Sentí la suavidad de la cama bajo mi cuerpo, el confort y la calidez que me rodeaban, pero esa calma se vio interrumpida cuando sentí el beso de Lucas en mi mejilla, suave, tierno, como siempre lo hacía, antes de levantarse y alejarse de mí. El vacío que dejó al irse era sutil, pero estaba ahí. Aunque intentaba disfrutar de la tranquilidad del momento, mi mente no podía dejar de vagar hacia el pasado. El regreso de ella... era como una corriente de agua fría que arrastraba todos mis pensamientos hacia los recuerdos, recuerdos que parecían haberse ocultado, enterrados en lo más profundo de mi ser. Y ahora, de repente, esos recuerdos salían a la luz, nítidos, tan vívidos como si los hubiera vivido apenas ayer. Era como si todo estuviera ocurriendo de nuevo, como si el tiempo se hubiera dete

