... / Nuevo hogar, parte 3.

1300 Words
La abuela niega, para que los guardias no interfieran. Sonríe orgullosa. —Mamá, si no quieres perder una pata, mantente alejada de su formación—comenta un Dante completamente apaleado y cojo. Los niños sonríen al ver a sus padres, pero mantienen su formación. —Rompan formación, lo han hecho muy bien—dice Mirna moviendo su cola. Ellos corren hacia su madre, excepto Diana que solo sonríe y mueve su rabo. —Estoy muy orgulloso niños—dice Dante y los lame a todos—Madre, saluda agachando la cabeza y después lamiéndola. Su madre recibe su saludo y le besa también. —Oh mi bebé, pero mírate, obviando que estás completamente lastimado, estás hecho un hombresote, que guapo estás—dice. El ríe. —Ellos son mis hijos—dice y se echa en un lado. Los niños están con el rabo entre las patas y las orejas gachas. Mirna da una tos falsa. —Sentimos mucho como nos portamos contigo abuela—dice Samuel agachando su cabeza. La abuela ríe en voz alta—Nunca antes me he sentido tan orgullosa de tener unos nietos—comenta. Los ojos curiosos ya se habían disipado, ya que eran familiares de los que salieron en ayuda de Dante. —Madre ¿Qué estás insinuando? —pregunta uno de los hijos de la señora matriarca. —Que eduque mejor a tus hijos, estos pequeños no tienen el año y ya mírales el carácter—dice seria. Él solo se limita a gruñir bajito y a mirar mal a Dante, para luego marcharse. —Ya veo la rivalidad retomada—dice un lobo completamente gris, casi del tamaño de Dante. —Papá no digas eso. Niños, no es bueno tener rivalidad entre ustedes—comenta a sus pequeños después. Dante carga a Diana y entre una conversación amena todos se dirigen al centro de la manada. Estaba todo muy hermoso, se podían ver montículos de arena que daban a la vista agujeros enormes, eran madrigueras y los lobos dormían en ellas, algunos tenían sus casas en pequeñas cuevas, pero unos cuantos preferían estar bajo tierra. Cuando llegaron a la cueva donde la abuela y algunos de sus hijos duermen, comentaron el por qué se iban a vivir donde ellos. Resultaron estar indignados al enterarse del mal trato que se le daba a Diana en ese lugar. Los pequeños estaban explorando la manada, pero diana estaba dormida, siendo custodiada por unas primitas curiosas. —¿Crees que despierte pronto mamá? —pregunta una de ellas a su madre, que es la hermana menor de Dante. —Si Sofía, pero necesita descansar, fue atacada por coyotes y su patita le duele—comenta sonriendo y vuelve su vista a la conversación que tenía con sus padres, hermano y cuñada. La cachorra chilla bajito—Es que quiero jugar con ella mami—dice bajito. —Tranquila, cuando despierte estoy seguro que le encantará jugar muchísimo contigo—dicen dante sonriéndole a su sobrina. Esta asiente feliz y se va con sus hermanas afuera. Mientras que los adultos retoman la charla. Los hermanos mayores de Diana estaban viendo y haciendo pipi en todos lados, marcando nuevos territorios. —He, ustedes no pueden hacer pipi donde vivimos como si fuera su casa—grita un lobo de la misma edad que ellos. Samuel mira a sus hermanos y luego a él y ríe. —Creo que aún no te han puesto al tanto chaval, pero somos los nuevos integrantes de esta manada—comenta mientras se acerca a él y le olfatea—puedo oler que eres nuestro primo ¿quieres jugar con nosotros? —pregunta mientras mueve lento el rabo. — ¿Ustedes quieres jugar conmigo? —pregunta con la cabeza gacha. —Pues claro, mientras más somos más divertido es—dice Randolf, el tercero en nacer. El lobo mueve la cola feliz y empieza a jugar con ellos, todos persiguiendo a todos. —Me alegra que por fin Mayo tenga amigos—dice el abuelo al hijo que había mirado mal a Dante. Este se queda en silencio viendo como juegan con su cría sin excluirlo o abusar de él. Los días pasaron volando y los niños se han incluido excelente a la nueva manada, Diana no es rechazada y tiene muchas amigas y uno que otro enamorado, pero ya eso ultimo iba a ser todo normal, su pelaje era cada día más hermoso. Conforme pasaba el tiempo la rivalidad se hizo palpable entre Dante y su hermano Rey, sin embargo, sus hijos eran bastante amigos y aprendían muchísimo de la camada de Dante. Mirna y la esposa de Rey tenían cierta rivalidad, pero fue porque la esposa de Rey se lo ha estado buscando, riéndose de su forma de criar, de caminar, como se bañaba, de todo. Mirna no era un cielo así que no dudó en ponerla en su lugar cuando se quiso meter con sus crías. —Lo único que no te voy a permitir ni a ti ni a nadie es a meterse con mis crías, NUNCA—grita y muestra los dientes. Mirna era muchísimo más grande que algunas hembras de la manada así que imponía temor y respeto. Rey vino y gruñe a Mirna. Esta lo mira erguida y altiva—No me importa que seas mi cuñado, pero tú no sales conmigo en una pelea, así que educa a tu perra para que no vuelva a meterse con mis crías—dice seria. Dante se acerca a ver qué pasa y el por qué su esposa ha tomado un semblante tan sombrío. A diferencia de Rey, Dante se sienta muy relajado a ver todo. La abuela llega y le pide a Mirna tranquilizarse y esta le da una mirada gélida a la abuela. —Pueden meterse conmigo, decir lo que quiera, pueden hasta golpearme, pero CON MIS HIJOS NO, ESO NO SE LO PERDONO A NADIE—dice ladrando con fuerza. —EL QUE QUIERA MORIR ANTES DE LO PREVISTO QUE SE META CON MI FAMILIA QUE ME ENCARGARE DE DEGOLLARLO Y COMER SUS CARNES—dice engrifada. Sus cachorros que estaban jugando con los hijos de Rey llegan a la escena. Todos corren hasta donde su madre y se ponen a gruñirle a rey. Dante se levanta y camina hacia donde su esposa. —Amor, vámonos ya, tengo claro de que Rey le pondrá costumbre a su mujer ¿no es así madre? —pregunta Dante mirando a su mamá para que ella le dé la razón y ella se calme. —Si amor así es—dice y suspira. Mirna se baja y lame a sus crías, una por una y se las lleva de ahí. Los niños inocentemente se despiden de sus primos, diciéndoles que después les enseñaran a trepar árboles y a****r desde arriba. Los días pasaron, al igual que los meses y los años. Ya los cachorros no son cachorros, son unos jóvenes, y tienen ya dos años de vida. Los hijos de Dante crecieron con papeles muy diferentes. Cazadores, estrategas, peleadores, etc. Diana por su parte estaba mas interesada en la lucha y cada que podía desarrollaba nuevos métodos de pelea que la lleven a ganar siempre, también le encantaba cazar, aunque no fuera ella quien matara, ya que aun no ha matado nada en su vida, su hermano Samuel era quien daba el golpe decisivo. Cuando eran niños, no existía ninguna rivalidad entre ellos y sus primos, pero actualmente las cosas han cambiado, ya que hay ciertos conflictos entre todos ellos y no hablo solo de los hijos de Rey, sino también de los otros cuatro hermanos de Dante también. Hoy harán una excursión a la manada del norte y puede que la mayoría encuentre pareja, quién sabe.

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