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Esposa del amo.

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Blurb

No toda luz es buena, al igual que no toda oscuridad es tan mala como todos dicen que es. Nunca pensé comprender esas palabras más que en este momento... Fui vendida y separada de mi familia cuando solo tenía 15 años. Era una niña cuando mis sueños e ilusiones fueron arrebatados.

Un hombre de buen corazón me rescato y me trato como su hija, creí que todo había quedado atrás, cuando tan solo tenía 18 años un pequeño bebé apareció en la puerta el día de mi cumpleaños. Ese bebé es hijo del hombre más poderoso y multimillonario del país. Ese bebé es producto de una noche con una prostituta y su padre irresponsable. Le di mi nombre a ese pequeño y lo registré como mi hijo. Todo fue felicidad, me dediqué a él y todo parecía estar bien. Hasta que el dolor azotó las puertas de mi corazón una vez más.

El hombre que me crío había muerto, el único ser humano que me mostró el amor de un padre había dejado este mundo.

Ese buen hombre que me crío me dejó todo. Ahora peleo con el hombre más poderoso y cruel. Su nieto, Alessandro William, quiere recuperar a su hijo y también su fortuna.

Lo único que nos une son tres cosas.

Mi hijo, dinero, y lo más importante. El odio mutuo. 

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Mi padre.
Katherine William. Tenía solo quince años cuando fui secuestrada y separada de mi familia. Tenía tanto miedo y por alguna razón sabia que nunca más volvería a ver a mi familia. Yo tenía razón, nunca jamás supe de ellos. Cada día me pregunto, ¿cómo sería mi vida si nada de esto hubiera pasado? A mis 23 años aún estaría en la universidad, me hubiera enamorado por primera vez. No lo sé, lo único que me queda es vivir el presente. Nunca pensé perderte tan joven. Observo su rostro en la cama de este hospital. —Chicos, quiero un momento a solas. —Como usted ordene, señorita. Ahora puedo expresar lo que siento. Veo su rostro pálido, tomo su mano y beso sus nudillos. —Papá, gracias por salvarme, por darme una vida digna y feliz. Me salvaste de esa subasta en la que esos hombres querían venderme, en este momento no estaría con vida si no fuera por ti, la mujer que soy ahora es por ti. Él abre los ojos y me sonríe con ternura. —Mi niña, por favor, prométeme que nunca dejaras a Nicolás, siempre estarás a su lado y lo cuidaras como la mujer fuerte y preparada que eres. —Está bien, papá. Te juro que lo haré, pero no hables así, parece que te estás despidiendo. —No creo que aguante, pequeña. —Por supuesto que lo harás, ya verás que en algunos días esto solo será una broma y estaremos en casa los tres muy felices. —Está bien, mi pequeña, no quiero que llores, limpia tus lágrimas y ve a casa, la enfermera me dijo que pasaste la noche en el hospital. Nicolás debe estar preocupado, solamente tiene cinco años. —Lo haré, pero te prometo que vendré lo antes posible. Beso su frente y salgo de la habitación. Mis dos guardaespaldas me siguen a todos lados, entro al auto y uno de ellos conduce hasta llegar a casa. Una cuadra antes limpio mis lágrimas y retoco mi maquillaje, no quiero que mi hijo me vea así, quiero que él sea un hombre de bien y fuerte como su abuelo. Bajo del auto y mi pequeño corre a mis brazos, lo cargo y beso sus mejillas. —¿Mami, el abuelo viene contigo? —No, pequeño. El abuelo se quedará en el hospital algunos días, pero sé que estará bien y volverá pronto. ¿Por qué tienes esa cara larga, mi amor? —No pude dormir, te esperé toda la noche, y aunque Julián me contó un cuento no es lo mismo, porque solo tu voz me hace dormir, mami. —Lo lamento, te prometo que esta noche dormiré contigo y te contaré tres cuentos, ¿está bien? —¡Sí, está bien, mami! —¡Muy bien! Te amo tanto, hijo. —Yo te amo más, mamá. Entramos a casa. Durante la mañana desayuno con mi hijo y después lo ayudo con sus tareas. Se queda dormido en el sofá y lo llevo a la habitación, beso su frente y lo dejo dormir. No sé que sería mi vida sin Nicolás, él me da la fuerza que necesito. Aprovecho para tomar un baño y después arreglarme para regresar al hospital solo por un momento, no dejaré al hombre que me cuido como su hija y me dio el amor de un padre, se quede solo. Busco a Julián en su oficina. Toco antes de entrar y él está punto de salir. —Hola, Katherine, ¿necesitas algo? —Quiero ir al hospital, ¿podrías llevarme? —Por supuesto, yo también me dirijo al hospital para que el señor William firme algunos documentos. —Julián, no quiero meterme en tus asuntos con mi padre, sin embargo, no creo que esté sea el momento adecuado para negocios. —Katherine, no se trata de eso. Los documentos son importantes, le mostraré al señor William el trabajo que me pidió. —¡No lo entiendo! Me molesta esto, mi padre actúa como si fuera a morir mañana y no quiero perderlo. Mis lágrimas resbalan por mis mejillas sin poder evitarlo. Julián me consuela en sus brazos y me siento un poco tranquila, sé que él gusta de mí, pero no puedo corresponder a sus sentimientos, más ahora que tengo muchas preocupaciones y emociones que me invaden. —Tranquila, no digas eso, esto es algo de lo que habíamos hablado desde hace meses, no te preocupes. Sé que el señor William estará pronto con nosotros. Ahora tenemos que irnos. Salimos juntos, pero antes hablo con Sandra. —No me tardo, si mi hijo se despierta me llamas, cuídalo con tu vida. —Sabes que puedes confiar en mí, Katherine. —Lo sé, Sandra, tú eres parte de la familia, nunca olvidaré cuando llegue a esta casa y tú fuiste tan amable conmigo. —Es porque los quiero, mi niña. —Volveré lo antes posible, Sandra. —Ten cuidado, mi niña. Subo al auto y me coloco el cinturón de seguridad. Durante el camino Julián hace chistes, sé que trata de calmarme, pero un nudo se acumula en mi garganta, viajando hacía mi pecho, mi corazón late con fuerza y llevo mi mano al pecho. —¿Pasa algo, Katherine? —No te preocupes, solo es la presión. Además, ayer por la noche no pude dormir. —Está noche deberías descansar, podrías enfermar, Katherine. —Estoy bien, no te preocupes, Julián. Llegamos al hospital y siento escalofríos, la enfermera de mi padre llama nuestra atención. —Siento su perdida, señorita William. —¡¿De qué está hablando?! Necesito ver a mi padre. Corro por el pasillo del hospital con el corazón roto. Esto no es verdad, no lo es. Entro a la habitación y no hay nadie, me dirijo a la oficina del doctor y entro sin tocar. —Doctor, ¿en dónde se encuentra mi padre? Dígame que él no murió, ¿verdad? —Señorita William, trate de mantener la calma, sé que es una situación difícil. Su padre murió hace una hora, en sus últimas palabras nos pidió que no le llamaríamos hasta que usted viniera por su propia cuenta. Lamento su pérdida. Siento que me falta el aire, me voy a... Despierto en una camilla, me duele la cabeza y me siento cansada. Esperaba que todo esto fuese tan solo una pesadilla, lamentablemente no lo es. Intento levantarme, pero mi intento falla. Julián entra a la habitación. —¡Katherine, tranquila! No te muevas, aún estás mareada. —¡No puedo quedarme sin hacer nada! La única persona que me amo y cuido como un padre murió y mi hijo me espera en casa, ¿cómo se lo voy a decir? Le prometí que llevaría a mi padre a casa. —Katherine, esto no es tu culpa, no te preocupes, yo hablaré con Nicolás y me encargaré de todo, sabes que siempre puedes contar conmigo. Asiento y me acuesto. Al día siguiente. No quise a nadie cerca del cuerpo de mi padre, sé que soy egoísta, sin embargo, no me importa en lo absoluto. Llevo sus flores favoritas. —Nicolás, mi pequeño, ¿podrías darme algunos minutos con tu abuelo? —No te preocupes, Katherine. Nicolás y yo esperemos en el auto, tomate tu tiempo. Padre, gracias por darme la oportunidad de estar a tu lado todo este tiempo. Tú fuiste mi único salvador, me sacaste del infierno del que me encontraba, me diste momentos de paz y amor. Nunca podría olvidarte, te llevaré en mi corazón toda la vida, lo prometo. Aprendí tanto de ti, nunca olvidaré la mujer que soy y de donde vengo. Te amo, papá, te llevaré siempre en mi corazón. Limpio mis lágrimas, me levanto y dejo las flores sobre su tumba. La lluvia moja mi cabello, mi padre amaba los días de lluvia, le gustaba leer y enseñar algunas cosas a Nicolás. Me levanto del suelo y me despido por última vez. La sensación de que alguien me observa me invade, veo algo entre algunas tumbas y un árbol enorme de frutos rojos que divide el cementerio. Veo a un hombre. —¡¿Quién eres?! Estoy a punto de ir, pero Nicolás aparece. —¡Mami, vamos a casa! Miro por última vez, no pude dormir y estoy muy cansada, solo imagino cosas. —Sí, pequeño, vamos a casa. Tomo la mano de Nicolás y subo al auto. ¿Quién era ese tipo? —Julián, ¿había otras personas en el cementerio? —No, no había, me aseguré de eso, ¿había alguien más? —Escuche ruidos, seguramente era un animal o algo así. —¡¿Era un fantasma, mamá?! —No, pequeño. Solo estoy cansada, iremos a casa, comeremos algo y después dormiré un poco. ═════ ✥.❖.✥ ═════ Por la noche, después de cenar, me dirijo a mi habitación. Me dejo caer sobre la cama, respiro llenando mis pulmones de aire y después lo dejo salir. Tomé algunos calmantes, pero aún me duele la cabeza. Por la mañana al despertar me doy un baño y después de arreglarme le pido un té a Sandra. Tengo que seguir adelante, por mi hijo y por mi padre, él se molestaría si me quedara en cama llorando, sé que ahora es un ángel que me cuida. Bajo a la sala y Julián entra a la mansión, puedo notar en su rostro que algo no anda bien. —¿Pasa algo, Julián? —¿Podemos hablar a solas, Katherine? —Continúa pintando tu tigre, pequeño, volveré pronto. —Está bien, mamá. Beso sus mejillas y me dirijo a la oficina de mi padre para hablar en privado. —Tu padre dejo toda su herencia a tu nombre, los viñedos, joyería y todas sus empresas, incluso la de sus hijos. El padre de Nicolás. —¡¿Qué tiene eso de malo, Julián?! No me importa el dinero. —A ellos sí les importa y mucho. —Les devolveré sus empresas, pero los viñedos no, mi padre trabajo con sus propias manos y mi hijo se crio aprendiendo sobre eso junto a su abuelo, así qué no lo haré. —Está bien, hablaré con ellos. Solo espero que esto se solucione, porque son gente peligrosa. A la familia se le ha acusado de robo, extorsión y socios desaparecidos y encontrados sin vida. Siempre logran salir ilesos de cada problema, tienen conexiones con la mafia italiana y griega. Son lacras y no quiero que tú nunca trates con ellos, si me lo permites ahora paso a ser tu abogado personal y de confianza, además de protegerte como tu mejor amigo. —Gracias, Julián. No sé lo que haría sin ti, tiene razón, te lo dejaré todo a ti, encárgate de eso y no te preocupes, yo no trataré con ellos. Además, no puedo creer que mi padre tenga hijos de ese tipo, él era un coronel retirado y sus hijos son unas lacras. —Gracias por la confianza, Katherine. Eres una mujer tan fuerte y admirable. Él besa mi coronilla y sale de la habitación. Talvez algún día pueda corresponder a sus sentimientos, sé que es un buen hombre.

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