Decisiones

1650 Words
Cal estaba hecho una fiera en la sala de armas, llevaba cerca de cuatro horas entrenando. Había roto y destruido muchas cosas, tenía la respiración agitada y la larga melena despeinada y enmarañada. Sentía rabia, tenía una necesidad de tomar a su yegua y salir como alma que lleva el diablo de ese lugar. Odiaba todo y a todos, no soportaba estar en el castillo y mucho menos vivir en el. Era un remanente de lo que nunca llegaría a ser, él jamás sería rey. Eso se lo habían dejado muy en claro desde que era pequeño, siempre le habían dicho que nunca aspirara al trono. Cal sintió una ira profunda y desesperación ante la incertidumbre de su futuro. "Consorte, solo seré el puto consorte" pensó con acritud. Miró hacia la ventana y trató de mantener la calma y recobrar la compostura. Posó la frente contra el fresco vitral, afuera hacia un clima increíble. Deseó con todas sus fuerzas poder estar en una batalla para desquitar toda la frustración que sentía. En eso escuchó unos ligeros pasos que se acercaban a él. Se giró y vio frente a el una sirvienta que llevaba una charola de bocadillos, la sirvienta alzó el rostro, era un rostro muy bello, pasaría por noble si no fuese vestida así. Era Gretta. Gretta miro con altivez a Cal. Gretta y Cal tenían una relación pasional en secreto desde hace unos cuantos meses. Cal la miro fijamente con fiereza, lo hizo de arriba a bajo, luego se acercó un poco a ella. La hizo dejar caer la charola al suelo, la tomó en brazos y comenzó a besarla apasionadamente, para luego llevarla detrás de unas estanterías que exhibían reliquias de antepasados, armas que habían sido utilizadas en guerras posteriores y muy antiguas. Una vez preparada Cal al tener una erección la volteó para posteriormente introducirse dentro de ella. Así, aún con las ropas puestas, ella con el faldón y la ropa interior alzada, mientras la embestía con fuerza el solo pensaba en la remota posibilidad de ser rey. Los gemidos de Gretta se escuchaban por todas partes gracias al eco que rebotaba por toda la sala de armas. "Al menos para ella soy importante". Pensó el pobre muy apesadumbrado. Cal no sentía amor por Gretta, pero si le tenía cariño. Cuando se es amante de alguien después de un tiempo es normal llegar a sentir algo aunque sea muy poco por esa persona. "Es solo una sirvienta"... pensó. "Me preguntó que diría el rey si supiera que me acuesto con varias de las sirvientas" Gretta gemía aún más. Aumentó la cadencia de sus embestidas y estás se hicieron más rítmicas. Gretta alcanzó el climax y poco después lo hizo Cal. Siempre se aseguraba de no terminar dentro de ella, no quería un hijo bastardo. Sería un escándalo para la corona. Gretta acomodó el fondo del vestido y luego el resto Mientras Gretta limpiaba la comida en el suelo tras la caída de la charola. Él la miraba y pensaba que en vez de ser un noble y mejor fuese un simple plebeyo, la tomaría como su esposa... pero en realidad ¿Lo haría?... No. No lo haría. El jamás podría ser un plebeyo. Detuvo su mirada en el pronunciado escote de Gretta, deseó estar en un lugar más privado para desnudarla y tomarla de nuevo, pero esta vez tomarse el tiempo de explorar todo su cuerpo. Una vez terminado de limpiar Gretta se preparaba para irse, no sin antes sobarle la entrepierna y lanzarle una sonrisa pícara. Cal le dijo antes de que se fuera: - Te espero en mis aposentos por la noche. - Hay muchos guardias su majestad. Respondió la muchacha. - Te mandaré hablar por algo en concreto. Le informo el príncipe. Gretta hizo una reverencia y se marchó, dejándolo solo. Solo de nuevo. Ya era bastante tarde, se había puesto el sol y Cal que había estado cabalgando en el bosque, fué a cazar después de entrenar. Regresó al palacio con un enorme jabalí. A Cal no solo se le daba bien la espada, si no también el arco. Era un excelente arquero. El Rey mientras tanto revisaba sus deberes reales, firmaba aquí y firmaba allá. Leía noticias de otros reinos y escuchaba lo que los otros nobles tenían que comunicarle. Fastidiado de un aburrido día decidió dar por terminado la jornada. Mientras caminaba hacia el gran salón vió a su hijo menor cruzar el patio con un jabalí muerto arrastrándolo sobre una tela con ayuda de su yegua. El rey observó con atención a su hijo, se veía relajado. Triste, pero muy tranquilo, observó lo fuerte que era. A su hijo se le daban bien ese tipo de actividades. También se percató de como lo miraban las sirvientas y las doncellas. Soltaban risitas nerviosas y le lanzaban miradas llenas de picardía. Su hijo las miraba con atención y se percató de que también había lujuria en su mirada. Comprendió que lo más probable era que se estaba acostando con más de una de aquellas jovencitas. "Es normal" pensó, "El es joven y apuesto, además es un principe. El sueño de toda joven" Se acercó un guardia para ayudarle. - Llevenselo a los cocineros, me lo quiero comer para la cena. .- Si su alteza. Respondió el guardia y junto con otros dos se llevaron al animal. El rey suspiró, estaba orgulloso de su hijo, pero sabía que Cal no era feliz. El peso de la corona era algo muy difícil de llevar, sin embargo era deseada por la mayoría de las personas. La corona da poder, el poder genera respeto. Muchos monarcas eran tiranos despiadados que no les importaba el respeto y el amor del pueblo. A ellos les gustaba generar temor. El miedo les daba una sensación de falso poder y control absoluto, aunque amaba a Cal, había algo en su hijo que le preocupaba. Sentía que si Cal llegaba al trono se convertiría en uno de esos reyes. Él era nteligente, frío, calculador, ágil de mente y diestro en armas, además era valiente y muy hermoso. Tenía muchas armas para lograr su cometido, tal vez solo estaba imaginando cosas. El rey suspiró y observó un momento mas a su hijo mientras éste se enjuagaba las manos para quitarse la sangre. Vió como una sirvienta le tendía un pañuelo para que se secara las manos. Cal la miró de arriba a bajo y le susurró algo al oído haciendo que la muchacha se sonrojara y riera con nerviosismo. Ella asintió y el le tomo la mano, la llevó consigo a una de las torres. "Al menos a mi hijo le gustan las mujeres, le cumplirá como hombre a la futura reina" penso. El rey suspiró y se marchó a sus aposentos para vestirse y bajar a cenar. Durante la cena Cal estaba muy callado, estaba pensando en lo que su padre había dicho en la mañana. Fenhir miró a Cal y le aventó una uva. Cal levantó el rostro y le regresó la misma uva. Fenhir la atrapó con los dientes, los dos rieron. Un guardia anunció a su hermano mayor. Artemis llegó a la mesa, hizo reverencia a su padre y ocupó su lugar, luego miró fijamente a sus hermanos, quienes reían por lo bajo. El rey estaba sumido en sus pensamientos. Artemis lo vió preocupado. - ¿Pasa algo padre?. - No, en realidad no hijo mío. Gracias por preguntar. Fen hijo mío, supe que regresas mañana a Baalos. - Si padre, tengo que hacerlo. Ya me he ausentado muchos días de mi reino y debo volver. - ¿Cuando volverás a Medraz?. Preguntó Cal apesumbrado. Fen era su hermano favorito, pero a Artemis lo odiaba. Su hermano mayor siempre fue un miserable con él, mientras Fen siempre fue muy amable e indulgente. De los tres Fen era el más gentil. - Probablemente antes del invierno. Pero nos veremos para el nombramiento de tu compromiso con la princesa de Estes. Cal hizo una mueca. El rey se percató de la reacción de su hijo. "Aún no lo asimila" pensó el rey. - Hijos míos, saben ustedes cómo nos llaman en otros reinos y el nuestro? Los tres jóvenes se quedaron callados. El rey los miro fijamente y prosiguió. - Artemis, hijo a ti te llaman "El fuerte", Fenhir a ti te dicen "El justo" y a ti Calisto te dicen "El valeroso"... A mí me dicen "El Rey Sabio", y saben ¿porque?. Los tres jóvenes guardaron silencio, el rey prosiguió: - Por que a lo largo de estos 35 años que llevo en el trono he sabido dirigir a mi pueblo hacia la gloria y estabilidad. He sabido gobernar con sabiduría gracias a las decisiones que tome basándome en los consejos de mis allegados y en mis experiencias. Es por eso que aún sigo vivo y el reino está como está hoy en día. No me dejé llevar por mis impulsos y deseos propios. He sabido poner ante todo el bienestar del pueblo. Es lo mismo que espero de ustedes. Ustedes tienen responsabilidades para con la gente, sin nuestra gente no seríamos reyes de nada. Ya hay dos reyes en esta mesa y uno será coronado cuando yo muera. En cambio uno entre nosotros tiene un futuro y un propósito en la vida. Tu propósito Cal es hacer feliz, proteger y defender a tu futura reina. Eso hijo mío es el trabajo más difícil de todos, no es fácil complacer a una mujer. Y la fidelidad es crucial para que tu misión sea un éxito, para que tu descendencia trastienda como futuros reyes y reinas. El rey miro a Cal fijamente. Sus hermanos parecían desconcertados. Y Cal supo de inmediatamente que su padre sabía de sus aventuras pasionales con la servidumbre. "Lo sabe, el lo sabe". Pensó con pánico. - La decisión es tuya mi amado hijo.
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