CAPITULO 2

2106 Words
                                                                                            Es hora de tomar el control sobre mi vida. Nessa Carvajal Avon Williams *** Agente Especial Williams. Cinco meses después de la muerte de nana. Los rayos del sol son una verdadera molestia, estiro el brazo para apagar la alarma, lentamente abro los ojos y me encuentro con su hermosa espalda desnuda, aun duerme y parece el hermano gemelo del Dios Zeus en su esplendor. Aprovecho para darme un baño. Estoy frente del espejo de mi closet, llevo conmigo un conjunto de encaje n***o que resalta muy bien en mi color de piel... Me abraza por detrás provocando mil cosas en mí. — ¿Sabes que deberíamos hacer siempre? — Escucho su provocadora voz lo que me hace erizar la piel— ¡estar juntos! — eso me hace sonrojar, enviando una corriente eléctrica a mi entrepierna. — ¿por qué no estamos juntos por siempre? — él acomoda mi cabello hacia un lado besando mi hombro descubierto, su olor es éxtasis puro para mis fosas nasales, baja sus manos por mi abdomen logrando que me relaje en sus brazos a medida que cierro los ojos y el besa mi cuello. — Estaré contigo cuando logres descubrir lo que deseas saber— su voz es tan ronca que me hace sentir diminuta, es tan profunda que me siento embobada cuando me habla así de cerca. —Ven aquí, Avon— Me da la espalda mientras se dirige a la cama, la melodía de un piano suena a lo lejos, nuevamente me empiezo a relajar y me dejo llevar en sus brazos perdida en sus labios, me dejo llevar por el amor de mi vida, el hombre que es un completo enigma para mí, pero del cual no puedo evitar sentir curiosidad, me sonrojo cada vez que estamos tan cerca. —Me dices que no podemos estar juntos, ¿porque todo depende de mí? — me besa con mucha más suavidad que hace que sienta cosquilleo en mi interior, pero es más grande mi duda que me alejo buscando ver sus ojos, levanta la vista no me deja tener esa conexión que siempre busco. —Cariño somos constelaciones que están a miles de distancias y solo tú puedes hacer que nos volvamos a encontrar, por el momento estoy más que satisfecho, y me conforma saber que estamos juntos en tu mente. Retrocedo tocando el borde de la cama, sube encima de mí, acariciando mis labios con sus dedos, pero un presentimiento se implanta en mi pecho cuando no logro ver su rostro completo, me da miedo que no sé cómo lo imagino, un tic tac suena a lo lejos dando por finalizada la melodía del piano, abro mis piernas para que una vez más seamos uno solo, me entrego completamente a sus caricias, sus besos se tornan con más pasión, con más deseo, mi cuerpo empieza a responder solo ante sus roces, cada vez lo necesito más, pero mi verdadera duda es ¿Lo necesito cerca o lejos?, se me nubla el sentido y ya no sé quién soy. Estoy perdida y lo peor no tengo salida. =====***===== —Permiso para proceder con la ejecución mi teniente— hablo al auricular, con el fusil Barrett M82 puesto en posición y con el objetivo en la mira. —Denegado, esperemos un poco más— desactivo el auricular maldiciendo la posición en la que estoy. ¿Cómo puede nuestra vida cambiar tanto? Hace un tiempo me gradué como médico cirujano, mi única meta en la vida era salvar personas y curar las heridas de aquellas víctimas de maltrato familiar, debería estar en este momento preocupándome por si la cirugía me saldrá bien, pero, no es para nada lo que estoy haciendo o viendo. Estoy en el séptimo piso de un edificio abandonado a la espera del positivo que me dará la señal para acabar con la vida de Raúl Morales, una asquerosa basura que abusa sexualmente de sus hermanas. Lo tengo desde hace dos horas en la mira, está riendo como si nada pasara, sin tener la mínima sospecha que está a nada de morir, los violadores como Morales me recuerdan tanto a mi vida pasada, por un mínimo de segundo quito la vista del objetivo y miro al cielo agradeciéndole a Dios que Eiji nunca me violara. Eiji Tanaka, moreno de ojos verdes y un completo imbécil, culpable de todas mis desgracias cuando apenas era una niña de solo 6 años, a esa edad comenzaron los golpes, los gritos, las agresiones, peor también comenzaron las excusas baratas y las miles de disculpa que me daba cada vez que me ponía una golpiza que me mandaba al hospital. —Tiene luz verde agente— Meneo la cabeza, retomando la misión, por el lente del fusil observo como Morales acaricias los glúteos de una nena que aparenta no más de 16 años, su cara lo dice todo, coloco el dedo en el gatillo y lo aprieto dejando un hermoso regalo entre ceja y ceja. —Una rata menos mi teniente— escucho las felicitaciones de mi teniente al mando, y un alivio se extiende por todo mi pecho cuando observo como mis compañeros se llevan a las niñas. Me levanto guardando el arma en su estuche y me quedo por largo rato mirando la escena. —Son Emily y Enis Caruso, hijas del diputado Caruso— eso lo explica todo, el alivio al verlas a salvo —Les salvaste la vida amor— Dejo que mi teniente al mando y novio me bese en forma de felicidades. Uriel Smith, moreno ojos café, 24 años de edad, compartimos una relación desde hace 11 meses y es mi teniente al mando. Es el hombre de mi vida y la principal razón que hoy en día sea agente especial de la T.E.A.F, la mejor de mi equipo y sumando a eso el que sea doctora me beneficia para curar mis propias heridas si salgo herida en combate. —Qué te parece si vamos por esos tragos que te prometí antes de irme a Sicilia—le doy un beso mientras acaricio sus brazos, nos separamos con la orden del coronel Thomas. —Todos a la base— Observo el trasero de mi novio cuando se voltea a responder por el radio, me muerdo el labio recordando la primera vez que coloque mis manos en ellas. — ¿Estas lista cariño? — asiento tomando con la mano izquierda el armamento y con la derecha tomando la mano de Uriel. Subimos juntos a la camioneta que utilizamos para los operativos especiales, son estos casos los que conocemos como limpieza a profundidad, vigilamos por un tiempo prudente siguiéndoles los pasos a los criminales que empiezan a tomar fuerza y los aniquilamos. — ¿A qué hora debes estar en el hospital mañana cariño? — levanto la vista de mi teléfono para responderle a Uriel, pero las palabras no me salen, tengo un mal presentimiento entre pecho y espalda. —Algo malo sucederá— suspiro cansada por esos presentimientos que me dejan más agotada de lo normal. —Calma cariño— besa mi mano sin quitar la vista de la carretera, por más que tenemos once meses de relación aun no entro en esa parte de la confianza donde le dejo entrar por completo, comenzando por mostrarle mis ojos sin pupilentes. —Soy fuerte lo recuerdas— el asiente mirándome por una fracción de segundos —La Avon del pasado estaría llorando, cagada en los pantalones por haber matado un hombre, pero recuerdo que existen peores y que entre esos peores se encuentra mi maltratador y solo siento furia. —Ya paso cariño— escanea su placa en el lector digital de seguridad y avanza dentro del estacionamiento, apaga el motor y se queda en silencio. — ¿Qué tienes? — Le hago pequeñas caricias en su cuello —Estas raro. —Pasa que— suspira como si algo le pesara, toma mi mano y la besa respirando mi aroma, sonríe como si no acabara de pasar nada —Sabes que no es nada cariño. —Nos vemos e tu habitación, quiero tenerte para mi solita— Él sonríe, asiente y me besa, un beso dulce casi angelical, sus labios se sienten como si me estuviera besando con un algodón de lo suave que son, toma mi rostro entre sus manos y profundiza el beso con paciencia, sonrió aceptando gustosa. Nos separamos y lo veo saliendo de la camioneta. Salgo y una sensación de vacío se implanta en el pecho, no debe ser nada de seguro es el cansancio de las horas extras en el hospital. —Agente Williams— me alcanza el coronel Thomas, un señor que para tener 65 estas en muy buen estado físico —Felicidades por su décima quinta limpieza a profundidad exitosa Sigo como si llevara mucha prisa para que nadie me detenga, el lívido lo tengo en las nueves y solo Uriel puede detener estas ganas de tener un orgasmo. Paso seguro a la puerta cuando lo veo de espalda a la ventana, me acerco lentamente y lo volteo besándolo con ganas y ansias, me corresponde metiendo las manos por mí uniforme, se lo que pasara a continuación y jamás me sentí más preparada. Caminamos entre besos húmedos que me acaloran el cuerpo, chocamos contra la mesita que está a media habitación mientras el sigue devorando mi boca, a medida que avanzamos se va tornando más pasional, le sigo el ritmo mientras me lleva lentamente a la cama. Uriel es un caballero en todo el sentido de la palabra, se toma su tiempo de idolatrar mi desnudes, de besar cada parte de mi cuerpo, de saborear mi excitación. Gimo en su boca cuando siento como invade mi canal, siento como algo se va rompiendo en mí y como poco a poco ese dolor se transforma en una agradable sensación de solo placer, lo animo a que se mueva más rápido para conseguir más placer, baja el ritmo y devora mis pechos, me siento en la jodida gloria con las maravillas de este hombre. —Te Amo Avon— sonríe mientras lo dice, y aunque yo también deseo decir las mismas palabras siento como se quedan atoradas en mí, escondiéndose y negándose a salir, él parece entender mi situación así que se mueve más rápido llegando a mi primer clímax. Se acuesta de espalda y me indica que me acomode en su pecho, gustosa lo hago porque lo que tenemos Uriel y yo es especial, va más allá de solo ser novios. Somos pareja y eso de alguna manera me agrada y reconforta porque sé que siempre que esté en problemas el estará hay para ayudarme y rescatarme, ese esa clase de romance que jamás te cansas de tener porque es un amor bonito. Nuestros ojos se llaman como dos imanes y bajo su mirada me dejo llevar por Morfeo, sintiéndome liviana en sus brazos. —Estas a salvo nena ven aquí— Sonrió inconsciente al ver el rostro de mi nana feliz —Siempre estaré a salvo si estas hay para mí. Me sobresalto con el pecho a mil, es la primera vez que sueño con ella y quedo con esta sensación de felicidad. Observo a mi hombre dormir tan plácidamente, bajo la mirada a su torso desnudo, sigo bajando y miro la obra de arte que tiene en la entre pierna. Las ganas me consumen así que subo encima de él, sin saber que hacer pero dejándome llevar por mi calentura. Despierta sonriente y me recibe gustoso, me besa, un beso con sabor a éxito, cambia los papeles dejándome debajo de él mientras empieza a besar todo mi cuerpo. Sube y me mira a los ojos, pero pierdo contacto cuando los cierro, por la sensación que me invade cuando ciento dos de sus dedos en mi interior atacándome con experiencia, robándome gemidos deliciosos que me dejan con ganas de más, los saca y se acomoda entre mis piernas. Siento como su m*****o esta erecto en mí entrada y perdido en mi rostro entra en mí con suavidad. —Cariño, quien diría que serias dinamita. Quedo exhausta luego de dos encuentro más, rendida en sus brazos, feliz, plena y con el corazón latiendo por el hombre que me abraza mientras me hace suya, me toma como quiere y me venera haciéndome caer en el hechizo de sus ojos. Somos de quienes nos encuentran en pedazos y nos vuelven nuestra mejor versión, y eso lo comprobé cuando Uriel llego a mi vida. Quizás los finales trágicos solo son esos finales trágicos que dan el inicio a la mejor etapa de nuestras vidas.                                                          
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