Capítulo 2

2186 Words
Estaba en una habitación de hotel con un hombre llamado Charles, que apenas había conocido. Me besaba tan intensamente, que en algunos momentos no podía respirar y tenía que soltarme de su agarre y aprovechaba para darme besos húmedos por mi cuello. Era tan abrumador lo que sentía en ese momento. En un instante, me miró con ansias y preguntó de forma sensual -        Quieres que te folle duro o muy duro?- Cual puta desvergonzada le respondí -        muy duro – Respondí sin saber que me esperaba, mientras sus ojos estaban clavados en los míos, quizás viendo mi necesidad de ser amada, follada o lo que sea que fuera que me quitaran este calor que se acumulaba en mi interior. Mientras cogía la parte trasera de mi cuello salvajemente, pegaba sus labios otra vez en los míos de una manera hambrienta como cuando un animal come a su presa, sus manos masajeaban mis pechos, ahuecándolos y poniéndolos duros de pura excitación, yo por mi parte, mis atrevidas manos acariciaban su trasero bien constituido. En un instante su boca se dirigió a mi cuello tentándome aún más, sus manos tomaron mi vestido y lo arrancaron de mi cuerpo, quedando solo con mis bragas. -        Eres tan hermosa bebé – me dijo – viendo mi cuerpo como si no fuera tan esbelto por los 40 años que tenía y por los estragos de un tiempo que no podía tirar atrás. Mis pensamientos estaba nulos solo podía pensar en ser suya y ser tomada hasta olvido. Vi cómo se desbotonaba la camisa y dejaba ver su pecho, no pude evitar pensar que su cuerpo tan bien conservado, es decir, su cabello n***o un poco desordenado por los besos y caricias que le había dado, no podía creer lo que me estaba pasando en un segundo pensé que era un sueño. -        ¿Que me miras cariño? ¿Te gusta lo que ves, bebé?”- viendo mi desconcierto mezclado con lujuria, y tomándome del brazo – “ven aquí” Me beso nuevamente, e inmediatamente sentí sus dedos en mi coño presionándome mi clítoris, dándome una sensación que exaltaba la respiración, sus dedos estaban trazándose de manera circular en mi abertura, e involuntariamente me moví llevando el ritmo de sus movimientos, mis pezones estaban rígidos del placer que estaba recibiendo, gemía solo a la merced de sus experimentados dedos, al punto de querer venirme con solo su toque, seguramente sabía que estaba pensando y dijo – “no te atrevas a venirte, cubrirás mi polla con tu semen” Fácilmente deslizo mis bragas dejándome totalmente desnuda, me tomo del cabello y su agarre era tan salvaje que me dolía pero a la vez era tan excitante, me lanzó hacia la cama, abrió mis piernas y su cabeza se posó en mi eje, follándome con su boca, su lengua succionaba mis pliegues y su lengua entraba y salía por mi húmedo agujero dándome placer, era una situación inaguantable, no podía más me iba a correr y le dije– “por favor, me voy a correr” – -        No-  sentenció, besándome y haciéndome probar mis propios jugos Sentí el sonido su cremallera al bajarla, y saco su deslumbrante polla, mi coño palpitaba de deseo y jamás pensé decir lo que salió de mi boca -        por favor, métela. Inmediatamente sonrió y tomo la cabeza de su polla – “no tan deprisa bebé” y la posó en la entrada de mi abertura dando vueltas, excitándome más, llevándome más al borde – “por favor” le ordené -        tranquila – indicó con una voz lujuriosa y ronca.   En el momento menos pensado, me trajo hacia él e introdujo su polla en mi – haciéndome gritar y sentir un placer inmenso – una y otra vez de manera salvaje, su boca se posaron en mis pechos succionándolos, acariciándolos con su traviesa lengua y dándome placer, un placer que no había sentido, sus embestidas eran tan fuertes que en un momento pensé que iba a morir. No siendo suficiente para mí, me pose encima de él para que lo montara y empecé a hacer movimientos bruscos jactándome de su polla, y queriendo sentir más, la cama hacia sonidos por los movimientos que hacía en pleno éxtasis de placer, el me acariciaba, me frotaba mi clítoris en el momento de la cima, mis ojos se pusieron en blanco, contemplando lo excitado que él estaba y lo placido que se sentía por el control que tenía sobre él, entre sus idas y venidas y mis gemidos de placer nos vinimos al mismo tiempo, el orgasmo se sintió como una explosión, en ese momento me atravesó una corriente de calor por mi cuerpo y mi estómago se contrajo cuando sus fluidos calientes goteaban en mi coño,. Quedamos extasiados, mi cuerpo sobre el y llenos de sudor, como pude me aparte y me ubiqué al otro lado nuestras respiraciones eran erráticas y nuestros espíritus volvían a nuestro cuerpo lentamente. -        Eres buena – susurro sonriendo y viendo mi estado después de haberme dado el placer inigualable. La noche no acabó para mí ni para el, ese solo era el comienzo de una noche salvaje, ya no tenía nada que perder. Supe en ese instante que no volvería a ser la mujer que era antes, había probado algo que había olvidado, había conocido la lujuria, esta me había tomado y me iba a quemar en el maldito infierno por haber follado con un desconocido. Comenzaba para mí una vida nueva, a pesar de mis años, me sentía más joven que nunca, y la pregunta del arrepentimiento - ¿Qué estaba haciendo? – no cabía en mi vida más drama, sin embargo, solo quería más de lo que había probado y lo que se venía era incierto para mí. ……. A la mañana siguiente desperté por un sonido penetrante, mi cabeza daba vueltas y tenía un dolor de cabeza horrible, voltee hacia mi bolso y vi que era del celular, lo tome y en la pantalla marcaba una llamada entrante de María, mi hermana. -        Antonia Jones “¿Dónde estás? ¿Cómo te fue anoche con Daniel? Cuéntamelo todo” – dijo “hola María.. yo hu.. eh.. Estoy en casa!!” mentí -        ¿Y Daniel? ¿Qué tal estuvo todo?!! – Siguió cuestionando   -        “Daniel no fue a la cita, María, tuvo un problema familiar y se disculpó” le respondí. A muy altas horas de la noche vi su mensaje enviado desde las 7 y media que no podía asistir y que no pude ver antes de salir de casa porque creía que estaba atrasada.   -        “oh!! Hermana lo siento”- me dijo con una voz de decepción – “la próxima vez hare lo posible para que tu cita sea un éxito” argumentó   -        “María, por favor, no quiero que sigas con tu juego de citas, no quiero estar en esta posición, las cosas se darán de algún modo pero no así” le dije - “además, quiero concentrarme en conseguir nuevos proyectos”   -        “mmm!! No se si pueda” con su voz macabra, y siguió -“Lo había olvidado, va a ver una convocatoria para un proyecto de publicidad con una de las empresas del conglomerado, de la que le llevamos la cuenta legal, nos notificaron esta mañana y al parecer solo aceptaran propuestas de pequeñas empresas locales, los términos estarán colgados en la página y sería bueno que Andrés participara si reúne los requisitos y de paso, para que te tenga en cuenta” terminó de decir   -        “Genial!! Hablare con Andrés más tarde y te cuento” le respondí, despidiéndonos.   -        “Ok Antonia, te quiero mucho nos vemos luego” Andrés era un amigo de la familia de toda la vida, tenía una agencia de publicidad y muchas veces colaboré con el cuándo se quedaba sin fotógrafo de planta, pues por mis ocupaciones de madre y esposa nunca ejercí de tiempo completo y solo le ayudaba cuando necesitaba una mano, por eso nunca perdí la práctica. Cuando me divorcié, él fue unas de las personas que me tendió la mano, y me incluyo en su pequeña agencia para hacer algunas campañas de negocios locales y pues trabajaba con el mientras tenia contratos, me estaba yendo bien, estaba con él y a la vez hacia fotografías en fiestas familiares, cumpleaños, portafolios de quinceañeras y aspirante de modelos y podía pagar mis cuentas y mantener un nivel de vida aceptable. Pero sabía que no podía vivir así siempre, pues los ahorros que tenía por el divorcio se reducían por imprevistos y debía hacer algo para impulsar la agencia de Andrés y poder ganar más dinero. Me senté en la cama de la habitación, mirando a mí alrededor, ciertamente ese hombre llamado Charles no estaba y me había dejado una nota: “Antonia, hermosa Antonia, gracias por lo de anoche. Eres simplemente ardiente” me sonrojé y volvieron a mí, los recuerdos de hacia unas horas, todo lo que hizo con mi coño, con mi cuerpo, sentí un vacío en mi estómago solo pensar en eso. Me sentía avergonzada, no me dejo ni su teléfono ni tampoco me pidió el mío, solo podía asumir que eran unas de esas aventuras de una noche a las que muchas veces condené. Me levante y busque mis bragas y me puse el vestido, me arregle un poco y me dirigí a mi casa a darme un baño y tratar de comer algo por las náuseas de seguro por las copas de anoche y por ese remolino que me arrasó anoche. Me prometí olvidar lo de anoche, de todas maneras no sabía nada de ese hombre y él no sabía nada de mí, y que más daba yo no tenía por qué tener remordimientos si era una mujer soltera y que era capaz de sentir, ya habían pasado 6 meses desde que se hizo efectivo mi divorcio, aunque fue muy tranquilo para mí siempre fue doloroso, mi hermana se encargó de pelear por mí y de volver la vida de mi esposo miserable mientras pudo. La amaba por eso, aun no podía aceptar que Richard me haya engañado y me haya dejado después de 20 años de matrimonio, pero estaba lejos de dejarme llevar por la situación, no después de anoche. Tomando una taza de café, pensaba en que ese joven hizo que me diera cuenta que no era tarde, ni para sentir ni para ganar, decidí concentrarme en conseguir los proyectos que me llevaran al éxito profesional y qué más da, si había alguien que me gustara y quisiera algo de mí, no me iba a negar sentir. El sonido de una llamada, me saco de mis pensamientos, dije para mis adentros - “mierda es mi hijo” -        “Hola mama” me saludó -        “Hola hijo, como estas?- Le respondí. Mi hijo me llamaba a diario desde que se enteró del divorcio, él y yo teníamos una conexión única, él estaba en otra ciudad lejos, estudiando ingeniería por una beca por sus excelentes calificaciones. La relación con su padre no fue la mejor nunca, pero siempre fue cordial, sin embargo, después del divorcio el habla había sido nula entre ellos, mi hijo no ha podido perdonar a su padre por lo que me hizo. -        “bien madre, quería saber cómo estabas y como te había ido en esa cita que tenías, la que arregló mi Tía María” preguntó -        “Alex, eso no sucedió, el compañero de tu tía tuvo inconvenientes y no pudo llegar” -        “lo siento mama” – me dijo con una voz cariñosa -        “no te preocupes hijo, no pasa nada, en otra ocasión. Muy bien sabes, que no estaba de acuerdo con esa metodología” reí un poco mientras le decía. -        “está bien, mama, sabes que puedes contar conmigo y tener la confianza de decirme lo que quieras” sentenció – como si supiera lo que hice anoche y lo desvergonzada que fui al entregarme a un completo extraño. - “mama solo quería saludarte, debo seguir estudiando, te amo mucho” se despidió. -        “yo también te amo mucho, Alex, sabes que era mi vida. Adiós” le dije y me despedí. Nuevamente me sumergí en los pensamientos de la noche anterior, no podía dejar de pensar en ese placer que había recibido, pensaba en esos besos devoradores y las caricias tan atrevidas que en mis 20 años no me habían hecho sentir tan viva, tan deseada, tan mujer, era como si se hubieran inventado una nueva forma de coger. Decidí tomarme el día, lo cual pase así, pensando en Charles y su forma de coger, no sin desanimarme un poco al saber que solo sabía su nombre y fue una aventura, pero debía concentrarme en mi plan futuro. Nota: Queridos lectores me pueden seguir en f*******: e i********: como Julianne Martz, por favor comenten para saber que mejorar. Muchas gracias!! Un abrazo. 
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