El estudio de Rafael es un espacio amplio y luminoso, con estanterías llenas de libros antiguos, un escritorio de madera oscura y un sofá de cuero marrón. Él está sentado en su sillón, revisando documentos con expresión preocupada. -Lleva un traje de tweed marrón con chaleco, una camisa blanca y una corbata de seda verde oscuro. Su cabello n***o ligeramente canoso está peinado hacia atrás, y sus ojos marrones reflejan una mezcla de cansancio y determinación.- La luz del atardecer se filtra por las cortinas de terciopelo, iluminando el ambiente con tonos cálidos.
James entra al estudio con discreción. “Señor Rafael, Don Massimo D’Agostino está aquí para verlo. Dice que es un asunto de suma importancia.”
Rafael levanta la mirada, con sorpresa. “¿Massimo D’Agostino? ¿El ex consejero de Don Giovanni Lombardi?”
El mayordomo asiente. “Sí, señor. También hay otro caballero con él, pero no se ha identificado.”
Rafael se pone serio. “Está bien, hazlos pasar.”
El mayordomo se inclina levemente. “Enseguida, señor.”
Massimo entra al estudio con paso firme, seguido de un hombre alto y de aspecto imponente que permanece en silencio. -Massimo es un hombre italiano de estatura media, con cabello gris corto y ojos grises penetrantes. Viste un traje de lana gris oscuro, con una camisa blanca y una corbata de seda negra.- Su expresión es seria, pero hay una sombra de nostalgia en su mirada al ver a Rafael después de tantos años.
El hombre misterioso lleva un traje de tres piezas en un tono azul marino profundo, con un chaleco a juego y una corbata de seda color vino. Su cabello n***o liso está peinado con cuidado, y sus ojos azules llaman inmediatamente la atención de Rafael. Hay algo en ellos que le resulta familiar, sí, le recordaban a alguien, pero eso no puede ser posible. Su postura es erguida, y su presencia emana una autoridad natural que no pasa desapercibida.-
Rafael se levanta para recibirlos, con cortesía. “Massimo, bienvenido. Ha pasado mucho tiempo.”
Massimo inclina la cabeza. “Rafael, es un placer verte de nuevo. Lamento llegar sin previo aviso, pero este asunto no puede esperar.”
Rafael mira al hombre misterioso con curiosidad. “¿Y quién es su acompañante?”
Massimo responde con tono solemne. “Permíteme presentarte oficialmente a Vittorio Lombardi, el heredero legítimo de la familia Lombardi.”
Rafael frunce el ceño, incrédulo. “Disculpa, Massimo, pero yo conozco a Vittorio Lombardi desde joven, y no es él.”
Vittorio habla con una voz profunda y elegante, con un acento que delata su crianza en Inglaterra. “Don Rafael, el hombre que se hizo pasar por mí es un impostor. Permítame explicarle todo.”
Rafael se sienta frente a ellos, con expresión seria. El mayordomo regresa con una bandeja de café, que coloca sobre la mesa antes de retirarse discretamente. El aroma del café recién hecho llena la habitación, creando un contraste con la tensión que flota en el aire.
Rafael toma su taza de café. “Bien, ¿a qué debo el honor de su visita?”
Massimo responde con tono grave. “Rafael, sé que esto puede resultar difícil de creer, pero el hombre que ha estado cerca de Lucía no es el verdadero Vittorio Lombardi. Este es el heredero legítimo de la familia Lombardi.”
Vittorio añade con voz firme. “Don Rafael, hace años, mi tío Salvatore intentó asesinarme cuando me arrojó por un acantilado en Sicilia. Lucía, siendo solo una niña, me salvó de ahogarme. Después de eso, me llevaron a Inglaterra, donde permanecí bajo la protección de Massimo, el consejero leal de mi padre, Giovanni.”
Rafael los mira con incredulidad. “¿Y por qué debería creerles? Massimo, usted desapareció después del atentado. Todos pensaron que habías huido, que planeaste lo que le ocurrió a los Lombardi hace 20 años.”
Massimo explica con expresión seria. “Entiendo su desconfianza, Rafael. Pero mi única prioridad fue proteger a Vittorio. Salvatore me acusó de traición para cubrir sus propios crímenes. No tuve más opción que desaparecer.”
Vittorio saca una fotografía antigua de su billetera. “Esta es una foto de Lucía y yo cuando éramos niños. Fue tomada justo después de que ella me salvara, ¿la reconoce?”
Rafael toma la foto, con expresión pensativa. “Obviamente reconozco esta fotografía. Yo mismo la tomé ese día.”
Vittorio asiente. “Exacto. Y ahora, necesito su ayuda para desenmascarar al impostor y recuperar lo que es mío.”
Rafael devuelve la foto a Vittorio, con una expresión más relajada pero aún cautelosa. “¿Y por qué en todo este tiempo no ha aparecido para reclamar su lugar como el hijo primogénito de Don Giovanni? ¿Por qué esperar hasta ahora?”
Vittorio responde con calma, pero con firmeza. “Por prevención, Don Rafael. Salvatore cree que me asesinó de niño, y eso nos ha dado una ventaja. En todo este tiempo, hemos estado recopilando información y preparando todo para exponerlo. Salvatore es el verdadero traidor, pero aún nos faltan pruebas cruciales de lo que ocurrió hace 20 años.”
Massimo interviene, con voz firme. “Rafael, Salvatore ha estado manipulando a Lucía a través del impostor. Si no actuamos ahora, él la obligará a casarse con ese hombre, y las consecuencias serán devastadoras.”
Vittorio añade, con tono serio. “Para llevar a cabo mis planes, Lucía debe aceptar el pacto matrimonial en los próximos tres días. Si no lo hace, Salvatore intentará obligarla a cumplir con su palabra, y no podré protegerla de las consecuencias.”
Rafael lo mira con desconfianza. “Dudo mucho que Lucía acepte un contrato matrimonial así por así. Eso no es algo con lo que ella va jugar ni decidir a la ligera. Deben plantearle una muy buena razón para que pueda aceptar, de lo contrario van a perder su tiempo. Lucía es una mujer con principios y se rige por un código de ética y moral. No se dejará convencer fácilmente.”
Vittorio responde con solemnidad. “Don Rafael, aunque no lo crea, en todo este tiempo que he estado en el anonimato, he cuidando de Lucía. Si Salvatore se entera de que ella me salvó, podría hacerle daño. Por estar tan pendiente de ella, se ha desarrollado en mí un sentimiento tan profundo que soy capaz de dar mi vida con tal de asegurar que esté segura.”
Massimo interviene, con voz firme. “Rafael, Vittorio es el heredero legítimo de la familia Lombardi. Su padre, Giovanni, siempre te ha respetado como su abogado de confianza, y sabes que él no confía en todos. Ahora, Vittorio está aquí para honrar el pacto que sus madres hicieron y proteger a Lucía.”
Rafael suspira, con resignación. “Está bien, Vittorio. Hablaré con Lucía. Pero si intenta traicionarnos, no habrá lugar en este mundo donde pueda esconderse.”
Vittorio asiente, con respeto. “Entendido, Don Rafael. No los defraudaré.”
Rafael lo mira fijamente, con una última pregunta en mente. “Algo más, Vittorio. ¿Cómo pretendes guardar tu identidad en secreto si piensas casarte con mi hija?”
Vittorio sostiene la mirada de Rafael, con determinación. “Don Rafael, mi identidad solo será revelada cuando sea el momento adecuado. Mientras tanto, actuaré con discreción. Nadie, excepto usted y Massimo, sabrá quién soy realmente. Incluso Lucía lo ignorará hasta que sea seguro para ella.”
Rafael asiente lentamente, aunque aún con cierta reserva. “Espero que sepas lo que haces, Vittorio. Lucía no es tonta.”
Vittorio inclina la cabeza con respeto. “Lo sé, Don Rafael. Y por eso le doy mi palabra de que voy a protegerla.”
El estudio queda en silencio por un momento. Rafael observa a los dos hombres frente a él, evaluando la situación. Finalmente, se reclina en su sillón, con una expresión pensativa. “Muy bien, Vittorio. Haré lo que pueda para ayudarte. Pero recuerda: si algo le pasa a Lucía, no habrá pacto ni alianza que te salve de mí.”
Vittorio asiente, con seriedad. “Lo entiendo, Don Rafael. Y le agradezco su confianza.”
Massimo interviene, con un tono más relajado. “Rafael, sé que esto es mucho para asimilar, pero estamos haciendo lo correcto. Giovanni siempre confía en ti, y ahora Vittorio necesita esa misma confianza.”
Rafael suspira, mirando por la ventana hacia el jardín iluminado por la luz del atardecer. “Solo espero que esto no sea un error. Lucía ya ha sufrido demasiado.”
Vittorio se inclina ligeramente hacia adelante, con expresión sincera. “Don Rafael, entiendo su preocupación. Pero le aseguro que mi único objetivo es proteger a Lucía y asegurarme de que Salvatore pague por sus crímenes. Ella no merece sufrir más por culpa de mi familia.”
Rafael lo mira, y su expresión es seria pero reflexiva. “Espero que así sea, Vittorio. Por el bien de todos.”
Vittorio sonríe con una calma intrigante. “Y no se preocupe, Don Rafael. Sé perfectamente qué es lo que le voy a proponer a Lucía en el contrato matrimonial, algo a lo que no podrá negarse. Le explico, trata de...”