Si Martín descubriera lo que estoy pensando en este momento, definitivamente se arrepentiría de haberse preocupado tanto por mí. Es mejor que aclare las cosas antes de que saque conclusiones equivocadas. —No es nada, Martín. Nadie me hizo llorar. Si tienes que culpar a algo… culpa a la comida—. Me limpio las lágrimas de la cara y los labios, mirando lo que queda en mi plato. —No creo que quiera comer más. Me retiraré a la cama primero. —Espera—. Martín me agarra del brazo y me empuja de vuelta a mi asiento justo cuando intento irme. —Escucha. Andréi no lo es todo. Lo mismo ocurre con Dylan. Puedes vivir sin ninguno de ellos... Lo que quiero decir es que no tienes que aguantar a ningún hombre para vivir tu vida. No eres mi hermana si haces algo en contra de tu voluntad. ¡Wow! Es la pr

