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3613 Words
—¿Vendiste muchos libros muñeca?— La pelirroja lleva una mano a su pecho al sorprenderse de verlo recostado en la pared de la esquina donde yace la librería en la que trabaja. —No es de tu incumbencia— Él sube sus manos amistosamente. —Solo quería ser amable muñeca pero creo que tenes un mal día— Ella cierra los ojos aguantando las ganas de darse vuelta y golpearlo, sabiendo que no logrará dañarlo. —No me digas así— Aprieta sus labios. —¿Cómo?— Sonríe burlón. —Ya sabes cómo— Camina a paso apresurado esperando perderlo en el camino. —Muñeca... Deberías de sentirte halagada de tal apodo— Le guiña un ojo poniéndose a su par. —Como sea, no lo digas, ¡Es irritante!— Se queja rodeando los ojos. —Pareces una chiquilla haciendo eso— Se vuelve a reír. Ella china sus ojos, se sentía enojada, pero sabía que Arden lo estaba haciendo adrede y es por eso mismo que no quería caer en su juego. —Si?— Lo enfrenta alzando su barbilla. —Si— Sonríe. Ella achina sus ojos, no podía creer que hablar con una persona como él fuera tan tedioso. —¡Genial, me quedo mucho más tranquila!— Alza sus manos irónica. —Muñeca, deberías de relajarte un poco— Le guiña un ojo. Blaire suspira, habiendo perdido en absoluto toda su poca paciencia del momento, dadas las circunstancias. —¡¿Que haces acá?!— Se frena en la esquina y lo mira furiosa. —¿Te importa?— Sonríe burlón. Blaire aprieta sus labios estando absolutamente irritada por su comportamiento. —Es imposible hablar con vos— Cierra los ojos suspirando. —Te puedo asegurar que es mucho más fácil de lo que te imaginas— La voz burlona no se hace esperar. Al igual que aquella chulería que lo caracteriza por completo desde que lo vio. —Dudo que eso alguna vez te funcione con alguien— Arden la mira dando un repaso por todo su cuerpo sin descaro. —¡Te sorprenderías!— Sonríe coqueto. —¡Deja de seguirme!— Ordena, —¡No me interesa lo que Roath o el jefe te haya pedido!— Deja en clara su posición. —Lo que dice el jefe debería de importarte, lo que dice tu padre quizás no tanto— Coloca sus manos dentro de su abrigo. —¡Quizás no lo entiendas, pero cuando alguien quiere estar sola la otra persona se va!— Lo señala con la mano para que la deje en total Soledad. —Tomemos un café— Demanda alzando su barbilla. Aunque mantiene su voz neutra aquello sonó como una orden. Blaire se ríe y él la mira extrañado porque no sabe con qué le va a salir aquella pelirroja en esta oportunidad. —¿Por qué crees que tomaría un café con vos?— Él es ahora quién se ríe —Dudo que quieras estar ahora con aburridon— Le guiña un ojo. Ella traga saliva, tenia razón, no quería estar con nadie que conociera. Y lamentablemente había tenido que escucharlo de sus labios para saber que estaba pensando realmente eso. —Pero tampoco quiero estar con vos, porque ni siquiera te conozco- Él relame sus labios. —Si tomamos un café te explico lo que Roath no se anima a contarte muñeca— Blaire lo mira fijamente. —¿Cómo se que no vas a mentirme?— Aprieta su mandíbula con fuerza. Arden se ríe, conoce varias de sus facciones y ser desconfiada es algo que le resulta muy curioso a aquel demonio. —¿Por qué crees que el jefe me manda? Tengo mí cargo allá abajo muñeca, y soy bueno en lo que hago— Sube sus hombros fingiendo desinterés. —Solo tenés quince minutos— Él sonríe. —En ese tiempo no te imaginas todo lo que podríamos hacer— La pelirroja pone los ojos en blanco, acomodando la tira de su mochila que se estaba cayendo. —Que asco— Susurra entrando a una cafetería al azar. —¿Por qué estás pensando algo pervertido?— Se ríe mostrando su blanca dentadura. —¡No estoy pensando en eso!— Miente. —Muñeca, nadie puede ocultarme que le resultó atractivo, soy el tipo de todos— Sonríe y ve como ella suspira para conservar la calma. Aunque aquellas palabras la incomodaron y la dejaron en una leve desventaja para con él demonio. —¡Sos un completo imbécil!— No suele decir malas palabras, pero la situación la estaba sobrepasando de manera. —Muñeca, que no se te olvide quien soy— Sus ojos levemente brillan cuando la mira. Ella achina sus ojos. —¿Me estás amenazando?— Él sonríe tomando asiento frente a ella. —En absoluto, sólo te estoy diciendo que no uses el sarcasmo conmigo porque puedo encerrarte en ese baño y enseñarte todas las clases de cosas que se hacer en quince minutos, y muchas puede que sean al fin y al cabo pervertidas— Sonríe malicioso. Blaire suspira y lo mira sería. —¿Yo no puedo usar el sarcasmo pero vos sí?— Se ríe incrédula. —¿Volvimos a las respuestas con preguntas?— La mira divertido. La mesera los interrumpe para tomar su orden, y Blaire agradece aquello, un poco de respiro de escuchar su voz tan burlona no me haría nada mal. —Bienvenidos, ¿Qué van a querer?— Los mira a ambos con una sonrisa que parece prácticamente dibujada en su rostro. —Un capuchino sin canela y yo un café, y voy a querer también de esos bagels con palta y salmón— Blaire lo mira boquiabierta. Él sabía más de ella de lo que pensaba, y eso la incomodaba. —¿Algo más?— Sonríe y los mira a ambos pero Blaire es quién niega con la cabeza. —Eso es todo, gracias— Responde finalmente. —Enseguida se los traigo— Arden le guiña un ojo y ella se ruboriza de inmediato mientras que la pelirroja rueda los ojos por tal espectáculo. —¿Hace cuanto me seguís?— Cambia rotundamente de tema al saber que él sabe a la perfección lo que ella suele pedir. —Muñeca...— Sonríe de costado. —¿Hace cuánto?— Repite con mucha curiosidad. —Hace mas de diecisiete años y medio aproximadamente— Pone sus manos en la mesa y ella las mira. —¿Porqué?— arruga su frente apretando más su abrigo contra su pecho. —Ya te dije, el jefe está interesado en que se resguarde tu bienestar— Chasquea la lengua divertido. —¿Todo te lo vas a tomar a broma?— Él sonríe y eso fastidia. —Muñeca pasar tiempo con aburridon te hace tener mal temperamento, deberías de mudarte urgente— Hace una mueca algo incómoda con su lengua y sus labios. —¡No lo metas en esto!— Si bien todavía sigue furiosa con él no quiere que arden lo tome a modo de bufón para sus conversaciones. —¡Cómo lo desees muñeca!— Sube sus manos en son de paz. —¿Por qué ahora y no desde antes?— Arden sabe a qué va esa pregunta. -¿Tenés idea un poco de tu mundo me quiero imaginar verdad?- Pregunta burlón. —Por supuesto— Se siente pequeña. Como si se estuviera burlando todo el tiempo de lo que ella ignora. —Hay algunas cosas primordiales que deberías de saber— Le hace saber valga la redundancia. —¿Que clase de cosas?— cuestiona ella no sabiendo que tan bien podría responderle a aquellas preguntas. Arden se ríe y niega con la cabeza, mientras que la mesera trae su pedido y lo apoya en total silencio, Blaire se percata de que él bagel está cortado a la mitad para compartir. —Sos un demonio bebé en lo que nosotros llamamos— Explica como si fuera obvio poniéndole cinco sobres de azúcar a su café. Blaire lo mira hacer aquello arrugando su entrecejo. —Eso lo sé— Comenta subiendo sus hombros como si no fuera la gran cosa. —Cuando un demonio cumple su mayoría de edad que vendrían a ser veintiún años según los humanos— La señala. Y esta vez Blaire se sorprende de que no esté utilizando ni una sola pizca de su sarcasmo en lo que va de la conversación, cruza los dedos para que la misma continúe así al menos un rato más. —Aja— Lo invita a qué prosiga mientras que bebé de su capuchino, el cuál sabe excelente. —Tus esencias y auras se vuelven más fuertes, es más fácil rastrearte y reconocerte y por sobre todas las cosas a tu sangre, que es especial— Rueda los ojos al decir aquello y es la primera vez que Blaire coincide en un gesto de él. —¿Por eso recién ahora pudieron encontrarme?— Intenta, realmente lo hace, pone lo mejor de si para creer todo aquello. —Así es muñeca, lo estás haciendo muy bien— Ella suspira ignorando su burla. No duro mucho su tono serio, volvía a ser un niño. —¿Por qué me seguís desde hace más tiempo entonces?— Arden se ríe comiendo la mitad de su bagel. —Porque siempre fuiste alguien a quien el jefe quería que tuviéramos en la mira— sube sus hombros. —¿Porqué?— Él remoja sus labios. Blaire mira aquella acción y carraspea mirando hacia otro lado. —Tu papá te dejo en claro— Sonríe. Blaire suspira parpadeando... —A veces no sé si Roath dice la verdad o no— Admite confundida. Él sonríe apretando sus labios. —Lo que dijo cuando hiciste esa pregunta fue cierto— Deja en claro. —Mis... Mis amigos— Hace una pausa, les cuesta hablar de ellos en estás condiciones. —¿Son parte de todo esto?— Achina sus ojos. Condiciones en las que no se pudo concentrar en ningún momento en su trabajo, pensando continuamente si ellos se han acercado a ella por conveniencia, obligación o casualidad. Aquello seguía dando vueltas en su cabeza continuamente. —El aburridon lo supo desde el principio— Relame sus labios jugando con su taza vacía. Ella baja la mirada, en algún punto lo sentía ¿Silvye?— Aprieta sus labios aterrada de la respuesta. —Es tu guardián— Sube sus hombros diciéndolo todo. —No todos los demonios tienen uno— Le recrimina ella y él sonríe. —Vos misma tenés la respuesta muñeca- Blaire suspira y cierra los ojos. Se toma unos minutos para procesar el echo de que sus dos mejores amigos supieron esto todo este tiempo. —¿Tenés uno?— Él traga saliva divertido y asiente. No le gustaba mucho alardear de su guardián, ya que creía que podía hacer todo por si mismo. —Mi guardián es como nosotros, y ya lo conoceras— Sonríe de costado. Blaire frunce sus cejas confundida. —¿Eso es posible?— Arden sube sus hombros. —Supongo que son privilegios o no— Hace un moin con sus labios. —¿Y él te oculta cosas?— La ironía sale por sus labios. Arden la mira arqueando sus cejas, para luego negar con la cabeza siendo completamente sincero. —Sabe que no le conviene muñeca— Sonríe levantando levemente su comisura derecha. Blaire asiente, quería dejar ese tema de lado. El mismo dolía y no sabia cuando podría sanar al respecto. —¿Estarás atrás mío como un demente?— Arden sonríe. —Ya quisieras muñeca— Le guiña un ojo. —¿Entonces?— Aprieta sus labios. —Voy a dejarte a Seth— Explica calmado terminando su taza. Blaire abre sus labios y los vuelve a cerrar. —¿Quién es Seth?- Tuerce las cejas y el vuelve a sonreír aún más emocionado. —Es uno de mis oscuros, él te va a proteger y me va a avisar cuando no te pueda proteger para que yo lo haga— Explica simplemente. Blaire suelta una pequeña carcajada y echa un vistazo incómoda a su alrededor para ver si nadie los había escuchado. —¿Oscuros?— Se ríe más bajito. Arden tuerce sus cejas curioso. —No sabes lo que es— Sonríe realmente sorprendido. No hay pizca de ironía en su voz, pero no esperaba que preguntara que era. —¿Debería?— Lo mira fastidiada. —si— Pasa una mano por su cabello, y es la primera vez que lo ve hacer ese gesto. —¿Qué es?— Traga saliva con la curiosidad a flor de piel. —¿Roath no te contaba mucho de tu mundo verdad?— Achina sus ojos. Blaire se remueve algo incómoda. —No puedo bajar al infierno, como estoy segura que ya sabes, y había algunas cosas que él prefería mantener para el mismo— Abraza la taza de café con sus manos y sube sus hombros bajando la vista hacia la misma taza. —¡Eso no significa que te mantuvieras alejada de la realidad!— Comenta tranquilo. ¡Y ahí vamos otra vez! Blaire sorprendida por sus cambios de ironía, y cuando de un tema serio se trataba el parecía saber comportarse para la ocasión. —¿Qué son?— Vuelve al tema principal. —Es un protector que tienen algunos demonios mayores— Comenta con liviandad. —¿Y porque me vas a dar el tuyo?— Arruga su frente sin entender. —Seth es muy útil y va a entenderse con vos— Sonríe ante la incertidumbre de la pelirroja por lo que está escuchando y entiende un cuarto de aquello. —¿No vas a estar pegado a mí pero vas a dejar a uno de tus esclavos persiguiéndome por todos lados?— Su enojo comienza a hacerse más notorio. —Tranquila muñeca, Seth no es una persona— Sonríe y abre la palma de su mano apoyando la misma sobre la mesa de la cafetería. —¿Qué es?— Mira la mano, de la misma comienza a salir humo n***o. —Lo que necesitas saber es que va a tomar forma de león cuando lo saques de tu cuerpo, que se llama Seth y que le vas a caer bien— Se ríe cerrando su mano. Vuelve a abrir la misma, y en la palma de la mano una silueta de león rugiendo se forma, la misma camina de lado a lado sin caerse de la mano. —¿Es un espectro?— Arruga su ceño. —Algo así— Cierra la palma de la mano y vuelve la misma a su posición tomando la taza. —¡No tendré eso!— Le deja en claro. —¡Si no querés que actúe como tu niñero deberías de dejar que Seth entre en vos!— Sonríe pidiendo la cuenta. —¡La respuesta es no!— Toma su mochila dispuesta a tomar su billetera, pero Arden es quién saca la suya con más agilidad y abona la cuenta sin haber visto el número. —Creo que y termino nuestro tiempo— Mira su reloj pulsera con ironía. —¡No me dijiste nada de lo que prometiste!— Se queja levantándose al igual que Arden. —En otra oportunidad, cuando no estés con poco tiempo muñeca— La encamina hacia la puerta. —¡Sabía que no podía confiar en vos!— Se coloca mejor su mochila lo mira alzando su barbilla. —Soy en quién más deberías de confiar— Mueve su cabeza a un costado divertido. —¡Tengo que irme!— Lo mira dispuesta a retirarse de inmediato a su departamento. —Hay mucho de lo que hay que hablar Blaire, estaré vigilándote— La mira esperando una respuesta negativa de su parte. —¿Quizás en la próxima oportunidad me digas la verdad?— Mueve su cabeza a un costado acomodando su bufanda. —Quizás muñeca, sí aceptas a Seth quizás te cuente mucho más— Le guiña un ojo. —Tendré que esperar entonces— Sonríe victoriosa. —No te metas en muchos problemas Blaire está noche, si vas por un café, da por echo que estaré allí como el otro día— Coloca sus manos en su tapado y la mira alejarse. La pelirroja no vuelve a decir ni una sola palabra más, lo mira y asiente en silencio. Camina bajo la tarde despejada la misma que ya quiere hacerse noche, va con sus pensamientos completamente revolucionados mientras que los autos pasan a su alrededor y ella parece ir tan absorta en sus pensamientos que no se da cuenta que solo le media cuadra para llegar a su departamento. El sonido de su celular es quién la saca de su realidad alterna. Busca el aparato en el bolsillo delantero de su mochila y corta la llamada entrante de Silvye. Si responde ahora, lo hará de malos modos, y aún está evaluando como tratara este asunto delicado con ellos dos, pero más en particular con la morena, ya que tiene tiempo de pensarlo. Con Karim es todo lo contrario, ya que se encuentra a pocos pasos de encontrárselo y no podrá disimular su mal humor. Guarda dicho teléfono y toma las llaves abriendo las puertas principales del edificio, cierra la misma y en vez de tomar el ascensor está vez sólo sube los cuatro pisos. Le llevará más tiempo evitar encontrarse con su mejor amigo, si es que aún lo puede llamar así. Toma aire cuándo llega a su piso. —¡Tengo que cortarte Josué te hablo más tarde!— Karim deja su teléfono a un lado inmediatamente cuando ve a la pelirroja ingresar al departamento en pésimas condiciones. Su rostro se encuentra cansado. —No te preocupes por mí— Responde reacia a él hecho de que él haya dejado de hablar con su jefe justo cuando es ingreso. —¿Qué fue lo que te pasó, y porqué te demoraste?— Alza el tono de voz molestó por como ella se ve. —Me demore porque estaba haciendo mis cosas, no tengo porqué darte explicaciones de todo lo que hago— Explica quitándose su abrigo de mala gana. Karim se acerca a ella tomándola de los hombros para corroborar que no tiene ninguna otra herida. —¡Solo estaba preocupado Blaire!— Responde. Con los sucesos de la noche anterior había quedado algo preocupado porque alguien atacará a su amiga. Pero no puede ocultar el asombro y el terror que corre por su rostro al verla de aquella manera, tan fuerte y segura de no querer hablar con él. —¡Bien!— sube sus manos y las vuelve a bajar. —¡Acá estoy, sin un solo rasguño!— Responde de manera tosca. —¿Por qué estás así?— La mira aterrado. —Por si nuestra pelea de ayer no fuera suficiente hoy tuve una charla con Roath— El rostro de Karim comienza a descomponerse a medida que la escucha. —¿Y te fue mal?— Aprieta sus labios nervioso. —¿Vos qué crees?— Se cruza de brazos. —¿Qué sucede Blaire?— Pestañea y la mira a los ojos. —Lo que sucede es que no me gustan las mentiras, ni que se me oculte la verdad que me corresponde saber Karim— Infla su pecho al terminar de hablar. —¿Podemos hablar más tranquilos?— Hace una mueca con sus labios. —¡Que bueno que ya no finjas que no sabes de lo que hablo!— Se ríe burlona tomando su mochila, la cual había dejado junto a su abrigo en el sillón. —Blaire, hablemos, dame el derecho de la duda— Aprieta sus labios apenado. Este día llegaría y el más que nadie lo sabía pero no deseaba que fuera tan pronto, no que su amiga estuviera tan furiosa. —Te voy a pedir que me respetes, y me permitas a mí decidir ahora cuando quiera yo hablar o no— Karim Relame sus labios y baja la mirada asintiendo. —Estaré acá— La mira angustiado. Blaire quiere abrazarlo, ¡es su mejor amigo! Y sabe cuándo está apenado o arrepentido, y la cara que ahora está teniendo Karim es de total arrepentimiento. Puede ver su aura y puede sentir algunas de sus emociones, es por eso que le duele también en el fondo la situación que están teniendo que pasar. Pero no puede perdonar tan pronto el echo de que le haya ocultado algo de tal magnitud, y sabe que la mejor manera de no explotar es dándose un buen baño y descansando, de aquella manera quizás sus pensamientos se ordenen y logre encontrar algo que le permita entender el porque ellos tuvieron que mentirle durante todo este tiempo. —Gracias por respetarme— Alza su barbilla y lo mira por última vez. Karim cierra los ojos. Se queda parado allí viendo cómo ella se pierde por el pequeño pasillo que lleva a su habitación. —Realmente lo siento Blaire, espero puedas y quieras escucharme mañana— Ella no le responde... Cierra la puerta de su cuarto y deja caer su cabeza detrás de la misma.
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