original, como sucede con Nicolás, estas antiguas leyendas no harán más que enfurecerlas y disgustarlas. Para ellas, la verdad sería un horror inaceptable. Accidentes, dioses paganos en los cuales no creen, costumbres que no pueden comprender... Uno ha de estar preparado para recibir tal conocimiento, por escaso que sea. Es preferible que escuches atentamente sus preguntas y les respondas lo que te parezca más conveniente para dejarlas satisfechas. Y si te encuentras en el caso de que no puedes engañarlas, no les digas nada en absoluto. Procura hacerlas tan fuertes como los hombres sin dios de esta época, pero no olvides mis palabras: las antiguas leyendas, jamás. Yo, y solamente yo, soy quien puede contarlas. —¿Qué me harás si las difundo? —inquirí. La pregunta le desconcertó. Pe

