Capítulo 2

1354 Words
Capítulo 2  Narra Valesheka:  –     Cordelia– la vi, estaba hablando por teléfono, cuelga la llamada está más pálida de lo que es, está nerviosa. –     Porque no me contaste que estabas enferma. –     Cordelia, no quería decírselo a nadie, tenía miedo de que sientan lástima de mí y solo por eso serias mi amiga. –     Claro que no, pero no dejare que mueras. –     No puedes hacer nada me queda poco tiempo de vida. –     No te he dicho la verdad. –     ¿De qué hablas?– pregunte, ella comenzaba a morder su labio inferior que daba la impresión de que sangraría. –     Yo... he, esto es muy difícil, bueno allí voy. No soy cualquier persona, yo ya sabía quién eras, antes de conocerte ayer– me senté más recta e intente alejarme de ella– No te alejes no voy a hacerte daño, soy vampiro – yo la mire y comencé a reír en carcajadas, ella estaba seria. –     Creo que tú eres la loca aquí– dije. –     No estoy bromeando Valesheka, tengo más de trecientos años, vine por ti. –     ¿Qué? –     Valesheka, tu madre era reina de nuestro clan, tú eres la que sigue pero para que tu trasformación sea completa tengo que transformarte. –     Tienes pruebas de lo que dices– la rete. –     Si pero no me tengas miedo - sus ojos se pusieron rojos y alrededor de su cara aparecieron venas y salio sus colmillos– retrocedí más. Casi me caigo de la cama pero ella me sujeto antes de que mi cara tocara el suelo. –     Ya entendí, no me vas a comer ¿Verdad? –     Claro que no, que clase de monstruo crees que soy– puso cara indignada. –     Mejor no respondo, ósea que si me convierto en vampiro ¿Me tengo que ir contigo? –     Así es mi querida Valesheka, yo te voy a enseñar a como ser un vampiro convencional, soy tu guardián. –     ¿Ósea eres como mi guardaespaldas?– Ella rodó los ojos. –     Guardián suena más bonito, tienes que beber de mí y después morirás con mi sangre en tu sistema te haré tu velorio e entierro y después te vas conmigo. Yo vivo con mis padres y mi muy odioso hermano. –     Ah... okey adelante– me entrego un frasquito me lo quede mirando. –     Es mi sangre tienes que tomártelo mañana en la noche. Ahora tienes que cambiarte y te dejo en tu casa, tienes que actuar natural. –     Está bien– ella me ayudo a cambiarme y pidió un taxi para que me deje en casa de Noah, ya que esa ya no es mi casa. –     Llegamos, bonita casa– la admiro y se fue, yo entre rogando que Noah no este, no quiero pelear con él estoy demasiado cansada y me siento un poco mareada. Entro a la casa y Noah no está en la sala, subo las escaleras y sale de la cocina sube las escaleras y me empuja. –     Ten más cuidado– murmuro en voz baja. –     A quien le hablas bicho raro– no le respondo y sigo subiendo Noah me ve raro siento que me voy a caer todo me da vueltas, me agarro fuerte de las escaleras subo lentamente y entró a mi habitación me hecho en mi cama y me quedo dormida. [...] Me levanto por un ruido miro en la ventana y veo que ha amanecido, sigue sonando ese ruido me siento y veo que alguien está en mi ventana doy un grito, veo bien a la persona me levanta la mano si fuera un ladrón no me levantaría la mano. Me acerco más y veo que es Cordelia, me acerco rápido y le abro la ventana. –     Hasta que te dignas a despertar, llevo hace rato allí en el balcón– entra y la veo de pies a cabeza.  –     ¿Cómo llegaste a subir? –     Un don del vampirismo ya después lo conocerás, ¿y porque me ves así? –     Nada y que haces tan temprano aquí falta dos horas para que comience las clases. –      Es que estaba aburrida y no podía dormir, y por cierto eso que los vampiros no duermen es un mito, me dije porque no vamos a visitar y tú querida y guapa amiga rubiecita. –      Así que viniste y helos aquí. –      Tu misma lo has dicho, oye porque estas vestida con la ropa de ayer. –     Me quede dormida y se me olvido cambiarme. –     Bueno como yo estoy aquí, vamos a cambiar tu aspecto. –     Estas loca yo no voy a usar vestidos rosas ni cosas de niña fresa. –     Nunca te dejaría usar cosas así, antes me quemaría los ojos, vamos a ver que puedes usar– Cordelia entra en mi guardarropa y sale con un jeans negros y una camiseta grande de color negra y una casaca color gris. –     ¿Qué vas a hacer Cordelia? –     Tu tranquila ¿tienes tijeras?– yo asiento y le doy mis tijeras ella agarra el pantalón y le hace agujeros a la camiseta la corta hasta la mitad de mis labios salen un respingo, era mi camiseta favorita. –     Ah no, yo no voy a ir vestida así, antes muerta. –      Pues iras así, o no vas. –     Estas muy loca, todos me van a mirar. –     De eso se trata, hacemos una cosa tú te pones esto y yo me voy con La ropa que tu elijes, pero conste que nada fresa. –      Está bien– voy a mi guardarropa y saco un shorts que me lo ponía hace años y una camiseta ploma pegada que me compro mi mama pero nunca llegue a ponérmela se lo muestro ella me mira espantada y yo le sonrió. –     No te pases, se me va a ver el alma. –     No tienes alma estás muerta, así que ya no te puedes arrepentir– ella asiente y se comienza a desnudar, ella no tiene pudor. Se termina de cambiar.  –     Ahora ven que te voy a peinar– yo comienzo a retroceder pero ella me atrapa y me sienta agarra un peine y comienza a peinarme. –     Cordelia no, yo me peino– comienzo a chillar y quejarme, me intento levantar pero me sienta de nuevo. –     Tranquila no queremos que se levante el ogro del costado– rió porque no puedo competir contra su fuerza, después de un rato termina y me ve y sonríe. –     Déjame ver– Cordelia me tira mi ropa y me manda al baño. –     Báñate y ten cuidado con el cabello– me grita del otro lado, me baño con cuidado y salgo en una toalla me seco y me pongo la ropa que Cordelia eligió.  El pantalón tiene bastantes hoyos y la camiseta es súper corta se me ve el ombligo. Me pongo mis zapatillas favoritas y salgo, al salir me encuentro con Cordelia ya peinada y maquillada, veo como toma de una bolsa de sangre, se voltea. –     Wow, te ves diferente–  me ve y sonríe. –     No tú te ves diferente y muy bonita. –     Ni te acostumbres, porque nunca más me vas a ver así. –     Como tú digas, ven te voy a maquillar pero suave– me pongo la sudadera que ya había escogido, me voy ver en el espejo y me veo bonita, Cordelia no dejo que tapara mis pecas, mi cabello esta lacio y cae hasta la altura de mis senos me gusta. –     Vamos ya es tarde– cordelia se pone en la puerta. –     Tu hermano ya despertó vamos rápido – bajamos a toda prisa las escalares y salimos de la casa. –     ¿Cómo supiste que mi hermano estaba despierto? –     Fácil podemos percibir de todo, lo escuche levantarse tenemos un oído súper agudo– caminamos lo más lento posible ya que Cordelia no querían que la vieran y yo ya quería llegar ya que después nos íbamos a perder las horas de clases. –     Cordelia puedes caminar más rápido caminamos como tortugas– ella avanzo más rápido.
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