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1361 Words
Capítulo tres Tengo que controlar a Key, de lo contrario la fregaré a lo grande. Key, escúchame. Yo sé que quieres abalanzarte contra nuestro Neythan, pero aún no lo hagas, recuerda que él es un humano y que se entere de la nada sobre nosotros lo haría odiarnos. No me importa, yo lo quiero para mí y solo para mí como un sándwich. ¿Cómo un sándwich? Sí, para comérmelo entero. Ella vuelve a querer retomar el control de mi cuerpo y yo lucho internamente por no dárselo, mi vista se desvía al elevador que sube con mi abuela dentro y me comunico con ella por medio del link. ¡Abuelaaaa, ayudaaaaaaa! Sus ojos azules confundidos bajan en mi dirección del tercer al segundo piso y pongo mi mejor cara de rogación. Ella empieza a correr hacia mí y cuando ve a Neythan agarrándome del brazo usa la velocidad para quedar en menos de un segundo en el segundo piso, se posiciona en frente de mí y me jala ocultando mi rostro de él. —Ya es suficiente por hoy, señor Relish. Mi hija viene cansada de trabajar y si ella dice que hoy no está de ánimos para tomar su clase, pues no lo está y su deber es dejarla tranquila e impartir la clase mañana —empieza a caminar conmigo rumbo a mi cuarto —con su permiso —dice totalmente fría y siento como mi corazón se comprime al irme alejando de ese agradable aroma a libros nuevos. ¡Ahhhhhhhh! Que rabia me da el no poder lanzarme contra él. Mi abuela abre la puerta de mi cuarto y entro lanzandome en la enorme cama, cierro los ojos dando grandes suspiros y me giro cual estrella de mar viendo lo blanco de la pintura en el piso de arriba. —¡Ajá! ¿Me vas explicar que fue eso que presencié? —cierra la puerta y se aproxima hasta quedar sentada en la cama. —Por lo mismo pregunté si me habían comprado libros nuevos —pongo un brazo encima de mi rostro —no puedo estar cerca de él sin que Key se descontrole y desde ya quiero tenerlo pegado en la nariz todos los días a todas horas. Su mano suave se desliza por mi cabello rubio y se recuesta a mi lado—así que mi niña consentida ya encontró a su otra mitad, eh. —Sí... —afirmo —y lo peor del caso es que es un humano, y tiene novia y dentro de un mes se irá y no me recordará más —recuerdo las palabras de mi padre y dejo que mis ojos se cristalicen. No quiero que se vaya. —Pues entonces tendrás que sacar a relucir todos tus trucos para ganar un espacio en su corazón —pica mi nariz y yo quito el brazo de mis ojos para observarla confundida. ¿Qué parte de “No me puedo acercar a él” ni entendió mi abuela? Suspiro —No puedo hacer eso. —¿Te vas a rendir así de fácil? ¿Sin luchar? —Abuela —tomo asiento en mi cama y ella copia mi acto —su olor a libros nuevos me desconcentra y hace que Key tome el mando, porque ya me dijo que se lo quiere comer, así que simplemente no puedo acercarme a Neythan —muevo las manos dramática. Ella aplasta los labios entendiendo lo que digo y se levanta rápidamente de la cama, —espérame aquí, ya vengo. Ruedo los ojos divertida —¿Dónde más la voy a esperar, ma? —ella sonríe y sale corriendo de mi cuarto dejándome en la profundidad del silencio que hay en la mansión. Muerdo mis mejillas internamente pensando en si él aún estará en la biblioteca y me asomo por la puerta sin sentir a nadie, nada más a mi padre del otro lado del corredor. Que frustrante es todo. Si tan solo Key se hubiese controlado y mis pensamientos no hubiesen sido tan confusos, justo ahora estaría con él ahí dentro, pero no, tuve que imaginar cosas que no pasarán ni en un millón de años. Salgo agarrándome la cabeza y brinco enojada de un lado a otro hasta que veo esa silueta del otro lado del pasillo junto con su maleta de profesor y unos muy curiosos ojos. Me detengo frente a frente y toda la sangre de mi cuerpo sube a mis mejillas, mi corazón empieza a latir con fuerza dentro de mi pecho y mi respiración se agita en menos de un segundo al sentir ese tan adictivo olor a libros. Ah, por la diosa que hoy no es mi día. Intento dar un paso hacia él para darle una falsa mentira de lo que me está pasando, pero mi Neythan sacude su cabeza y me da un leve asentimiento mientras empieza a bajar las escaleras a paso apresurado. ¡Espera, no te vayas! Corro sin importarme quien me pueda ver y me detengo en las escaleras observando como toma el pomo de las grandes puertas de la mansión. —¡Neythan! —chillo y él se detiene sin voltear. —¿Qué sucede, señorita Dhall? —su voz refinada y suave hace eco en mis oídos haciendo que me salgan corazones imaginarios en los ojos. Ah, es todo lo que pedí alguna vez. Pongo el primer pies en el segundo escalón para bajar de dos en dos y poder darle una excusa válida y disculparme por lo de mi abuela, pero mis tacones bajos de color gris se deslizan de largo haciendo que caiga rodando hasta el primer piso. Ahora entiendo porque mi abuela quiere quitar las escaleras. Son un arma de doble filo. Tomo asiento regada en el piso nada más llegar y me sostengo del hombro de mi Neythan quien sacude sus manos delante de mí mientras yo finjo un evidente mareo. Tampoco puedo pararme de la nada y decir que estoy bien, eso sería un tanto sospechoso. >>—¡¿Kayla, estás bien?! —sus manos sacuden mis hombros y yo evito la sonrisa que se me quiere formar por lo preocupado que está por mí. Creo que ya sé de qué manera llamaré su atención. —¡Ay! Me duele, me duele mucho —me quejo guindando mis manos en su cuello y disimuladamente aspiro su aroma como si no hubiese un mañana. —¿Dónde? ¡Ashhhh! —suelta su maleta —¿es que aquí nunca hay nadie precisamente cuando alguien se golpea? —me levanta en peso y yo recuesto mi cara de su pecho mientras siento la energía de mi abuela escondida en el tercer piso. Link - Kayla, espero que sepas lo que estás haciendo... Madre, quédate allá, no me arruines mi actuación, por fis. Cambio y fuera. Ay, estos niños solo saben darme dolores de cabeza. Cierra el link conmigo luego de decir su oración y me enfoco en lo que está pasando a mi alrededor. —Kayla, ¿me dirás donde queda tu habitación o a algún lugar donde haya un botiquín para poder tratarte donde te duele? —sus ojos celeste cielo, casi blancos observan con atención los míos y señaló el pasillo que da al baño de invitados del primer piso. Todavía no te pienso llevar a mi cuarto. No te pases, soy una señorita aún. —Por ahí, mi bello caballero, por ahí está el baño donde encontrarás el botiquín para tu amada princesa —me pongo una de las manos en la frente y cierro los ojos por un par de segundos. Neythan me ve sin entender lo que digo, pero remoja sus labios y sonríe mostrándome su sonrisa colgate. Ah, creo que me enamoré por segunda vez. —Nunca creí que el caerse de unas escaleras podría dejar a una persona en un estado caótico, pero, para todo hay una primera vez, ¿no? —giña encaminandose al baño y yo escondo la cara en su camisa negra para que no note lo roja que me estoy poniendo con ese simple gesto. Me mató. Este chico ya me mató, lo confirmo.
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