CAPITULO 6

4431 Words
                                   El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos. Nessa Carvajal Avon Williams*** Te juro que no estas sola. El ruido del monitor cardiaco empieza a fastidiarme, intento ponerme de lado para descansar un poco mejor, pero el dolor que me corre por toda la pierna izquierda me devuelve a mi lugar, la venda me envuelve la herida y parte de la pierna, no puedo creer que estaba a nada de cantar victoria y ahora estoy en reposo en el hospital para el cual trabajo ocupando el puesto de jefa de cirugía, tengo en mente renunciar dentro de poco pues necesito total atención en el comando para poder seguir ascendiendo y tener un mejor puesto. Cierro los ojos dejándome llevar por el silencio de mis pensamientos, no sé qué hora es o quien tengo al lado, pero lo que sí es seguro es que una vez más el dolor empieza a tomarme por completo. El sudor corre por mi frente mientras mi cuerpo tiembla producto de los escalofríos por la fiebre que me toma desprevenida. —Nana— pronuncio su nombre con la esperanza de volverla a ver, pero tal como en pesadillas pasadas nadie contestas, porque eso es mi vida desde que empecé a jugar contra reloj y encontra el mismo diablo para poder salir victoriosa. Con frecuencia me pregunto ¿Qué tanto daño hice en mi antigua vida? es decir tengo 24 años de edad y no existe momento de mi vida donde no pare en una camilla de hospital o con una mala noticia que me desestabiliza el alma, desde que tengo uso de razón por una u otra cosa termino con una vía en el brazo y oxigeno que calme mis pulmones de la falta de aire que tiene constantemente por las reacciones de mi propio cuerpo. En el comando te inculcan que debes ser el fuerte a como dé lugar pues llegara alguien que sea más fuerte que tú y deberás tener el valor para enfrentarlo, llevo lo que va de mi carrera militar mentalizándome eso y cuando por fin creo tener el poder aparece Eiji Tanaka una vez más desestabilizando mis malditos demonios enviándome una vez más a lo profundo de todo.    ¡Damn shitty life that I have! Golpeo la camilla ante la sensación que me causa el estar sola, hace tanto tiempo que no sé lo que es estar acompañada por alguien que realmente desee estar a mi lado, como lo haría mi nana, pronto serán sus seis meses en el cielo más sin embargo sigo sintiendo que en cualquier momento me llamara o vendrá por mí. Son tantas figuras de poder que tengo en mi familia como mi abuela, mis tías, pero ninguna como   Ava Lauder Williams, mujer poderosa por su porte y forma de ser, empresaria desde que construyo su propio imperio, maneja varias sedes de su misma empresa en cinco diferentes países y obvio mi madre y la de mis hermanos. Siempre camina como si nada le importara y como si todos fueran inferiores a ella, todos menos uno que no es más que la rata que cada que puede me manda al hospital cosa que no parece dolerle a ninguno de mis dos padres pues tanto Ava como Damián se meten la lengua en el culo cuando Eiji les habla. Soy fuerte, siempre me lo repito, soy jefa de cirugía y estoy en un punto de mi carrera en el comando donde ya puedo saborear el ascenso, pero el maldito miedo siempre me gana cuando estoy delante de él, pero eso se va acabar de una buena vez, lo voy a cazar a las malas.          Por otro lado según la información que andan rondando en los pasillos del hospital militar la explosión dejo media cárcel en ruinas y un enorme hueco por donde la mitad de los presos se escaparon, ¿Qué si me alegra? Claro que me alegra, todo el peso caerá sobre los hombros del Coronel mentiras. —Ranita— Veo un ramos de girasoles entrar por la puerta, sonrió con la persona que los sostiene  —Ándale que sé muy bien que las rosas no son lo tuyo por eso estoy aquí porque juro de verdad que ya te extraño. —Hombre que imita muy mal el acento cubano— me rio con ganas al ver su cara de ofendido —Yo también te extrañe por alrededor de— levanto la mirada sobre su cabeza observando el reloj —Cinco horas que llevo aquí, aunque todavía no sé qué tiene que ver con que me extrañes y el ramo de girasoles.   —Te corrijo ranita llevas unas 36 horas aquí— Abro los ojos de sobremanera —y con respecto a mi perfecto acento cubano olvídalo, no eres para nada divertida Avon— se acerca dándome un beso en la frente. —Gracias  por estar aquí, de verdad que lo agradezco en el alma— se acuesta a mi lado mientras entra la enfermera a quitarme la venda, colocándome una nueva —Treinta y seis horas aquí y yo siento que apenas van cinco. —Joven fue una herida muy profunda así que debería cambiar su venda cada cinco o seis horas— asiento tomando la mano del tarado de mi amigo mientras observo a la enfermera quien se ve nerviosa como si este fuera su primer día —Feliz día. —Igual— responde John. — ¿Dónde está Laura? — Me observa y no dice nada moviendo los hombros. —Lo último que supe de ella es que pidió permiso para ir a ver a su madre en Francia— Me siento abruptamente logrando que el dolor en la herida se torne insoportable. —Maldita sea— John brinca de mi lado tirándose al suelo. —Enfermera— empieza a gritar como loco desde el suelo —Enfermera— se levanta abriendo la puerta chocando de frente con Ariel, mismo instante que logro captar a la perfección viendo cómo se dan un beso de piquito —Quítate asqueroso. —Wákala cochino, no era el recibimiento que me esperaba— John lo ignora llamando a la enfermera que entra seguida de el medico el cual supongo es el que me está atendiendo.   La mano la sigo colocando sobre la pierna dando presión ante la sangre que no deja de salir. —Maldita sea, no saben hacer nada bien o qué demonios les pasa— me desespero al ver que solo se quedan mirándome ante la crisis que sufro —Fuera de mi vista y llamen a la Doctora Hela. —Pero señorita yo soy. — ¿De casualidad sabe usted quien soy yo? — La enfermera niega observando al médico —Agradezcan que no estoy de guardia porque esto sería un despedido absoluto por tratar de semejante forma a su jefa de cirugía. Abren los ojos y salen corriendo, no pasa mucho tiempo cuando los parlantes se activan buscando a la Doctora Hela quien entra minutos después. — ¿Quién fue el burro que hizo esto? — Se molesta Hela quitándome las vendas —Avon, siempre es un placer cuando no me toca soportarte. Ruedo los ojos apretando la mano de John cuando Hela trabaja en mi herida sin anestesia. —Perra infeliz— chillo cuando siento su dedo dentro de mi herida limpiándola. —Vamos agente Williams tenga cojones y soporte que esto es pan de cada día en su trabajo— asiento con sarcasmo.   Pasan los peores cinco minutos de mi vida donde veo a mandinga, pero gracias a Dios no pasa a mayores y recién empezando la noche Ariel y John me acompañan a mi habitación en el comando.      —Cuídate mucho ranita— se despide John con un beso en la frente. —Yo me quedo a cuidarla por si se ofrece algo, además del mentado novio perfecto no sabemos ni las luces— Ariel haba rápido entrando primero que yo. —No le pares que anda en momentos difíciles con su sexualidad— estoy por reírme  cuando Ariel nos interrumpe. —Estúpido, mi sexualidad idiota— se da media vuelta como todo un dramático y John es el primero en reírse. —Ranita, Uriel está en un operativo, fue algo de emergencia por eso no sabe lo de tu herida, sería bueno que se lo digas tan pronto él logre comunicarse. Me besa la frente y se pierde por el pasillo, termino de entrar a mi habitación viendo a un Ariel dormido, pero profundamente.   *** Camino con algo de dificultad, la pierna izquierda se llevó el mayor impacto al caer y más el vidrio todo se complicó, aguanto el dolor como puedo y subo el pequeño escalón para pasar por la puerta de la oficina de agentes encontrándome con Venus en mi puesto. —Hola perra— doblo los ojos quitándola de mi puesto —Uys me parece que a alguien no le dieron de comer anoche. —Si te das cuenta lo que dices, no soy una animal estuve en el hospital militar por 40 malditas horas. Esta por protestar cuando es interrumpida. — ¡AMOR!—Escucho a Uriel, alzo la vista y es cuando corre a mí abrazándome, me revisa y cuando nota mi pierna me carga llevándome al mueble que está en la oficina, sigo sin hablar pues la rabia me consume y es tanta que no quiero herir a nadie. — ¡Dime algo por favor! — ¡Estoy bien!— respiro aguantando el dolor que empieza cuando me quita la venda —Uriel debemos hablar— el asiente, llamando a una enfermera la cual se retira luego de acomodarme una nueva venda sale junto a Venus dejándonos solos, lo observo de perfil y la verdad esta como si llevara tiempo lejos del comando — ¿Cómo lograste salir? ¿Cuánto te fuiste que nisiquiera me llamaste? ¿Está en medio de una misión que demonios haces aquí? — ¡Estaba cerca de la puerta cuando avisaron de los explosivos!— se tensa a mi lado y pasa saliva, cosa que siempre hace cuando está nervioso o me esconde algo. — ¡Está bien!— muevo la cabeza en señal de afirmación — ¿Ahora me dirás la verdad? — me mira como si no me conociera y esa es la gota que derrama el vaso. — ¿Cómo maldita sea saliste tan rápido Uriel? — Se queda callado y no responde, me levanto y camino presa de miedo que me da si su respuesta es lo que me imagino. — ¡Amor espera!— intenta tocarme y me alejo como si su tacto me diera asco —Solo escúchame ¿sí? — Te lo pregunte y ahora si quieres hablar— niego y doy dos pasos hacia atrás — Por mi te puedes ir a explicar lo que desees explicar a la chingada madre que te pario. —No te engañe— me suplica con la voz, pero esa no era la idea que tenia de él, más bien es otro tipo de traición la que me tiene tan rabiosa. El que Uriel me monte los cachos es algo que no me preocupa pues es algo que sé que nunca haría. Se me escapa una lágrima de enojo y camino más rápido cuando lo siento venirse detrás, le pido a uno de los cadetes que me ayude a subir las escaleras. Abro la puerta agradeciéndole al cadete quien se marcha dejándome sola, paso delante del espejo y me quedo por un rato mirándome delante de él negando que mis sospechas sean ciertas, me quebranto una vez más, mil veces me prometí no llorar jamás pero que él no lo negara me dolió aún más que los golpes de Eiji. Pues que Uriel sea un traidor no solo me afecta a mi afecta al comando y eso de confirmarse seria su expulsión definitiva. Tomo mis cosas de aseo personal y salgo a las duchas mixtas, no hay nadie así que aprovecho a bañarme con lentitud, estaría bañándome en mi habitación pero cada maldito lugar de esa habitación me recuerda a sus palabras bonitas cuando a mis espaldas se vendía, cierro los ojos  disfrutando el agua y tratando de olvidar el mal rato. El agua moja mi herida pero me ahogo un grito mordiendo mis dedos, el ardor en mi piel no es nada para lo que siento dentro. Coloco jabón por todo mi cuerpo y maldigo cuando el agua con espuma me toca la herida. — ¡Maldita sea!— siento que alguien me observa, volteo a todos lados pero no veo a nadie. Sigo en mi tarea aplicando champú en mi cabello y una vez más cierro los ojos para quitarme el champú bajo el agua pero unos pasos me ponen alerta, cuando intento tomar mi arma ya lo tengo delante, con solo una mera toalla que le cubre de la cintura para abajo. Subo la mirada tragando saliva a medida que veo su abdomen, bajo de nuevo la mirada observando mis pezones erectos por el frio del agua, siento como me observa de pies a cabeza lo que me pone a salivar con esa mirada tan penetrante que tiene. — ¡Estas Preciosa! — su voz es un divino deleite, es ronca y eso hace que se me erice la piel, reacciono cuando lo tengo encima tocando mi rostro. — ¡Quítate!— lo empujo — ¡Y deja de acosarme!— Le doy la espalda y sigo bañándome, escucho como se enciende la regadera de al lado y mis ojos traviesos no pueden evitar no mirar a su lado. "Santa madre de las vergas", me siento húmeda de inmediato cuando le veo el cuerpo totalmente desnudo, nota mi mirada y sonríe "Puta madre" —Y bien te quedaras todo el rato muda o dirás ¿Quién eres? — sonrió al recordar mis palabras la primera vez que lo vi, tomo mi toalla seco mi cuerpo y salgo dejándolo solo. Es el mismo que me vio en la habitación de Uriel, el mismo que me cosa pues he notado su mirada varias veces sobre mí. Tengo novio por eso dejo la tentación de lado y me ubico en tiempo y espacio. La trompeta de las 4 de la mañana suena una vez más, estiro la mano para abrazar a Uriel, pero mi mano no toca nada, solo está su lado vacío y mi soledad, respiro aceptando que estamos muy enojados como para que no llegara a dormir a mi habitación anoche. El comando de la TEMF a veces recluta personal del FBI para trabajar en ciertos casos de investigación y cuando eso pasa Uriel es quien los maneja y los orienta en todo y cada que pasa siempre duerme conmigo o por lo menos eso hacía antes de la maldita explosión. Creo que olvido nuestra promesa de que por más fuerte que sea el problema siempre estaríamos al lado del otro y lo peor del caso es que él que el no está aquí, afirma mis sospechas. —Agente Williams se le necesita con carácter urgente en la oficina del ministro— mierda y mil veces mierda, corro con la ropa en la mano al baño de mi habitación, tomo un baño de turbo quitándome la calentura que me dejo el acosador de mierda  y me visto en nanosegundo. Me termino de colocar el reloj y subo las escaleras, no está la secretaria por ningún lado así que toco la puerta dos veces. — ¡Adelante!— entro con la cabeza agacha cerrando la puerta detrás de mí. — ¡Buenos días!— me responden dos voces diferentes. —Agente Williams puede tomar asiento— hago caso sentándome delante de Senador y el Ministro que ahora que lo veo es la primera vez que lo veo en persona — ¿Sabe usted porque está aquí? — Niego varias veces —El agente especial Damon nos hizo llegar evidencia que usted recolecto anoche— me siento firme en la silla y endurezco la mirada. Para que el Senador en persona esté en el comando significa que las pruebas que encontré funcionaron a la perfección pues no siempre se toma los casos a nivel personal, y el que el Ministro refuerce su visita me hace querer celebrar de emoción pero me las aguanto como toda una profesional. — ¡Así es señor!— ellos afirman —Yo comencé a tener sospechas cuando el coronel mentiras. — ¿Cómo dijo? — me interrumpe el ministro. — ¡Disculpe señor!— muerdo mi lengua —El coronel Bianco, rechazaba todas las posibles pistas que nos llevarían con el paraderos de los italianos o por lo menos con alguna de las altas mafias, no aceptaba dicha información o la tachaba como inservible, pase más de dos semanas recolectando información de peso y direcciones acertadas que el simplemente mandaba a la basura— están mudos y es el senador quien me hace señas para que prosiga. —Empecé a sospechar, ya que es él, el más interesado en dar con esas mafias ¿Por qué hace todo lo contrario? Utilice los códigos del teniente Uriel Smith para acceder a la base de datos y obtener su información, misma que dice que lleva como coronel hace tres años y antes de esos tres años no se registró información sobre sus casos y batallas ganadas. — ¿Está segura de eso Agente Williams? — asiento varias veces —Tengo una fuente muy confiable y segura que me afirma que es un estafador, el día del operático en la prisión dicha fuente estaba— me quedo muda por varios segundos sin saber cómo decir lo de Laura. — ¿Estaba qué? — me pregunta el ministro y yo respiro profundo asimilando lo que diré. —Estaba teniendo sexo con el coronel— me enderezo cuando noto que estoy toda doblada en la silla —En el operativo ella estaba conmigo y cuando el coronel dio al orden de matar al que daba las órdenes en la cárcel ella me detuvo. —Recuerdo cada detalle pues es algo que deseaba que pasara. Les digo todo sobre mis sospechas sin omitir nada, empezando por las pruebas que poco a poco recolecte hasta la afirmación de Laura, no dejo nada sin decir si con esto logro que saquen a esa escoria de aquí. —Cuando por fin lo alcance fue cuando nos caímos a golpe, la cosa se detuvo cuando le mencione el nombre de la persona que dio la orden de matarlo. —El coronel Adriano Bianco— Asiento dándole la razón al ministro. —Él se negaba aceptar eso, pero hicimos un trato— me inclino en el escritorio —Él me decía lo que yo quería saber y a cambio lo dejaba continuar con su motín— Tomo la mitad de la botella de agua que me ofrece el senador, volviendo a mi posición respirando profundo para poder continuar —una mentira piadosa que me revelo lo que tanto sospechaba. El coronel Bianco es el líder de la mafia italiana, participe de la masacre de hace seis meses cuando murieron más de 40 hombres de este comando. Hago silencio cuando los rostros de los presentes se vuelven pálidos, no terminan de asimilar las cosas, pero cuando lo hacen me producen un cierto aire de admiración. "Así quiero ser yo" — ¡Maldito hijo de perra!— la reacción del senador es placentera — ¿Saben dónde está? — niego varias veces y termino de acabar con el agua. El ministro levanta un radio receptor y da la orden de captura del coronel de mierda, sonrió con malicia. El ministro llama a todos los aeropuertos y toda las entidades posibles por las cuales él pueda salir del país, le niegan la salida y reportan su captura a nivel nacional, el senador por su parte dio la orden de captura a nivel internacional, mandando las evidencia necesarias a todos los medios de comunicación, "esta jodido ese cabrón" aunque siendo sincera y por lo astuto que debe ser ya está muy lejos desde el mismo día del motín, en cuanto a Laura y su dichoso viaje a ver a su mamá, me va a escuchar porque su madre ni está en Francia y mucho menos está viva, que es lo peor. Salgo con una sonrisa enorme en mi rostro y choco con la secretaria que por fin está en su escritorio, me mira de pies a cabeza y baja la mirada como si supiera algo de mí que yo no sé. Bajo las escaleras buscando a Blue y desde mi lugar observo a Uriel hablar por teléfono, no me mira y mucho menos me busca lo que me produce una sensación desagradable en el estómago. Entro a la habitación de Nassia tirando la puerta por la rabia que está matándome, pero el sollozo de Nassia me deja muda. No sé en qué momento pasaron tres horas pero yo sigo en la misma posición consolando a mi amiga, se ha enterado de la traición de Carlos su novio y no ha dejado de llorar, y me pesa que parte de su llanto sea por mi jodida culpa, le insistí tanto que investigara que no se quedara con el cuento de que estudia todo el jodido día y por eso no se podían ver y ahora estas son la  consecuencias. — ¡Ya Sia deja de llorar!— ella llora más fuerte y yo ruedo los ojos. —Tú no lo entiendes, el me prometió amor y ahora resulta que soy una cachuda y lo que más me pesa es que la otra tipa es una asquerosa rata— se limpia la nariz mientras yo le acaricio el cabello. — ¡Perdóname sé que ahora sufres por mi culpa!— ella niega y me abraza. —Si gracias a ti me siento más libre— la veo débil y pálida —Me quitaste una bestia de encima Avon eres la mejor. — ¡Somos nena, somos las mejores!— ella sonríe y cuando está a punto de abrazarme cae encima de mi botando sangre por la nariz. —Nassia, maldita sea que te pasa— La acomodo en la cama quitando todo del medio y le aplico los primero auxilios, sin darme resultados tomo su pulso y está demasiado débil, así que opto por llamar a Damon cuando el sangrado no para. — ¡Usted me esta llamado mucho! ¿Segura que no me ama en secreto?— sí que habla tonterías. —Déjate de marisqueras y llama a las enfermeras, envíalas a la habitación de Nassia pues tiene un derrame nasal que no para y se acaba de quedar inconsciente. — ¡De inmediato!— pasan 3 minutos así que abro la puerta dispuesta a buscar al maldito médico de turno yo misma, pero me detiene un hombre mayor que viste la bata blanca que lo identifica como el medico que casi salgo a buscar, veo a su lado y se encuentran dos enfermeras así que me hago a un lado dejando que pasen Atienden a Nassia, pero el diagnostico que me dan de ella me deja helada en mi lugar y no sé cómo reaccionar, salen dejándome sola con mi amiga que apenas comienza a despertar, su piel sigue pálida y la veo casi sin fuerzas y eso sumado a su diagnóstico me pone los nervios de puntas. —Avon, ¿Qué ha pasado? — yo niego varias veces y sin poder decirle, se me escapa una lagrima la cual ella no pasa desapercibida. Me acerco a ella y la abrazo con fuerza repitiéndole una y mil veces que estaré para ella sin importar nada. —Estoy embarazada ¿No es así? — niego quitándome de su lado buscando un poco de aire para llenar mis pulmones, de pronto rompe a llorar lo que no puedo contener uniéndome a su llanto que más de lastima me duele porque lo que le pasa a mi amiga no es fácil de decir. — ¡Abortare!— me separo viéndola como si no la conociera — ¿Qué demonios te pasa? — Me levanto de la cama enojada —No porque su padre sea un imbécil de mierda él bebe debe pagar las consecuencia, además él no tiene por qué enterarse de nada y segundo ya te dije que no estas embarazada — ¡NO ENTIENDES, ESTOY SOLA! —NO, NO ENTIENDO, PORQUE NO ESTAS SOLA YO ESTOY CONTIGO Y YO NUNCA TE DEJARIA SOLA. — le grito sacando mi furia por su estupidez — Tú no tienes un bebe en tus entrañas, Nassia tiene lupus Miro como desaparece el atardecer por la ventana mientras Nassia sigue negándolo todo pegada de la pared lo que le está sucediendo, entiendo muchas cosas, entres esas que el mundo está jodido, porque preferiría mil veces un bebe de un mafioso que una enfermedad que podría matarla aunque el primero no es cosa buena pero lo segundo es mortal y yo confió que mi amiga sabrá afrontar esto porque nunca la dejare sola. Somos amigas en las buenas y en las malas, siempre estamos para apoyarnos y en situaciones como estas es cuando más debemos apoyarnos pues es cuando realmente se sabe quién en amigo y quien solo está por interés. —No se lo puedes decir a nadie— volteo negando cuando se levanta con cara de loca llegando a mi lado —Promete que no le dirás a nadie y mucho menos a Blue sabes lo que siente por mí y aunque no es tan correspondido no me perdonaría el lastimarlo de semejante forma. —No— Me suelto de su agarre —Ni se te ocurra pedirme una vez más semejante estupidez pues necesitas tratamiento de una vez por todas y se acabó. —Es mi vida, mi enfermedad y mi cuerpo así que yo decido— asiento alzando as manos. —Pero el tiempo lo decido yo— abre los ojos de sobre manera —Tienes una semana, si en una semana los muchachos no saben yo misma le diré. Empieza a rascarse los brazos y eso solo lo hace cuando está nerviosa, sé que no es fácil pero en este momento necesita toda la ayuda posible, necesita saber que no está sola y que la amamos.   —No estás sola, te juro que no lo estas— la tomo a la fuerza abrazándola y es así como logro que se quede dormida. Cueste lo que cueste prometo agarrancarte esa enfermedad del cuerpo.      
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