Henry, estaba frente a la puerta de mi casa. Henry, el chico que desapareció el día de mi cumpleaños, el chico que nunca envió un mensaje para preguntar si estaba bien. El chico que me abandonó cuando más lo necesitaba. Henry estaba aquí, ahora. —No quiero verte —cerré la puerta en su cara, pero su mano la detuvo. —Necesito hablar contigo. —No hay nada de qué hablar —Intento cerrar la puerta nuevamente, pero me lo obstruye. —Por favor, vete de mi puerta y de mi vida, como lo hiciste hace un año cuando más te necesitaba. —Aileen, por favor. —No me llames, no me pidas nada. Solo vete —con toda mi fuerza cierro la puerta, estoy cabreada, quiero golpearlo por dejarme, quiero gritar. Pero me aguanto y voy por un vaso de whisky, el alcohol arde en mi garganta, pero es bueno. Antes de

