3. Lamentos y Decisiones.

1004 Words
La limusina avanzaba lentamente por las calles iluminadas de la ciudad. Lucía, sentada junto a la ventana, dejaba que las lágrimas resbalaran por sus mejillas. Vale, a su lado, la sostenía con un brazo firme alrededor de sus hombros. Alfredo, el mayordomo, conducía en silencio, alerta a la tensión que emanaba del asiento trasero. Vale llamó a María, la ama de llaves de Lucía, y le pidió que se retirara junto con Alfredo hasta el lunes. La limusina se detuvo frente al penthouse, y Lucía salió sin decir una palabra, caminando con paso firme hacia el ascensor. Vale la siguió de cerca. En su despacho, Lucía abrió su computadora y revisó los correos electrónicos que había solicitado: estados financieros del bufete, listados de clientes y casos en curso. Una transferencia a una cuenta offshore llamó su atención. Las fechas coincidían con el período en que Vittorio había estado a cargo de las finanzas. **Lucía** (con voz temblorosa): "¿Cómo pudiste traicionarme así, Vittorio?" Descargó los documentos más importantes y se dirigió al baño, donde se quitó el vestido de novia y la lencería sensual que había elegido para la noche de bodas. Los arrojó al suelo con rabia. Luego, se vistió con ropa cómoda y salió al balcón, donde encontró un balde metálico. Sin pensarlo dos veces, arrojó el vestido y la lencería dentro. Vale entró a la cocina y tomó una botella de tequila y un encendedor. Colocó ambos cerca de Lucía, sin decir una palabra. Lucía vertió tequila sobre el vestido y encendió el contenido del balde. Las llamas brotaron rápidamente, consumiendo todo lo que representaba. **Lucía** (en voz baja): "Esto no termina aquí. Voy a asegurarme de que paguen por lo que hicieron." Vale sirvió vino para ambas, y las dos mujeres observaron cómo las llamas se apagaban lentamente, dejando solo cenizas. Era el final de una etapa y el comienzo de otra. --- ### **El fin de semana de despecho** El sábado por la noche, el penthouse estaba sumido en un ambiente sombrío. Lucía estaba sentada en el sofá, envuelta en una manta, con los ojos hinchados de tanto llorar. Vale intentaba distraerla con historias tontas, pero incluso sus mejores chistes caían en el vacío. **Vale** (con un tono ligero): “¿Qué tal si intentamos cocinar algo? Dicen que la cocina es terapéutica.” **Lucía** (con una sonrisa débil): “Vale, no confío en lo que intente cocinar. La última vez que intentaste hacer una tortilla, terminamos llamando a los bomberos.” Vale se rió y se dirigió a la cocina con determinación. Sin embargo, después de media hora de ruidos extraños y olores sospechosos, Lucía decidió investigar. **Lucía** (entrando a la cocina): “Vale, ¿qué estás haciendo? Huele a… ¿quemado?” **Vale** (con una mancha de salsa en la mejilla): “Estoy intentando hacer pasta. Pero la salsa se me pegó al sartén.” Lucía no pudo evitar reírse, aunque su risa sonaba más como un suspiro cansado. En ese momento, el timbre de la puerta sonó. Era Mateo, el mejor amigo de Lucía, con varias bolsas de comida en las manos. **Mateo** (con una sonrisa tímida): “Hola, chicas. Pensé que podrían necesitar algo de comida real.” Vale lo recibió con alivio, y Mateo entró al penthouse. Había arepas rellenas, sopa de res y jugo de parchita, enviados por Doña Carmen, la cocinera de su mamá. **Lucía** (con una sonrisa débil): “Huele a casa.” Mientras comían, Mateo observó a Lucía con preocupación. **Lucía** (con voz pensativa): “¿Qué está haciendo Vittorio a espaldas de Don Giovanni?” Mateo asintió, sabiendo que esa pregunta daría forma a lo que vendría después. --- ### **Domingo de decisiones** El domingo por la mañana, Lucía se despertó temprano. Su mente no podía descansar, siempre alerta, siempre pensando en el siguiente paso. Se levantó con determinación y preparó café recién molido. Mientras el café se colaba, cortó frutas frescas y preparó un desayuno ligero. Vale se despertó más tarde y encontró a Lucía sentada en la mesa del comedor, con su laptop abierta y papeles esparcidos alrededor. Lucía estaba concentrada, pero su expresión era más serena que la noche anterior. **Vale** (bostezando): "Buenos días. ¿Qué estás planeando?" **Lucía** (con voz calmada): "Esta semana no va a ser fácil. Lo primero es revocar el poder legal que le di a Vittorio. No puedo permitir que siga teniendo acceso a mis cuentas o al bufete." Vale asintió, impresionada por la determinación de Lucía. **Vale** (con un tono de apoyo): "Mateo y yo nos encargaremos de investigar las transacciones sospechosas. Necesitamos a alguien del área legal para armar el caso." **Lucía** (con una mirada de agradecimiento): "Lorenzo Moretti. Es el director del departamento legal y fraudes financieros del bufete. Hasta ahora, ha demostrado ser confiable." **Vale** (con un tono optimista): "Perfecto. Entonces, esta semana nos reuniremos con Lorenzo." **Lucía** (con una mirada pensativa): "Pero hay algo que no entiendo... ¿Quién envió esa carta? ¿Qué gana con que se descubra todo? ¿Por qué esperó hasta el día de la boda?" --- ### **La visita inesperada** Esa misma noche, en la mansión de Don Rafael, James, el mayordomo, tocó suavemente la puerta del despacho. **James** (con voz respetuosa): "Señor, Don Massimo está aquí. Dice que necesita hablar con usted de un tema urgente. Está acompañado de un hombre... no se identificó." Rafael levantó la vista, intrigado. Massimo había desaparecido hacía veinte años. ¿Por qué aparecía ahora, y con un desconocido? Con un gesto de asentimiento, Rafael se puso de pie y se ajustó el saco. **Rafael** (con voz firme): "Hazlos pasar, James." Minutos después, Massimo entró al despacho, seguido de un hombre alto, de aspecto imponente. Rafael no pudo evitar una reacción de sorpresa. **Rafael** (en su mente): "¡Tú!?" El hombre misterioso sonrió levemente, como si hubiera estado esperando esa reacción. Rafael sabía que algo importante estaba por suceder, algo que cambiaría el curso de los eventos que habían sacudido a su familia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD