Odiados por primera vez.

1567 Words
Al día siguiente. Alessandro. Observo por la ventana de mi empresa, una hermosa vista llena de luces y edificios. La noche oscura y la luna llena es una vista muy agradable. Bastian entra a mi oficina. —Dime lo que sabes, no me gusta perder mi valioso tiempo. —La mujer se llama Katherine Smith, pero su abuelo le dio su apellido y ahora es Katherine William. Fue secuestrada a los quince años y llevaba a un burdel, en una noche el coronel visito ese lugar con sus amigos y la chica estaba siendo subastada. El coronel la compro y la llevo a su casa y fue su protegida. »Ella se registró como madre de su hijo, le dio por nombre Nicolás. Golpeó con fuerza mi escritorio. —¡No lo llames mi hijo! Ese bastardo solo fue producto de una noche con una puta. —Lo siento, señor. —¡Continúa, vamos! —El niño ahora tiene cinco años, ella lo adoptó como su hijo cuando solamente tenía 18 años. Ella es de un pequeño pueblo al sur de Estados Unidos, busco a sus padres por años, pero estos no quieren verla. Un trabajador me dijo que ella piensa que sus padres la querían y la buscaban cuándo pasó el secuestro, pero la verdad es que ellos la vendieron, ella no lo sabe, sin embargo, el señor William lo sabía. No se lo dijo para no lastimarla. —Interesante, ¿algo más? —Tiene 23 años y su punto débil es Nicolás. Así se llama ese bastardo. —El día del funeral no quiso a nadie cerca y tome varias fotografías de ella, mientras se despedía de su abuelo. —Lárgate de mi oficina, que Marcel prepare el auto, quiero ir a casa. —Está bien, señor. Abro el sobre y observo las fotografías. Ahora entiendo por qué el abuelo compro a esta mujer. Lo siento, muñeca. Conozco tu punto débil y lo usaré a mi favor. Quiero todo lo que ese viejo tenía, los viñedos son lo que más me interesa. Podría explotarlos a mí, antojó y siempre obtengo lo que quiero, nunca he recibido un no y esta no será la primera vez. Es mejor que hagas las cosas por las buenas, muñeca. Quiero todo y si esa mujer se niega le quitaré al pequeño bastardo. Si realmente lo quiere, aceptará sin pensarlo. Me casaré con la mujer que amo dentro de tres meses, no dejaré que nada arruine mi fortuna y mi posición. Katherine. Después del desayuno ayudo a mi pequeño a leer y después a dibujar. A él le gusta mucho hacer eso, mi pequeño es un gran artista. —Mi niña, el abogado Julián te espera en la oficina de su padre, dice que es urgente. —¿Puedes cuidar a Nicolás? —Por supuesto, mi niña. Me dirijo a la oficina, entro y Julián se ve muy frustrado. Ahora temo lo peor. —Katherine, estamos en problemas, hable con ese hombre hace algunas horas. El hijo de tu padre me amenazo. Alessandro William quiere todo incluido los viñedos o te quitará a Nicolás. —¡No puede hacer eso! Lo dejo como si mi hijo fuera cualquier cosa, no quiero que toque a mi pequeño, Julián. ¿Qué podemos hacer? El dinero no me importa, los viñedos tienen un significado para mí. —Lo sé, Katherine. —¿Puede quitarme a mi hijo, Julián? —Lo siento, Katherine. Pero si ese hombre pelea por Nicolás tenemos todas las de perder, ya que él es su padre biológico. Además, tú podrías tener problemas legales al suplantar a su madre y adoptarlo ilegalmente, por el hecho de que solo lo registraste como su madre sin un proceso legal. Extraño a papá, él siempre sabía que hacer, ahora me siento desprotegida. Él siempre me decía lo malo que era su hijo y nieto, pero no sabía hasta que punto podrían llegar. —Pensaré en algo, Julián, y hablaré contigo más tarde. —Está bien, tengo que hacer algunas cosas, me llamas por la tarde, Katherine. Sabes que siempre estoy para ti y soy tu apoyo. —Lo sé, eres muy importante para mí y Nicolás. Espero a que Julián se marche. Busco entre los documentos de mi padre la dirección de ese maldito hombre. Lo encuentro en su agenda, anoto la dirección y tomo mi bolso, subo a mi auto. Hace mucho tiempo que no conducía, mi padre no le gustaba que lo hiciera, me decía que una princesa siempre tiene ser llevada en su carruaje sin tocar el volante. Una hora y media de camino me encuentro frente a su empresa. Entro y una mujer de cabello castaño ondulado me sonríe. —Buenos días, ¿agua, vino, café? —No, gracias. Busco a Alessandro William. —Está bien, ¿tiene alguna sita con él? —Soy Katherine William dígale que necesito hablar con él. Sabe quien soy. La mujer llama a su jefe. —Está bien, Anna la llevará a la oficina del jefe. Una mujer de tez canela me acerca y me acompaña. Subimos por el elevador y acompaño a la mujer. Este lugar es increíble, ¿todo esto es mío? Aun así no me importa el dinero. —Llegamos, señorita. Solo caminé hasta el final, a la izquierda se encuentra una oficina con el nombre del jefe en la puerta. —Está bien, gracias. Llego a la puerta, antes de entrar me preparo mentalmente. Puedo hacerlo, yo puedo. Abro sin tocar. Él está de espaldas. —Buenos días, Alessandro. Necesitamos hablar acerca de nuestro hijo. Él se voltea y me mira fijamente. Pensé que sería diferente, bueno. Por un momento me pierdo en sus ojos, ¿por qué tiene que ser jodidamente sexy? Eso no importa, ahora veo que mi hijo tiene sus ojos y su parecido es innegable. Ojos azules y hermosos, cabello rubio y ondulado. Mi hijo será como él. Un príncipe, solamente espero que no heredé esta actitud y mirada arrogante. Un mechón de cabello cae en su frente y eso lo hace parecer un príncipe. Alessandro. Su mirada fría y llena de dolor me observa, aunque tan solo en algunos segundos puedo detallarla. Sus labios son hermosos, pomposos y bonitos, su cuerpo también lo es, sus senos medianos y firmes y culo grande, caderas hermosas, nariz pequeña, ojos grandes y de color miel. Cabello castaño y largo, su piel es blanca, pálida, no es muy alta, sin embargo, eso no afecta su belleza. Katherine. «¡Katherine, reacciona!». —Soy Katherine y... —Eres la puta de mi abuelo, la que compro como un objeto. Que buenas corridas se hacía el abuelo contigo, eres una pueblerina con un poco de suerte. —Tan poco hombre eres que necesitas usar la palabra "puta" para degradar a una mujer. No voy a perder mi tiempo contigo, únicamente te diré que mañana comenzaré el proceso legal para pasar a tu nombre todas las empresas, no me importa el dinero, sin embargo, con los viñedos no lo haré. —Nadie juega conmigo, saldrás perdiendo. Te daré una segunda oportunidad, quiero los viñedos o atente a las consecuencias. —No lo haré, tú eres el que quedará sin nada, todo está en mis manos, creo que lo olvidas, no perderé mi tiempo con alguien tan insignificante como tú, espera a mi abogado, Alessandro. —¡¿Tienes idea con quien hablas, maldita perra?! —Sí, con un hombre que extorsiona, intimida y asesina sin piedad, amigo de la mafia, tienes poder y todo lo que quiera, sin embargo, en este momento te encuentras en mis manos y no tienes opción. Conozco al presidente, la policía del país y muchas personas influyentes, además de mis guardaespaldas. Si algo me pasa tú serás el primero en ser arrestado, buen día. Me coloco las gafas y salgo de su oficina. Alessandro. ¡Maldita zorra pueblerina! Nadie me había hablado así y no será la primera que se llevara ese sabor de boca. Esa mujer se arrodillará y duplicará para que no corte su cabeza. Le llamo a Bastian. —Bastian, quiero que hables con el empleado que te dio información de esa mujer, necesitamos una prueba de ADN de ese bastardo para comprobar que es mi hijo. —Lo haré, señor. Después le llamo a Laura. —¡Laura, quiero acusar a una mujer de secuestro de mi hijo! Además, lo registro ilegalmente como suyo, quiero que actúes inmediatamente. —Lo haré inmediatamente, señor. Esa mujer se arrodillará ante mí. Rogará por mi perdón. Katherine. Subo a mi auto y respiro tranquila. No puedo mentirme a mi misma, estaba un poco asustada, sin embargo, nunca lo mostraré, me mantendré firme y lucharé por mi hijo. Es lo único importante que me queda y lo que más amo en esta vida. No dejaré que un bastardo con un ego enorme me lo quite. Durante el camino le llamo a Julián. —Julián, necesito que detengas todo, ese maldito no merece nada, pensé en darle las empresas, porque sé que no lo necesito, pero ese bastardo no merece compasión alguna. —¡Te dije que yo manejaría todo, Katherine! —Lo sé, pero lo hecho está hecho, hablamos en casa. Agradezco a mi padre por hacerme una mujer fuerte y demostraré lo que soy capaz. Ningún dios griego con un alto grado de ego me intimidará.
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