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1278 Words
Capítulo cinco El enojo que cargo encima no me lo quita nadie. Es que cómo él... Ahhh. Yo pensé que estaba bromeando con lo de tener novia después de cómo me trato ayer. ¿Será que es un idiota por naturaleza? —¿Está conmigo, señorita Dhall? —la mano de Neythan se sacude delante de mí y ruedo mis ojos asintiendo. —Sí —digo simple y le dedico una de mis miradas desinteresada. Suspira —Pues no parece —cierra el libro en sus manos —siento que estás en otro mundo y no has prestado nada de atención a lo que te he estado diciendo. —Ya le dije que si estoy en este lugar, —bufo —si no quisiese estar, desde hace un millón de años que me hubiese ido —recojo mis cosas de la mesa gigante y las acomodo en los diferentes estantes para apuntes. —¿Qué sucede? ¿Hice algo mal? —su presencia aparece atrás de mí haciendo que lleve las manos a mi pecho por el susto que me acaba de dar —¿No te sientes cómoda conmigo? —lo observo fijamente sin despegar la mirada, sin embargo niego y salgo de su espacio personal. Cómoda es como quisiese estar contigo, pero cada vez que en mi mente se produce la imagen de esa chica solo quiero matarla a ella y golpearte a ti por no tener ni el mínimo tacto en lanzarte contra mí. —Estoy bien, —me limito a decir y camino hasta la puerta —si pudiese irse ya ahora que termino la lección, por favor, se lo agradecería, ya que tengo otras cosas que estudiar y libros por leer —rasco mi nariz. Tengo que librarme de él o de lo contrario me veré como una novia tóxica y celosa a niveles exorbitantes. Solo tienes que preguntarle si la tonta esa de cabello corto es su novia, y si dice que sí, pues la matamos y ya. No es tan fácil, Key, suponiendo que lo sea y la matamos, él va a estar triste y nos dolerá, porque veremos que no nos quiere. Pero... ¿Por qué la vida se ve tan complicada desde tus ojos? Yo solo quiero pegarme cual gusano a nuestro Ney. ¿Y crees que yo no? Corto la conexión con mi demonio interior antes de que diga algo que pueda dañar mis pensamientos y muerdo el interior de mi mejilla esperando algún movimiento de su parte, pero él solo me ve intentando descifrar lo que hay en mi mente. Olvídalo, nunca lograrás entrar. —¿Es por ella, cierto? —se cruza de brazos —solo respondeme esa pregunta y me iré tal y como quieres. Abro y cierro la boca sin saber que decir, si la verdad o mentira, pero solo silencio es lo que dejo pasar por varios minutos. El corazón con cada segundo que pasa me empieza a bombear sangre acelerada a todas las partes del cuerpo y una calor inmensa envuelve mi cuerpo haciendo que las manos me suden de lo nerviosa que me he puesto. Tranquila, Kayla, solo debes mantenerte así para que él no llegue a ninguna conclusión. >>—Así que es por eso, eh —susurra — no entiendo por qué te comportas de esta manera si yo te lo aclaré ayer, —se acerca a mí —tú y yo somos de escalones diferentes, por lo tanto no podemos tener nada, además, aclaré también que tenía novia y sí —detiene su andar a pocos centímetros y tanto la diferencia de tamaño como su presencia y esa mirada intensa me hacen tragar grueso —es ella. Esa última frase hace que mi cuerpo quede en el aire y todo lo que me he imaginado con él caiga en trozos imaginarios sobre el suelo. Sonrío mentalmente. Eso me pasa por ingenua en ver cosas donde no las habrá. Bajo la cabeza a mis brazos cruzados y muerdo mis labios evitando que la ira y el dolor que me corre por la espalda hablen, pero las palabras salen por si solas de mis labios. —¿Entonces me dirás qué era a lo que estabas jugando ayer? —le reclamo —porque yo te vi muy cómodo cerca de una chica la cual no es nada tuyo. —Solo trataba de ser amable con una niña que siempre lo ha tenido todo —remoja sus labios —no confundas la amabilidad con otras cosas. Con que niña que siempre lo ha tenido todo, eh. Y además de que todo ha sido simple amabilidad. Sonrío irónica y me aparto de la puerta para tomar asiento sobre la mesa, Neythan cierra al no tener intensiones claras de salir y se cruza de brazos al mismo tiempo que recuesta su cuerpo de la misma. —Claro, amabilidad ha sido todo este tiempo, porque acercarte a mí casi respirando en mi cuello lo es, porque esas apuestas de profesor y alumna son totalmente normales, porque las miradas que me das son solo por observar que tal lo estoy haciendo —cruzo mis piernas —¿Qué hay con lo otro? —No ha habido más. Levanto las cejas impresionada por su respuesta. Ya no me queda duda, es un idiota. —Dices que no ha habido nada más, pero que pasa con el, —hago comillas con mis dedos —“Solo conmigo te vas a quedar aunque sea una eternidad” —hago una mueca de desinterés —ah, verdad, es normal decir eso entre un profesor y alumna, —digo sarcástica —al igual que lo es ayudarla cuando está lastimada y amenazarla con que la quieres ver más bonita que el día anterior, de lo contrario dejaras de enseñarle. —Si no tienes prueba contra ello, no me puedes hacer nada —camina hasta el escritorio y empaca sus cosas, suspiro negando y me levanto de la mesa. Supongo que tendré que enseñarte a ser un buen tipo por la malas, pero debo admitir que me divertiré torturando tu mente. Mi Neythan. Me encamino fuera de la biblioteca y voy directo hasta el despacho del señor Amir, toco la puerta obteniendo su típico “pase” y desde mi posición le digo que venga junto a mi madre. Ambos se ven entre sí y se levantan de la silla para seguirme fuera hasta llegar a la biblioteca donde un muy sorprendido Neythan baja la cabeza guardando respeto y miedo ante el gran e imponente señor que tengo detrás de mí. Estas son las ventajas de tener a Amir Dhall como papá. Que comience mi diversión. —Señor Amir Dhall, esta persona que está delante de mí dice que soy una niña que todo lo ha tenido en la vida, y la verdad es que es cierto y por eso no me quejo —llego hasta estar a escasos centímetros de mi Ney y posó una de mis manos sobre su hombro —pero usted podría confirmarle que yo ya termine esta carrera, que aparte trabajo en el Dhall holdings y que soy responsable de todas las cosas que hago por mi cuenta. —Es cierto, ustedes podrán tener todo, pero son responsables de sus acciones y lo que hacen con ellas —mi padre dice sin más. —Bueno, ya que el profesor presente sabe que yo soy responsable de todo lo que pasa en mi vida —lo observo directamente a los ojos —solo me queda decir... —sonrío enormemente. Tal vez me arrepienta de esto luego, pero son riesgos que tengo que tomar. >>—Está despedido.
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