CAPITULO 5

4008 Words
                                                                                                                            El deseo y la perversidad son cosas que juntas te dan diversion pero cuando estas se unen a una adiccion es un juego bastante peligroso.  Nessa Carvajal. Adriano Bianco El engaño no es más que la representación de la hipocresía y la confusión para los que carecen de esencia, cadenas y tristeza para quienes sí la tienen en sus narices, pero se hacen los idiotas y nada más que dinero para los que observan desde la cima como sus peones se matan entre sí en medio de un gran engaño. A su vez el engaño es un arte que poseen aquellos con el don que no todo mundo puede presumir, hay quienes pasan su vida entera como estafadores y jamás nadie los descubre, pero también existen nenas que son descubiertas en las primeras maniobras, yo soy más de los que descubren cuando ya es demasiado tarde, me tomo 3 años ser descubierto por una maldita agente novata. No es decepcionante es indignante que llegué a esto porque al rey no le quedo más opción que infiltrarme en la mismísima TEMF para tener la información que desea. Camino lentamente por los pasillos que me reciben, los mismos que no veía hace más de tres años cuando fui obligado por el rey a unirme a milicia dándole de baja a pequeñas bandas criminales para que así mi ascenso a coronel fuera mucho más creíble, todo fue planeado tan meticulosamente que nada podía fallar, pero en todo plan siempre existe un fallo y en este caso tiene nombre y apellido: Avon Williams. Saboreo el sabor de la libertad, de volver a tener los trajes de marcas que acostumbro y no esos trapos verdes que nunca me gustaron, los enormes muros de la misión de Sicilia se alzan ante mí con ese color coral característico que tanto me gusta ver, los portones están siendo limpiados mientras yo sigo avanzando por el pasillo que me deja ver la imponente entrada de mi hogar.    —Il mio schiavo, il suo padrone è a casa— Sonrió, pero es una sonrisa que no llega a mis ojos, pues un par de labios carnosos, una piel suave como la seda y la mirada profunda se me viene a la cabeza, volteo como si mi cuerpo sintiera que ella está a mi lado, pero mayor es mi decepción al no ver a nadie. Il mio schiavo, il suo padrone è a casa: Esclavos míos su amo está en casa. Tomó asiento saboreando lo bien que se siente estar de vuelta en la comodidad de mi hogar, estar rodeados de mis esclavos y sirvientes. Estar donde realmente pertenezco. En mis aposentos estos que me han visto crecer y convertirme en quien soy. El trono esta en medio de la sala principal desde donde puedo ver la vista que me regala el ventanal, el mar que se extiende por el costado es una verdadera delicia.   —Amo debe ver las noticias de la página oficial de la TEMF— Tae mi hombre de confianza me da la Tablet. "Se ordena la captura inmediata al ex coronel del comando de Seattle, se presume que no tiene el título de coronel y que siempre estuvo de infiltrado, la mayor pregunta que todos nos hacemos es ¿Por qué se infiltro en la T.E.M.F? — Maledetti figli di puttana— tiro la Tablet al piso logrando que esta se rompa, Tae la recoge negando varias veces. Maledetti figli di puttana: Malditos hijos de puta. — ¿Que desea hacer el amo?— Calculando saco la conclusión que será más fácil si usamos sus mismas tácticas, tres años me sirvieron de mucho, debemos calcular, planificar, trazar una ruta de escape segura y por supuesto atacar cuando estén vulnerables. Saboreo lo bien que se siente el vino blanco que me ofrece una de las esclava, cierro los ojos porque de verdad extrañaba esto. — Quiero... — ¡Tu no quieres nada!— Abro los ojos cuando una voz femenina me interrumpe, le hago seña a Tae para que se retire dejándome con Samira la Peshki favorita del Rey. — Samira— me levanto de mi asiento, y le ofrezco la mano en señal de respeto, debe besar el dorso, pues dependientemente que no soy el rey soy uno de los lideres con más peso, pero Samira siempre ha sido de las que hace lo que quieran así que pasa por alto mi mano. — Sabes muy bien porque estoy aquí— se ríe mostrándome esa perfecta dentadura que algún día tendré el gusto de partir, así como también tendré el gusto de saborear su sangre  medida que la corte pedazo por pedazo. Desde que la conozco siempre ha sido la piedra en mi zapato, se cree mucho solo por tener el apoyo del rey sin saber que un solo error de ella le podría costar la vida.   — ¿Y quien crees que soy para no saber porque la lambe botas del rey está en mis aposentos? — Se muy bien a que se debe la presencia de Samira aquí, pues la información de la agente novata es algo que se espacio muy rápido. —Si me lo preguntas a mí, no eres más que un simple don nadie que ahora está en la prensa de todo el TEMF con la palabra “se busca” — Le dedico una sonrisa cínica —Por qué te recuerdo que nadie te reconoce como n líder o por lo menos como el jefe de la mafia italiana lo que me indica que manejar este lado del pentágono te quedo grande.    —Samira, no te quieras pasar de lista conmigo porque te las tengo contadas y una más y juro que no la cuentas— ella rueda los ojos y cuando quiero pestañar ya la tengo encima con un afilado cuchillo, cortándome todo acceso al aire. —Honor que me da el líder de la mafia italiana al jurarme algo— me pasa la lengua por los labios —Hasta cachonda me pone saberlo. Se me mueve encima haciéndome gruñir por su maldito descaro. Afloja el agarre del cuchillo dándome el acceso al aire de nuevo. — No respondo por las cosas que puedan suceder— Sonrió moviendo las manos hasta su cabello y apretándola fuerte del nacimiento del mismo. — No estoy aquí para tus malditas bromas, dame el nombre— Niego, pues el asunto con Avon lo arreglaré yo solo. —No estoy para bromas, dame el maldito nombre— vuelvo a negar dándole un cabezazo que la manda al suelo. Si Samira está aquí es porque Avon ha de estar metida en asuntos mucho más peligroso pues no es común ver que la Peshki  favorita del rey investigue personalmente asuntos que se ven sin mucha importancia como la traición que cometió al venderme. Se para a la velocidad de la luz dándome pelea,  se me viene encima dándome un rodillazo y aprovecha que estoy de rodillas para darme un golpe en la cara que me saca sangre del labio, me tiro hacia atrás barriéndole los pies montándome sobre ella, le cortó el paso de aire apretándole el cuello con fuerza, alzo el puño y le parto el labio sacándole sangre de la boca y de a herida del labio, forcejea y sin verlo venir me entierra un diminuto cuchillo en el abdomen el cual me causa dolor en todo el cuerpo. La suelto viendo como escupe sangre en medio de risas burlonas que me empeoran el genio, me toco el lugar donde aún sigue el cuchillo, me trago el grito de dolor que quiere salir de mi garganta. Soporto el dolor que este y su maldito veneno me causa, a esa perra maldita la debo matar yo y cobrar la sangre por traición que demanda las leyes de la corte criminal, se levanta llegando a mi lado y entierra más el cuchillo y me golpea el rostro, una cosa si me enseño el comando y es que a los enemigos se les engaña con inteligencia y es que como lo dije el engaño es un don, por lo que solo me sentare en la cima a  ver como Samira se convierte en mi peón y busca mi presa por mi — Avon Williams— Me sale en un tono ahogado por la sangre que empiezo a escupir por la boca. Es doloroso cuando lo entierran, pero lo es más aún cuando lo sacan. Es una especie de cuchillo que no deja rastros del veneno que porta en la cuchilla. El veneno es tan caliente que puedo sentir por cual parte de mi cuerpo va, quemándome las venas y haciéndome sentir el peor dolor de todos —Viste que no fue para nada difícil— Saca el cuchillo, la observo meterse un dedo en la boca y luego introducirlo en mi herida haciéndome gritar, si algo sabe hacer Samira es torturar sin piedad. Gano su fama por torturar sin contemplación como si por sus venas no corriera sangre o aun peor como si dentro de su cuerpo no existiera un alma, decapita, mutila, corta por pedazo, se divierte y se mancha las manos de sangre como si fuera un deporte el cual tiene dominado a la perfección. Sonríe complacida y me entierra una jeringa en el cuello que me deja totalmente en el suelo paralizado. La veo caminar a la salida y desaparecer como desaparece mi fuerza para estar despierto. Los músculos empiezan a perder fuerza, mi vista se torna borrosa, maldigo el día en que el rey me puso en semejante posición pues de no ser por eso estaría de fiesta con Eiji con cuatro mujeres encima, ahora con esto solo puedo ver borroso y con un maldito enamoramiento obsesivo por la teniente de mis sueños que me cabalga como una sedienta sin contar la manera en la que se mete mi polla a la boca como si fuera su paleta favorita y eso me vuelve loco. Tae me ayuda a levantarme, pero más es mi cansancio así que me dejó llevar por el dolor, la sangre en mi boca y el retumbar acelerado de mi corazón al pensar en la teniente. Esa forma de arrugar su frente cuando algo no le gusta, como hace puchero cuando no la dejo hacer lo que quiere, el sabor de su boca, su piel tan exquisita y su entrepierna que cada vez me tiene más condenado a ella y ese olor que desprende como si fuera algo adictivo.   La conocí en el comando cuando nos tocó bañarnos en los baños mixtos, ya quedaban pocos militares y cuando menos lo vi venir, ella entro y se quitó la ropa dejándome sin aliento al ver semejante cuerpo, llevábamos días con esa tensión en cada maldita reunión por lo que no me aguante y me cambie a su ducha pegándola a la pared, la medio alza subiéndola en mi cintura y metiéndome en su entrepierna. Era algo que los dos deseábamos pues me correspondió gustosa, su cuerpo es una obra de arte y me cueste lo que me cueste la tendré en mis aposentos como lo que es mi reina, en las duchas la hice mia dos veces seguidas y en cada encuentro gemía mi nombre con tanta perversidad que sin duda alguna ese día y para siempre hizo la diferencia totalmente. *** —Mi coronel le gusta que me mueva así— me pregunta mi amante favorita, su larga cabellera negra me hipnotiza, sus ojos me miran y es como si estuviera viendo mi propia alma. —Sí, me fascina— sube y baja acelerando los movimientos robándome gemidos que la hacen doblar los ojos de placer. — ¡Mi coronel tengo una petición!— sonrió con coquetería pues su última petición nos dejó a ambos cansados de tanto sexo en mi oficina, fue una locura empotrarla contra la mesa de la oficina y en el baño cuando se fue a limpiar, también en el mueble y en cuatro apoyada de la ventana, en el piso como posesos y en la silla giratoria todo exquisito. Era como si acabara y eso le diera más ganas y más excitación la cual aproveche con todo gusto y eso lo quiero de vuelta. —Lo que mi reina pida eso le daré con todo gusto, siempre y cuando mi reina se porte bien y me haga acabar— ella niega como toda una profesional a medida que sube y baja moviendo las caderas en círculos, sale y me da la espalda dejando que la vuelva a penetrar, apoya sus manos de sus piernas y sube y baja más rápido dándome en la madre de la excitación, gime como si estuviera desesperada y sé que eso hace cuando está por venirse a medida que se da auto placer. —Il colonnello è mio e la mia v****a— escucharla hablar en un italiano perfecto es lo que necesito para acabar y sentir como ella acaba conmigo. Il colonnello è mio e la mia v****a: El coronel es mio, y de mi v****a. —Mi petición es sexo en el mar— Se acuesta a mi lado y se acerca a mi oído, sonrió como un estúpido loco enamorado, porque sí, la teniente  Laura me tiene y me tendrá siempre que se mueva, respire y exista por y para mí. La sujeto del cabello tirándola sobre su espalda, la volteo dándole una nalgada subiéndole el culo a mi altura, la escucho sonreír ansiosa de más y sin contemplación la penetro dándole el ritmo que tanto le gusta. —Vamos dame más— le exijo observando cómo me restriega el trasero metiéndose todo mi m*****o, le marco las nalgas a mi antojo viendo como su cuerpo se estremece y cómo reacciona por y para mí. —No, tú dame más o ¿es todo lo que me puedes dar? — gruño por su descaro aumentando los movimientos y la rapidez, tocándole el clítoris apretándoselo llenándome las manos de sus jugos los cuales me corren por las piernas con la posición que mantenemos.    —Perra— gruño y la veo apretar las sabanas con fuerza, salgo de ella y la pongo de nuevo sobre su espalda metiéndome en ella comiéndole la boca con ganas, con morbo y deseo. —Vamos— Su placer se le acumula en un solo lugar y el mio igual explotando ambos en nuestros orgasmos, esta sudada pero aun en ese estado donde la cara la tiene como si acaba de follar se ve realmente hermosa.     —Es usted hermosa teniente— sonríe abrazándome con las piernas haciendo que su humedad me empape la polla una vez más. _______________________________________________________ Abro los ojos sudado, me toco el pecho sintiendo el corazón acelerado, veo mi habitación en perfecto estado, bajo la mirada y observo la maldita erección del tamaño de la torre Eiffel, estiro el brazo buscando a mi teniente para saciarla las ganas que tengo de enterrarme en ella, pero el lado de la cama donde ella debería estar, está vacío, frio y solo el ruido de la música de fondo es todo lo que hay en la habitación, maldigo porque ella se quedó, primero porque se lo mucho que significa seguir escalando en el comando y segundo porque así lo decidí yo. —Tae— tomo mi celular y marco una video llamada con Eiji, quiero celebrar mi llegada y mi amigo del alma siempre está para mí. Existen amigos que te ven y te saludan cuando tienes y luego están los que te ven y ni te conocen cuando no tienes nada, pero Eiji Tanaka no es ninguno de los dos, él siempre está para mí y me da su mano amiga cuando lo necesito, pasamos hambre juntos cuando empezábamos en este mundo y así como hoy soy líder el igual. Veo a mi empleado llegar y le indico que cambie las vendas de mi herida, mientras desbloqueo el celular que se bloqueó mientras pensaba en viejos recuerdos, tanto Tae como todos mis hombres saben que la ley del amo en casa es de silencio absoluto. Si escucho algo lo olvido o mi cabeza en la trituradora estará Es una ley que se cumple porque se cumple. Insisto y a la tercera llamada responde. —Ciao bello— La pantalla esta oscura pero parece que está en movimiento, se acerca a la claridad por lo que me alegra verlo, nos iniciamos en este negocio juntos y juntos crecimos hasta llegar a ser líderes potentes. —Estoy en casa— el asiente pero unos disparos de fondo lo desconcentra, se mueve rápido corriendo hasta meterse detrás de unos muros, se le cae el celular lo que me da la vista para ver como recarga su arma. —Te conectare a mi reloj y seguiremos hablando— asiento mientras el corta la llamada y segundo después lo tengo de nuevo, tiene sudor en la frente y no sé porque no tiene buena pinta lo que está haciendo. — ¿Dónde estás? — Le pregunto sentándome en la cama mientras Tae me cambia la venda. —En México— rueda los ojos disparando y matando a las personas que se le aparecen, se mueve con agilidad subiendo sobre lo que parece ser unos conteiner.   — ¿Qué demonios haces en México? — esto no huele bien. —Pregúntale eso a tu rey que me envió a México a quedarme con este territorio, pero estos malditos son duros de roer— habla agitado mientras corre —Salen como hormigas, pero de aquí no me voy hasta bajármelos a todos. Da la vuelta y dispara, le grito que a su derecha justo cuando una bala le pasa súper cerca de la oreja, paso saliva cuando todas mis alarmas se activan, es un puto suicidio, él grita, pidiendo la ubicación de sus hombres por el radio receptor, pero nadie le responde. —Sarà sempre un piacere essere tuo fratello— me habla en su italiano perfecto, el mismo que yo le enseñe cuando él me enseño el japonés, me vale un quintal de v***a que mi herida empiece a sangra una vez más. La comunicación se corta, yo me desespero por que no puedo perder a mi hermano, ordeno que preparen mi Jeff y que se preparen todos para partir, me levanto poniéndome los pantalones pero entonces la comunicación se activa mostrándome desde un punto donde observo la habitación donde esta Eiji ahora, activo la cámara para grabar todo. Veo como corre a la otra esquina y le dispara a tres de los que entra y joder jamás me sentí más orgulloso de mi hermano como hoy, no tenemos la misma sangre, pero somos hermanos de la calle, juntos pasamos hambre, juntos empezamos nuestro camino y fue el primero en negarse cuando el rey me mando como coronel infiltrado. —*は*してあなたを*っておかない— mira a la cámara y decapita al líder mexicano reclamando sangre, muerte y súbditos por trono, poder y esclavos. *は*してあなたを*っておかない: Jamás te dejaría solo La muerte en nuestro estilo de vida es nuestra sombra, nuestra guía y nuestra mayor compañera, pero siempre está intentado apoderarse de nuestra alma. Un líder, un amo, jamás puede sentir, pero lo que el rey no sabe es que la debilidad de los sentimientos te da más poder, yo amo a mi hermano y estoy jodido por la teniente Bianchi, pero eso no quita que luchare por seguir en mi puesto y seguiré dando la pelea. La video llamada muere en mis manos y siento tanta felicidad que me dirijo al bar por un trago pero dicha acción la dejo a medias cuando el número privado de la teniente se enciende en la pantalla. — ¿Está bien mí coronel? — su voz me devuelve el alma al cuerpo. —Escucharte hablar de semejante forma me da mil años de vida— le hablo juguetón activando el sistema del celular que permite que la llamada no se grabada ni por ella ni por mí y al ser un numero privado no da la ubicación. —Coronel no me tiente, porque aunque no lo crea estoy muy cerca de usted— volteo a todos lados y sigo escuchando su voz — ¿Qué te paso? Vuelvo a voltear sin ver a nadie, y no sé porque siento que alguien me observa. — ¿Qué demonios? — me muevo de un lado a otro. —No soy un demonio, pero es tu sensualidad atrevida la que hace estragos en mi cabeza, cual pensamiento infinito de deseo— le sale la voz sensual —Es la perversidad de tus movimientos y de tu mirada plácida la que me incita al pecado —Suena como si se estuviera tocando —Es la fogosidad de tus labios los que me muestran el sendero del paraíso, para  caer sin remedio al infierno que desatan lo bello de tus encantos y obvio de tu m*****o. —Maldición, teniente como desearía tenerla aquí ahora mismo— sonríe. — ¿Me extrañas? — habla medio agitada. —Mucho, mejor dicho la deseo mucho teniente. —Pues voltea y hazme tuya completamente— dejo caer el celular volteando, la teniente camina con tanta sensualidad que se me pone dura la polla de inmediato. Viene vestida de encaje n***o, con mallas y tacones altos, desprende lascivia y eso me mata, en dos grandes zancadas la tengo delante mí y es todo lo que estaba deseando.   —Nunca dejarás de ser la inspiración para toda esa perversidad que se desborda en mí— hablo con voz ronca   —Esa que escurre por mis piernas y muchas veces se queda en mis labios, mis letras llevan tu nombre y la fuerza de tus embestidas. Cada palabra, cada línea y cada párrafo me lleva a la caricia de tus manos, al empuje de tus caderas contra las mías, cada escrito es el reflejo de las veces que me dejaste llena de tu esperma espesa, de que tu m*****o ha rozado mis labios frenéticamente, de las estocadas a mis nalgas, cada uno habla de los temblores en mi cuerpo, del aumento del calor en mi piel al escuchar tu voz y el estremecimiento en cada rincón de mi ser al pensarte y al considerar la posibilidad de sentirte en alguna de mis noches, de mis tardes o de mis mañanas. —Habla a medida que me come la boca mientras yo la toco completa.   >>cada línea es testigo de las veces que me has quitado la sed con tu leche, de las veces que he sostenido en mi boca tu carne enardecida de fuego— la tomo del cuello apretándola de forma que jadea tornando el ambiente aún más erótico.   —Cada punto y seguido de esos escritos es desear continuar embistiéndote con fuerza en medio de tus piernas al sonido de tu voz, cada punto y aparte es pausar un momento para recuperar el aliento después de verte desvanecer entre mis sábanas mojadas— Le digo en medio de pasos que nos dejan en mi habitación. —Cada coma es detenerme solo para tomar fuerza y seguir metido en tu coño húmedo que tanto me deleita.   —Y los puntos finales se convierten en esas perversiones llenas de lujuria pendientes por desatar y por cumplir, se vuelven otra oportunidad llena de deseo para perderme en tus infiernos, en fantasías y placeres donde los demonios de dos locos se desatan sin control y con desenfreno— Sube como gata en celo sobre mí— Mi Coronel, nos encontramos el día que quiera donde nos agarren las ganas, para ser suya, solo suya, en cuerpo y alma, y hoy parece ser el día indicado para encajarme en ti y que me hagas ver las malditas estrellas.    Maldita sea, la teniente me tiene y yo estoy hundido en una adicción prohibida en medio de sus piernas.  
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