamientos, pero Noah, por su parte, salió del edificio y se dirigió hacia donde se encontraba la camioneta. De ella salieron dos hombres vestidos de traje n***o. —Joven Noah. —Hicieron una pequeña venia ante él. Uno de los hombres abrió la puerta trasera del auto para que Noah pudiese subir. —Por favor. —Con un poco de incertidumbre asintió, para luego subir al auto. Los hombres copiaron su acción y emprendieron camino. —¿Hacia dónde nos dirigimos? —Preguntó después de algunos minutos de viaje. —No nos informaron que debíamos decirle. —¿No me dirán? —No recibió respuesta y supo el significado detrás de ello. Noah suspiró, sabía que sólo hacían su trabajo, así que no podía culparlos, pero eso no quitaba que estaría alerta por cualquier motivo. El chico exploró el auto y, por lo que pudo observar, todo en él era costoso, desde sus sillones, volante y tablero tapados con una cubierta de cuero n***o, hasta los demás accesorios. Inhaló, el no deseaba nada como eso, pero, aunque lo hiciese nunca lo tendía, ni en veinte años. Su salario como columnista no era el mejor, pero le rendía para vivir de buena manera y eso era lo importante. El chico no era amante al dinero, pero, seamos honesto ¿a quién no le gustaría tener un auto como ese? Neithan amaba pagar por sus cosas, y hasta un día quiso comprarle un auto, mejor dicho, lo compró. Noah había discutido con el rubio por aquello, y le había aclarado que él era su amigo no por su dinero, sino por quien era. Neithan pasó muchos días pidiendo disculpas y diciéndole que había mal interpretado sus acciones. —Hemos llegado. —Informó, y Noah frunció el ceño antes de salir del auto. Infierno, se había encontrado tan perdido en sus pensamientos, que no había notado que el camino se había convertido en bosque. ¿Dónde diablos le habían traído? ¿Le iban a secuestrar... o asesinar? El chico se maldijo al pensar que tenía que haberle hecho caso a Neithan y dejar que le acompañara. —¿Dónde es este lugar? —El señor Génova pactó su cita con usted en este lugar. —Noah negó. —Acompañemos, por favor. —No creo que sea realmente prudente. —Acompañemos. —No lo haré, y no pueden obligarme. No me quisieron decir donde íbamos y se los permití, pero ahora no me encuentro en posición de aceptar lo que me piden. —El chico se tensó en su lugar al ver que los hombres se acercaban a él con determinación para obligarle a ir con ellos. No es que no pudiese defenderse, pero no deseaba pelear, además, eran dos contra uno. Antes que pudiesen tocarlo una demandante voz les detuvo. —¡No lo toquen! —Los hombres dieron media vuelta, he hicieron una venia ante la persona. —Lo sentimos. No queríamos dañarlo, sólo deseábamos hacer que nos acompañara. —Sólo debían llamarme. —Asistieron y Howard les hizo una señal para que se marcharan. —Me disculpo por eso. —Noah salió de su asombro y negó. —¿Qué hacemos aquí? —Debemos hablar. —Podíamos hacerlo en otro lugar, no en una solitaria cabaña en medio del bosque. —El hombre sonrió como si lo que hubiese dicho Noah fuese algo divertido. —Es un lugar tranquilo. —Se encogió de hombros. —Además, debemos ser discreto, nos vigilan. —Muy a su pesar, se percató que el hombre tenía un argumento válido. —¿Vamos? —Sin decir nada inició a caminar hacia la cabaña y pudo sentir los pasos del hombre tras de sí. No le sorprendió para nada ver lo lujosa que era, pero sí le sorprendió su hermosura. Sus pisos eran de un color caoba al igual que sus paredes, sus muebles eran de un tono más oscuro, haciendo un perfecto contraste. El lugar, a pesar de los lujos, se sentía acogedor, haciendo que Noah se preguntara si el hombre vivía en ese lugar. Tomaron asiento en uno de los sillones, y Noah esperó pacientes por las palabras del hombre, pero lo único que recibió de él fue su mirada... ¿Burlesca? ¿Lasciva? No podía definir la mirada del hombre. —¿Para esto me ha citado? ¿Para mirarme de esa manera tan... peculiar? —La molestia era notoria en su tono de voz. —Lo siento, pero no es de mi interés. —Genova enarcó una ceja y sonrió con socarronería. Noah hizo una expresión de molestia, él nunca había podido hacer aquel ademán con sus cejas, y era realmente molesto que los demás pudiesen hacerlo. —Como ya mencioné, lo de ese día fue producto del alto contenido de alcohol en mis venas, si hubiese estado lúcido, nada de eso hubiese sucedido. —¿Lo que dices es que te soy indiferente? —Por un instante, sus palabras desconcertaron a Noah, pero recobró su postura tratando de que no se notara lo inquieto que le ponía el hombre. —No realmente, sólo quiero hacerle entender que no dormiré con usted. —Sonrió. —Es una pena escuchar esas palabras. —Cruzó sus piernas. —Pero sinceramente, no te hice venir para eso. —Noah se removió incómodo en su lugar, la expresión del hombre podía pasar de lasciva, a estoica en un segundo, y eso lo descolocaba. —Adelante. —Hizo un gesto para hacerle entender que prosiguiese con lo que se encontraba diciendo. —Quiero divulgar nuestra relación. —Noah no cabía en sí de lo asombrado que se encontraba, y comenzó a toser. —¿Qué? —Pudo decir al estar más calmado. —Creeré que mal interpreté sus palabras, porque de otro modo, me daré a la idea que en verdad acepté encontrarme con un psicópata. —Has escuchado bien. —Howard, nosotros no tenemos una relación, ni siquiera nos conocemos. —Pero las personas no son conscientes de ese hecho, y creerán lo que se les diga. Medita lo que te diré, y luego de que te calmes, me darás una respuesta. Este contrato nos conviene a ambos, tu ganarías popularidad y podrías llegar a tener cosas que nunca pensaste posible, a mí, en cambios, me ayudaría a no perder un proyecto importante. —Lamento decirlo, pero no estoy de acuerdo con lo que me propone. Si he de lograr algo mayor a mi puesto, lo haré por mis méritos, no por la importancia de la persona que se encuentra a mi lado. —Suspirando se puso de pies. —Quiero regresar a mi departamento, por favor ¿Podría...? —Bebé, sabes que jamás obtendrás mucho sin una persona como yo. —El blanquecino rostro del chico se tornó carmesí al escuchar aquellas palabras, toda su expresión había cambiado convirtiéndose en una expresión de total fastidio. ¿Él no se había expresado de esa manera, cierto? Todo lo hermoso que había visto Noah en el hombre había desaparecido, dejando sólo una visión repugnante. El hombre pareció leer sus pensamientos, porque quiso remediar su error. —Espero que mis palabras no te incomodaran. —Fingió interés. —Pero sólo quería hacerte notar lo obvio. ¿Cuántos años llevas en aquel puesto? ¿tres... cuatro años? ¿Y qué has logrado? —Dejó la pregunta en el aire buscando una respuesta que sabía que no llegaría. —Eres un maldito bastardo, que piensa que todo lo puede comprar con su fortuna. Pero le diré que hoy, no se encuentra de suerte. No soy un artículo que puede comprar con su dinero, y jamás lo seré. Soy alguien a quien no le interesa las riquezas que pueda ofrecer. Y sí, a lo mejor no lograré mucho en la vida, pero lo poco que pueda conseguir, me sentiré satisfecho al saber que lo logré por mi valor, no por el de otros. —El hombre aún mantenía aquella estoica expresión en su rostro, causando que el cabreo de Noah fuese mayor. ¿Es que acaso no le importaba sus palabras? Noah bufó y se dirigió hacia la salida. —Puedes marcharte si así lo deseas, pero debo aclarar que apenas traspases esa puerta, las cosas cambiarán drásticamente y de una manera penosa para ti, por supuesto. —El sarcasmo era notorio en su voz, al igual que la ironía, haciendo que Noah se quedase en su lugar. —Pero como he dicho, es tu decisión marcharte, o permanecer aquí y escuchar lo que tengo para decirte. —¿Disculpe? —Noah se giró sin creer lo que había escuchado, y lo que vió, lo dejó más petrificado. Howard llevaba pintada en sus labios una sarcástica sonrisa, y Noah no pudo evitar sentirse irritado tensando su mandíbula. —¿Es acaso una amenaza? —Genova encogió sus hombros. —No lo sé, puedes tomarlo como desees. Pero puedo decir que soy muy poderoso bebé, y puedo hacer que tu carrera como columnista finalice para siempre, o hacer que se acreciente. Tú decides. —El rostro de Noah se descompuso en una mueca de pánico. —Si ahora te encuentras más calmado, puedes sentarte y escuchar lo que tengo para decirte. Él se encontraba consciente que Howard era un hombre poderoso, y que sus palabras podrían tener validez, así que su corazón se encontraba inquieto. Quería llorar debido a impotencia, pero no malgastaría sus lágrimas en un hombre como Genova, no merecía la pena. El hombre que le había causado emociones en su cuerpo, el que le había fascinado desde el primer instante, ahora sólo le causaba repulsión. Sabía que Neithan podría ayudarle, pero no quería meter a su mejor amigo en problemas, y menos en unos tan grandes como estos, recién había comenzado a dirigir el bufete de abogados de su familia y no quería perjudicarlo. —¡No me llamas bebé, maldito hijo de puta! —La mirada que Howard dirigió hacia Noah podía helarle la sangre, pero el chico siguió desahogándose sin importarle las consecuencias. —Las personas como usted creen que, por poseer grandes riquezas o tener poder, pueden hacer con los demás lo que quieren. Pero lo cierto es que sólo son unos malditos cobardes que necesitan de su llamado poder... —La burla fue notoria en aquella última palabra y Noah disfrutó de ver un traspiés en la expresión del hombre. «—Para lograr que las personas hagan los que ustedes quieran. Los de su clase lo único que causan en mi es asco, repulsión y lástima.» —Howard rápidamente se levantó de su lugar y se dirigió hacia donde se encontraba Noah. El castaño no se movió de su lugar, y no podía decir si era por miedo o simplemente porque el estoicismo que le causaba la situación. —Te aconsejo que midas tus palabras, o perderás mucho más que tu puesto como columnista. —El cuerpo de Noah tembló ligeramente debido al tono de voz del hombre. —No tienes que usar esos términos tan grotescos si sólo estamos llegando a un acuerdo, sobre mi futuro. —Sonrió, giró y posteriormente se dirigió hacia su asiento. —Y el tuyo, por supuesto. —Tomó asiento y le hizo una señal a Noah para que él hiciese lo mismo. «—Los acontecimientos de aquella noche trajeron algunos inconvenientes con el proyecto que estaba por iniciar, y para no perder una oportunidad tan importante, necesito aclarar las cosas, ¿y qué mejor manera de hacerlo, que hacer público nuestro compromiso? » —¡No estamos comprometidos! —Rió. —¿Quién está anuente a ello? —Se encogió de hombros. —Este compromiso, —Enfatizó en la última palabra— te hará ganar cosas que jamás imaginaste tener, sólo debes firmar el contrato. Ganar, no perder. —Me es indiferente lo que pueda darme, Howard. —Declaró— Ya se lo dije, si tendré algo, lo ganaré por mi esfuerzo, no porque otra persona pueda dármelo. Firmaré su contrato, pero antes me tomaré el tiempo para leerlo. —Puedes tomar lo que te ofrezco como una remuneración hacia tu esfuerzo. —Intentó persuadirlo, pero lo único que recibió de parte del chico fue una sonrisa irónica. —Toma asiento, por favor. Así será más cómodo leerlo. —La sonrisa se ensanchó. —Hay algo que al parecer no sabe. —Se acercó a la mesita del centro y tomó la carpeta que se encontraba sobre ella. —Ser pobre o no tener la misma cantidad de dinero que usted, no me hace ser ignorante. La ignorancia viene del no tener conocimiento de algo, y yo sé que en personas como usted no se puede confiar. —Agitó el sobre en sus manos. —Esto se lo llevaré a mi abogado, y discutiré con él sobre las legalidades del mismo. —Encogió sus hombros. «—Desconozco el ardid que puede haber detrás de todo esto. —Noah sonrió al ver aquel brillo de molestia en los ojos del hombre. —Mi abogado te contactará. —Y sin más se dirigió hacia la salida, no quería ver más al hombre, sabía que si permanecía un poco más en aquel sitio todo su valor se perdería. —Ten en cuenta que esto, es un convenio entre tú y yo, nadie más debe enterarse. —Lo tendré en cuenta. —¿No deseas que uno de mis hombres te lleve a casa? —váyase a la mierda, Howard. Lo único que deseo es que desaparezca de mi vida. —Dando un portazo cerró la puerta y por fin pudo respirar aire puro. Sentía que el aire de la cabaña en un momento de la conversación, por llamarle de alguna manera, se había convertido en algo toxico, que le hacía difícil respirar. Tomó su celular y utilizando el GPS le mandó a su mejor amigo la dirección de donde se encontraba, él mismo traía adjuntado un mensaje diciéndole que fuese por él. Al poco tiempo recibió un mensaje de su mejor amigo, pero no lo leyó. Guardó su celular nuevamente, y comenzó a leer un poco sobre el contrato mientras caminaba una distancia prudente de donde le habían dejado horas antes. El contrato tenía algunas pautas que no podía entender, más había otras que Noah no le costó comprender, pero que sí llamaron demasiado su atención. El contrato se basaba en que la pareja debía fingir un compromiso matrimonial durante aproximadamente un año y medio o dos, dependiendo del cómo avanzaría el proyecto. El contrato sería confidencial y la pareja debería llevar una alianza en su dedo anular demostrando así dicho compromiso. Cambiar su forma de vida actual y fingir estar enamorados durante los días que durase el contrato. Al escuchar algunas voces a lo lejos, Noah, apartó la vista de la lectura y buscó con la mirada a los dueños de aquel sonido. Howard salió de la cabaña, para posteriormente subir a su auto. El castaño sostuvo la respiración al pensar que pasarían junto a él, pero dio gracias que el auto tomó otra dirección. Howard llevaba un semblante distinto al que había tenido antes en la cabaña. El escarnio que antes reflejaba, se había convertido en una nube de abatimiento. Noah negó, era sólo producto de su imaginación, personas así nunca tendría sentimiento de culpa. Trató de concentrarse nuevamente en el contrato, pero todo a su alrededor se sentía aletargado o quizás era su cuerpo, ya no tenía ganas de hacer nada, sólo quería dormir por largas horas, para luego despertar y darse cuenta que todo esto había sido una pesadilla. Tiempo después, Noah divisó a su mejor amigo a lo lejos y le hizo señas para que supiese donde se encontraba. Al subir al auto exhaló con fuerzas y se recostó en su asiento para descansar un poco. —¿Qué sucedió? ¿Por qué te ves de ese modo? —El abatimiento era notorio en el semblante de Noah, haciendo que Neithan se preocupase. —Al llegar al apartamento te relataré todo, ahora sólo quiero descansar un poco ¿sí? Por favor sólo conduce. —Asintió, aun sin la certeza que fuese lo correcto. En Neithan había crecido la incertidumbre del porque su amigo se encontraba en aquel estado, y por saber que mierda era lo que Noah traía en sus manos. Durante todo el camino el rubio miró de reojo a su mejor amigo y pudo notar pequeñas y transparentes gotas rodar por su mejilla, haciéndole apretar el volante con vigor. Neithan no se encontraba consciente de lo que había sucedido en aquella cabaña, pero se encontraba seguro que mataría al hijo de puta que Howard, por hacer llorar a una de las personas más importantes de su vida. Genova podría ser un apellido de gran prestigio, pero Haider también poseía la misma reputación, y aunque sabía que a Noah le gustaba pelear sus batallas sólo, haría lo imposible por ayudarlo. ✿· ━━━━━━━━ ♡ ━━━━━━━━ ·✿
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