5- pijamada

1820 Words
NARRA ROXANA: Su madre me cuenta entre risas que en donde Vivian antes muchas chicas suspiraban por su hijo y él se dedicaba a romperles el corazón.  —¿Así que Don Juan? —le miro, ya tengo sobre nombre nuevo.  —¿Qué? ¿ya me cambiaras el apodo?  —Puede ser, no lo se. Tendré que analizarlo.  —Y bueno me van a decir ¿Qué hacen los dos acá?  —O si, lo que pasa que cuando Roxy esperaba a que la fueran a buscar unos tipos le quisieron robar nos metimos de nuevo en el colegio y esperamos un rato. Cuando quisimos salir, ya que su chofer debía de estar esperándola, nos encontramos con que hablaba con los tipos que quisieron robarle.  —wow parece de película! ¿Pero porque querrían hacerlo?  —Mi padre es abogado, seguro tendrá que ver con algo de eso, pero no entiendo porque Daniel, mi chofer, me traicionaría así. El ya una vez me salvo de un robo —mientras le contaba busque de nuevo la mano de Alex, me hacía sentir más segura.  —¿Por qué no llamaron a tu mama?  —Mi mama murió hace tiempo y mi papa salió de viaje. Mi teléfono lo deje en la calle junto con mi dinero, no quería que me tocaran esos tipos y lo tire todo.  —Tendrías que avisar a tu casa que te quedas de una amiga para que no preocupen, cuando venga mi marido hablamos bien el tema —me pasa su teléfono.  Me acerco al living de la casa y mientras veo por la ventana llamo a casa, me atiende una de las chicas del servicio y le digo que me quedo a dormir en la casa de una de mis amigas. Cuando escucho que Daniel quiere tomar la llamada me tenso, siento la presencia de Alex y tomo su mano inmediatamente.   —Señorita, me he preocupado al no verla cuando llegue a la escuela.  —Lo siento, de último momento un compañero me invito a tomar un helando y olvide llamarte —le digo nerviosa.  —Bien, era eso. Me preocupe al no encontrarla. Pero dígame ¿Qué paso con su teléfono? —respire hondo para darme tiempo a una excusa.  —La verdad creo que lo he perdido —digo al fin.  —¿Quiere que le consiga uno y se lo lleve cuando usted me diga para volver a casa? —indago.  —No te preocupes, una de mis compañeras me ha invitado a su casa y ahora estoy por ir para allá, mañana vamos juntas al colegio. Si llama mi padre dile que estoy bien.  —claro no se preocupe.  Corto la llamada y me invade la ira ese maldito hijo de puta que planea, sé que miente. Algo tiene en mente para que mande a esos tipos hacerme daño.  Le devuelvo el celular a la madre de Alex y le pido que me acompañe hasta el despacho de mi padre, ahí sé que puedo conseguir dinero.  Salimos a la calle y tomamos un taxi, mis manos no dejan de sudar. Me las paso a cada rato por la ropa. Alex me toma por sorpresa sosteniéndolas para calmarme, le agradezco. Llegamos al despacho y bajamos del taxi que Alex pago.   Entro al edificio y voy derecho al ascensor marco el número del piso de mi padre, Alex siempre a mi par. Llegamos y cuando se abren las puertas puedo ver a su asistente en su puesto de trabajo muy concentrada en la pantalla de la PC. Me acerco a ella y como no recuerdo su nombre solo le digo Señorita.  —Buenas tardes señorita, Soy la hija de Santiago Miller —le digo una vez parada frente a ella.  —Buenas tardes señorita, sí sé que eres su hija. ¿Pero dime en que te puedo ayudar?  —Veras, he perdido mi celular y mi cartera y no cuento con dinero —comienzo a explicarle— esta noche pasare de una amiga y mañana nos iremos juntas al colegio, no quiero volver a casa para no perder tiempo. ¿Me podrías ayudar? —termino con un puchero tierno en mi cara, siento que me sube la bilis de lo estúpida que estoy actuando.  —Si, claro. Tu padre siempre me ha dicho que eras una niña muy despistada y para eso me a echo tener celulares y todas tus tarjetas repetidas —dice sorprendiéndome—. Casi siempre viene Daniel a buscar las cosas para ti.  —cierto, pero le deje la tarde libre para pasarlo con mi amigo y ahora me iré de mi amiga Erika —le da una mirada a Alex que está mirando los cuadros que decoran la oficina y sonríe.  —Me gusta que pases tiempo con amigos, se por parte de tu padre que eres muy solitaria.  —Eso no es de tu incumbencia —y se terminó la amable Roxana.  —Claro, lo siento.  La veo entrar a un pequeño cuarto lleno de libreros y de un cajón veo que saca la caja de un celular como el que tenía antes y de otro las tarjetas más un pequeño fajo de dinero. Vuelve hacia donde me encuentro y me entrega todo, en silencio.  —Gracias —le digo algo molesta y me voy hacia el ascensor—. Hey pervertido, vamos.   Me mira sonríe, saluda a la secretaria de mi padre y me sigue. Entramos al ascensor y cuando las puertas se sierran me acorrala contra la pared del aparato.  —¿Volví a ser tu pervertido? —me dice muy cerca de mi cara.  —No eres mío, pervertido —le respondo apretada contra el vidrio del ascensor.  No me responde, justo se abren las puertas del aparato y toma de mi mano para salir, la gente que está a nuestro alrededor me mira raro, pero los ignoro.  Salimos a la calle y vamos a un café que está cerca, mientras esperamos que nos traigan unas malteadas prendo mi celular. Cuando ya lo tengo listo cargo todas mis cuentas y le mandó un mensaje a Erika.  —Puedo pasar la noche en tu casa? —le pregunto y veo los puntitos que indica que está escribiendo.  —Lo siento, mi padre está enfadado, no será buena idea —me dan ganas de llorar, bufo.  —Ok, mañana nos vemos en el colegio.  —Ok, bruja te quiero.  —Bruja tu abuela!  —Si... —rio por su respuesta.  —Tendré que ver donde pasar la noche —pienso en voz alta.  —Te puedes quedar en mi casa, en mi cama —dice, moviendo sus cejas y con una sonrisa de oreja a oreja.  —En tu casa puede ser, pero en tu cama no, ¡pervertido!  —Tú te lo pierdes —dice encogiéndose de hombros.  Nos traen las malteadas y luego de tomarlas salimos y vamos para un centro comercial, ni loca mañana voy a la escuela con estas fachas.  Me compre todo lo necesario para pasar la noche en la casa del pervertido y volvemos a su casa, ya es tarde. AL llegar escuchamos algo de música y vemos a sus padres en la cocina muy acaramelados, me sonrojo. Subimos a su cuarto. Dejamos las bolsas y bajamos de nuevo, su padre me mira y sonriendo se presenta. Alexander tiene un aire muy parecido a su padre.  —Tu debes de ser Roxana, ¿La amiga de mi hijo?   —sí, señor —lo veo sonreír ¿Qué le causara gracia?  —Llámame Fernando, me conto mi mujer que tuviste un problema con unos asaltantes y posterior con tu chofer.  —Así es.   —Luego de la cena te pediré que me cuentes más al respecto.  —OK, gracias por la ayuda.   —Agradéceme luego.  A una indicación de Triana, la madre de Alex, pasamos al comedor y nos sirve la comida, que por cierto esta exquisita. Mientras comíamos, ellos conversaban sobre su día y le preguntaban a Alex que tal el suyo, hasta a mí me hicieron participar. Me puse un poco incomoda ya que nunca comparto con nadie mis días ni nada por el estilo y podría agregar que también siento envidia.  Luego de la cena, Fernando el padre de Alex me pidió que le cuente todo lo ocurrido con los asaltantes y luego con mi chofer.  —¿Cómo fue que empezó a trabajar como tu chofer? —pregunto mientras anotaba en una libreta.  —Mi padre me lo asigno, no sé cómo lo contrato de eso se ocupa el.  —¿De casualidad tienes alguna foto de él?  Pienso un rato y tomo mi celular y comienzo a revisar las fotos que tengo en mi archivo, gracias que existen las copias de seguridad sino ya habría perdido todo. Recuerdo que tengo unas que hice cuando el cumplido años y yo le regalé el desayuno. Un rato revisando y las encuentro, le paso mi teléfono para que las vea.  —¿Puedes compartírmelas? —no sabía para que las querría, pero de todos modos se las mande.  —Bien buscare en la base de datos con los puntos faciales y veré si obtengo algún resultado —dice— desde ya me parece muy sospechoso.    Con Alex nos vamos a su habitación, su madre ya le había preparado una cama plegable en el cuarto. Para mi mala suerte el cuarto de invitados no estaba en condiciones, pero como estaba tan cansada no le di mucha importancia. Subí y le pedí permiso para ducharme, necesitaba bajar un poco la tensión.  Gracias a Dios había comprado un pijama para pasar la noche. Me meto a la ducha, me quedo bajo el agua un buen rato. Cuando ya comienza a salir algo fría salgo. Me seco y me pongo el pijama que había comprado, al ser nuevo es un poco incomodo. Pero tendría que haber tenido en cuenta que compartiría habitación, es algo atrevido. A pesar de que es un short y una camiseta de finas tiras hace resaltar mi piel blanca. Tomo aire y salgo del baño. Por suerte Alex este dormido ya que siento su respiración acompasada.   Apago la luz del baño y descalza aprovecho para explorar su habitación. Tiene una mesa escritorio con una PC, un estante con libros, algunas fotos. Tomo el marco de ellas y las veo. Son casi en su mayoría de los primeros días de clases. Aparece con diferentes uniformes y con su mochila en manos. Se lo ve adorable. Luego de estar husmeando decido volver a la cama, me siento sobre ella y puedo apreciar que es muy cómoda. Me acuesto y antes de apagar la luz programo la alarma de mi celular.  Antes de dormirme puedo afirmar que nunca me imaginé que terminaría mi día en una pijamada con el pervertido, una sonrisa se dibuja en mi rostro y me duermo profundamente. 
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