Como me dijo Cristhian, no podía evadirlo por siempre, lo enfrentaría. Daría la cara ante lo que me dolía.
Lo que me molestaba era que tuviera que ser a la fuerza. Yo quise que él me buscara de esta manera, muchas veces, cuando estuvimos juntos la primera vez, ahora veía la diferencia, si él hubiera querido claro que habría escrito, llamado, buscado, pero en ese momento no sabía que yo tenía a su hijo en el vientre, o simplemente, no lo tenía.
Mamá no tuvo que decirme que se adelantaría, lo hizo. Yo bajé antes de que él vinera a abrir mi puerta y caminó hacia mí, tranquilo.
–¿Qué haces aquí?–Le pregunté arreglando mi ropa hacia abajo, la panza ya me subía todas las telas. Apenas si hice contacto visual con él, pero era otra cosa inevitable. Lo tenía frente a mí cerca de la entrada del e
