CANDY Todo regresaba a la normalidad y en mí crecía un enorme deseo… de trabajar. Los últimos días pensaba en eso más que nada, pero luego me encontraba con Noah y Nina en mis brazos, mientras aquel otro deseo se iba desvaneciendo. Aquellas ansias solían llegar de repente e irse de la misma manera. Del mes, esta fue la madrugada más larga, hasta Millie había despertado de tanto llanto y desvelo de parte de sus hermanos. La alarma del reloj no ha sonado aún, pero yo ya estoy despierta. El delicado llanto de Noah y Nina actúa como mi despertador personal desde hace un mes, aunque aquel despertador suele sonar a cualquier hora, sobre todo en las madrugadas. Ya no sé qué son las madrugadas tranquilas o un despertar sin prisa. Mi cuerpo se mueve al ritmo de su llanto, de sus necesidades,

