Alessandro la observaba desde el otro lado de la mesa mientras ella miraba incómoda hacia el restaurante. No había pronunciado tres sílabas seguidas desde que salieron de la habitación del hotel. —Si estás tan incómoda conmigo, tal vez deberíamos volver a la habitación. Levantó la vista y se mordió el labio. —No eres tú, Alessandro. Derrick Portman está aquí con su familia. No deja de mirar aquí. Me siento culpable. —¿Por qué? —gruñó él—. Sé que quería salir contigo, pero ¿qué le debes? —Me invitó a salir y le dije que no hasta que mi divorcio estuviera finalizado, pero le pedí que esperara. Vio cómo la mano de Alessandro se apretaba alrededor del tallo de su copa de vino. —No le dije que dormí contigo en Milán. Estaba embarazada de tu hijo y le dije que cuando mi divorcio estuvi

