Amor en Chinese

III

Mi independencia se esfumaba, si, como la misma combustión de gasolina con cada kilómetro que Zhao avanzaba sobre la ruta. A poco por llegar a la casa de mis padres, la ansiedad me producía un dejo amargo en la boca. No solo porque no tenía la capacidad de solucionar mis problemas, o el dinero suficiente para no depender de nadie, no, mi problema tenía que ver con que mis padres pudieran verme como una fracasada.

— ¿En qué piensas?

— En lo mismo de siempre…

— No eres una fracasada Abril — asevero con una sonrisa a medias. Odio ser tan predecible para el…

— Eso lo dices porque eres mi amigo

— No, lo digo porque en verdad no lo eres. Como diría mi abuela Mei “Un tropezón no es caída”

— Lo sé, pero últimamente me está costando trabajo levantarme — le asegure a la misma vez que tome de la parte superior de guantera el celular de Zhao. Una llamada entrante, era abuela Mei. Tome la llamada por él, Zhao jamás atiende el celular mientras conduce. No importa el contexto, cuando hablo de jamás, es porque jamás lo hace, es una persona muy disciplinada a la hora de respetar las leyes de tránsito. Bueno, en realidad es una persona ordenada y estricta en todos sus hábitos. No hay margen de error para él.

— Hola abuela Mei

— Buenos días Abril, lo siento cariño, pero puedes ponerme al teléfono con Zhao es importante — percibo ansiedad en su voz. No doy vueltas distiendo el celular frente a Zhao, este rezonga, se niega a tomar la llamada

— A veces sos tan estructurado para ciertas cosas que hasta bronca me haces dar — le regaño marcando en el táctil la opción de alta voz — Puedes hablar Mei, estas en alta voz — Zhao me dedica una mirada odiosa

— Zhao deja lo que estás haciendo y regresa a casa — le exige

— Estoy ocupado Mei, paso al rato — Puedo darme cuenta que Mei se molesta con su respuesta, exaltada comienza a hablar en su idioma natal. Si, la abuela Mei solo habla en c***o si esta colérica o cuando hay un problema que debe tratarse a la brevedad. El semblante de Zhao se desencaja al oír a Mei, presiona el botón de las balizas y se estaciona sobre la banquina. Este también comienza a hablar en c***o, y por supuesto, “vale la redundancia”, yo sigo sin entender nada. Poco después la llamada concluye.

— ¿Qué ocurre? — le consulto de una vez

— Pasaremos primero por mi casa — dictamina aguardando el paso de los automóviles para reencaminarse nuevamente sobre la ruta

— De acuerdo, pero dime ¿Qué está pasando?

— Lo entenderás luego — respondió con frialdad emprendiendo nuevamente el viaje. No intente volver a preguntarle nada durante el resto del recorrido.

Alrededor de veinte minutos después llegamos al domicilio de Mei. Me llamo la atención que Zhao no se impresionara al divisar la cuadra atestada por automóviles de alta gama, de hecho, algunos parecían blindados. Sospeche que esta coincidencia tenía que ver con el asunto que Mei y Zhao habían tratado hace un rato, pero luego de algunos segundos termine por convencerme de que era una tontería, porque ninguno en relación a ellos requieren seguridad y protección de ningún tipo. Finalmente, Zhao aparco en el único lugar que quedaba libre. Luego de bajarnos de la camioneta, emprendimos la marcha.

Mi preocupación quedo en evidencia poco después cuando detuve el paso. El acceso a la puerta principal estaba custodiado por hombres de ambos lados, todos estos parecían que venían de un mismo centro de reclusión, como si se trataran de personas entrenadas con armas de fuego, artes marciales o cualquier otra disciplina, ocultos detrás de una figura esbelta con trajes elegantes y anteojos oscuros. Zhao noto mi preocupación y me tomo de la mano entrelazando sus dedos con los míos. Yo hice lo mismo, pero honestamente me asombro que lo hiciera. Primeramente, porque Zhao evita el contacto real, quiero decir, no tiende a tomar de la mano a ninguna persona, ya lo sea en modo de saludo o en la naturalidad de caminar de la mano con alguna pareja, no, Zhao detesta hacerse ver en público. Estos hombres al verlo llegar, nos dieron paso de inmediato.

Una vez dentro la abuela Mei nos recibió amigablemente invitándonos a tomar a asiento a un lado de su sillón vintage. Lejos se mostraba de estar enfadada o experimentar el enojo de hace un rato, por lo contrario, tomo su tetera gongfu y se dispuso a servirle té verde a un individuo que se puso de pie en el preciso asomo que identificó a Zhao.

— ¿Qué es todo este circo? — expreso Zhao tempestuoso

— Buenos días señor Zhao, permítame presentarme, mi nombre es Kuo Quiang, soy el asistente personal de su padre — Zhao lo miro con deprecio cuando este se inclina y le hace una reverencia.

— Ya sé quién eres, y déjame decirte, no tengo nada que ver con ese hombre

— Disculpe mi insistente…

— Insistencia — le corrijo

— Gracias señorita — me agradece con ligera inclinación de cabeza y se dirige nuevamente a Zhao — Disculpe mi insistencia, pero su padre Sheng demanda su presencia para que asu…

— No estoy interesado — le interrumpe

— ¡Zhao! — Exclama Mei en forma de reto — ¡Es tu lugar, te pertenece! — el la ignora. Siento la presión que esto le genera en el estrujón que le hecha a mi mano

— ¿De qué lugar está hablando Zhao? — le consulto con un tono suave en la voz

— Hablo de “Kong Kai Company” el imperio de comercio electrónico más grande de china, su padre es el presidente, quiere que asuma su lugar en el directorio de la compañía — revela Mei. Abro los ojos como platos, la noticia me deja boquiabierta

— Ya discutimos esto Mei, no voy a cambiar de decisión — refuta soltándome la mano atravesando la sala en direccion a la calle

— Tal vez a ti, te escuche Abril — dice Mei con la faz preocupada. Asiento en silencio con la cabeza y me marcho detrás de Zhao. Cuando finalmente lo logro alcanzar, este había puesto en marcha la camioneta.

— ¡Oye! — le digo ingresando del lado del copiloto — ¿Piensas dejarme?

— No, te estaba esperando. Vámonos de aquí — dice tomando el volante

— Sabes que no hablo de eso ¡Así que ahora eres el heredero más grande del comercio electrónico de china! ¡Wow! Me impresionas

— No es divertido Abril — refuta sacando el pie del pedal

— Lo sé, solo intento fastidiarte

— ¡Estoy harto de todo esto! — Exclama golpeando el volante, apoyando la cabeza sobre el —Este hombre se cree con el derecho de disponer de la gente a su antojo, ahora de repente se acuerda que tiene un hijo…

— Quizás intenta remendar las cosas contigo Zhao — el cambia de postura, se gira de costado

— ¿Remendar veinte años de abandono? — sentencia con la expresión disgustada

— No intento justificarlo Zhao — manifiesto desviando la mirada en direccion a la ventanilla. Me quedo callada un momento. Pienso en como mudar el ambiente, cortar la tensión y sacarle una sonrisa con alguna payasada.

— A decir verdad, no me importaría que seas mi jefe millonario — le digo volteando la mirada nuevamente con gesto divertido llevando la mano al mentón, él se me queda mirando — Convengamos que me urge encontrar empleo, y no sé, tal vez requieras de una empleada doméstica, una secretaria, quizás ¿una asistente personal?, digo no pretendo influenciarte, pero soy una persona eficaz, responsable, organizada y siempre llego a horario. No encontraras a alguien mejor que yo — Zhao comienza a carcajear, menea la cabeza en ambos lados. Se sostiene la barriga con las manos, realmente está tentado. Yo no puedo evitar reírme con él.

A razón de algunos minutos, se pasa la mano sobre el borde de sus pequeños ojos, juzgo que para secarse las lágrimas que le causo mi ingeniosa y brutal ocurrencia.

— ¿Te radicarías en China? — me consulta con cierta seriedad que no esperaba

— ¿Por trabajo?, por supuesto ¿Quién no? No hay nada que me ate aquí más que la pobreza — me burlo

— ¿Lo dices en serio? — Consulta esta vez como si intentara descifrar si hablaba en serio o iba de broma.

— Si Zhao, sin duda — le aseguro.

Zhao apaga el motor de la camioneta, pone el freno de mano y quita la llave del contacto. Permanece algunos segundos algo abstraído. Su mirada y la mía se encuentran, no sé porque siento que mi corazón comienza a aletear

— Prepara tus cosas entonces — me exige — Nos vamos a China.