Adentro del tocador de damas, Vale se inclinó hacia el espejo, retocando su delineador con precisión de cirujana mientras lanzaba miradas laterales a su amiga. —*Claro, claro. Y ese rubor es solo por el calor humano.* —Hizo una pausa dramática—. *¿O será por cierto inglés demasiado atento con las eslovacas?* Lucía intentó sostener su mirada en el reflejo, pero fue inútil. **Vale siempre la había leído como un libro abierto.** —*Mark puede coquetear con quien le plazca* —respondió, demasiado tarde y con demasiada fuerza—. *No es asunto mío.* —*Mentira.* —Vale giró hacia ella, apoyando las caderas en el lavabo—. *Si Katia le pone esa mano en el muslo otra vez, vas a prenderle fuego con la mirada. Y eso que el vestido es inflamable.* El silencio que siguió fue más elocuente que cual

