Chapter 3

2345 Words
Emily se miró en el espejo, estaba indecisa en si llevar el cabello suelto o recogido, se había puesto el único pantalón n***o de vestir que tenía, los zapatos más elegantes con un diminuto tacón y una blusa lisa en color blanco con un listón delgado y n***o amarrado en un moño a punto de desbaratarse, se puso solo un poco de rubor en sus pálidas mejillas, y rímel en sus largas pestañas, optó entonces por llevar suelto su cabello de último momento. Creía que así su rostro redondo, no se notaría mucho. ― ¿Ya? ―escuchó decir impaciente a su amiga afuera del baño. Emily tomó aire y lo soltó lentamente entre dientes sin dejar de mirarse en el reflejo del espejo. Notó esas ojeras que *p*n*s el maquillaje cubrió, ¿Por qué estaba nerviosa? Solo era una entrevista para un mejor trabajo, tendría más dinero para enviar a su familia, así Edward iría a la universidad, así como ella. ―Tenemos que estar unos minutos antes de que llegue el chofer. ―Voy, ya terminé. ―anunció Emily, tomó su bolso y salió del baño, Sarah la observó. ―Te ves muy bien. ―Sarah le guiñó el ojo. Después de unos minutos, habían salido del diminuto departamento de Emily, luego siguieron hasta llegar al chófer que esperaba por el nuevo personal que estaba llegando a la ciudad, era una camioneta negra y era blindada, al subir el interior estaba refrigerado, si esos sillones que miró estaban cómodos, sin duda se quedaría dormida como un oso en pleno invierno. Dos horas y media después, llegaron al hotel Seasons, la fachada del lugar era impresionante, tenía una fuente muy grande tirando chorros de agua por lo alto, demasiado alto, los jardines eran hermosos y cuando llegaron a una entrada que no era la principal del hotel, el chófer anunció la llegada y que podían bajar. ―La señora Dubois los espera. ―anunció el hombre al volante, eran seis personas aparte de Emily y Sarah, bajaron y se dirigieron a la puerta de personal del hotel, al abrirse la puerta, apareció una hermosa rubia, alta, delgada, y tenía un conjunto azul marino –falda estilo lápiz, blusa blanca y encima un saco del mismo color de la falda, zapatillas de tacón de aguja que le hacían ver muy pero muy elegante. Les hizo señas de que cruzaran hasta al final del pasillo y que dieran vuelta a la derecha, le sonó el celular y comenzó a hablar en francés, Emily se quedó embelesada con el idioma en el que la rubia hablaba. “Dicen que el francés es el idioma del romance” definitivamente estaba de acuerdo, el tono que empleaba y como el sonido se desenvolvía en su oído, le hizo suspirar. ―Me encanta escuchar hablar francés, se me hace tan s*xy…―confesó Sarah a Emily quien estaba igual que ella, otra mujer les mostró dónde debían tomar lugar, Emily era la última. ―Yo te dejo aquí, tengo que ir al conjunto a cambiarme por el uniforme, entro en una hora, al terminar la entrevista, llámame. ―se emocionó Sarah de que Emily, su amiga de años del pueblo, estuviera ahí, ya que no se sentiría tan sola en un mundo de tanto lujo como era el hotel. Al irse, Emily le afloró de inmediato los nervios en el centro de su estómago, intentó hacer ejercicios de respiración para poder tranquilizar su mente, pensaba que si pasaba la entrevista, podría ahorrar finalmente, no se preocuparía por las facturas a final de mes, podría no preocuparse por la comida y ayudaría más a su familia. “Por favor, dame la oportunidad de trabajar aquí…” rezó en su interior. Anne había recibido de nuevo una llamada de la cocina en el club, había problemas y no la dejaban hacer su trabajo, el último joven que entrevistó sería el último para ir de inmediato a solucionarlo a como diera lugar, al salir, se dio cuenta que faltaba una, pero al darle una revisada sutilmente de pies a cabeza, sabía que sería descartada de inmediato. Emily al verla, se puso de pie, pero Anne levantó una mano. ―Tengo que salir, las entrevistas se han terminado. ―Emily arqueó una ceja, ¿Tanto tiempo de viaje para no entrevistarla? ―Te llamaremos, deja tu información con mi asistente. ―la rubia que estaba en un escritorio a unos cuantos metros de la puerta de la oficina de Dubois, se puso de pie, hasta pensó la asistente que su jefa estaba siendo muy grosera. Antes de que dijera algo, Anne se retiró dejándola de pie sin dejarle dar replica. La rubia y Emily se quedaron observando por unos segundos más. ―No te preocupes, así es ella, ¿Quieres dejarme tu información? ―Emily se sintió molesta. ―Eso es una falta de respeto. ―susurró, pero la asistente afirmó. ―Me disculpo por ella, suele ser así. Hans estaba llegando a la sala de seguridad dónde se encontraba las cámaras de ambos lugares: El hotel y el club. El jefe de seguridad se sorprendió al verlo entrar sin ser anunciado, se levantó de un movimiento brusco. ―Señor Müller, ―se aclaró de inmediato la garganta y se tensó, ningún Müller entraba a ese lugar así que si estaba sorprendido. ―Solo estoy revisando. ―contestó Hans despreocupado mirando las cámaras frente a él. ― ¿Esa es la oficina de la señora Dubois? El hombre al ver que le señaló la pantalla. ―Sí, es la oficina. ―Hans notó a Anne que había salido de su oficina, cuando levantó la mano hacia a una mujer que estaba a una distancia de ella, no se mostró el rostro pero su cabello castaño era evidente. El de seguridad notó la escena que estaba observando su jefe. ―Debe de estar con las entrevistas, hace una hora han llegado de la ciudad con posibles prospectos. Hans notó que Anne se retiró dejando a la mujer ahí de pie, luego una rubia acercándose a la castaña. ―Llama y pregunta si ya terminó las entrevistas. ―ordenó Hans al jefe de seguridad, este tomó el teléfono y llamó a la asistente de Anne, después de preguntar, tapó la bocina, miró a su jefe y le contó. ―Acaba de decir la asistente de la señora Dubois que tuvo que cancelar la última entrevista por un problema en la cocina del club. ―Hans torció su labio. ―La asistente dice que ella era la última. ―Qué la envíe a la oficina central, yo terminaré el trabajo de la señora Dubois. ―el hombre afirmó y le informó a la asistente lo que había ordenado el señor Müller. Hans había decidido ayudar por última vez a Heinrich , esta misma mañana él se había ido del país por seis meses, aparte de que lo amenazó con develar a su padre un error de él del pasado, no veía mal quedarse una temporada, pero lo que le huía, era encontrarse con su padre, quién al igual que su hermano sacaban lo peor de él, uno de los motivos por el cual había puesto tierra y mar de por medio para poder controlar esa ira que llevaba en su interior. Cruzó el largo pasillo y le informó a la secretaria que cuando llegara una mujer castaña, le hiciera pasar. La secretaria afirmó, luego entró y tomó lugar en aquella majestuosa mesa de cristal, se recargó en la silla de cuero y suspiró. La secretaria anunció la llegada y luego una de las puertas dobles de cristal se abrió para dar paso a una joven mujer, Hans entrecerró su mirada y luego se levantó. ―Buenos días, ―anunció Emily de manera educada. ―Buenos días, tome asiento. ―Emily hizo caso y Hans levantó su mano en señal de que le entregara la carpeta que tenía en su mano, Emily se la entregó y luego tomó lugar en la silla frente al gran escritorio. Hans notó molestia en la mirada de Emily, había abierto la carpeta pero luego la cerró, Emily y Hans se quedaron observándose en silencio por unos breves segundos. ― ¿Está molestándole algo, señorita Maxwell? ―Hans había alcanzado a ver su apellido antes de dirigirse a ella. ―No. ―contestó en un tono serio, pero Emily estaba molesta por la actitud de la mujer francesa, ¿Creía que no había notado como la había visto de pies a cabeza? ¿Acaso por qué no era como Sarah o la asistente la descartaban sin antes leer su solicitud? ―Está molesta. ―confirmó Hans. Emily lo miró detenidamente, intentó controlar su lengua, ya había tenido este tipo de situaciones de decir lo que pensaba y muchas veces, terminaba mal. Quería ahora con más ganas ese trabajo, de lo que sea, pero regresar a seguir pasando lo mismo y que su hermano no fuese a la universidad, se negaba rotundamente irse sin ese empleo. ―No lo estoy, ―y luego puso una sonrisa fingida, pero Hans no era tonto, dejó a un lado la carpeta y se inclinó sobre el escritorio de cristal. ―Puedo ver que es mala intentando mentir. ¿Qué es lo que le ha molestado? ―Que no estoy molesta y no estoy intentando mentir. ―respondió irritada sin poderlo controlar. Hans notó con más fuerza en sus palabras que realmente sí que estaba molesta, ¿Le habrá dicho algo Anne? ― ¿Normalmente eres así de respondona?―preguntó demasiado curioso. Ella presionó sus labios mostrando unos hoyuelos demasiado marcados. Él se quedó hipnotizado por ese simple detalle en su rostro. ― ¿Desde cuándo decir lo que uno piensa es ser respondona? ―Hans se sorprendió que le haya respondido con otra pregunta, ¿Acaso no se da cuenta de quién es? De él depende si saldrá de este hotel con trabajo. Se recargó en el respaldo de la silla de cuero, luego soltó el aire entre dientes de manera irritada. ― ¿Qué es lo que te ha dicho la señora Dubois?―quería saber más. ―Qué dejara mi información con la asistente y que me llamarían, pero creo que no sería así. ―esas últimas palabras lo dijo sin filtro a como la había visto, estaba segura que la descartaría sin parpadear. ―Bueno, ella está solucionando un problema, y yo te entrevistaré. ―hizo una pausa. ―Bien, entonces dime por tus palabras quien eres, Emily Maxwell. ―Hans palmeó la carpeta, dándole a entender que no leería el contenido, que quería escucharlo de ella. Emily se tensó, luego intentó controlarse, ella podía hacerlo, era su oportunidad de mostrarle que podría ser parte de ese hotel. ―Soy Emily Lise Maxwell, trabajo en atención a clientes en un call center de A&T, vivo en la ciudad desde hace dos años, tengo una carrera en Marketing y Business Management. ―Hans se sorprendió, ¿Cómo es que está trabajando en un call center? imaginaba que la paga era bastante baja. ― ¿Estudiaste en que universidad?―preguntó Hans más curioso por la joven mujer frente a él. ―Estudié la carrera a distancia en Harvard. ―Hans alzó sus cejas con mucha sorpresa, Emily se dio cuenta de su reacción. ―Tiene muy buenas carreras a distancia...―Emily se sonrojó por primera vez y lo notó Hans. ― ¿Y por qué no ir a la universidad directamente?―preguntó Hans. ―No quería dejar a mi familia. Hans afirmó lentamente, para la joven mujer, era primero la familia, algo que en su caso no existía. ―Bien, ―se aclaró la garganta y la miró detenidamente unos segundos más en silencio. ―El puesto vacante es para ser mi asistente. ―Emily alzó sus cejas pero de inmediato se repuso. ―No confío en ningún personal actual de este hotel. Así que como eres nueva y yo voy instalándome, me va bien. El salario será bueno, las prestaciones igual que el resto del personal del club y del hotel, vivirás en el condominio junto a los demás y son doce horas de trabajo. ―Emily afirmó, no importaba por el momento, haría lo que fuese para no perder este trabajo. ―Así que como aún tienes el otro trabajo, te daré el resto del día para que renuncies a tu otro empleo y empezarías mañana a primera hora, que será a las cinco de la mañana, te dejaré con la secretaria las instrucciones y lo que es tu trabajo en general. ―Muchas gracias, señor...―no sabía ni cómo se llamaba. Hans se dio cuenta. ―Müller. Es mi apellido, solamente la gente cercana a mí y de confianza, me llama por mi nombre. Así que solo llámame Müller. ―Emily afirmó. Tocaron a la puerta y Hans se dio cuenta que era Anne, le hizo señas de que entrara, Anne no sabía que la mujer que le estaba dando la espalda, era la joven mujer que había despachado un rato atrás. ―Señor Müller, ¿Podemos hablar? Es urgente. ―Hans afirmó, luego miró a Emily. ―Espera unos minutos afuera, Anne te dará el recorrido breve y la información de la documentación que debes traer para armar tu carpeta de trabajo. ―Emily afirmó y se levantó, al girarse se encontró con la mirada de sorpresa y algo más de Anne. Caminó a la salida y Anne no le quitó la mirada, luego miró a Hans. ―Ella está descartada. No es necesario que...―Hans la interrumpió. ― ¿Disculpa? ¿Quién la ha descartado?―sonó irónico, Anne no dijo nada. ―Aquí el jefe por seis meses soy yo, ahorita no estamos para descartar personal, se acerca la temporada alta y tú poniéndote los moños. ―Ella no es la persona que normalmente se contrata. ―Hans enfureció en segundos al escuchar el tono que empleó. ―Yo la he contratado y punto.
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