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4748 Words
—¿Seguirás enojada conmigo también hoy?— Karim deja la taza de café sobre la mesa y la mira esperanzado de que ya se lo hubiera pasado el enojo. —Creo que el hecho de que te estuve ignorando toda la madrugada cuando quisiste entrar a mi habitación para ver cómo estaba te había quedado claro de que sigo enojada— Explica tomando un vaso reutilizable para servirse café mientras que abra el tarro de las cookies y coloca una en su boca. —¡¡Blaire, somos amigos desde hace un montón de tiempo y sabes perfectamente que mi trabajo es cuidar el hecho de que los humanos no se enteren de que ustedes existen!!— Se queja suspirando mientras que abre sus manos poniéndose entremedio de ella y la puerta. —Lo que hiciste ayer fue el ir corriendo hacia tu jefe y contarle que yo le había quitado el alma a un hombre que se lo merecía porque estaba intentando robarse a un niño para secuestrarlo y hacer inimaginables cosas con él— Demanda seria mientras que intenta c******e para poder salir directamente de aquel departamento. —Sólo intentó ayudar— Se queja negando con la cabeza. —Vos mismo me lo dijiste somos amigos— Él asiente. —Si— Sonríe emocionado. —Deberías de saber perfectamente cómo soy, puede que sea un demonio de rango mayor pero no soy como ellos— Karim suspira dándose por vencido sabiendo que la pelea no llegará a ningún lado. Es por eso que sea hacia un costado con la cabeza baja preocupado por su amiga. Detesta cuando pelean, realmente lo detesta porque sabe que eso lo aleja de ella, y es muy probable que Karim tenga muchos más sentimientos que solamente de amistad para con la pelirroja. Él en un sinfín de oportunidades colocó Blaire antes que a su trabajo, pero había cosas con las que no podía hacer la vista gorda y es por eso que él tenía que rendirle cuentas a alguien y su jefe le gustará o no era Josué. Ella por su parte suspira mientras va por el pasillo de camino al ascensor para intentar quitarse aquel peso de encima de haber discutido con su amigo, no le gustaba iniciar la mañana de esos modos es por eso que intentaba ponerse en su eje y ver las cosas de un lado más positivo. Blaire no cuenta con vehículo y es por eso que camina hacia el instituto universitario, no es porque no tuviera la posibilidad económica para hacerlo sino que nunca había sentido la necesidad de contar con un vehículo propio teniendo tan cerca la facultad y viviendo prácticamente en el centro donde todo lo que ella solía frecuentar estaba prácticamente a la vuelta de la esquina. Incluso tenía un pequeño empleo en una librería, la misma estaba situada entre el camino a la facultad y a su departamento. No era mucho lo que cobraba pero le era más que suficiente para poder pagar la renta a tiempo siempre y no tener que hacer uso del dinero que su padre le enviaba todos los meses a su cuenta corriente. No quería utilizar aquél dinero porque sabía que probablemente fuera dinero sucio, nada que viniera de un cuidador de almas podía ser honesto y menos que menos se le importaba tampoco su hija como para dejar que se criara prácticamente sola en el mundo de los humanos. —¡Blaire! ¡Blaire!— Ella se da vuelta ante el llamado insistente de su amiga. —Hola Silvye— Sonríe, dado a que ella no tiene la culpa de que inició el mal día gracias a Karim. —Tengo malas noticias— Suspira no queriendo verdaderamente decirlas. Aunque su amiga no hace mas que mover su cabeza a un costado dispuesta a escucharlas. —¿Qué sucede?— Cuestiona colocando un mechón de su pelo detrás de su oreja, la morena frunce sus labios ante la pregunta de Blaire. —¡No te gustará!— Avisa y suspira mientras que mira hacia atrás... —¿Silvye?— Cuestiona esperando que deje de dar vueltas al asunto y solo lo diga. —¡Él volvió!, te está buscando— La morena suspira con pesadez. —¿Ya fue a verte?— Titubea apretando la correa de su cartera... —En realidad, él mando un emisario para buscarte— Blaire asiente disgustada. —Iré después de clases— Infla su pecho a modo de respuesta. Su amiga abre sus manos y mira mira como si se le hubiera salido un tornillo. —¡No querrá que lo hagas esperar!— Incómoda aprieta sus labios. —Vamos a un instituto para raritos, estoy segura que va a entender que no me quiero perder mí primer año de nivel avanzado en la especialidad humana que elegí— Rueda los ojos. —¡No somos raritos!— se queja Silvye. —¡Lo sé, solo no quiero verlo!— se queja bufando. —¡Pero acabas de volver a despotricar a lo que somos!— Se queja alzando las manos. Blaire frena en seco y asiente apretando sus labios a modo de disculpas. —¡Perdón!— Suspira cerrando los ojos. —Eso no suena muy honesto— Se ríe mirándola. —¡Tuve una mala noche Silvye y ni hablar del mal comienzo, lo siento!— Admite llevando su mano a su cabeza, había estado teniendo pesadillas desde los últimos días, para no decir semanas. —¿Qué fue lo que sucedió?— Pregunta arrugando su frente. —Discutí con Karim— Suspira explicando. La druida hace una mueca de desagrado al oír su nombre. —Sabes perfectamente lo que pienso de él— Rueda los ojos. —Lo se, sólo... Olvídalo— Niega con la cabeza. —¿Qué te hizo ese tarado?— Frunce sus labios. —¡Hey chicas!— Karim Hale se hace presente cortando el mal trago de la conversación entre ambas dejando a la morena sin la respuesta. —Hale— La morena rueda los ojos cruzándose de brazos y lo llama por su apellido, algunas especies no congenian del todo bien, y este es el caso de ellos dos. Aunque en opinión de Blaire ellos no hubieran congeniado nunca por más que fueran humanos demonios o de la misma especie, era algo prácticamente "de piel" como solían decir los humanos. •••••♥♥ —¿Tenés idea de lo mucho que se va a enojar cuándo no le digas la verdad?— Tuerce sus cejas en su dirección. —¿Y vos tenés una idea de lo peligroso que puede ser que ella sepa ahora lo que está pasando?— Karim la contradice. —¡Todavía no lo sabemos!— Alza sus manos exasperada. —¡Quizás no seas lo suficientemente inteligente como para darte cuenta de la gente que está muriendo alrededor nuestro, pero yo prestó atención!— Silvye bufa ante sus palabras. —¿Estás tratando de decirme que soy tonta?— Se cruza de brazos. —Tomalo como quieras Silvye, pero tenés seguir manteniendo la boca cerrada— Amenaza torciendo sus cejas. —¡Ella está teniendo pesadillas Karim!— Se queja elevando una poco más el tono de voz. —¡Lo sé!-— Pasa sus manos frustrado por su cabello. —Claro, olvidaba que estabas encima de ella todo el tiempo posible— Rueda los ojos tratando de sonar lo menos irónica posible. •••♥♥♥♥• —¡Karim, no pensé que te vería por acá hoy!— Sonríe con ironía la pelirroja. —¿Cómo estás hermosa?— La mira perdido en sus ojos tan profundos. —Creo que eso ya lo sabes— Silvye los mira queriendo saber la razón por la que su amiga amaneció mal y se peleó con el morocho de ojos azules. —¿Podemos hablar después?— Muerde el interior de su mejilla. —Hoy va a ser imposible e igualmente me parece mejor que tomemos algo de distancia por el día de hoy al menos, no quiero ser una perra y sabes como soy cuando me enojo— Karim arruga su ceño molesto. —¿Qué sucede?— Cuestiona preocupado. —¡Parece que mí papá volvió de su paseo al inframundo!— Chasquea la lengua, —Los veo en el receso— Silvye se retira rodeando los ojos, corroborando de ante mano que al padre de Blaire no le caerá en gracia que ella no haya ido inmediatamente cuando se la llamó. —¿Qué crees que tenga que decirte?— Karim se muestra bastante nervioso porque sabe perfectamente que es lo que Rohat le dirá a su amiga pelirroja. —¡Uhmm No lo sé!— Admite ingresando a la clase donde se dictará a materia. —Blaire, se que merezco que estés enojada, pero sólo intentó ayudar— Suspira. —¡Quizás solamente quiere saber cómo estoy, no lo veo desde hace un año!— Sube sus hombros. No es algo anormal para Blaire no ver a su padre con mucha cotidianidad, gracias a la profesión de su padre como cuidador de almas tanto del cielo como del infierno. —Ya entendí la indirecta— Suspira nuevamente y se retira luego de haberla mirado una última vez. —Que alivio— Murmura, se siente mal inmediatamente de pensar y decir aquello de su amigo, pero no quiere verlo por enfrente de ella al menos hasta su enojo se desvanezca. Blaire suspira y mira su reloj pulsera, teniendo unos minutos para ir a comprarse un agua a una de las cafeterías del campus. Pero cuando va cruzando el parque para llegar a la confitería tuerce la cejas y se para en seco al ver la misma silueta del chico que la ayudó ayer. Ella infla su pecho dispuesta a enfrentarlo, tiene muchas preguntas por hacerle, pero le molesta por sobre manera haberlo encontrado allí. —¿Me estás siguiendo?— Se cruza de brazos y él se da vuelta sutilmente con una sonrisa arrogante en su rostro. —¿Crees que alguien como yo te perseguiría muñeca?— Le guiña un ojo. —¿Quién sos?— Aprieta sus labios y eso lo divierte. —Te lo dije anoche muñeca— Le sonríe coqueto. Ella pierde la paciencia. —¿Tu nombre? ¿O porque me ayudaste?— Suspira. —¿Por qué lo querés saber?— Sonríe moviendo su cabeza a un costado. —Porque encontrarte dos veces no me parece que sea casualidad— Aprieta sus manos contra su pecho cruzándolas entre sí. —Yo no necesito perseguirte muñeca, si eso es lo que te preocupa, no lo hago— Alza su barbilla y la pelirroja suspira negando con la cabeza. —¿Por qué me ayudaste ayer?— Él sonríe mientras que pasa su lengua por sus labios de manera muy lenta. —¿Preferirías que no hubiera interferido?— Sonríe nuevamente y Blaire comienza a perder la paciencia. —¿Vas a responder a todas las preguntas con una pregunta?— Pregunta irónicamente. —¿Y vos muñeca?— Blaire bufa y niega con la cabeza. No perderá el tiempo con él, evidentemente no quiere colaborar en responder a sus inquietudes —Solo olvídalo— Se queja intentando alejarse, pero su risa ronca la frena. —No deberías de estar sola, la calle es peligrosa— Blaire aprieta sus manos formando puños en las mismas. —Vos también lo sos— Se da media vuelta mirándolo con una ceja alzada. —Muñeca también sos un de los nuestros, ¿Qué te hace pensar que yo soy malo?— Sonríe guiñándole un ojo. —Usualmente todos los somos— Responde con aires de superioridad causándole gracia al morocho. —Ella es demonio y no parece ser muy malvada— Señala con la cabeza a una profesora de matemáticas financiera que está ayudando a dos alumnos en la cafetería con sus apuntes. —¿Cuál es el punto?— Suspira. —Que no deberías de escuchar tanto a tu amigo aburridon y deberías de tener tus propias opiniones muñeca— Propone relajado... —¿Cómo es posible que sepas tanto de mí hasta, incluso mi nombre y yo no sepa ni siquiera tu nombre?— Él se vuelve a sonreír llevando una mano en la comisura de sus labios. Blaire quiere zarandearlo por el simple hecho de que le parece completamente sexy cada movimiento que hace y eso la distrae por completo al igual que la enfurece. —Pronto te vas a enterar, muñeca— Asegura sarcástico. Cansada de sus juegos de palabras sólo se aleja de camino a la cafetería sabiendo que seguramente ya perdió la primer clase pero quedándose en la fila mirando a aquella profesora que parece completamente inofensiva haciendo todo lo posible por que aquellos dos chicos comprendan los problemas matemáticos. Vuelve a sus clases pero ya no puede conectar, solo puede pensar en aquellos ojos azules tan penetrantes. pero frunce el ceño al darse cuenta de que tuvo una segunda conversación con él y ni siquiera logró sacarle la información que ella necesitaba sólo dejo que el morocho llevar a la conversación para el lado que él quisiera. En cuanto el segundo receso se hace efectivo la pelirroja sale en busca de su amiga Silvye. —¿Estás bien?— Arquea sus cejas preocupada. —Solo estoy con muchas cosas en la cabeza— Tuerce sus labios. —Deberías de tomarte las cosas con más calma— Le aconseja. Blaire solo sonríe colocando sus ojos en blanco, —El día que pueda tener una noche con tranquilidad lo haré— suspira apretando sus labios. —Te haré unas hierbas para que puedas tomar con un te— Suspira y Blaire agradece con la mirada. —Eso sería de ayuda— Admite. —Pero supongo que no me estás buscando con tanta desesperación para eso— Mueve su cabeza a un costado con una sonrisa. —Por eso sos mí druida— Sonríe y la morocha le guiña un ojo. —Me siento halagada— Bromea llevando una mano a su pecho. —¿Dónde dijo que me esperaba?— Suspira con pesadez. —En su departamento del centro— Responde sabiendo que su amiga detesta ir allí. Es un condominio en donde algunos demonios suelen tener departamentos ahí y dado a que en la terraza superior hay un bar sólo para ellos, la mayoría de los demonios se la pasan allí. —Iré ahora— Señala su celular con el Uber anunciando que está a punto de llegar. —Llámame cuando salgas— Aprieta sus labios y la toma de la mano. La pelirroja asiente y sale antes de volver a chocar con Karim. El trayecto en el Uber es prácticamente corto a pesar de que igualmente ella no lo nota porque va perdida en sus pensamientos y por sobre todas las cosas en el enojo que tiene por haber dejado qué el morocho llevar a la conversación para el lado que él quisiera. Le frustraba no saber su nombre. Para para cuando quiere darse cuenta ya está en la puerta del departamento de su padre esperando ser atendida. Roath abre la puerta con una gran sonrisa en su rostro. —Blaire, te ves hermosa— la saluda con un movimiento de mano indicándole que pase y se ponga cómoda pero ella ni siquiera es capaz de dirigirle la mirada. —¿Por qué me mandaste a llamar?—Roath suspira y pasa una mano por una de sus cejas. —Ya que pretendes hacer las cosas de este modo me gustaría recordarte que no soy tolerante a la falta de compromiso— La mira seriamente sentándose frente a ella. —Estaba ocupada con mis estudios— Su padre se ríe cruzándose de piernas. —perfectamente lo sé, como también sé perfectamente que no necesitas de esos estudios y que faltar a una clase para venir a ver a tu padre cuando se te fue a buscar no te hará cambiar en nada— Blaire suspira colocando sus manos sobre sus rodillas aún teniendo sobre su espalda la mochila perfectamente colocada. —¡Ya estoy acá ahora!— Exclama. —Espero que después de esta charla comprendas la importancia de asistir cuando te lo pido, estoy siendo muy permisivo al no enviar a nadie a buscarte a la fuerza Blaire— La mira perspicaz y la pelirroja sólo le mantiene la mirada. —¿Qué es lo que sucede?— Aprieta sus labios. —Desde hace unos pocos meses estamos teniendo una fuga tanto en el cielo como en el infierno— Blaire se pone un poco más recta intentando prestar atención dado a que le causó algo de intriga el comentario de su padre. —¿Y qué tiene que ver eso conmigo?— Roath suspira. —Espero que por ahora nada pero quiero que estés atenta a cualquier cosa que pueda pasar a tu alrededor— La mira serio. Su hija no hace mas que asentir con la cabeza, quería irse de inmediato de allí y terminar con todo ese sermón de padre e hija que no creía de ningún modo, gracias a que la relación de ambos era bastante precaria. —Tendré cuidado— mueve la cabeza restándole importancia. Pero sólo ella y sus recuerdos saben que ahora las palabras de su padre tienen un poco más de razón dado a los acontecimientos que le sucedieron ayer por la madrugada. —Blaire... Hay gente mala que intentará hacer cosas malas— Pasa una mano por su rostro y la misma tiembla. Se encuentra completamente desesperado por no saber, claramente, como abordar la situación, y es por eso que dicha inseguridad se la transmite a su hija, quien se pone aun más impaciente al ver que Roath no finaliza con su oración. —¡¡Por favor pensé que lo ibas a hacer más directo!!— Arden hace acto de presencia en la sala llevándose por sorpresa a la pelirroja que no esperaba encontrárselo ahí de ninguna manera. Blaire abre sus ojos de manera completamente sorprendida, sintiendo que algo claramente no esta cuadrando allí y que necesita una muy buena explicación para todo aquello. —¿Qué hace en tu departamento? ¿Se conocen?— Se levanta cruzando sus manos debajo de su pecho. Arden le sonríe coqueto mientras que la imita en su gesto, sólo que él se recarga sobre el marco de la puerta con total chulería. —Hija por favor toma asiento— Le pido mostrando el sillón nuevamente. Arden, no hace más que volver a sonreír cínico.—Hola muñeca— Le guiña un ojo. Blaire traga saliva y los mira a ambos con una acusación total en su rostro. —¡Quiero que me expliques que hace él acá!— Se queja y eso le causa gracia al morocho. Roath suspira, al mismo tiempo que pasa una mano por su cabello. —¿Cómo es que ya te conoce?— Se lo pregunta a Arden, quién sube sus hombros. —Tuve que ayudarla ayer— Alza sus cejas. Roath suspira y mira enojado al demonio, creyendo que si sabía de esto con antelación, hubiera podido evitar toda esta explicación y lo ilógico que parecía verse todo en estos momentos. —¡¡De eso es de lo que te intentó hablar Blaire!!, Arden Abbot— Señala al morocho quien levanta una mano tras esa sonrisa socarrona. Blaire alza su barbilla. —Tiene nombre y todo— Se burla ella. —Estabas tan desesperada por saberlo que ahí lo tenes— Le dice y ella rueda los ojos por su chulería. —Él es un enviado del jefe para poder resguardar un poco más tu seguridad— Explica tragando saliva. —¿Por qué se debería de resguardar mi seguridad?— Se queja pero no vuelve a tomar asiento. —Como te comentaba antes, hay algunas fugas, que son peligrosas— Arden rueda los ojos por tal absurda y modesta explicación. —Hay muchos más de como los que atacaron ayer muñeca- La pelirroja lleva sus ojos hacia los de él. —¿Alguien va a darme alguna explicación un poco más concisa?— Suspira mirando a ambos. Arden sonríe mirando a Roath. —Tu madre y yo...— Roath se sienta. —No tuvimos una muy buena despedida la última vez que nos vimos— Traga saliva. —¿Qué hay con ella?— Suspira dejando la mochila a un costado, pero aún no se sienta. Arden la observa a detalle si ningún descaro. —Tu madre era una mujer que no coincidía con las mismos ideales que yo tenía— Blaire asiente. —En serio necesito una explicación un poco más concisa, por qué mi cabeza está a punto de explotar y no entiendo nada y en cualquier momento me voy a ir— Muerde su labio inferior y toma asiento. —Roath— Sisea Arden. -¿Porque él sabe tanto y yo no sé nada?- Se queja. Blaire se sorprende de que quien parece que le da ordenes a su padre es nada más y nada menos que el demonio. —Una de las cosas con la que tu madre y yo disentíamos es que ella pretendía que fueras criada en el infierno y yo preferí que tuvieras una vida dentro de todo normal aquí arriba— Ella asiente. —¿Porqué?— Pasa una mano por su cabello. Roath baja la mirada. —Tu sangre es capaz de crear especies tanto puras como impuras— La pelirroja suelta una carcajada y niega con la cabeza. —No es posible— Susurra creyendo que todo es surreal. —La criatura que te atacó ayer pretendía obtener tu sangre para tener un clan de demonios destructivos que podrían provocar grandes problemas— Explica con voz ronca Arden. Blaire achina sus ojos y presta atención a lo que él le esta explicando. —¿No se supone que en el infierno todos pueden crear demonios?— Los mira poco convencida. —Hay un bestiario en el cuál explica la procedencia de tu madre, y es allí donde vas a comprender un poco más el porque tu sangre es tan especial— Ella vuelve a torcer sus cejas. —¿Y dónde está?— Sube sus manos. —Los brujos lo escondieron hace siglos para que esta situación no sucediera— Arden vuelve a meterse en la conversación con su tonada irónica y esta vez se acerca un poco más a ella. —Perfecto, entonces la única prueba que tienen para toda esta locura que me están diciendo ambos está perdida— Se carajea volviéndose a levanta. —Probablemente muñeca, pero eso no significa que no sea verdad— Blaire infla su pecho. —De ahora en más Arden va a estar al lado tuyo siempre— Las palabras de su padre salen firmes. —¿Por qué él?— Ni siquiera se molesta en declinar la orden que su padre le está dando. De cualquier manera sabrá ella lidiar más adelante para sacarse de encima el morocho, porque por supuesto que no está contenta con su compañía y menos que menos sabiendo el temperamento ególatra que tiene aunque solamente lo vio en tres oportunidades. —Porque el jefe así lo ordena— Arden alza su barbilla cruzando sus ojos con los de ella. —¿Por qué le interesaría al jefe la hija del cuidador de almas?— Sonríe irónica. Arden sabe perfectamente aquella respuesta como también sabe que no la dirá. —Nadie quiere una especie que revolucione todo lo que hemos logrado durante todos estos siglos- Quién responde es su padre. —¿Quién más sabe de esto?— Arden sonríe. Y Blaire no toma con buenos ojos lo que tenga para responder al respecto. —La druida y aburridon— Blaire se sorprende. Ya había escuchado aquel apodo con anterioridad y había sido en el campus. Blaire tiene solamente un amigo varón y estaba segura de que el morocho hablaba de él. —¡¡¿Mis dos mejores amigos siempre supieron esto?!!— Toma su mochila con fuerza y enojo. Arden la mira atento, conoce su enojo, la estuvo observando tanto tiempo que puede predecir mucho de lo que ella hará o dirá. —¿Por qué te pensás que son tus amigos muñeca?— Arden le guiña un ojo mientras que él padre de la pelirroja lo mira de mal modo, pero eso no es algo que le preocupe a él. —¡Esto es una porquería!— Se queja la pelirroja saliendo del departamento. —Hija...— Chasquea la lengua y la llama sabiendo que no volverá. —¡No vuelvas a buscarme Roath!— Exclama en el pasillo sabiendo que él la escuchará. —Esto es importante Blaire, ¡lo hago para cuidarte!— Suspira cansado cuando ella ya no lo está escuchando. —Linda relación tienen— Arden se va detrás de ella sonriendo. Blair comienza a caminar a pasos apurados, su cabello se mueve al compás del viento y todo en ella quiere explotar con toda la nueva información pero lo que más le molesta es que sus dos mejores amigos supieran de esto y jamás se lo hagan dicho. —No se porque me estás siguiendo— Lo mira tomando con fuerza su mochila para dirigirse al trabajo. —No lo hago muñeca— Le guiña un ojo y desaparece cuando ella se da vuelta para mostrarle su dedo del medio. La pelirroja sigue su camino hacia la librería con su cabeza aturdida. Reviviendo los primeros momentos en los que conoció a Silvye y a Karim, no queriendo pensar que ellos se acercaron hacia su persona por beneficio o por obligación dada la situación de su especie. No quería admitir la realidad, no quería admitir que ella era diferente o qué alguien quisiera de su sangre para hacer el mal, eso no podía entenderlo, no ahora que estaba acelerada con mil pensamientos y recuerdos. Su teléfono suena y lo rebusca en su mochila cruzando la calle a pocas cuadras de llegar ya a su destino. —Silvye— Responde apretando sus labios. —Hola Blaire, ¿Cómo te fue?— Su voz suena sonriente del otro lado de la línea. —No puedo hablar ahora— Sentencia firme y algo incómoda por el enojo que recorre su cuerpo. —¿Está todo bien?— Blaire muerde su labio inferior negando con la cabeza. —Hablamos más tarde— No deja que su druida responda y corta la llamada. ••••••♥♥♥♥••••••♥♥♥•••••♥♥♥•••• Silvye se queda con el teléfono en la mano y la boca entre abierta. Karim la mira arqueando una ceja. —Ya lo sabe— Se gira mirándolo con mala cara. Él cierra los ojos arrepentido. —¡Maldicion!— Pasa una mano por su nuca. —Te dije que pasaría— Arquea sus cejas. —¡Deberías dejar de lado tu problema conmigo porque estamos del mismo lado!— Le recuerda. —sabes perfectamente cual es mí problema con vos— Sonríe irónica. —Blaire es lo que importa— Le vuelve a recordar serio. —No parecía eso cuando estabas desesperado por callarme y evitar que yo le dijera la verdad a mí verdadera mejor amiga— Demanda cínica. —¡Eran las reglas!- Exclama rodeando los ojos. —las reglas que a veces no cumplís dependiendo de lo que te conviene— Karim traga saliva. Ninguno de los dos se da cuenta de que Arden los está observando y escuchando a la perfección todo lo que están hablando con sus brazos cruzados sobre su pecho y su cabeza levemente corrida de costado.
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