CAPITULO XXXV. En el engaño

1084 Words
Los días pasaban e iban sanando todas las heridas de Nathalya, pero ella continuaba sin despertar, su familia mantenía la esperanza de que algún día despertara, la visitaban a diario y permanecían a su lado por varias horas, hasta que los deberes los llamaban, los médicos no veían caso que se quedaran allí de tiempo completo, pues no requería cuidados, más bien de un milagro. Maximiliano seguía con sus planes de destruir a Ángel desde adentro, no permitiría que volviera a dañar a su familia, así le costara la propia vida. Para ello, buscaba convertirse en su mano derecha y sabía que era cuestión de tiempo para lograrlo, pues, Ángel ya confiaba en él y le consultaba todos sus movimientos, señal de que solamente él le ofrecía soluciones. Ya instalados en la nueva casa, Ángel comenzó a tramar un plan para robarse a Nathalya del hospital, a Aldo ésto le preocupaba y debía advertir a don Emmanuel para que la protegiera, no tardó mucho en hacerlo, ahora en la ciudad era mucho más fácil comunicarse y pasar desapercibido. Don Emmanuel se enteró de los planes de Ángel y solicitó a los médicos trasladar a su hija a su propia casa para asegurarse que Ángel no lograra su objetivo. Ahora la familia podría cuidar de ella libremente, los niños tenían esa alegría de saber que Nathalya estaba viva y la fe la mantenían con tanta inocencia y naturalidad, algo realmente inspirador, cada día le platicaban todo lo que iba sucediendo para que no se perdiera de nada, el pequeño Alex no aceptaba aún la muerte de su papá Max y esperaba que, al despertar Nathalya, le dijera dónde encontrar a su papito. Ángel era astuto y sabía que sería cuestión de tiempo para que solicitaran una enfermera que se hiciera cargo de Nathalya, y así fue, a él no le costó mucho sobornarla para conseguir su ayuda. Alex procuraba estar siempre con ella, siempre que le dedicaba tiempo a la música, lo hacía en su presencia, ella siempre fue su inspiración y su más grande amor, cada una de sus letras eran para ella y eso, al público le encantaba, se había convertido en un gran ídolo, el "Grupo Toscano" hace tiempo que no existía más, ahora era solamente "El Toscano" para hacer referencia a su antiguo grupo, después de todo ese era su apellido y sentía que debía ponerlo en alto nuevamente.. Natasha, ahora era también una escritora exitosa, y había comenzado otro libro titulado "Entre nosotros " donde describía su historia completa y la de su mejor y única amiga desde su perspectiva, esperaba que Nathalya despertara para contarle, seguro le fascinaría poder escribir otro libro desde su perspectiva. Aldo había tratado de comunicarse con don Emmanuel para informarle de la enfermera sobornada, pero en el intento, la enfermera fue quien contestó la llamada, ella de inmediato le informaría a Ángel de la traición, Aldo no tuvo más remedio que culpar a otro de su error. — Patrón, ándese con cuidado porque ese Pedro no me está dando buena espina — sugirió Aldo — ¿Porqué lo dices? — preguntó Ángel descontento — Hace rato lo vi colgando el teléfono, le pregunté qué estaba haciendo y mandó al carajo, pero yo lo vi muy nerviosito, no vaya a ser que le esté jugando chueco — Gracias por avisarme, estaré pendiente. Minutos después, Ángel recibió un mensaje de la enfermera avisándole que tenía un soplón, ahora todo concordaba con las palabras de Aldo y pretendía ponerle un cuatro a Pedro para que su traición saliera a relucir y hacer que él mismo se quitara la vida en cualquier momento. Ahora Max ya no podía informar a don Emmanuel sobre los planes de Ángel, pues actuaría con más precaución y los subordinados estarían en la mira unos de otros para corroborar quién era el verdadero traidor. La enfermera estaba feliz con todo el dinero que estaba recibiendo de Ángel, tenía muchos planes y la avaricia le tenía cegada por completo, no se daba cuenta que en el momento que ya no la necesitaran, sería eliminada. Tenía órdenes estrictas de avisar si Nathalya despertaba o tenía mejoría, algo que indicara que despertaría pronto. Otro día más sin ver la luz del sol, pero pronto ésto terminó, Nathalya al fin había abierto los ojos, esos hermosos ojos azules que le devolvieron la vida a Alexander, El Toscano, todos se reunieron para contemplar este maravilloso milagro, pero Nathalya no era la misma de antes, su mente estaba completamente en blanco y no lograba recordar quiénes eran esas personas a su alrededor, ni siquiera recordaba quién era ella. La enfermera ya había dado aviso a Ángel para llevar a cabo su plan, no pretendía otro ataque armado para llevarse a Nathalya, pues exponerse ante la policía sería el único resultado. La enfermera se ocupaba de llevar a Nathalya hacia él, le había llenado la cabeza de mentiras donde le hacía creer que esa no era su verdadera familia, que en realidad ellos eran los malos, que había sido comprada por Alexander para fines innombrables y que ella la salvaría llevándola con su verdadero esposo, quien la ha estado buscando junto con la policía. Le mostró uno de los periódicos con su cara para que viera que sí la estaba buscando y sólo le mostró lo que a sus planes convenían. Nathalya no puso objeción de irse con ella, pero estaba un poco confundida por Alex, no se explicaba cómo él era en realidad una persona malvada si a ella le inspiraba confianza. Pero las cosas así sucedieron, Nathalya confío en las palabras de la enfermera y llegó nuevamente a las manos de Ángel. Esta vez, él se mostró diferente, ocultaba a su gente y hacía parecer que todo era normal, las fotografías que habían tomado con Ivania y Ángel vestidos de blanco, las hizo colgar por todas partes, como si de un verdadero matrimonio se tratara, Nathalya vio sus fotos siendo tan feliz al lado de él que no dudó que esta fuera su vida, y es que no tuvo tiempo de nada, la enfermera no le dió oportunidad de reconocer a su verdadera familia, y ahora ella comenzaba a vivir en el engaño. Ángel agradeció a la enfermera por sus servicios y le comentó que en su cuenta bancaria habría mucho más dinero de lo prometido, ella se puso feliz, pero Pedro, quien se hacía pasar por mayordomo, ya tenía órdenes de matarla en cuanto saliera de allí.
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