―Otra vista…―susurró Hans, recargándose en el respaldo de la silla y observando detenidamente a Emily, quien era ajena a su mirada. ―Impresionante…―dijo Emily sin dejar mirar a lo lejos, luego regresó la mirada hacia su jefe. ― ¿Es buena la comida aquí? ―preguntó al sentirse un poco más relajada, Hans afirmó lentamente. ―Bastante. Años atrás, venía constantemente. Para hacer una reservación en este lugar, tardan hasta seis meses en darte una. ―Oh, es bastante tiempo…―murmuró Emily, sorprendida por lo que le estaba contando. ―Sí. ―aceptó el menú que el mesero les entregó. ―Buenas tardes, soy Ever, su mesero. ¿Gustan algo de tomar? ¿Un aperitivo? ―Quiero tres copas, y la mejor cosecha de vino que tengan. Espero a otra persona. ―Emily no lo sabía. ―Perfecto, ―Hans afirmó y el mesero se

